miércoles, 24 de mayo de 2017

Elecciones, unidad electoral, militancia y Poder Popular


   Los intendentes van y vienen. Unas veces son más, otras menos.
   Los gobernadores intentan meter su cuchara.
   El panorama es confuso.
   Queremos creer que se está discutiendo la mejor manera de enfrentar estas elecciones de medio término, como parte de la construcción de una alternativa que frene la expropiación antipopular del macrismo y gane el gobierno en 2019.
   Pero es hora, hace mucho que es hora, que la dirigencia social y política intermedia y toda la militancia que apenas lee o escucha acerca de los encuentros de cúpula por los medios, pongan la impronta, aunque seamos pesimistas que alguien la convoque o escuche, al menos con vista a estas elecciones de octubre.
   “Es lo que hay” dirán algunos, pero entonces eviten agitar livianamente conceptos vitales como “protagonismo popular” o “empoderamiento”. Admitan que –en el mejor de los casos—se impondrá un frente electoral, jamás un centro coordinador de la resistencia y la lucha, el único camino efectivo frente a la brutal ofensiva que soportan trabajadores, productores, industriales y comerciantes.
   ¿Cómo hubieran trascurrido estos 17 meses con un centro político coordinador, asentado en barriadas, casas de estudio, fábricas y lugares de trabajo?
   Creo, me esfuerzo en creer, que es alentador que se busque la “unidad” de peronismo y un gran frente  nacional frente al neoconservadorismo, así sea electoral.
   Sin embargo, esas definiciones generales, que en otras épocas despertaban entusiasmo en mis compañeros, hoy me provocan, nos provocan, justificado escepticismo.
   Ya hemos visto como senadores y diputados que fueron puestos a dedo en las listas, y por el presuntamente mejor “dedo” (varios de ellos funcionarios designados durante las gestiones kirchneristas, y algunos en funciones hasta el traspaso del mando), avalaron con su voto las peores políticas macristas.
   Por eso considero un paso adelante que se plantee la unidad en concreto: alrededor de “diez o doce puntos”, compromiso de honor de los candidatos ante el pueblo.
   Pero, a mi juicio, este paso es insuficiente para producir un avance en las legislativas que, al mismo tiempo, prepare el camino para recuperar el gobierno en 2019, para reparar el daño –nuevamente—causado por las políticas neoliberales, y asumir un curso de firme profundización nacional, popular y latinoamericanista, que para ser tal deberá plantearse una superación total del camino recorrido, con medidas de neto corte anticapitalista, aún dentro de los márgenes de este sistema.
   ¿Por qué es valioso pero insuficiente comprometer programáticamente a los candidatos en un frente electoral amplio, sea con listas de “unidad” o mediante las PASO?
   Por la misma razón que puede explicar, en parte, por qué el macrismo triunfó luego de doce años de un gobierno que, si bien es cierto que no tocó puntos neurálgicos del poder real en la Argentina, mejoró la distribución de la riqueza, recuperó conquistas históricas e incorporo otras nuevas e incluso por encima del “reclamo popular”.
   La unidad debe ser concreta, programática, pero también para la acción.
   Fuera de la fraseología, y las convocatorias al vacío, JAMAS se planteó seriamente en estos años la construcción de una fuerza propia (propia, no de incondicionales) que diera sustento a los avances, los apoyara y defendiera, pero a la vez empujara desde abajo cambios profundos e irreversibles.
   JAMÀS se intentó asentar territorial y sectorialmente el frente nacional, como frente, no como tribus que disputan (y reciben discrecionalmente) su porción de poder, así sea con un sentido popular.
   Muchos esfuerzos y recursos se perdieron en supuestos atajos, o en acuerdos cómodos con quienes, si ya no cruzaron directamente de vereda,  pasaron de la poco digna obsecuencia a críticas convenientemente personalizadas, vacías de reflexión política sobre la incapacidad gubernamental, y la propia, para construir poder popular.
  Ésta acotada y limitada reflexión no pretende ser una crítica de improviso iluminada, mucho menos propone autocríticas televisivas en los medios monopólicos.

   Es, así lo siento, un aporte más de alguien que no dejó un día de embarrarse hasta el cuello en la defensa de todo lo bueno, y resignar mantos protectores, políticos y económicos, aun siendo marginado en más de una oportunidad, para disentir y reclamar “ir por todo”, con el soporte ineludible de la construcción de militancia y poder popular: para defender y empujar a un gobierno, como pudo haber sido, o para resistir las ofensivas antipopulares, como debería ser.

jueves, 11 de mayo de 2017

Mugica-Nadra: el diálogo entre católicos y marxistas


Con la ayuda de Dios estaré dispuesto a dar mi vida por el Evangelio, pero no para defender estructuras capitalistas, aun cuando ellas estén en la Iglesia.
Carlos Mugica, “Dialogo entre católicos y marxistas”, Buenos Aires, 1965.


   Un día como hoy, 11 de mayo de 1974, la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) asesinaba al padre Carlos Mugica.

   Nueve años antes, el 18 de octubre de 1965, con apenas 13 años, sin alcanzar a comprender la trascendencia del momento, mezclado en una multitud que parada colmaba el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, escuchaba dos católicos, uno de ellos un joven  sacerdote de 35 años, entonces casi desconocido, el otro un dirigente universitario; y dos marxistas, uno de ellos mi padre, iniciar formalmente en la Argentina el “Dialogo entre católicos y marxistas”.

   Anoche, todavía conmovido por la marea de pañuelos blancos que desbordó masivamente la Plaza de Mayo para repudiar un nuevo intento de impunidad para los genocidas, comencé a ver en las redes los madrugadores recuerdos del sacerdote-mártir, y acudí a un folleto–hoy casi inhallable—que reproduce aquel dialogo entre Carlos Mugica, Guillermo Tedeschi, Juan Rosales y Fernando Nadra, .

   Es impactante la lectura de aquel diálogo, y por su profundidad y contundencia, irreproducible. Pero elijo algunas frases al azar:

CARLOS MUGICA

Antes de comenzar a leer mi breve contribución, quiero decir que siento una gran emoción de estar aquí junto a todos los que me acompañan, así sea porque sencillamente ni son anticomunistas ni son anticristianos, sino que precisamente están luchando en favor de algo para bien de un mundo nuevo, un mundo que todos queremos cambiar para que cada persona realmente pueda vivir como un ser humano y tenga toda la dignidad que merece, precisamente por ser humano.
La Iglesia vive tiempos de renovación y siente cada vez más la necesidad de abrirse a los hombres, de dialogar con ellos. Está en estado de revolución permanente, en función de un ideal futuro y que ya se está realizando ahora. Iniciado el diálogo con las otras religiones, ha llegado el momento de hacerlo tambièn con los hombres no creyentes, especialmente con aquellos que como nosotros los cristianos, desean un mundo nuevo en que haya verdadera paz y justicia para todos los hombres.
Por eso estamos aquí en esta aventura de intentar algo juntos, católicos y marxistas, sin ocultar nada, sin dejar de lado las profundas diferencias que doctrinariamente nos separan.
(…)
Así como nosotros los cristianos comprendemos ahora los valores del marxismo y reconocemos en ellos elementos entrañables de  nuestro cristianismo que más de una vez hemos ignorado, yo le pido a nuestros amigos  marxistas que con toda honestidad revisen su actitud para con los religiosos como ya lo están haciendo muchos despojados de todo sectarismo en las filas de ustedes.
(…)
Voy a decir algunas palabras que quizá me puedan traer inconvenientes, pro no me importa porque yo quiero servir a la verdad y al Evangelio, como creo que todos los que estamos aquí queremos servir a la verdad, y por eso siento en mi conciencia que tengo que decir que ha llegado el momento de que cortemos con una solidaridad que los hombres de la iglesia repudiamos: la solidaridad con el capitalismo y con cierta concepción de la propiedad privada. Con la ayuda de Dios estaré dispuesto a dar mi vida por el Evangelio, pero no para defender estructuras capitalistas, aun cuando ellas estén en la Iglesia.

Casi inhallable, y con impactante vigencia,  reproduce el
intercambio entre catòlicos (Mugica y Tedeschi)
 y marxistas (Rosales y Nadra)

FERNANDO NADRA

Antes que nada quiero decir, como el Padre Mugica, que siento una profunda emoción.
Tengo dos razones para ello, que quiero exponer previamente: soy, como ustedes, un estudiante, un viejo estudiante si prefieren; he vivido en mis años universitarios las grandes jornadas de la lucha antifascista y ahora me siento cómodo en medio de una juventud tan entusiasta y valerosa; además –como signo de los tiempos—es la primera vez que ocupo la tribuna con amigos católicos, juntos a tantos católicos como los que están aquí, los que, como dijo el Padre Mugica, están dispuestos a tomar en serio el Evangelio y a construir en la tierra ese cielo con el cual tanto han soñado.
(…)
Este mismo diálogo y la lucha en común, por sobre las diferencias, forman parte de un vasto y profundo proceso que se ha reiniciado. Y que tiene sus antecedentes. El Padre Mugica ha citado a Thorez. E hizo bien. Porque el dirigente del Partido Comunista de Francia ya en 1936, formulo la llamada política de “mano tendida”, dirigida a los católicos, con el fin de luchar en común contra el fascismo y la invasión hitleriana.
(…)
Algunos se preguntan si esta unidad, en el diálogo y en la lucha, es solo circunstancial o puede durar mucho tiempo.
Es claro que tenemos un largo período de trabajo en común por delante. Debemos resolver juntos los problemas nacionales, que no son pocos. Debemos contribuir a crear juntos un nuevo tipo de gobierno, auténticamente democrático y popular. Debemos luchar juntos para terminar con la carestía de la vida, la miseria, la súperexplotación, la falta de libertades democráticas para todos; en una palabra debemos poner fin a las lacras sociales de las que habla el Padre Mugica. Juntos tenemos que terminar con la dependencia del imperialismo yanqui,  con las garras asfixiantes del FMI. Es decir, hay mucho que hacer juntos, y todo este trabajo que debemos realizar luchando y dialogando nos ofrece una larga perspectiva de unidad.

Pero, luego, tenemos que construir juntos una sociedad más avanzada y justa, que nosotros llamamos socialismo. Y debemos, entonces, estar unidos. La experiencia nos irá diciendo cuáles son las ideas mejores las que tienen mayor vigencia.

sábado, 6 de mayo de 2017

España: Fernando Nadra en monumental obra sobre los intelectuales y la Guerra Civil


La publicación en nuestro país del volumen “Argentina y la guerra civil española. La voz de los intelectuales”, originalmente editado por Calambur, Madrid,  2012,  forma parte de un colosal proyecto de investigación que, bajo la dirección del profesor británico Niall Binns, prevé la compilación de 19 tomos en los que, mediante la radiografía de los campos literarios de otros tantos países latinoamericanos, se rastreen las resonancias provocadas sobre los mismos por el episodio bélico del 36.

En este volumen puede leerse una breve semblanza de Fernando Nadra, anticipo de la reproducción de un poema de su autoría, escrito a sus apenas veinte años,  y publicado dos años después.

Textual, del libro de Binns:

FERNANDO NADRA
(Tucumán, 1916-Buenos Aires,  1995)

Fernando Nadra llegó a la política en su primera juventud. Encarcelado por primera vez a los 14 años, como dirigente estudiantil en la toma del Colegio Nacional Mitre, sería más tarde presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios de Tucumán y luego presidente de la Federación Universitaria Argentina. En 1938 publicó su libro “Visión de Cumbre”, que incluye “Canto a la mujer ibera”. Nadra se afilió al comunismo en 1939 y seguiría siendo uno de los grandes dirigentes e intelectuales del Partido hasta presentar su renuncia, en medio de una agria polémica, en 1990.
 
Primer libro de poemas de Nadra, que
 incluye el citado "Canto a la mujer ibera"
“Canto a la mujer ibera”
(Claridad, 329,  septiembre de 1938)

Sordos huracanes,
desencadenados,
azotan a España:
Tumulto de un pueblo,
revuelto y airado,
que su voz levanta.

Y el mutismo grave,
que estruja protestas,
filtrando amenazas,
rasga en estampido
de guerra, el estruendo
de las clarinadas.

En la inacabable
serie de eclosiones
que hilvanan la Historia,
la Mujer Hispana,
Que sembrando amores
cubrióse de gloria;
con el dulce gesto
de su alma de madre,
surge en esta brega,
y, entre embates,
recibe el bautismo
de las epopeyas.

Santidad profana
de heroicas doncellas
que una era inauguran,
donde los Derechos
y las Libertadas,
su yugo sacuden.

La sangre de aquellas
mujeres de Arabia,
corre en vuestras venas;
mujer que a la grupa
de su hombre, templaba
su fe en la pelea;

que el tosco mendrugo
para vuestros hijos,
defendéis audaces,
con la misma furia
que el sustento buscan
las hembras salvajes;

que entre los escombros
y los peñascales:
sobre Gudarrama,
vertís vuestra sangre,
rojas poluciones
fecundando España:

que dejando el arma,
bajo el nombre humilde
de hermana enfermera,
lleváis la esperanza,
para aquellos ojos
que la muerte ciega.

Para aquellos ojos
de padre o de hermano:
de novio; así fueran
de un desconocido;
pero siempre un héroe
de la España Nueva.

Mujer española,
“llena eres de gracia”,
de gloria eres llena;
libertad eterna
reclama tu sangre
tiñendo la tierra.

Mujer española,
“llena eres de gracia”,
de gloria eres llena;
contrae el mañana,
con tus sacrificios,
impagable deuda.

Mujer española,
como una apoteosis
a tu heroica enseña,
la Humanidad grata,
rumbo hacia tu puerto

despliega sus velas.

jueves, 4 de mayo de 2017

Violencia

En los inicios: represión a los trabajadores de Cresta Roja
   Marxista visceral, parafraseando a Saramago, vengo de una tradición política que siempre condenó la violencia ejercida por grupos, pequeños o grandes, que pretendían –o creían poder-- reemplazar al pueblo, que organizado y consciente debe elegir el tipo de sociedad en la que vivir, pero también resistir los atropellos, el desconocimiento de los derechos adquiridos y la represión.
   Al mismo tiempo sostuve, y sostengo, como lo prueba la historia, que SIEMPRE es la violencia de arriba la que provoca la violencia de abajo.
   En estos 15 meses SE HA DESATADO UNA VIOLENCIA INUSITADA CONTRA EL PUEBLO:  robo a los más pobres para enriquecer aún más a los poderosos; quiebra de la industria, de los pequeños y medianos productores y comerciantes; brutal intento para desmantelar nuestros avances en ciencia y tecnología, es decir de nuestro sueño de ser un país soberano e plenamente independiente; despidos, suspensiones alimentando sin piedad la angustia en cada hogar; burla abierta al Congreso y la Justicia, con la complicidad de no pocos de sus integrantes, por lo que tenemos la tan cacareada República en terapia intensiva.
El Dialogo
   También el abierto negacionismo sobre el plan sistemático de exterminio dictatorial, y hace pocas horas, con el 2x1, la provocaciones cortesana a las víctimas del genocidio, las mismas que asombraron al mundo al no producir NINGÚN HECHO DE VENGANZA NI JUSTICIA POR MANO PROPIA EN 41 AÑOS, cuando otros pueblos se desangran en espirales de revanchas y contra revanchas interminables.
   Nadie pretenda confundir esta reflexión, o llamado si se quiere, con una convocatoria al derrocamiento del gobierno, o la subestimación de la democracia que hemos conquistado y defendido. Pero ganar una elección no otorga derecho a violentar las reglas del juego democrático. Mucho menos a saquear y hambrear al pueblo, a hipotecar la Patria para esta y las futuras generaciones.
   Son ellos quienes barren con derechos, gasean y golpean trabajadores.

   Son ellos quienes se preparan –se arman e intentan disfrazar jurídicamente--  para una escalada represiva metódica y planificada.
   Quienes “lloran” y nos acusan de promover el “Club del Helicóptero”, lamentan la autoinmolación del gobierno de la Alianza, pero olvidan lo esencial: la democracia pudo recuperarse, pero la tragedia de las vidas perdidas en la represión NO.

   No queremos más presidentes que traicionan el mandato popular y deben huir en helicóptero, pero mucho menos al pueblo golpeado y fusilado en Plaza de Mayo en diciembre de 2001.
   El movimiento popular, sin conducción política unificada y fragmentado en mezquinas tiendas no debe caer en la provocación, pero tampoco esperar pasivamente que barran con sus conquistas o lo masacren impunemente.

   El debate YA está planteado.