domingo, 29 de enero de 2012

Yo, argentino


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

Al estallar la guerra del ’14 era presidente Roque Sáenz Peña, quien proclamó la neutralidad de nuestro país. Al sucederlo, dos años después, Hipólito Yrigoyen continuó con esa política y la sostuvo con mayor rigor.

Eran tiempos en que muchos miembros de la alta sociedad argentina, artistas y escritores acostumbraban a pasar largas temporadas recorriendo Europa. La guerra los sorprendió allí sin que muchos se arriesgaran a cruzar nuevamente el Atlántico.

Ante cualquier dificultad que se les presentaba con las autoridades de los bandos en pugna, esos “anclados” forzosos exhibían el pasaporte acompañado de la frase “Yo, argentino”. La expresión fue motivo de chistes y monólogos en nuestros teatros de revista. Y, pasada la guerra, quedó como declaración de prescindencia.

Cuando alguien no quiere verse en una situación capaz de comprometerlo asegura “Yo, argentino”. Un frase que confiere la mejor de las visas para el desentendimiento.

domingo, 22 de enero de 2012

Caer en el Garlito


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

El cuento del tío, las promesas quiméricas, los contratos con cláusulas puestas aviesamente en la letra chica, son algunas de las muchas formas empleadas para sorprender la buena fe del prójimo. En tales casos es común afirmar que la víctima “ha caído en el garlito”.

Por simple casualidad, la palabra “garlito” suena con ecos parecidos a los de otros dos términos que suponen la realidad de perder: gambito y garito. Pero garlito nada tiene que ver con naipes ni piezas de ajedrez. Se trata de una creta cilínrica destinada a la pesca, muy usada antiguamente. Una de sus bases tiene forma de embudo y la otra –con alguna carnada adherida– está cerrada. El pez que entra no puede retroceder ni darse vuelta, y de ese modo queda atrapado.

Como muchos otros giros derivados de la pesca, que hablan de cebo, anzuelos y redes como metáforas del engaño, “caer en el garlito” requiere de por lo menos dos personas: la que planea la trampa y el incauto, que entra como pez… y sale como pescado.

domingo, 1 de enero de 2012

Sacar Vendiendo Almanaques


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

El sentido de la frase es conocido: echar a alguien con violencia. Pero ¿qué conexión puede haber entre esa brusquedad y la inocente comercialización de almanaques?

El origen se remonta a los almanaques porteños del Buenos Aires de antaño. Eran cuadernillos de una veintena de páginas. Traían, además del calendario, una miscelánea en la que el santoral alternaba con las fases de la luna y la fecha de las mareas, con efemérides, chismes ilustrados, aforismos, poemas breves y consejos para la huerta y la salud. Muchos se regalaban en las farmacias. Otros se adquirían a los vendedores ambulantes que los pregonaban por la ciudad.

Fray Mocho (1858-1903) hace decir al personaje de uno de sus relatos:”…y yo soy así, lo mismo trabajo de zanahoria en cualquier circo que me agarro el látigo y las riendas, y salgo por esas calles vendiendo almanaques”.

Con el tiempo, la idea de salir a rebuscárselas con esa venta tomó el sentido que hoy traduce la frase: el de una expulsión ipso facto y sin contemplaciones.