viernes, 27 de febrero de 2009

A Morales Solá le gusta la CIA pero no los Kirchner



Cualquier observador coincide en la gravedad que para la Argentina y sus relaciones con el mundo, políticas y comerciales, tiene que un informe de la CIA advierta públicamente, con la ratificación verbal de su jefe, León Panetta, que la Argentina será “severamente castigada por la crisis financiera internacional” y que el país esta en riesgo de sufrir “seria inestabilidad” y “caer en una corriente populista similar a la de estados como Ecuador, Bolivia y Venezuela”.

Tampoco la fuerte reacción del Gobierno nacional, y muchos dirigentes no oficialistas, simplemente sensatos e interesados en que enfrentemos exitosamente la crisis, aunque sus propuestas sean otras. El canciller Jorge Taiana dijo que se trata de “una inaceptable injerencia en nuestras cuestiones internas”, subrayó que “fueron declaraciones irresponsables” y por orden de la Presidenta convocó al embajador de los Estados Unidos en Argentina, Earl Anthony Wayne, para que “de explicaciones” del caso.

Lo inexplicable, más allá de sus excelentes y fluidas relaciones con la embajada de Estados Unidos, cualquiera sea el Presidente de aquél país, es que, en su histérico rencor por los Kirchner, Joaquín Morales Solá lo justifique en La Nación de hoy y ponga toda la responsabilidad en cabeza de la primer mandataria y su esposo, a quienes como siempre, y como un hecho indiscutible, presenta como cogobernando el país.

“Los Kirchner –dice--suelen dramatizar cualquier referencia de Washington a la Argentina. No se sabe si eso sucede porque la opinión de los Estados Unidos los preocupa más de lo que están dispuestos a aceptar o si, en cambio, siguen usando cualquier alusión washingtoniana para envolverse en la retórica del rentable nacionalismo” y directamente bendice el informe: “Todos los servicios de informaciones extranjeros están haciendo, seguramente, evaluaciones sobre el impacto de la crisis mundial en distintos países del mundo. La única diferencia consiste en que la agencia norteamericana ha decidido difundir sus estimaciones. Y eso es precisamente lo que los Kirchner, encandilados siempre por el qué dirán, no están dispuestos a aceptar”.

Más adelante, Morales Solá añade que “El matrimonio presidencial debería preguntarse, a su vez, por qué siempre, y sobre todo en los últimos tiempos, los observadores extranjeros vinculan a la Argentina con Venezuela y Ecuador, ambos países gobernados por presidentes nulamente previsibles en este mundo. Ese es el problema de fondo”. Todo un patriota, al que –en este caso— no le preocupan las consecuencias económicas, la sensibilidad de los famosos y esquivos “inversores” con los que nos bombardea cotidianamente.

jueves, 26 de febrero de 2009

Carrió justifica a Stroessner



“Elisa Carrió que alguna vez posó de progresista negó que el genocida Stroessner hay asesinado y torturado a opositores, con lo cual en vez de dictar cátedra de ética y moral debería pedir perdón al pueblo paraguayo, en primer lugar a los familiares de miles de presos, torturados y asesinados”, declaró Alberto Nadra, titular del partido Izquierda Democrática, en un comunicado de prensa difundido el 15/1.

En declaraciones que pasaron desapercibidas a la revista Noticias del 24/1/09, y advertida por el periodista de lo “violenta y exagerada” que era su comparación de Kirchner con Stroessner, que había asesinado y desaparecido opositores declaró: “No, no mandó a matar opositores. Controlaba el aparato político con los liberales, los medios de comunicación, la policía, el contrabando y la aduana. Yo vivía a 300 kilómetros de Paraguay. La libertad de prensa estaba limitada”.

“Para alguien que se jacta de conocer Paraguay por haber vivido a pocos kilómetros de la frontera se hace difícil aducir ignorancia, que en ese caso seria enciclopédica, cuando tienen nombre y apellido las más de 128.076 víctimas entre detenidos, torturados, los 348 ejecutados y los 2.016 desaparecidos, 136 de ellos secuestrados en Argentina con la ayuda de la dictadura argentina en virtud del Plan Cóndor”, añadió Nadra, que informó que organizaciones de residentes paraguayos y de familiares de presos políticos y desaparecidos durante los 35 años de dictadura en Paraguay están analizando acciones de repudio a las declaraciones de Carrió.

Fernado Iglesias, Stalin y los Kirchner


La siguiente nota, enviada al diario Crítica el mismo día en que publicó la de Fernando Iglesias, jamás fue incluida por el matutino de Jorge Lanata. Libertad de prensa progresista...



En una descabellada cabalgata que parte en su familia comunista –de quien dice despreciar su olfato político, sin detenerse un segundo a considerar a sus miles de presos, torturados y asesinados (más de 100 de ellos sólo durante la última dictadura)—Fernando Iglesias nos sorprende al llegar a lo que “explica la fascinación de buena parte de mi familia y de la izquierda argentina por los Kirchner [Y] es que el kirchnerismo es una encarnación débil del estalinismo con su tradicional carga de populismo, nacionalismo e industrialismo”.

La nota, titulada “Putin, Stalin y los Kirchner” –que publica el 26/12/09 Critica de la Argentina– acumula una catarata de categorías incomprensibles para la gente común, omite pudorosamente que la división entre ideología en un sentido “débil” y otro “fuerte” pertenece a Norberto Bobbio, y termina con una conclusión aun más incomprensible, a este punto ya para cualquiera. En su opinión ese “estalinismo kirchnerista” fundamenta el acercamiento con Rusia que, en lugar de una racional política exterior de relaciones diversificadas y la búsqueda de mercados para nuestros productos en medio de la más formidable crisis económica en un siglo, es la concreción de un “escandaloso intento de hacer de la Argentina un paraíso para el lavado de dinero sucio, y en momentos de gran expansión de la mafia rusa”. Un argumento en el que coincide con el PCR, otra parte de la izquierda, que sugestivamente olvida nombrar, pese a que ella coincide con su furia antikirchnerista.

Esta adquisición de Elisa Carrió –junto a otras como Prat Gay, Olivera, Bullrich, Estenssoro— considera al estalinismo como “la más terrible pesadilla de la historia de la humanidad” cuando, si bien nefasto, incomparable con el nazismo y el fascismo. Su afirmación es ligeramente insultante para la inteligencia y el sentido común; pero no extraña, si su jefa espiritual ya ha comparado al ex presidente Kirchner con Hitler o “el gordo” Valor, y hasta le ha deseado a su esposa “una feliz viudez”. Calidad institucional, que le dicen.

Como no vamos a caer a semejante nivel, trataremos que el diputado intente recapacitar acerca de otras razones por la cual hombres y mujeres que, como en mi caso, provenimos de la izquierda tradicional apoyemos, más allá de cuestionamientos concretos y públicos, el proyecto nacional y popular que esta en marcha. Por ejemplo, recordar que de nada sirvió agitar que el voto femenino lo impulsó Alicia Moreau de Justo o las leyes sociales Alfredo Palacios y los comunistas, si cuando Eva y Juan Perón las hicieron realidad no estuvimos allí para apoyarlas y defenderlas juntos. Esto nos planteamos cuando un gobierno como el de Kirchner, y ahora Cristina Fernández, impone en la agenda y el debate temas por los que siempre hemos luchado, y que hace apenas unos años, en medio de la orgía menemista, parecían apenas tercas utopías.

Sin duda Iglesias prefiere abjurar de las mejores tradiciones de lucha de la izquierda argentina y optar por repetir y profundizar sus errores, dedicándose a la tarea de refundar una suerte de Unión Democrática, en lo que curiosamente coincide con algunos “kirchneristas” que pensaron --e insisten-- en que ello es hasta deseable, convencidos que agudizar las contradicciones y polarizar el enfrentamiento favorecería la homogeneización del campo popular y aislaría claramente al enemigo. Por el contrario, nosotros apostamos a impedir que nos vuelvan a dividir con falsas antinomias como entonces fueron Democracia o Fascismo por un lado, y Braden o Perón por el otro. En 1945 nos dividieron mal y no queremos que vuelvan a lograrlo, como en parte lo hicieron identificando al “campo” con la democracia y el desarrollo del país. En aquel momento histórico, buena parte de la izquierda y el progresismo, preocupado por las libertades democráticas y por algunos sectores derechistas que rodeaban a Perón perdieron de vista que el centro de su llamado estaba en las banderas de Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica. Y con esta posición no se abrió paso a la Democracia y la República. Se ejerció una oposición sistemática que permitió que la hegemonizaran quienes terminaron masacrando al pueblo en la Plaza de Mayo. No querían libertad –como no la quieren ahora sus sucesores-- sino enfrentar el proceso de transformación y dignidad popular que se iniciaba. Y es nuestro deber contribuir para que esa historia no se repita. Pero tampoco aceptaremos ingenuamente que agitando las banderas del pueblo peronista vuelvan a vestirse con los ropajes del movimiento nacional los que entonces, y ahora, en realidad querían lo mismo que los liberales y los conservadores. No queremos de nuevo la Alianza Nacionalista de Queraltó y Kelly ni las Triple A de López Rega y Osinde, como no queremos a los que manejan sus territorios como feudos donde vale todo, desde los desarmaderos hasta el paco asesino. Esos no querían ni quieren Justicia Social ni una mejor Argentina.

Por nuestra parte, al menos no vamos a cometer los mismos errores y trabajaremos para evitar que muchos compañeros, con sobradas muestras de pertenecer al campo nacional y popular, queden nuevamente del lado de la antipatria. No despreciamos como lo hizo casi toda la izquierda y parte del movimiento nacional en los años 60 y 70 la “democracia formal”, tema al que la Presidenta dedicó una frase contundente, e ignorada por Iglesias, hace pocos meses. Pero no vamos a permitir que nos vendan una nueva cruzada contra el autoritarismo, para esconder el debate de fondo acerca de la distribución de la riqueza. Menos estos supuestos defensores de la Republica que en algunos casos fueron beneficiarios de las dictaduras de turno, como Macri o los Miguenz; sus expositores o difusores, como algunos autodenominados periodistas independientes; o aún ejecutores del remate y saqueo de los ’90, como la Bullrich, Ramón Puerta o Miguel Ángel Toma.

¿Qué lecciones de republicanismo nos puede enseñar esta gente?. Tampoco la señora Carrió o Fernando Iglesias quienes –pese al desastre del 2001—siguen pontificando desde el banquito de los impolutos que los problemas del país son de corrupción y moral, con el mismo libreto que sostuvo durante la Alianza. Claro que son problemas, pero no resuelven EL PROBLEMA: el modelo socioeconómico de renta, rapiña, entrega del país y expropiación de los salarios de los trabajadores. Si el diputado Iglesias quiere debatir acerca de la Constitución debatamos. Si quiere plantear la división de poderes y el papel del Congreso aquí estamos. Pero también queremos escucharlo reclamar por el cumplimiento de artículo 14 bis de la Constitución. La izquierda nacional y popular está aquí para debatir si ofrecen un mejor rumbo que el actual. Pero discutamos como se cumple TODA LA CONSTITUCIÓN: la salud para todos, la educación para todos, la vivienda para todos, el trabajo y el salario digno para todos, la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, cuya sola mención acaba de escandalizar al establishment. A ver si estos demócratas quieren discutir estos derechos garantizados por la Constitución. Nosotros si.

Bienvenidos

En este blog pretendo compartir, coincidir y debatir con compañeros, amigos y gente de buena voluntad, siempre con la vista puesta en un pais mejor para nuestro pueblo, incluidos --no se debe ser sólo general-- aquellos que estan en nuestro corazón: tanto si tenemos la dicha de tenerlos cerca, como si nos los arrancó la vida o la represión.

Alberto