martes, 31 de agosto de 2010

El mito del viento de cola


Trascendente nota de los economistas, y amigos, Enrique Aschieri y Demián Dalle para desenmascarar los argumentos acerca del "viento de cola" como factor de crecimiento, y otras mentiras neoliberales, repetidas por supuestos representantes del pueblo acerca del papel del salario en la economía o los terminos de intercambio.

Hablar de “viento de cola” es un lugar común. Según el mito de la popa, la economía argentina creció desde 2003 gracias a los altos precios recibidos por su tradicional oferta exportable de materias primas agropecuarias. Dice incluso ese análisis que la mejora relativa de la distribución del ingreso fue merced al mercado mundial y a pesar de las políticas nacionales. Sin embargo, los datos de la realidad manifiestan exactamente lo opuesto: el crecimiento conseguido fue pese al mercado mundial y gracias a las decisiones políticas.

El punto requiere considerar el papel de los términos del intercambio con relación al desarrollo. El mundo se caracteriza por capitales en movimiento y gente inmóvil, por salarios altos en el centro y bajos en la periferia. Los salarios no se igualan y la ganancia sí. Esto deriva en una transferencia unilateral de valor -escondida en los precios internacionales- desde los países de bajos salarios hacia los países de altos salarios.

¿La transferencia de valor alienta y bloquea el desarrollo económico de unos de y otros? Ni lo uno ni lo otro. La transferencia no puede por sí misma detener o alentar el desarrollo por la muy sencilla razón de que la ganancia generada por un aumento de los salarios es absorbida por el consumo de los trabajadores. Y la pérdida, entonces, tampoco puede frenar el desarrollo porque resulta en una disminución del consumo de los trabajadores. Mucho menos aún cuando se trata de la renta de los recursos naturales.

La inversión se imbrica con la ganancia y no con los salarios. No obstante, la misma variación de salarios que opera sobre los términos de intercambio y provoca las transferencias de valor obra en paralelo sobre el ritmo de desarrollo, pero directamente y sin pasar por los términos de intercambio. La aceleración o retardo del desarrollo no son efecto de la desigualdad del comercio exterior sino que son efectos de la primera causa común: la disparidad de los salarios.

En los hechos, la exigüidad del mercado impide la llegada de capitales extranjeros a los países de bajos salarios e impulsa a los empresarios nacionales a expatriar capital. Capitales escasos acentúan la presión bajista sobre los salarios, lo que a su vez deja más exangües las oportunidades de inversión. Círculo vicioso: los bajos salarios ahuyentan a las máquinas y la falta de máquinas bloquea el aumento de los salarios.

Sólo una acción deliberada del Estado, por fuera de la rentabilidad de la empresa privada, puede romper el círculo y hacer que se instalen las máquinas. ¿Por qué el Estado y por qué no el empresario privado? Porque el empresario sólo ve el precio inmediato. El Estado, en la medida que exprese adecuadamente el interés social, toma en cuenta los precios a los que se quiere llegar. Y esto no tiene nada que ver con un “Estado empresario”.

¿Qué pasa cuando el Estado no expresa cabalmente el interés social? La experiencia mundial es aleccionadora. Al menos en las últimas tres décadas la desigualdad global ha sido explicada en términos de crecimiento económico, cambios demográficos, problemas con la democracia, dualismo. Estos enfoques ignoran que el diferencial de desarrollo entre las naciones está relacionado con, o tiene efectos sobre la distribución del ingreso en el interior de un país periférico.

Pero los datos confirman que si la periferia crece -producto, como ahora, de los altos precios internacionales- lo hace a costa de aumentar la desigualdad interna en los países que la conforman. Así, la desigualdad global impulsa la desigualdad entre las personas de un país o de los países pobres y hace crecer desigualmente a los países. El sistema global actúa como totalidad.

Esto quiere decir, nada más y nada menos, que en el caso argentino fue la mano visible del timonel la que corrigió a favor el rumbo de una tendencia mundial en contra. El viento de cola nos hubiera dejado en el desierto. Que éste tenga yuyos ricos y vaquitas gordas en lugar de arena, beduinos, camellos y mucho petróleo es apenas un detalle.

domingo, 29 de agosto de 2010

"A la ocasión la pintan calva"


Todos los domingos nos proponemos hacerles llegar a nuestros amigos citas del libro Tres mil Historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar, y hoy casi inhallable. Curiosas, soprendentes, y en todo caso esclarecedoras, siempre aportan.

"La idea de que hay que estar muy atento para aprovechar una oportunidad se hallaba muy presente en el espíritu de los griegos, quienes hicieron de la Ocasión una diosa y la consideraron hija de Zeus. Idéntica importancia le asignaron los romanos. En sus estatuas la representaban con pequeñas alas en los pies, señal de que en cuanto nos descuidamos alza vuelo. Aparece, además, parada sobre una rueda para indicar que está sujeta a los traspiés del azar. Pero lo más característico es el cabello: mientras un abundante mechón le enmarca la cara, es calva por detrás, desde la coronilla hasta la nuca. De allí proviene el dicho. Un modo decodar que, cuando la ocasión se presenta, hay que agarrarla por los pelos y ya mismo. Porque ¿quien le echa mano a una calvicie que se escapa?".

jueves, 26 de agosto de 2010

El fin del principio


BAE titula centralmente que “La inversión en bienes de capital creció 47% en el segundo trimestre”, basado en datos de un informe de coyuntura del Palacio de Hacienda respecto a la conformación de la inversión, en lo que va del año. Al respecto, rodeados de falsedades verdaderas y verdaderas falsedades recomiendo esta corta, pero contundente, nota de los economistas Enrique Aschieri y Damian Dalle.

Las cifras proyectadas de aumento de la inversión para el segundo semestre implican aumento de las importaciones, lo cual amenazaría la balanza comercial positiva. Esto remite a un par de asertos infundados y persistentes. Uno, el fin de la sustitución de importaciones (ISI). El otro, que las inversiones estaban estancadas, pese a las buenas perspectivas, porque los empresarios tanto temen la falta de "seguridad jurídica" como añoran el desaparecido "clima de negocios". Tales oximorones, no alcanzan a ser desmentidos por la realidad de un crecimiento del producto que ya varias veces se corrigió al alza.

Pese al amaño de esas dos falacias -que además esconden un sesgo marcadamente gorila contra los derechos de los trabajadores: más de estos, menos de ambas- algún agua recogieron para su molino dado que las inversiones están avanzando pero no de manera suficiente. Entonces dicen que eso sucede porque los empresarios prefieren importar en lugar de invertir, dados las melancolías y miedos reseñados.

La causa real: después de años de apertura librecambista a la violeta, pese a las señales en la dirección contraria de la política en marcha, hay una miríada de escaldados con leche. A la par, un empresario va invertir si ve mercado, y en un proceso de ascenso desde el fondo del pozo, ese mercado aparece primero abastecido con importaciones. Manteniendo el rumbo y profundizándolo, se diría que son tensiones normales del ajuste, pero esta vez hacia arriba.

Los que decían que la ISI estaba agotada, referían que las importaciones eran bajas, pero omitían que lo eran porque la Argentina estaba estructuralmente estancada. Al emprender el crecimiento sale a la luz todo el largo camino que tiene por delante la sustitución de importaciones.
Esto señala el fin del principio de una etapa.

martes, 24 de agosto de 2010

Internet está en peligro


De estos peligros para Internet y la libertad de expresión no hablan los medios concentrados de poder. Roberto Guareschi aporta una advertencia preocupante.

La libertad de internet está en juego. Me apuro a decir que este artículo no se refiere al zafarrancho del Poder Ejecutivo con Cablevisión. Se refiere a la organizada ofensiva que las proveedoras de internet han lanzado en EE.UU. para terminar con la internet que conocemos: libre e igual para todos. Lo que se resuelva en EE.UU. influirá acá y en casi todo el mundo.

Esa ofensiva propone darles a las grandes corporaciones de la comunicación la potestad de rechazar ciertos contenidos, darles paso a otros y cobrar precios diferenciales. En suma, crear una internet especial, veloz y cara que de hecho define a otra barata y pobre. Imaginen algo parecido a la TV por cable con paquetes premium y paquetes anémicos.

No es una campaña cualquiera. Tiene la fuerza de convicción de miles de millones de dólares y el apoyo de Google, hasta antes de ayer principal adalid de la internet libre, hoy aliada con Verizon, operadora de cable y proveedora de internet en EE.UU. Ambas acaban de difundir una propuesta a los legisladores.

Internet nació libre y se mantuvo así hasta ahora. Era la primera gran revolución cultural desde la invención de la imprenta. Porque era libre, llevó más lejos la difusión del conocimiento, la capacidad de conectarnos instantáneamente sin intermediarios. Esa libertad e igualdad (la llamada “neutralidad“) permite aún hoy que todo lo transportado por internet tenga igual tratamiento, no importa si lo emite una gran empresa, un gobierno o un individuo. Por eso internet se ha convertido en una de las tramas esenciales de la vida y lo será cada vez más porque todos los medios convergerán en internet.

Valiosísimo territorio. Por eso, precisamente, se abrió ahora este campo de batalla. Google y Verizon se esforzaron por disimular su uso abusivo de una posición de poder. Sostienen que su propuesta a los legisladores se limita a la internet móvil. Un disimulo sin patas: casi todo será móvil en pocos años. Unos viajarán en primera y otros en segunda, tercera, etc. A los más pobres se les hará cada vez más difícil subir.

Algunos especialistas dicen que internet no tiene por qué tener un status diferente del de otros servicios públicos (hay telefonía, tv por cable, salud, de distintos precios). Pero en EE.UU. sólo una pequeña parte de la la población puede elegir entre más de dos prestadoras de servicios de internet.

De todos modos, aunque hubiera una efectiva competencia que diera libertad de elección e impidiera la fijación de precios, me inclino por una internet libre y “neutral“, aquella que ya ha dado voz e influencia a movimientos sociales, a minorías, la misma que está dando nacimiento a nuevas formas de producción de contenidos y de riquezas. No digo que la lucha por el poder se resuelve en los medios. Los medios son una herramienta muy valiosa en esa lucha que se define en otros ámbitos: en la economía, sobre todo. No creo que internet sea el gran nivelador. Los que más tienen, más pueden, también en internet. Pero, para quienes menos poder tienen, es una herramienta para pelear por esa nivelación.

Creo que la mayoría de los legisladores estadounidenses se pondrá a favor de esta ofensiva. Los empuja la vitalidad y, en algunos casos, el dinero de las grandes corporaciones. Es aleccionador ver ese dinamismo intacto después del golpazo que las corporaciones financieras le dieron al mundo con su imprevisión y su angurria (las hipotecas basura).

Este avance por la conquista y parcelización de internet es un avance sobre la libertad de expresión. Por eso, también es una amenaza al periodismo que queremos construir. El acceso a internet debe ser considerado un derecho humano, como ya se ha dicho. Si Google y Verizon se imponen, podrán decidir qué información reciben los usuarios y cuál no. Google y las prestadoras no estan solas; las acompañan corporaciones relacionadas con ellas, los grandes bancos, entre otras. El futuro de internet está en las manos de los legisladores estadounidenses. Y en los brazos forzudos de las grandes corporaciones mundiales; un desenlace que les ponga limite sería una revolución.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Un recuerdo para Abraham Isaías Kohan


Con gran dolor me entero del fallecimiento, pocos días atrás del "Dr. Kohan", personaje casi mitológico al que su hijo, Néstor Kohan, con previsible prudencia, rinde homenaje en esta nota. Si se pusieran nombre y apellidos --se algunos, pero no me corresponde a mí hacerlo-- a los hombres y mujeres de la izquierda latinoamericana que cita en general la nota, a los que ayudó sin medir riesgos, en muchos casos salvando su vida, tendríamos una galeria de mucho de los más grandes heroes de este pais y la patria grande continental. Mi homenaje, y el carino de toda mi familia.

Y un día el fuego devoró su fuego.

Ahora sus cenizas igual que las de Shelley

discurrirán en los sitios remotos

donde no está el olvido

Raúl González Tuñón: Demanda contra el olvido

Otras veces, cuando han fallecido amigos y compañeros (José Luis Mangieri, Celia Hart, Antonio Alac, Pablo Kilberg, Kiva Maidanik, etc) traté de despedirlos y recordarlos mediante la escritura. (Quizás la escritura sea otra manera de combatir la muerte, de espantar el olvido, de ir tejiendo día a día la memoria que nos mantiene vivos y consolida nuestra identidad). Sus vidas fueron significativas no sólo para ellos o para su pequeño entorno familiar sino para mucha gente.

¿Por qué no hacerlo ahora con mi viejo?

Después de un cáncer de pulmón que se transformó en metástasis, enfermedad contra la que luchó y que lo consumió en un año y cuatro meses desde que se la detectaron, falleció Abraham Isaías Kohan (1933-2010). Traté de condensar pasajes de su historia de vida política en el documental Sangre Roja. Memorias de un médico comunista, un video de «La Rosa Blindada». Allí él mismo recorre y recuerda medio siglo de militancia acompañado por testimonios de algunos compañeros y compañeras de lucha (PC, PRT). Y de materiales históricos de archivo. Para quienes no hayan visto ese video documental, estas breves líneas.

Mi viejo nació en una familia de humildes inmigrantes judíos. Su papá (Wolf) austríaco, su mamá (Sofía) ucraniana. Gran parte de su (mi) familia fue torturada, vejada y asesinada en Austria por los genocidas nazis.

A despecho de la tan difundida y nefasta leyenda que siempre habla de que supuestamente, por definición, “todos los judíos son ricos” (mito antisemita machacado por los mismos sectores reaccionarios que desprecian a los negros, a los homosexuales, a los inmigrantes latinoamericanos pobres, etc. y erróneamente asumido como si fuera un punto de vista “progre” por algún que otro lumpen despolitizado e ignorante), Abraham Kohan tuvo una niñez judía con muchas carencias, necesidades y padecimientos materiales. Habitó pensiones y no tuvo vivienda fija. Para decirlo de manera simple: de niño pasó hambre. Literalmente hambre. (Siempre recordaba su infancia diciendo: “nunca tuve un juguete, ni una radio ni nada. Mi hermano Enrique me llevaba comida al colegio nocturno, muchas veces me pasaba todo el día sin comer”). Resabios y tristes recuerdos que nunca terminó de superar. Hasta sus últimos días se abalanzaba sobre la comida con desesperación a la hora de almorzar o cenar. Sus hijos le hacíamos bromas cariñosas diciéndole “Así Mirta Legrand nunca te va a invitar a sus distinguidos almuerzos”. Trabajó desde la escuela primaria y cursó toda la secundaria en Montevideo estudiando de noche, dedicando las principales horas del día a trabajar como repartidor de mercaderías en tiendas. En los tiempos universitarios, ya de regreso en Buenos Aires, estudiaba con libros prestados. Siempre recordaba que no los podía comprar. Rendía materias de medicina después que sus amigos para así poder usar la bibliografía y los apuntes que ellos le pasaban y prestaban.

A pesar de esos obstáculos de clase y origen terminó el doctorado en medicina (habitualmente afirmaba con sonrisa burlona que muchos se llaman “doctores” para darse importancia social sin haber realizado ninguna tesis científica). Llegó a presidir la Asociación Argentina de Hemoterapia e Inmunohematología y a dirigir el Servicio de Hemoterapia del Hospital de Clínicas, dependiente de la UBA. Nunca estuvo en la dirección del hospital por decisión propia, para no tener que transigir y agachar la cabeza con el poder ni tener que administrar de manera miserable la falta de insumos y el ahogo presupuestario que por lo menos desde 1966 viene aplastando a ese hospital-escuela. Fue uno de los especialistas que redactó en 1992 los protocolos y normas generales de medicina transfusional que habitualmente se utilizan en Argentina.

Sin embargo, aun habiendo llegado a ese nivel científico, vivió hasta su último día vendiendo su fuerza de trabajo y su capacidad científica a cambio de un salario. Otros científicos de su nivel en la especialidad se dedicaron a amasar fortunas, gestionar sus clínicas privadas y, en definitiva, a hacer dinero sin importarles las personas. Abraham Kohan, por el contrario, dedicó casi medio siglo al Hospital de Clínicas, institución pública y gratuita dependiente de la universidad pública y estatal. Quiso tanto y amó tanto al hospital y a la medicina que a veces tenía actos fallidos y decía “voy a casa” para referirse al hospital. Ayudó y sanó a tanta gente que muchos chicos de Buenos Aires y del interior, fueron bautizados al nacer como “Abraham” o “Isaías” (¡pobres pibes con esos nombres bíblicos...!) en agradecimiento a quien los salvó. Los papás le mandaban después las fotos de sus hijos a medida que iban creciendo. Tenía una carpeta que guardaba con mucho cariño con todas esas fotografías dedicadas y cartas.

En política comenzó militando de adolescente en Montevideo, Uruguay (donde vivió casi hasta los 20 años) en el grupo judío socialista Hashomer Hatzair (que significa «La joven guardia»). El mismo grupo uruguayo donde se formó uno de los comandantes del MLN-Tupamaros Jorge Zabalza. Ese nucleamiento intentaba sintetizar de manera internacionalista judaísmo y comunismo, defendiendo la idea de los Kibbutzim (cooperativas colectivistas con distribución rotativa del trabajo e igualdad completa entre hombres y mujeres). Lejos de Uruguay y Argentina, allá en Europa, Leopold Trepper (conocido por los nazis como “el gran jefe” según relata el libro La orquesta roja de Gilles Perrault) y otros entrañables compañeros comunistas que dirigieron la inteligencia clandestina que derrotó a la elite de la GESTAPO e hirió de muerte durante la segunda guerra mundial a 200.000 soldados nazis, también se iniciaron... en Hashomer Hatzair.

Al regresar a la Argentina, Abraham Kohan se incorporó a las juventudes comunistas. Militó en el PC más de cuatro décadas. En el video documental Sangre roja él mismo rememora sus vínculos y relaciones con diversos militantes del campo popular, desde trabajadores anónimos (albañiles, linotipistas, ferroviarios, cocineros, empleados de obras sanitarias, etc) que compartieron la militancia en célula en el barrio de Retiro hasta dirigentes políticos más conocidos como Ernesto Giudici (pensador que escribió numerosos libros de teoría marxista) o sindicalistas clasistas como Agustín Tosco (máximo dirigente del cordobazo) y Antonio Alac (principal dirigente del choconazo), entre otros y otras.

Sin dejar de ser un afiliado y un militante del Partido Comunista, durante los años del lopezrreguismo y la dictadura militar de Videla y Massera, Abraham Kohan colaboró y ayudó al PRT-ERP a través de médicos amigos suyos que militaban en la insurgencia. Nunca tuvo pose de «héroe» de las películas, su estilo era ejercer y practicar la solidaridad cotidiana, hablando bajito y sin hacer grandes alardes. Casi como «distraído», mientras sonreía y conversaba de cualquier tema. Y si de películas se tratara, se parecía más a un personaje charleta de Woody Allen que a los musculosos agentes de la CIA, la trilogía Born o MISIÓN IMPOSIBLE.

Una compañera del PRT amiga suya me contó, fuera de cámara mientras la filmaba, que cuando le pidió ayuda y colaboración para heridos del ERP... “tu viejo no se hizo el poderoso ni el valiente, simplemente me dijo «quedate tranquila, yo los voy a ayudar»”. Y cumplió de manera sistemática y continuada. Hizo lo que le pidieron no un fin de semana aislado, sino durante dos años aproximadamente. Así de sencillo. Ese gesto aparentemente microscópico pero de enorme significación política que tuvo con la insurgencia guevarista sintetiza, me parece, su visión del mundo y su posición ante la vida, ante los amigos, ante los compañeros. Por eso lo quería y lo quiere tanta gente. Dudó mucho en contar esa colaboración con el PRT-ERP, según me confesó ya internado para morir, “para no perjudicar” (palabras textuales) a los médicos que lo sucederían en el hospital. “Lo que pasa”, me explicaba desde la cama en la que estaba postrado, “es que los que dirigen la medicina son muy gorilas, muy fachos... no lo van a perdonar y se lo van a intentar cobrar con alguien”. Ya cerca de cruzar el límite seguía preocupado por los demás... ¡por hechos que sucedieron hace cuatro décadas!

Durante aquellos tiempos agitados y crueles de los años 70 también alojó y dio refugio en su vivienda de la provincia de Buenos Aires, donde vivía, a militantes clandestinos de la resistencia chilena que venían huyendo del golpe fascista de la CIA y Pinochet.

En 1976 comenzaron las amenazas de muerte (si no tengo mal entendido, incluso antes del golpe). Lo llamaban a todos sus trabajos, a su casa. Lo tenían fichado. Tuvo que salir huyendo de su casa y esconderse. Hasta el final, ya cerca de la muerte, cuando lo filmé ocultó donde se refugió cuatro décadas atrás... ¡para no comprometer a sus amigos! Si hay que decirlo con tres palabras, era un buen tipo. Con sus aciertos y sus errores, era fundamentalmente un buen tipo.

En esa época tuvo conflictos con su organización, el Partido Comunista (lo amenazaron con expulsarlo dos veces) porque Abraham Kohan cuestionaba la dictadura feroz de Videla, Harguindeguy y otros matarifes de cuarta categoría, perros guardianes de los grandes empresarios. En el video él mismo lo recuerda. A pesar de esos conflictos, él siguió siendo hasta el final un comunista. Nunca renegó. Despreciaba profundamente a los conversos, a los renegados, a los arrepentidos. Tuvo muchas decepciones pero hasta el último día creyó que el capitalismo y el mercado —absolutamente irracionales, egoístas y deshumanizados— no eran la solución para la gente. Siempre daba ejemplos cotidianos de la medicina, su propio campo. Había que apostar más allá del capitalismo. De viejo repetía la frase “es muy difícil cambiar la sociedad, y sobre todo cambiar a la gente, yo no lo voy a ver”. Estaba un poco triste. Pero nunca renegó. “Lo importante es reivindicar”, repetía hasta el cansancio...

Terminada la dictadura militar, viajó años más tarde a conocer la medicina socializada de la Revolución Cubana. Se solidarizó también con varios representantes de la izquierda latinoamericana que siempre atendía en forma gratuita (sin preguntar nombres ni documentos...).

El último libro donde escribió, ya a finales de la enfermedad, fue una compilación-homenaje al médico Luis Agote que descubrió el uso del citrato de sodio como anticoagulante por primera vez en el mundo permitiendo la transfusión de sangre extracorpórea. Abraham hizo la compilación y redactó la presentación editorial. Le llevaron el libro ya salido de imprenta cuando estaba internado pero no llegó a verlo. Se lo mostramos para que se ponga contento pero ya no podía hablar ni leer.

Uno de los últimos libros que llegó a leer antes de morir fue sobre el conflicto israelí-palestino de Pedro Brieger, a quien siempre miraba en la televisión junto con Hinde Pomeraniec.

Aun siendo un lector voraz (de medicina, de política) lo que más le agradaba era la oralidad, la conversación y el contacto directo con la gente. Era un conversador incansable, desordenado (a veces caótico) y muy querible.

El maestro Hegel escribía hace mucho tiempo que el deseo específicamente humano que define a nuestra especie es el de reconocimiento por parte de los iguales. Es muy probable que mi viejo haya alcanzado esa satisfacción al percibir todo el cariño y el afecto que lo rodeó hasta su último día (hoy, viernes 13 de agosto de 2010). Por suerte lo pudimos acompañar juntos con mi hermano Gustavo (de quien siempre estaba muy orgulloso, ya que siguió sus mismos pasos, también en la medicina) y su novia Mariana. Hasta el último minuto. Esos afectos no sólo fueron nuestros, familiares, del círculo más íntimo. Permanentemente lo llamaban (incluso cuando él ya no podía hablar), lo querían ver o directamente desfilaban los personajes más disímiles (desde médicos y trabajadores de diversos hospitales, hasta viejos militantes, antiguos pacientes, amigos de todos lados, etc), siempre intentando llevarle y mostrarle el reconocimiento por la generosidad y la solidaridad que él tantas veces brindó a los demás a lo largo de toda su vida.

Los restos de mi viejo serán cremados mañana en el cementerio de la Chacarita, sábado 14 de agosto, a las 9.30 h. Pero la verdad es que el ser humano vivo, el sujeto, la persona que nosotros queremos, no está ahí, sino en los recuerdos, el cariño, el amor, las sonrisas, los afectos, el ejemplo, la ética, la historia y fundamentalmente la continuidad de una manera de pensar, de vivir y de actuar todos los días que ojalá se prolongue en las generaciones posteriores.

PD: Mientras estaba vivo, le dediqué tres de los libros que escribí. En el último puse la siguiente dedicatoria: “Dedico esta investigación a mi padre, Abraham Isaías Kohan, porque me enseñó y me inculcó desde muy chico, en la vida cotidiana, a “tener conducta” (según sus palabras), a ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace, a no transar, a no negociar con los principios, a priorizar siempre los valores de la ética comunista (la solidaridad, la generosidad, la amistad, la lealtad, el compañerismo, el estímulo moral, el hacer lo que se debe sin medir ni calcular) por sobre la mugre del dinero, el interés mezquino y material, “lo que conviene”, el respeto a lo establecido, el cálculo egoísta, el acomodo personal. ¿Esa ética no es acaso el corazón del marxismo y el antídoto frente a tanta mediocridad?

martes, 17 de agosto de 2010

¿Por qué atacan a Mercedes Marcó del Pont?


Fundamental nota de Alfredo Zaiat, titulada "Lobby feroz", para entender porque el ataque del establishment a la titular del BCRA, Mercedes Marcó del Pont.

En la introducción protocolar de su discurso en el acto por el 156º aniversario de la institución, el titular de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, dio la bienvenida a la presidenta de la Nación, a autoridades de los otros dos poderes de la república, a ministros del Ejecutivo, a embajadores, a representantes de las provincias y municipios y a los invitados y socios en general. Se olvidó o ignoró la figura, sentada visiblemente a pocos metros del atril, de la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. Esa llamativa descortesía de hombres de negocios fue la primera expresión pública de la resistencia que la city concentra en la primera mujer que ocupa la poltrona principal de la entidad monetaria, además con visión heterodoxa de la economía. Le adjudican la responsabilidad de haber frenado el proyecto que financistas y áreas de Economía habían elaborado para eliminar la restricción al ingreso de capitales especulativos. Subestimaron a Cristina Fernández de Kirchner, quien fue contundente en su discurso en la Bolsa: los mandó al psiquiatra a los promotores de esa iniciativa. Desde entonces, corrientes conservadoras han intensificado observaciones críticas hacia la gestión de Marcó del Pont.

En días previos a ese festejo bursátil de hace un mes, Gabbi había sugerido que el Gobierno estaba estudiando dejar sin efecto el encaje (inmovilización) por un año del 30 por ciento sobre capitales financieros del exterior que ingresan al mercado local. El diario Ambito Financiero anunció en tapa que Economía tenía en carpeta un avanzado proyecto en ese sentido. Se sabe que Marcó del Pont es una economista que a lo largo de su trayectoria ha sostenido la necesidad de controlar el arribo de fondos especulativos, puesto que son potentes perturbadores de la estabilidad macroeconómica. El objetivo de corredores y financistas compartido con Economía quedó trunco. Cristina Fernández de Kirchner decidió mantener esa necesaria restricción en la Cuenta Capital explicándolo en los siguientes términos: “...que las cámaras empresariales que las representan definan claramente cuál es su estrategia porque suena muy inconsistente y casi para el psiquiatra que, por un lado, un sector esté reclamando el levantamiento del encaje y, por otro lado, diaria y cotidianamente se mencione la fuga de capitales como uno de los principales problemas de la política económica del país”.

La banca privada también se ha sumado a la incomodidad de los operadores bursátiles con la actual conducción del BCRA. En algunos casos por transacciones puntuales y en otros por normas generales que intervienen en sus fabulosas ganancias. El Banco Macro, cuyo presidente Jorge Brito es además titular de la cámara de entidades de capital nacional Adeba, se molestó porque el directorio de la autoridad monetaria no apuró la autorización de compra del Banco Privado de Inversiones. Demora que estaba motivada en la actuación de la Unidad de Información Financiera sobre el BPI. La UIF es una dependencia que se ocupa de investigar y combatir negocios sospechados de lavado de dinero. En términos generales, los banqueros están disgustados con Marcó del Pont porque los orienta a emprender una política de prestar al sector productivo. Los ha invitado a trabajar con más entusiasmo en uno de los servicios donde muestran más deficiencias.

Una de las herramientas que tiene a disposición el Banco Central para encaminar al sistema hacia el financiamiento de la actividad productiva son los encajes (porcentaje del dinero de los depósitos que deben inmovilizar). En borrador, en trabajos a nivel técnico se esbozó la idea de subir los encajes de los depósitos a la vista y bajar los de plazos fijos. Las primeras colocaciones se realizan a tasas cercanas a cero y hoy concentran casi el 60 por ciento del total de los depósitos. Con ese dinero los bancos financian saldos de corto plazo (tarjetas, descuento de documentos) a tasas altísimas con un costo de fondeo de casi cero. Ese cómodo esquema financiero explica gran parte de las fabulosas ganancias que contabilizan los bancos (ver el suplemento Cash de esta edición). En espacios técnicos del Central se estudió entonces la posibilidad de bajar los encajes de plazo fijo y subir los de colocaciones a la vista, para de esa forma alentar los primeros depósitos y así incentivar créditos a mediano plazo. Si bien es cierto que un eventual traspaso de depósitos de caja de ahorro y cuenta corriente a plazos facilitaría el cumplimiento del programa monetario (los plazos fijos no se computan en el M2), con esa medida los bancos perderían rentabilidad. Por ese motivo arremetieron contra una iniciativa que ni había llegado a ser tratada por el directorio del instituto emisor, lo que revela los aún aceitados canales de comunicación que persisten en área del Central con despachos importantes de la city. El argumento esgrimido fue que con ese plan Marcó del Pont quería enfriar la economía, instancia que para el kirchnerismo es considerada una herejía.

Esa intención se descubre muy burda de acuerdo con los antecedentes de la presidente del BC, de quien se sabe que no es partidaria de frenar la demanda. En estos meses está lidiando con el Programa Monetario 2010 diseñado por el entonces presidente del Banco Central Martín Redrado, quien lo proyectó con un crecimiento del PIB de apenas el 2,5 por ciento. Hoy la estimación más prudente de avance de la economía es de 7,0 por ciento, lo que implica que la expansión de dinero debería acompañar ese ritmo, pero la actual conducción está bajo presión por las fallidas proyecciones iniciales de Redrado. Por ese motivo se intensificaron las observaciones críticas en medios conservadores respecto de que no se podrá cumplir con ese programa, con el objetivo de desgastar la gestión de Marcó del Pont y así acotarle el margen de acción para su continuidad y futuras nominaciones en el directorio, que deben ser presentadas por el Ejecutivo el mes próximo.

Para no tropezar con el lobby feroz de la banca y sus voceros, resulta ilustrativa la última edición de “Coyuntura y Desarrollo” de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo. En ese documento se publicó la nota “Programa Monetario y crédito productivo”. El presidente de FIDE es el economista Héctor Valle y su directora –en uso de licencia– es Mercedes Marcó del Pont. En ese artículo se expresa, precisamente, todo lo opuesto a la intención de enfriar la economía y cuestiona las concepciones monetaristas:

El stock de crédito en la Argentina, apenas superior al 10 por ciento del PIB, es uno de los más bajos entre los países de ingreso medio.

Se trata de un rasgo prácticamente estructural que viene de antaño y que no se ha revertido luego de la caída del régimen de convertibilidad.

La muy líquida plaza financiera local se ha caracterizado en los últimos años por prestar a altas tasas de interés y bajo riesgo.

Uno de los mayores desafíos estructurales de cara al futuro consiste en cambiar ese sesgo y orientar la altísima liquidez de nuestro sistema bancario hacia emprendimientos productivos.

Pero este objetivo puede eventualmente tropezar con ciertos límites que impone la propia lógica de la política monetaria, tal como ésta se viene llevando a cabo durante la postconvertibilidad.

El Programa Monetario del Banco Central se basa en metas cuantitativas de crecimiento de la cantidad de dinero en circulación (M2).

Esa idea –resabio monetarista del último programa con el FMI– es mantener la expansión monetaria bajo control para evitar un desajuste inflacionario por exceso de emisión.

El Programa Monetario 2010, por ejemplo, estableció un rango de variación del M2 con un máximo de 18,9 por ciento interanual y un mínimo de 11,9 por ciento para diciembre de 2010.

Ahora bien, el sostenimiento de la expansión monetaria dentro de estos límites puede resultar contradictorio con el objetivo de expandir el crédito al sector privado.

Conciliar la agenda de mediano plazo –expansión del crédito productivo– con el diseño de una política monetaria que, por naturaleza, se encuentra orientada fundamentalmente al corto plazo, requerirá una revisión de los criterios con que se venía diseñando el Programa Monetario en los últimos años.

Esta notoria convicción heterodoxa de la política monetaria y su vocación de orientar el crédito a sectores productivos de la actual conducción del Banco Central es el principal motivo de incomodidad de los banqueros y sus socios.

viernes, 13 de agosto de 2010

La realidad como obstáculo


Perdon, pero no me pude resistir a esta "costurita" (en la jerga del oficio) del Colo, baluarte de este blog.

Datos públicos y privados muestran de manera fechaciente que la economía ha recuperado el nivel de actividad anterior a la crisis internacional. El crecimiento previsto para este año es de alrededor del 7% del PBI. Esto significa que sobre un producto de u$s 340 mil millones, el 7% son casi u$s 24 mil millones, o u$s 2 mil millones por mes. Esa es la riqueza que el país habrá pruducido entre enero y diciembre de 2010. Además, en el primer semestre las multinacionales batieron el récord de utilidades giradas a sus casas matrices, con más de u$s 2.300 millones. Y el sector automotriz, íntegramente compuesto por grandes empresas extranjeras, está por batir la cifra histórica de producción (600 mil unidades), venta y exportación de vehículos. En este escenario creció el empleo y también el empleo en blanco. Aumentó notoriamente el nivel de escolaridad primaria tras la aplicación de la asignación universal por hijo y se incrementó el consumo.

Ahora bien, estas noticias que alegran a la gente, ¿son buenas también para los grandes medios? Aunque se impone una pregunta previa: ¿son noticia? Para responder esta pregunta basta recorrer las páginas de los principales diarios y tratar de encontrar alguna nota que refleje con objetividad el crecimiento que se ha registrado practicamente en todos los sectores de la economía, incluido el agrícolo-ganadero, ya que este año la cosecha de granos andará cerca de los 100 millones de toneladas.

No pierda el tiempo, lector; no las encontrará. Lo que hallará por todas partes son las malas noticias que todo país tiene: asaltos y robos, asesinatos, tomas de rehenes, salideras bancarias y, sobre todo, las quejas de los empresarios nativos, en particular los del campo, que ya constituyen el cuarto deporte nacional detrás del fútbol, el automovilismo y el básquet. Curiosamente las multinacionales no tienen inseguridades ni quejas. Baten recordes de producción, ganan buen dinero con el que reinvierten y/o giran utilidades a sus casas matrices.

En Estados Unidos un joven desequilibrado mató a 8 de sus ex compañeros de trabajo, pero la prensa norteamericana no le echó la culpa al gobierno de Obama, y eso que estas masacres son habituales en el país del norte. ¿Se imagina, lector, las coberturas que habría hecho la prensa corporativa si aquí hubiera ocurrido una tragedia semejante?

Si la realidad fuera la que reflejan estos medios la Argentina sería un país invivible, pero si lo fuera no continuaría aumentando el turismo extranjero año a año, y no seguirían llegando inmigrantes de los países hermanos. Tampoco crecerían la economía, el empleo y el consumo. Literalmente invivible fueron la Argentina de la dictadura y la de la crisis de principios de siglo, aunque estos mismos medios apoyaron tanto el golpe del 76 como la convertibilidad de los 90. Autocrítica, cero. Definitivamente, la realidad es un obstáculo para los medios de comunicación opositores, que la retuercen, la maquillan, la ocultan, la deforman o la ningunean a voluntad.

Por su influencia intimidatoria, paralizante, siempre listos a defender el proyecto minoritario del que son portavoces, alguien definió a los medios como los tanques del siglo XXI, pero la metáfora no es afortunada porque son de papel. Sin el respaldo de los tanques de verdad, la derecha es apenas un matón de barrio.

sábado, 7 de agosto de 2010

Combatiendo al Capital...más concentrado


Otro aporte del Colo, esta vez para entender un poco mejor los ultimos movimientos de las centrales patronales


Si la oposición es un espacio donde conviven paisanos de varios pueblos, hermanados por una vocación de poder tan lábil que les impide ganar votaciones parlamentarias, ese no es el caso del gremialismo patronal (Unión Industrial Argentina -UIA- y Asociación Empresaria Argentina -AEA), que en las últimas semanas se ha erigido en el estado mayor del capital más concentrado.

Pero la paja no es trigo. Mientras que las multinacionales no le reprochan nada al gobierno porque ganan buen dinero, no tienen ningun problema jurídico y acaban de batir el record semestral de giro de ganancias a sus casas matrices, por valor de u$s 2.725 millones, el gran empresariado nacional reclama un montón de cosas: seguridad jurídica, solidez republicana, previsibilidad en las reglas, garantías para invertir y un largo etcétera. Son los mismos que hace dos décadas apoyaron la convertibilidad que desfondó al país, y que antes respaldaron a la última dictadura, esa que garantizó como nadie la seguridad jurídica, la solidez republicana, etc. Si bien entonces no había ninguna regla y sobraban las garantías para invertir, esos empresarios fugaban capitales. Por aquellos años dos multinacionales del sector automotriz se marcharon de la Argentina.

¿Acaso alguien puede pensar hoy que las retornadas Fiat y General Motors, más Renault, Mercedez Benz, Peugeot, Toyota y Wolkswagen, que están a punto de batir el triple record histórico de producción, venta y exportación anual de automotores, podrían conseguir ese logro en un mar de inseguridad jurídica, de fragilidad democrática, de ausencia de reglas y de falta de garantías?. A otro perro con ese hueso.

Si se recuerda que Arcor --la nave insignia de AEA-- es propiedad de los Pagani, y que esta familia cordobesa creó la Fundación Mediterránea, que fue el trampolín de Domingo Cavallo, entonces es posible ir descubriendo la verdadera naturaleza del reclamo. Súmese que la Mesa de Enlace, entre otros, viene pidiendo reiteradamente una devaluación qué beneficiaría sus bolsillos pero repartiría penurias entre la gran mayoría de la población, y entonces empezará a entenderse qué piden realmente los empresarios cuando reclaman "seguridad", “reglas claras”, “garantías”.

Si se adevierte que Clarín es la segunda empresa más influyente en AEA, y que la tercera es Bagó (industria farmacéutica) es posible entender un poco más. Clarín viene peleando para trabar la aplicación de la ley de medios, que en unos años podrá desarticular la corporación mediática. Bagó respira desconfianza cuando imagina el desembarco de laboratorios chinos especializados en la producción de genéricos en gran escala, cuya llegada a la Argentina permitiría abaratar sensiblemente el costo de los medicamentos, uno de los principales gastos de la salud pública. Y la cultura, que es el más concentrado de los capitales, explica por qué dos obispos influyentes, Bergoglio y Aguer, llamaran poco menos que a la guerra santa contra el matrimonio homosexual. La iglesia está dispuesta a expulsar de sus filas a cualquier sacerdote que respalde esa ley, pero no a Von Wernick, probado torturador, ni a Grassi, acusado de abusar de menores en su fundación Felices los Niños. ¿Acaso una opinión es más grave que un crimen?

Y todavía es posible avanzar otro paso en la comprensión de lo que ocurre. El presidente de la Sociedad Rural tuvo la desfachatez de sacarle ferozmente el cuero al gobierno (como lo hace con sus vacas) y ningunear los evidentes logros de las políticas oficiales en nombre de esa extensión metafísica llamada “el campo”. Biolcatti es el mediocre sacerdote de un dios avaro, cuya religión le impide compartir con el resto del pueblo las ganancias extraordinarias de la soja. En la platea estaban Duhalde, de Narváez y Solá, los precandidatos del peronismo conservador bonaerense, que no le rebatieron ni un solo exabrupto. Y al final aplaudieron. Una foto histórica.

A la derecha argentina le cuesta innovar porque piensa con el bolsillo. Sin embargo se aproxima a una encrucijada difícil de resolver. Cuando el Partido Conservador que defendía sus intereses fue desfondado por la aparición de la Unión Cívica Radical, la oligarquía apeló al golpe de estado para que los centuriones la defendieran de los bárbaros. Lo hizo sistemáticamente entre 1930 y 1983. Cuando el partido militar fue volatizado por la suma de sus crímenes, el establishment, siempre sagaz, descubrió las enormes posibilidades del peronismo conservador, y lo adoptó. Para sorpresa de muchos Ménem fue abrazado por la familia Alsogaray, y para ignominia de todos él abrazó al almirante Rojas. Pero el PC se ha convertido en minoría, tanto que se le hará muy difícil ganar una elección. Ya se sabe que los radicales son poco confiables para el gran capital, que Macri parece estar a punto de caer en un lugar poco mullido y que la señora Carrió sigue haciendo lo posible para que nadie la elija. Y si obtiene un respetable porcentaje de los votos nacionales, es impredecible lo que decidirá Pino Solanas (y sus electores) en una eventual segunda vuelta. Así las cosas, ¿qué hacer? La compleja respuesta a este interrogante está poniendo nerviosa a mucha gente.

lunes, 2 de agosto de 2010

Joseph Pulitzer y el mito del periodismo independiente


El titular me pertenece, pero los demoledores datos de la biografía de Pulitzer, sus citas textuales, y la reflexion sobre la gran estafa del "periodismo independiente", ayer y hoy, pertenecen a una imperdible nota de los Licenciados en Ciencias de la Comunicación (UBA), Marcelo García y Luis López, coordinadores del Departamento de Comunicación de la Sociedad Internacional para el Desarrollo SID), Argentina.

Criticar el concepto de independencia periodística es tanto un ejercicio de actualidad como de historia. El periodismo puede y supo ser un fin en sí mismo o un medio para algún fin otro. En la pregunta late el corazón del debate que se ha desplegado, carnal, en la Argentina del último año. Pero ese debate dista de ser una excepcionalidad argentina.

En el día a día vernáculo abundan los ejemplos de medios para fines últimos, diferentes o aledaños al deseo de brindar sólo información veraz. Pero también los hay en las más inmaculadas de las historias, aquellas que hacen a las mitologías “universales” que sirven de argumento a quienes ven todo desviado en casa y todo derecho afuera. La última muestra es la nueva biografía de un icono del periodismo moderno: Pulitzer: A Life in Politics, Print and Power (HarperCollins, 2010).

La biografía de James McGrath Morris muestra a un Joseph Pulitzer complejo, mitad editor, mitad político (o viceversa), más ético en su discurso que en su acción, y más modernizador en las formas que en la misión de la profesión. “El World debería ser más poderoso que el Presidente”, se lo lee decir sobre su diario más famoso y, quizás, el más influyente de la historia estadounidense. “Preferimos el poder a las ganancias”, dice en otro pasaje. A su muerte, en 1911, William Hearst –-discípulo y competidor– dijo: “Para Pulitzer, el diario no era sólo una máquina de hacer dinero, sino un instrumento de voluntad y poder”.

Pero según pasan los años, el apellido Pulitzer es sinónimo de periodismo de calidad, tanto como Nobel de premios a las ciencias y a la paz. Pero de la misma forma en que, de no ser por los premios, Alfred Nobel quizá sería recordado hoy como “el comerciante de la muerte” que inventó la dinamita, Joseph Pulitzer estaría menos asociado a una prestigiosa facultad de periodismo (Columbia) y a los premios de excelencia que llevan su apellido que a una forma de hacer periodismo: ésa en la que un diario era apenas un medio para el fin último: hacer política primero y fortuna después.

En tiempos de Pulitzer (1847-1911), periodismo y política eran caras de una misma moneda. Se trataba de intervenir en la vida pública con el objetivo de influir en las políticas del Estado. Y nadie se escandalizaba por eso. El mismo Pulitzer, un inmigrante proveniente del Imperio Austrohúngaro de origen judío, intuía que su ascenso social en el nuevo continente sería a través de la política. Aun como “periodista”, Pulitzer fue electo en dos oportunidades, una por el Partido Republicano y otra por el Partido Demócrata. El periodismo era para Pulitzer, dice el biógrafo, una forma de hacer política por otros medios.

Luego vino el legado, o la construcción del mito. Igual que Nobel, Pulitzer se desvelaba por las líneas que ocuparía en los libros de historia y en los manuales de periodismo. A partir de una disputa sin cuartel entre Pulitzer y Hearst por el control del mercado periodístico neoyorquino, ambos se reputaron como los creadores del periodismo amarillo (o “cloacal”, gutter journalism). Nobel donó 31 millones de coronas suecas de su fortuna armamentística para la instauración de los premios. Pulitzer reservó dos millones de dólares para la creación de la escuela de periodismo y los premios en la Universidad de Columbia. Una cita de Pulitzer es ahora la antorcha que ilumina la misión de Columbia: “Nuestra república y su prensa se elevarán o caerán juntas”. Hearst, que no tuvo esa visión, corrió otra suerte: quedó en la historia como la musa inspiradora del inescrupuloso “Citizen Kane” de Orson Welles.

Las historias hablan del hoy. En Estados Unidos, redescubrir a Pulitzer ayuda a preguntarse por el futuro de los diarios –al menos en formato papel– y por la adaptación del lenguaje periodístico a nuevas realidades sociales y tecnológicas. Hoy Pulitzer twittearía, dice el biógrafo. Pero también lleva a la inevitable comparación entre los Pulitzers de ayer y los Rupert Murdochs de hoy. A la luz de nuestros propios debates –más atrasados o más evolucionados, según se quiera mirar– quizá sea más jugoso que la historia de Pulitzer y su tiempo ayude a recuperar algún dejo de mirada decimonónica para la relación entre el periodismo y la política, así como lo hizo el rescate de la figura de Mariano Moreno en el jubileo del Bicentenario. Y saber –porque muchos lo necesitan para validar sus posiciones– que hasta en la tierra de la primera enmienda se discuten estas cosas. Los mitos, estas cosas.