Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.
No fue Colón el que originalmente figuraba en esta frase sino el florentino Filippo Brunelleschi (1377-1446), constructor de la monumental cúpula de Santa María dei Fiore. Así consta en el relato del historiador Giorgio Vasari, cuyo libro sobre los artistas del Renacimiento explica cómo y porqué Filippo empleó un huevo en su argumentación. La cúpula de Santa María presentaba tantas dificultades que muchos maestros la dieron por imposible. No así Brunelleschi, quien en una reunión con sus competidores se comprometió a realizarla. Cuando le pidieron ver su maqueta, Filippo se negó. Tomó en cambio un huevo y propuso que la obra se ajudicase a quien fuera capaz de pararlo sobre la mesa. Fracasaron todos. El. entonces golpeó suavemente la punta de huevo y, al aplastarlo, éste se mantuvo firme. La protesta fue unánime: cualquiera podía hacer algo tan simple. Con una sonrisa, Brunelleschi replicó que su idea era también simple y que, si la revelaba, todos podrían llevarla a cabo. Las soluciones obvias suelen resultar las que menos se advierten, significa el célebre dicho. El arquitecto fiorentino reemplaza aquí al almirante genovés. Y lo único de la frase que queda en pie es "el huevo"... de Brunelleschi.
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