viernes, 20 de marzo de 2020

Amadeo



    Toda mi vida he sido “bostero”, hincha de Boca como mi padre y mis hermanos.

    Allá por los 60 jugaba en la calle, en los baldíos, en Palermo o en la arena playera, en cualquier espacio conquistado para patear la pelota.

    Siempre al arco.

    Había pocos modelos, pero uno excluyente: Amadeo, y era de River.

    En Boca había un gigante llamado Roma, un gran atajador.

    Pero Amadeo era de otro planeta.

    En épocas de arqueros pegados a la raya, Carrizo era un jugador de campo más, y de los buenos. Impecable para cerrar, casi infalible para cortar por arriba, absolutamente único en el pase rápido, al pie de mediocampistas o delanteros.

    Nadie lo hacía antes de él. Ni en Argentina ni en el mundo.

    Mirándolo jugar -sí, iba a verlo jugar, no había “entrenadores de arqueros" en aquellos años- aprendí todo lo que llegué a saber. Jugué para el Colegio Mariano Moreno en los Intercolegiales de aquellos años y casi -el porqué del casi es otra historia- formo parte de las inferiores de River.

    ¿River? Si. Eran otros tiempos. Otro país. Otro mundo.

    Tiempos -como los actuales- de “cargar” al equipo rival, de “gastarnos” entre los hinchas y las hinchadas, frente a frente en las tribunas, pero con una diferencia difícil de imaginar para los que no los vivieron: cuando un equipo argentino jugaba en el exterior, todos hinchábamos por él.

    Hoy es difícil de creer, pero grité como pocas veces el gol del “Chango” Cárdenas al Celtic de Escocia, en la final Intercontinental de 1967, que ganó Racing; como un año antes sufrí con la derrota de River frente a Peñarol, en la final de la Libertadores en Chile.

    Y no era el único.

    La pequeñez de algunos -incluidos no pocos riverplatenses- responsabilizaron al gran Amadeo de esa derrota (por bajar la pelota con el pecho, supuesta “sobrada” que hoy hace cualquier arquero como parte del juego) con la misma ingratitud y ensañamiento con la que lo responsabilizaron del “desastre” de nuestra selección nacional en el Mundial de Suecia”, en 1958.

    El triunfalismo y el análisis fácil no son novedades de los periodistas deportivos, aunque en esa época los había muy grandes, de fina prosa y contundentes palabras.

    Es bueno recordarlo, cuando seguramente hoy abunde el elogio fácil, realizado con fríos datos de archivo, con ninguna memoria de los dolores que sufrió un grande entre los grandes, parte de la historia de River, pero sobre todo del fútbol argentino y mundial.

    Parte de nuestra propia historia, de quienes en esos años gritábamos goles de nuestro equipo, y de cualquier equipo argentino en tierra extranjera, (casi) con la misma energía con la que como luchábamos contra las dictaduras y por otra Argentina.

viernes, 6 de marzo de 2020

De la dictadura al macartismo y la infamia


    Hace muchos años que renuncié, pero todavía me rebela esa suerte de coronavirus antiPC que infecta a otros compañeros luchadores, y los lleva (repetida y casi obsesivamente) a insultar y difamar a ese partido y desconocer su lucha y heroísmo, ya que errores -y graves- cometieron todas las organizaciones revolucionarias, sin hablar de los partidos tradicionales.

    El “Negro Ponce de León” es un veterano integrante del PRT-ERP, represaliado por la dictadura, a quien respeté e intento seguir respetando pese a nuestras diferencias. Sin embargo, la memoria de mis camaradas martirizados y asesinados me obligó a responder a una nota suya en Facebook, la que intenté realizar con con un respeto que él no ejerció.
    En su muro del 3 de marzo pasado pueden leerse sus posts, y otras opiniones. Las que siguen son mis respuestas en ese mismo sitio y ese mismo día.

Post 1
    Respetado Negro, he leído con tristeza tus opiniones.
    También lamento que te hayan bloqueado: yo conozco tu trayectoria, tu compromiso, aunque hayamos tenido, y tengamos, profundas diferencias. Incluso tuvimos un encuentro contigo y Amílcar Santucho en la sede del Comité Central del Partido Comunista (PC), en los meses previos al XVI Congreso de ese partido, donde vuestra preocupación era que “ustedes (nosotros) no cometan ahora los mismos errores que nosotros cometimos en los 70”.

    Tu afirmación de que Fernando Nadra viajo a Francia con el genocida Videla (¡nada menos!) es totalmente falsa, como falsas son algunas acusaciones de los comentarios que siguieron a tu post, en general fundadas en los lugares comunes que sembró y siembra la derecha y la prensa canalla, pero muchos repiten.

    No voy a responder a cada una de ellas, tampoco a señalar la razón que hay en otras.

    He respondido una por una a las acusaciones -desde la “complicidad” con la dictadura hasta la supuesta “traición” al Che- en muchas notas y reportajes, y también en mi libro Secretos en Rojo. Un militante entre dos siglos, donde valoro el heroísmo de los comunistas en toda su historia, pero remarco lo que considero graves errores. Errores, es bueno señalar, que cometieron todas las organizaciones político militares, y te informo que el PC fue la primera de ellas, aunque no lo admita.

    Con tristeza, entonces, no solo por lo errado de las apreciaciones, sino porque de esta manera se persiste en ahondar en las divisiones del campo popular y estimular resentimientos, mientras el enemigo jamás falla, ni en el tipo de munición ni en la precisión de la mira.

Post 2
    Negro Ponce de León, lo que en mi anterior post era decepción y tristeza por tus falsas acusaciones, a las que respondí con esforzado respeto, se transforma en enojo ante tu ratificación de que “lo que dije lo sostengo”.

    Pese a que hace más de 30 años que renuncié al PC no puedo permitir que lastimes y ensucies la lucha de militantes y dirigentes, muchos de los cuales perdieron la vida, no solo en defensa de sus camaradas, sino de TUS compañeros. Fue el caso, Ponce de León, de la asesinada abogada de la Liga por los Derechos del Hombre (LADH), Teresa Israel, que no fue el único.

    Es infame tu afirmación de que “Fernando Nadra había viajado en una comitiva con el genocida Jorge Rafael Videla a Francia”, y si no fue una equivocación, ya que acabas de ratificarla, de esa manera, caés directamente en una provocación.

    Es una muestra de total ignorancia (en el mejor de los casos, y de mala fe en el peor de ellos) de lo que fue la lucha real durante la dictadura afirmar que el PC no contribuyó a la lucha por los presos, los desaparecidos y por los derechos humanos.

    Equivocado en su lamentable caracterización del régimen, y en muchos casos con absurdas diferenciaciones con otros luchadores por los derechos humanos, el PC y la FJC estuvieron presentes oficialmente en toda la resistencia obrera, estudiantil, barrial, o en la reconstrucción de las juventudes políticas y las iniciativas multipartidarias desde el mismo 25 de marzo de 1976.

    En el caso concreto de los derechos humanos, mucho antes del golpe cofundó la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH); ya en dictadura sus militantes estuvieron desde el inicio de Familiares y Desaparecidos por Razones Políticas, y es en el local de la LADH, fundada en 1937) donde comenzaron a reunirse, al igual que posteriormente lo hicieran las Madres del pañuelo blanco, aún antes de iniciar sus rondas en la Plaza.

    Cuando, en 1979, la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) llegó al país, fueron las investigaciones de la Inteligencia del PC las que permitieron revelar Centros Clandestinos de Detención y transformar el secuestro de la estudiante comunista Inés Ollero en “Caso testigo” que por primera vez prueba la existencia del Terrorismo de Estado en la argentina. De paso, te cuento que la delegación del PC que entregó las pruebas  a la CIDH fue encabezada por Fernando Nadra: este y otros documentos están disponibles en la información oficial de la comisión, y también puedes verificar conductas en los impactantes manuscritos de familiares y dirigentes en la colección de la Biblioteca Nacional, “Cartas de la dictadura”.

    No te detallo los otros frentes en los que peleó oficialmente el PC, y mucho menos la acción de contrainteligencia y contraataque que se desarrolló con los partidos hermanos del Cono Sur para enfrentar la Operación Cóndor. Si escupís tantas barbaridades acerca de sucesos que podrías haber investigado en soledad, es imposible que admitas los hechos casi legendarios en este aspecto.

    Rechazo una comparación de presos y muertos de cada fuerza durante la dictadura, mucho más  -pese a la inocultable diferencia-  a  tratar como números a tus compañeros y mis camaradas, pese a la abrumadora cifra de 1.500 comunistas presos, 500 secuestrados y 150 asesinados, entre ellos muchos miembros de comités regionales y locales, y del propio Comité Central del PC. Los datos duros echan por tierra tu intento de diferenciar las “bases” y “los funcionarios” que, por una vez, vos mismo admitís que contribuyeron a proteger o sacar del país a muchos perseguidos, sin importar su alineamiento.

    Es correcto que recuerdes a “…los desmemoriados que muchos ex militantes del Partido Comunista pasaron a ser militantes del PRT-ERP, de Montoneros, y de otras organizaciones guerrilleras”, pero el mismo esfuerzo deberías emprender vos mismo para no “olvidar”, como vos, el hecho de que muchos miembros del PRT-ERP, incluidos notorios dirigentes y oficiales, se afiliaron al PC con el retorno de la democracia.

    Como te dije en mi anterior post, pese a la tristeza por tus dichos, y ahora el enojo por tu ratificación, no encontrarás en estas líneas ninguna de las muchas críticas que tengo para hacer a los gruesos errores de tu organización, mucho menos usar adjetivos hirientes y despectivos como tú lo haces.

    No fue por nuestros errores que nos castigaron, y no seré yo quien agregue sal a las muchas heridas que la furia del enemigo descargó sobre mis camaradas y los tuyos.