domingo, 28 de noviembre de 2010

Correr el albur


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.


El significado de esta expresión es conocido: aventurarse en una empresa corriendo un riesgo. Menos sabido es que albur es un pez de río de escamas plateadas y comestible. No es más difícil de pescar que cualquier otro, de modo que ninguna conexión tiene la frase con la necesidad de que el pescador corra tras él. La explicación, como en muchos casos, está en los naipes. Albur se emplea en el juego del monte para referirse a ciertas cartas (las dos primeras) que saca el banquero y que pueden ser favorables tanto a la banca como al que apuesta. Se entiende así por qué el diccionario da como otra acepción de albur la de contingencia: al igual que en el juego y que en la vida, todo puede ocurrir por causa del albur (la misma idea está presente en el truco, cuando alguien acepta y va a la pesca para probar su suerte). Pez o naipe, lo cierto es que aquel que arriesga puede perder mucho pero el pálpito, el sabor del desafío o el frío cálculo aconsejan muchas veces "correr el albur".

sábado, 27 de noviembre de 2010

Haití: el subdesarrollo y el genocidio


Fidel, con lucidez inalterable, aporta reflexiones para entender un poco la desgarradora situacion de Haití. Hace unas horas y lo comparto con todos los amigos.

Hace solo unos meses, el 26 de julio de 2010, Lucius Walker, líder de la organización norteamericana Pastores por la Paz, en un encuentro con intelectuales y artistas cubanos, me preguntó cuál sería la solución para los problemas de Haití.

Sin perder un segundo le respondí: “En el mundo actual no tiene solución, Lucius; en el futuro del que estoy hablando sí. Estados Unidos es un gran productor de alimentos, puede abastecer a 2 000 millones de personas, tendría capacidad para construir casas que resistan a los terremotos; el problema es la forma en que se distribuyen los recursos. Al territorio de Haití hay que restituirle otra vez hasta los bosques; pero no tiene solución en el orden actual del mundo.”

Lucius se refería a los problemas de ese país montañoso, superpoblado, desprovisto de árboles, combustible para cocinar, comunicaciones e industrias, con un elevado analfabetismo, enfermedades como el VIH, y ocupado por las tropas de Naciones Unidas.

“Cuando esas circunstancias cambien -le añadí- ustedes mismos, Lucius, podrán llevarle alimentos de Estados Unidos a Haití.”

El noble y humanitario líder de Pastores por la Paz falleció mes y medio después, el 7 de septiembre, a la edad de 80 años, legando la semilla de su ejemplo a muchos norteamericanos.

No había aparecido todavía una tragedia adicional: la epidemia del cólera, que el 25 de octubre reportó más de 3 000 casos. A tan dura calamidad se suma que el 5 de noviembre un huracán azotó su territorio, causando inundaciones y el desbordamiento de los ríos.

Este conjunto de dramáticas circunstancias merece dedicarle la debida atención.

El cólera apareció por primera vez en la historia moderna en 1817, año en que se produjo una de las grandes pandemias que azotaron a la humanidad en el siglo XIX, que causó gran mortalidad principalmente en la India. En 1826 reincidió la epidemia, invadiendo a Europa, incluyendo a Moscú, Berlín y Londres, extendiéndose a nuestro hemisferio de 1832 a 1839.

En 1846 se desata una nueva epidemia más dañina todavía, que golpeó a tres continentes: Asia, África, y América. A lo largo del siglo, epidemias que afectaban a esas tres regiones se fueron repitiendo. Sin embargo, en el transcurso de más de 100 años, que comprende casi todo el siglo XX, los países de América Latina y el Caribe se vieron libres de esta enfermedad, hasta el 27 de enero de 1991, en que apareció en el puerto de Chancay, al norte de Perú, que primero se extendió por las costas del Pacífico y después por las del Atlántico, a 16 países; 650 mil personas se enfermaron en un período de 6 años.

Sin duda alguna, la epidemia afecta mucho más a los países pobres, en cuyas ciudades se aglomeran barrios populosos que muchas veces carecen de agua potable, y las albañales, que son portadoras del vibrión colérico causante de la enfermedad, se mezclan con aquellas.

En el caso especial de Haití, el terremoto deshizo las redes de una y otra donde estas existían, y millones de personas viven en casas de campaña que muchas veces carecen incluso de letrinas, y todo se mezcla.

La epidemia que afectó nuestro hemisferio en 1991 fue el vibrión colérico 01, biotipo El Tor, serotipo Ogawa, exactamente el mismo que penetró por Perú aquel año.

Jon K. Andrus, Director Adjunto de la Organización Panamericana de la Salud, informó que la bacteria presente en Haití era precisamente esa. De ello se derivan una serie de circunstancias a tomar en cuenta, que en el momento oportuno determinarán importantes consideraciones.

Como se conoce, nuestro país viene formando excelentes médicos haitianos y prestando servicios de salud en ese hermano país desde hace muchos años. Existían problemas en ese campo muy serios y se avanzaba año por año. Nadie podía imaginar, por no existir antecedentes, que se produjera un terremoto que mató a más de 250 mil personas y ocasionó incontables heridos y lesionados. Frente a ese golpe inesperado, nuestros médicos internacionalistas redoblaron sus esfuerzos y se consagraron a su trabajo sin descanso.

En medio del duro desastre natural, hace apenas un mes se desató la epidemia de cólera con gran fuerza; y como ya expresamos, en tales circunstancias desfavorables se presentó el huracán.

Ante la gravedad de la situación, la Subsecretaria General de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, declaró ayer que se necesitaban 350 médicos y 2 000 enfermeras más para hacer frente a la enfermedad.

La funcionaria llamó a extender la ayuda más allá de Puerto Príncipe, y reveló que los suministros de jabón y de agua limpia solo llegan al 10 por ciento de las familias instaladas fuera de la capital, sin señalar a cuántos llegaban en esa ciudad.

Diversos funcionarios de Naciones Unidas lamentaron en los últimos días que la respuesta de la comunidad internacional al pedido de ayuda hecho para enfrentar la situación no llegaba al 10% de los 164 millones de dólares solicitados con urgencia.

“Amos reclamó una reacción rápida y urgente para evitar la muerte de más seres humanos a causa del cólera”, informó una agencia de noticias.

Otra agencia comunicó hoy que la cifra de haitianos muertos se eleva ya a “1 523 personas, 66 mil 593 han sido atendidas, y más de un millón de habitantes siguen durmiendo en las plazas públicas”.

Casi el 40% de los enfermos han sido atendidos por los integrantes de la Brigada Médica Cubana, que cuenta con 965 médicos, enfermeros y técnicos que han logrado reducir el número de muertes a menos de 1 por cada 100. Con ese nivel de atención el número de bajas no alcanzaría la cifra de 700. Las personas fallecidas, como norma, estaban extremadamente debilitadas por desnutrición o causas similares. Los niños detectados a tiempo, apenas fallecen.

Es de suma importancia evitar que la epidemia se extienda a otros países de América Latina y el Caribe, porque en las actuales circunstancias causaría un daño extraordinario a las naciones de este hemisferio.

Se impone la necesidad de buscar soluciones eficientes y rápidas a la lucha contra esa epidemia.

Hoy se tomó la decisión por el Partido y el Gobierno de reforzar la Brigada Médica Cubana en Haití con un contingente de la Brigada “Henry Reeve”, compuesto por 300 médicos, enfermeras y técnicos de la salud, que sumarían más de 1 200 colaboradores.

Raúl estaba visitando otras regiones del país, e informado en detalle de todo.

El pueblo de Cuba, el Partido, y el Gobierno, una vez más estarán a la altura de su gloriosa y heroica historia.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 26 de 2010

domingo, 21 de noviembre de 2010

Como turco en la neblina


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.


La frase es producto de una serie de cambios y derivaciones que comienzan cuando en España se llamó turca a la borrachera. La razón tiene toques de humor. Al vino puro, sin añadido de agua, se lo denominaba tanto vino moro corno vino turco, por no estar "bautizado". En consecuencia, las mamúas tomaron el nombre de turcas. De allí viene la primera parte de la expresión en su forma original: "agarrarse una turca". Lo que sigue se debe exclusivamente a la picardía criolla. ¿Quién puede hallarse más confundido que un borracho que se pierde en la niebla? El pasaje de con la turca al actual como turco lo realizó espontáneamente el uso popular. Y así el turco entró en el dicho y en la neblina, dando lugar a una pintoresca expresión que vale para cualquiera que ande muy desorientado. Por más sobrio que esté.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Felices los normales


Va de regalito del ultimo día de la semana un poema del cubano Roberto Fernandez Retamar, uno de los llamados "poetas de la revoluciòn", tambièn ensayista y durante años director de la mítica Casa de las Américas.

Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.

Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Premio a "Paco" Fernandez de Rosa

La Asociación Argentina de Actores entregó los premios Podestá a la "Trayectoria Honorable" en una ceremonia realizada anteayer en el Anexo del Senado, con el el apoyo de la Comisión de Educación y Cultura y la Dirección General de Cultura del Senado. Las palabras del querido Alberto "Paco" Fernandez de Rosa, que recibimos en nuestro mail, nos tocaron profundamente, en lo que se refiere a lo personal, y por la ratificacion de su compromiso, en un tono que a la vez es un signo de los tiempos.

Otorgados por primera vez en 1991, los Premios Podestá fueron creados como "un reconocimiento hacia las actrices, los actores y todos quienes tienen que ver con el espectáculo artístico" y en la lista de homajeados, recibieron la medalla a los 50 años de afiliación Virginia Lago, Santiago Bal, Estela Molly, Liliana Abayieva, Marta González, Julia Sandoval, Julio López, Sergio Renán, Selva Alemán, Laura Bove, Alberto Fernández de Rosa, entre otros.

Reproducimos las palabras de Paco:

La entrega de los colegas representa un hecho de enorme importancia para mi. Es una respuesta a tantas preguntas a la hora de apagar la luz cada noche. Un empujón para seguir poniéndole onda al esfuerzo, para bancar la frustración y apoyarse en la alegría.
Tengo tanto berreta para contabilizar, que poder añadir al haber, donde están los hijos, los nietos, los amigos, el vino con asombro, el amor de a ratos, la revolución (que está llegando en horas nomás, como desde siempre) los libros, las flores y la lluvia, poder agregar, decía, esta medalla que te entregan tus pares y el Senado es celebración de lágrima emocionada.
Dediqué toda mi vida a dos cosas parecidas, son para mejorar la vida y transformar la realidad, por poco que se logre.
El Teatro y la militancia política. Conocí y tuve maestros maravillosos, por nombrar algunos, Luisa Vehil, Margarita Xirgu, Roberto Durán, Inda Ledesma, Oscar Ferrigno, Juan Carlos Gené, y en la militancia, Gustavo Rearte, Sebastián Borro, Fernando Nadra, Ismael Viñas, Rofolfo Puiggros, hasta conocí personalmente al Gral. Perón y a Néstor Kirchner. Por eso le pedí a mi amiga y compañera Cristina Álvarez Rodriguez que me entregue la medalla, porque de alguna manera ella simboliza las dos cosas, es un cuadro militante, dirigente política y además, una persona comprometida con la cultura que quiere mucho a los actores y por añadidura, sobrima nieta de Evita, que también era actriz (lujos que permiten las canas). Quiero compartir con ustedes que por hijos, amigos o compañeros estan cerca.
Un beso grande

lunes, 15 de noviembre de 2010

Cuando resucitaron zurdos y progres


Una joyita de Hector Valle, "padrino" de Mercedes Marcó del Pont en FIDE, con quien compartí durante los duros años del menemismo un programa en cable, "Política en Acción", a contramano de la avalancha neoliberal. Ambos aprendimos a respetarnos, surgió el afecto y con el aprendí y aprendo siempre. El titulo original era "El futbol es como la vida", y la bajada es la que ahora es titulo, porque así fue publicada.

La opinión que recientemente emitió Beatriz Sarlo a propósito de la muerte de Néstor Kirchner (“La vida a cara o ceca”, publicado en La Nación del 28/10/2010), es valiosa por muchas razones pero, en particular, a la hora de entender la adhesión que el ex presidente despertó en un tramo social que históricamente estuvo lejos del Peronismo. Se trata de ese variopinto conglomerado que integran muchos de los que genéricamente se definen como “progresistas”, sumados a una variada gama de veteranos que alguna vez militaron en las distintas capillas de la izquierda. A la hora de superar el duelo, a esta gente se la ve fuerte en sus ideas de toda la vida y convencidos en que, a partir de esta dramática coyuntura histórica, se puede avanzar más todavía en la construcción de un modelo, que alguien definió como “neo desarrollista con inclusión social”. Esta realidad no parece haber sido tomada aún demasiado en cuenta por quienes analizan el devenir político. Y ello valora, todavía más el aporte de Sarlo.

Pero no solo se trata de aquellos que, con distinto grado de militancia siempre se han involucrado en la cuestión política, o de los jóvenes que masivamente se viene acercando a la misma y las tantas señoras del la clase media que jamás soñaron llorar por la muerte de un líder peronista ni en terminar identificándose con Cristina. Es además llamativa la adhesión que ha despertado el kirchnerismo en una notable suma de actores culturales.

Dicho con todo respecto y salvando las distancias, quizá para encontrar antecedentes de este último fenómeno debemos remontarnos a los que ocurrió durante la Guerra Civil Española que tuvo el masivo apoyo de tantos escritores, gente de teatro y artistas plásticos que abrazaron la causa republicana. Otro tanto aconteció con quienes adhirieron fervorosamente a la épica de la Revolución Cubana. Me dirán que se trató de circunstancias con alcances internacionales y dotadas de infinitamente mayor trascendencia política y social, nada que ver con nuestra actualidad. Es verdad, pero convengamos que se trata de otra novedosa experiencia de cabotaje que no es irrelevante y cuenta con escasos precedentes en la Argentina.

Eran otros tiempos y otras las circunstancias, por cierto, pero no recuerdo un período político en este país (salvo en la primavera alfonsinista) donde tantos personajes del mundo cultural se incorporaran con tanto fervor a un proyecto de gobierno. Su actitud es más valiosa si se advierte que se movilizan en contra de las señales permanentemente negativas que emiten los medios hegemónicos. Por cierto tal no es el caso de Beatriz Sarlo y, precisamente por ello, su valioso aporte analítico viene con el valor agregado que supone emitirlo desde un punto de vista que ha sido muy coherente y siempre desde el extremo más critico a la gestión Kirchnerista y a su estilo.

Es cierto, para muchos comprobar, no solo cuanta vigencia aún tenían las viejas aspiraciones políticas en las cuales militaron durante casi toda la vida - y que vieron pulverizarse por los 30 largos años del neoliberalismo -, sino también (y resulta más valioso) advertir el grado en que pese a todo, esas viejas utopías podían ser puestas en marcha, hecho constituyó una tan agradable como estimulante sorpresa. Veníamos de un largo destierro interior, transitando cada vez más agotados, esa difícil época donde los políticos que el pueblo había votado para gobernar se sometían absolutamente a los dictados de aquellos poderosos ministros de Economía, los que solo habían sido votados por el poder establecido.

En realidad, la mayoría de los militantes del campo popular envejecieron sin abandonar el ejercicio de sus convicciones. Y siempre lo hicieron a la intemperie: reclamaron justicia para las victimas de la dictadura, propusieron alternativas a la economía neoliberal, pugnaron por ruptura con el FMI, clamaron por la recuperación del dinero apropiado por las AFJP, proyectaron en el FRENAPO una remuneración por hijo de hogar pobre, entre otras batallas que fueron ignoradas por el poder de turno, no sin un tonito sobrador.

Repentinamente, a partir del 2003 esas ilusiones que se insinuaban en el discurso del flamante Presidente se empezaron a materializar. Sarlo advierte con agudeza que este no fue un tema menor, y no solo para la dorada juventud de los 70 sino también para aquellos muchos que sobrevivimos de frustraciones anteriores. Seamos realistas, la mayoría ya jugábamos tiempo de descuento, y parecía solo restarnos esperar el final de nuestra vida instalados en el papel de meros espectadores frente al desfile de nuevas frustraciones; resignados como artefacto obsoletos, virtuales estorbos sin espacio en la hegemónica post modernidad.

Un símil deportivo

Probablemente para entender mejor las cosas, vale la pena buscar similitudes en las vivencias cotidianas del pueblo y hacer el ejercicio de asimilarlas, en el análisis, con la renovada pasión que despierta el kirchnerismo entre muchos veteranos de la política – por ejemplo aquellos que alguna vez se ilusionaron con la izquierda y no se privaron de las previsibles decepciones que les deparó el bochorno del Frepaso -, así como entre esas gentes de la cultura y los tantos jóvenes ahora dispuestos a intentar una nueva épica.

Quiero permitirme practicar una osadía. Por ejemplo, si rastreamos en el folclore del futbol, la mayor pasión de los argentinos, encontraremos en alguno de sus dramas similitudes conmovedoras con el devenir de los progres que hoy pinta canas. Espero que la estimada intelectual cuya interpretación me he atrevido a tomar como punto de referencia para estas nota no se moleste, pero cualquier fanático, más en el caso de quienes somos hinchas de un club chico, hemos experimentado en nuestra existencia sentimientos, con más derrotas que victorias, que guardan muchas similitudes con nuestra vivencias cotidianas en otros planos, como el de la lucha política.

Probemos con un ejemplo. Imaginemos uno de esos clubes que transitan la mayoría de su existencia en los duros campeonatos del ascenso, siempre acompañado de sus incondicionales simpatizantes de toda la vida “la parcialidad” que le dicen. Se trata de individuos tan acostumbrados a derrotas y frustraciones que, en el caso de los más veteranos, ya poca ilusión les queda de alguna vez volver a ver su equipo jugando en primera. Este ejemplo sería asimilable, en este ejercicio, al destino de los insobornables veteranos progresistas de nuestro país.

Así las cosas transcurre un año más, y nuevamente el equipo viene en franca decadencia. Esa tarde le toca jugar de visitante, por ejemplo, en una cancha “difícil” como siempre fueron la de Chacarita , Chicago o el Deportivo Morón. Van 30 minutos del segundo tiempo y se pierde uno a cero, en conclusión “otra vez sopa”. El rival domina a voluntad, no les dieron un penal clarito y ya nos metieron dos pelotas en los palos. A los nuestros les cuesta pasar el medio de la cancha. Se trata del panorama ya convertido en habitual durante los últimos tiempos.

Casi burocráticamente, el DT mete dos cambios, los mismos que siempre hace a esta altura del partido. Entra un 9 veterano, grandote y ya medio pelado, que llegó con el pase libre desde Chipoletti; el hombre porta una pancita que confirma las versiones acerca de adhesión al vino tinto. Lo acompaña un pibe bajito y medio chueco, de esos zurditos habilidosos que siempre parecen tener destino de crack pero inevitablemente termina errando goles imposibles y fastidiando a la hinchada. Los cambios no despiertan mayor entusiasmo en la barra visitante y los hechos inmediatos les dan la razón. El equipo “sigue sin aparecer”.

Para complicarlo todo, en el minuto 40, luego de una sucesión de rebotes, llega el segundo gol local y nos expulsan al arquero por protestar. Estamos liquidados y ganados por la tristeza empezamos a bajar lentamente los escalones de la tribuna – como en la escala que desciende a los infiernos -en dirección a la salida, entre otras cosas para evitar que la hinchada contraria, que ya festeja, nos espere en la vereda. Pero justo en ese momento, aprovechando una actitud sobradora del seis contrario que bartolea una pelota fácil, nuestro veterano recién ingresado, tropezando mete un gol empujándola con la panza.

Nos quedamos aferrados al alambrado con una renovada ilusión de, por lo menos, llegar al empate. Se trata de una quimera que a cada instante parece apagarse, porque el poco tiempo que resta se consume rápido. Ya estamos en el minuto 45 cuando el chiquilín pesca un desprolijo rebote de nuestra defensa y se manda, gambeteando rivales desde la banderita del corner por la raya del fondo; y cuando desesperado le sale el arquero rival se la pica por arriba de la cabeza: golazo, Junto al alambrado de los visitantes se desata la locura. Ahora toca defender el empate, porque faltan los 4 minutos de descuento que decretó el árbitro.

El empate es negocio y nuestro DT prepara otro cambio para ganar tiempo y reforzar la defensa. Pero no, en ese mismo momento el nueve cultor del vino tinto se tiene fe y, ya pasado el tercer minuto de descuento, desde 30 metros saca un patadón de caballo que se le cuela en el palo izquierdo al paralizado arquero rival.

Y ahí si, se desata la locura, nos colgamos del alambrado como si fuéramos pibes, cada cual se abraza con cualquiera, no falta a quien el viene un dolor raro en el pecho, hay lagrimas y sonrisas. Claro, en tales circunstancias probablemente habrá algún carterista que hace de las suyas o el atorrante que le meta mano a una minita exaltada que perdió al novio en el alboroto. Los jugadores, muy exaltados, se acerca a saludar y les gritamos: sigan metiendo, no aflojen, ponga huevos que ascendemos, que no ni no; el pobre nueve después de los abrazos cayó desmayado en el centro del campo.

Se termina la cuestión con los habituales cortes de manga a los contrarios sumado al ofensivo gritarles “hijos nuestros” y salimos presurosos para evitar la lluvia de piedras que nos espera en el portón que amablemente se titula “entrada del público visitante”. No importa, la ilusión revivió en las peores circunstancias, provocando demostraciones que difícilmente pueda ocurrir en el Santiago Bernabeu o en el estadio del Arsenal Inglés. Se trata de un producto exclusivamente nacional, como el dulce de leche. Pero ¿existe algo más parecido a las pasiones, ilusiones y frustraciones del mundo real que las imprevisibles de un partido de fútbol?

¿Alguien, en 2002, esperaba que nos salváramos del descenso y que, a poco andar recuperáramos la ilusión del campeonato?

domingo, 14 de noviembre de 2010

Como bola sin manija


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

“Usadas primero por los indios, las boleadoras fueron para el gaucho un arma contundente y un elemento de trabajo para cazar guanacos y avestruces. Se componían de dos bolas –o a veces tres—de cuero sujetas por tiras del mismo material de unos dos metros de largo. La manija de la boleadora es la bola menor, la que empuña quien se dispone a hacer el tiro para golpear a las otras. ‘Pobre como lagartija/y sin respetar a naides/ anduve cruzando el aire/ como bola sin manija’ se lee en la segunda parte del Martín Fierro. Una ‘bola sin manija’ es un contrasentido. Algo así como un martillo sin mango. Ése es el significado que dio al dicho la gente de campo y con la misma intención pasó al léxico de la ciudad. Quien anda en esas condiciones está condenado a la desorientación y el vaivén. A rebotar en todos lados como bolita de flipper.”

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Alain Badiou: “No renuncio a la idea del comunismo”


Badiou, filósofo, dramaturgo y novelista francés, es un autor que hemos mencionado, o citado en más de una oportunidad, autor de "La hipótesis comunista". En estos dias, en la marña de noticias, pasó casi desapercibido un bello --si se me permite la palabra-- y sugerente reportaje de Eduardo Febbro, que compartimos con nuestros amigos.

La figura esbelta, la firmeza juvenil de la voz y el apretón de manos sólido -poco común en Francia- introducen al personaje real de Alain Badiou. Este filósofo original es el pensador francés más conocido fuera de las fronteras de su país. Su obra, extensa y sin concesiones, abarca una crítica férrea a lo que Alain Badiou llama “el materialismo democrático”, es decir, un sistema humano donde todo tiene un valor mercantil. Badiou no ha renunciado nunca a defender un concepto al que muchos creen quemado por la historia: el comunismo.

En su pluma, Badiou habla más bien de “la idea comunista” o de la “hipótesis comunista” antes que del sistema comunista en sí. Según el filósofo francés, todo lo que estaba en la idea comunista, su visión igualitaria del ser humano y de la sociedad, merece ser rescatado. La idea comunista “aún está, históricamente, en sus inicios”, dice Badiou.
El horizonte de su filosofía es polifónico: sus componentes no son la exposición de un sistema cerrado sino un sistema metafísico exigente que incluye las teorías matemáticas modernas -Gödel- y cuatro dimensiones de la existencia: el amor, el arte, la política y la ciencia. Pensador crítico de la modernidad numérica, Badiou ha definido los procesos políticos actuales como una “guerra de las democracias contra los pobres”. El filósofo francés es un excelso teórico de los procesos de ruptura y no un mero panfletista. Badiou convoca con método a repensar el mundo, a redefinir el papel del Estado, traza los límites de la “perfección democrática”, reinterpreta la idea de República, reactualiza las formas posibles y no aceptadas de oposición y pone en el centro de la evolución social la relegitimización de las luchas sociales.
Alain Badiou propone un principio de acción sin el cual, sugiere, ninguna vida tiene sentido: la idea. Sin ella toda existencia es vacío. A sus más de 70 años, Badiou introdujo en su reflexión el tema del amor en un libro brillante y conmovedor que acaba de salir en Francia y en el cual el autor de El ser y el acontecimiento define al amor como una categoría de la verdad y al sentimiento amoroso como el pacto más elevado que los individuos puedan plasmar para vivir.

La “idea” y el “materialismo democrático”

-Usted defiende un principio básico de nuestra inscripción en la existencia, del cual se desprenden también nuestros compromisos políticos: una vida sin ideas no es una vida.
-La verdadera pregunta de la filosofía consiste en saber qué es una vida verdadera, qué es vivir, qué es el destino. Pero la filosofía debe aportar respuestas mínimas a estas preguntas. Mi respuesta, que es a la vez una hipótesis y una conclusión, es que la verdadera vida es una vía que acepta estar bajo el signo de la idea. Dicho de otra manera, una vida que acepta ser otra cosa que una vida animal. En todas las situaciones siempre persiste la voluntad de querer algo y esa voluntad sólo tiene sentido en relación con una voluntad de transformación.

-¿Cómo se inscribe esa idea de la idea en plena dictadura de lo que usted llama “el materialismo democrático”? En suma, ¿cómo existir, con qué idea, en un mundo donde todo tiene forma de producto?
-Ese es el principal problema de la vida contemporánea. Se ha establecido un régimen de existencia en el cual todo debe ser transformado en producto, en mercadería, incluidos los textos, las ideas, los pensamientos. Marx lo había anticipado muy bien: todo es medible según su valor monetario. ¿Qué es entonces una vida bajo el signo de la idea en un mundo como éste? Hace falta una distancia con la circulación general. Pero esa distancia no puede ser creada sólo con la voluntad, hace falta que algo nos ocurra, un acontecimiento que nos lleve a tomar posición frente a lo que pasó. Puede ser un amor, un levantamiento político, una decepción, en fin, muchas cosas. Allí se pone en juego la voluntad para crear un mundo nuevo que no estará a la orden del mundo tal como es, con su ley de circulación mercantil, sino por un elemento nuevo de mi experiencia.

La “idea comunista”

-Usted es uno de los pocos pensadores que aún defienden eso que usted llama “la idea comunista”. Usted pone al comunismo como una ilusión actual.
-Sé muy bien que algunas empresas que se reivindicaron comunistas fracasaron porque no lograron crear el mundo nuevo que pretendían y terminaron provocando daños considerables y situaciones terribles. Tenemos dos opciones: o decimos que esa hipótesis comunista de un mundo que no estaría regulado por la mercadería, el producto, no puede ser realizada, entonces nos resignamos al mundo tal como es; o mantenemos la hipótesis comunista. Si la mantenemos también hay que conservar la palabra. Si de la experiencia histórica sacamos la conclusión de que hay que abandonar la palabra, eso sería un retroceso no necesario. Podemos hacer nuestro propio balance de lo que ocurrió en el siglo XX a partir de la posibilidad de redefinir qué es el comunismo como porvenir posible. Esa es mi elección. Sé que se trata de un trabajo largo, que requiere mucha reflexión y que será más mundial que antes. La primera batalla consiste en mantener la fuerza y el significado de esa palabra.

-¿Qué se puede recuperar, qué se puede volver a leer, de lo que fue con todo un naufragio real en la práctica del comunismo? ¿Qué mensaje hay aún en la idea comunista?
-Creo que podemos volver a lo que el comunismo quería decir no sólo para Marx sino para muchos revolucionarios del siglo XIX. Para ellos, el comunismo tenía un sentido común que era la idea de una sociedad extraída del principio del interés, es decir, una sociedad que no está gobernada por el hecho de que un hombre persigue su interés sino por la idea de la asociación de los hombres. Es esa asociación la que define los proyectos o las metas colectivas. En el siglo XX esa idea se convirtió en la de un Estado todopoderoso que resuelve todos los problemas planteados a la sociedad. Entre la definición del siglo XIX y la del XX hay una enorme distancia.

-¿Qué ocurrió entre las dos?
-La obsesión del poder. Las organizaciones obreras, militantes, revolucionarias, que habían sido aplastadas varias veces en el siglo XIX, se obsesionaron con la idea del poder y la pregunta “¿cómo vencer?”. Hubo dos alternativas a esa convicción: están los que se unieron a la democracia parlamentaria ordinaria con la idea de vencer haciéndose elegir. Pero claro, fueron electos y no cambiaron nada, el mundo siguió siendo el mismo. Del otro lado, están quienes se lanzaron en la organización de la sublevación armada. Pero, lamentablemente, lo hicieron mediante la militarización violenta de la acción política que desembocó en Estados militarizados que resolvían los problemas con la violencia. Hemos llegado de alguna manera a un final porque ni la hipótesis de la vía pacífica y electoral, ni la hipótesis de un aparato estrictamente militar encargado de resolver los problemas políticos condujeron al comunismo según el sentido original del término. Y el problema de la acción política actual es totalmente oscuro. Asistimos a una mundialización capitalista sin freno y, en ella, las fuerzas políticas dan muestras de más debilidad que de fuerza.

La impunidad y la violencia

-Sea cual fuere la situación mundial en la que nos encontremos, en Africa, en Medio Oriente, en Asia, en América latina o en las democracias occidentales, nos enfrentamos a la misma indolencia, al mismo salvajismo, a la misma impunidad, a la misma asimetría por parte de los poderes, la misma violencia.
-Estoy profundamente convencido de que la forma en que la sociedad está organizada a escala planetaria alienta y crea llamados a la violencia. La razón principal radica en que, para el sistema, la realidad humana es la competencia. La idea de Hobbes según la cual el hombre es un lobo para el hombre constituye la convicción profunda de nuestra sociedad. Por esa razón genera violencia constante: la sociedad da el derecho general para que, en su propio interés, se pisotee a los demás. La prensa más ordinaria hace el elogio de esa violencia. Los diarios hablan de cómo tal banco aplastó al otro, de cómo la gente fue expulsada, etc., etc. Eso, dicen, es la vida, la competencia. Pero hay que pagar el precio. Mientras no enunciemos que las sociedades deben construirse en base a la asociación y no a la competencia permaneceremos en el elemento primordial de la violencia. No digo que la violencia va a desaparecer. La sociedad alienta sistemáticamente la violencia y luego se ve obligada a combatirla con una represión terrible. Como la violencia está constantemente incitada, hace falta un aparato policial para controlarla. El resultado es que terminamos agregándole a la violencia social la violencia del Estado. Debemos cambiar los pilares de la existencia colectiva. Pero el ser humano es capaz de otra cosa que toda esa violencia: es capaz de entrega, de amor. Tiene una doble capacidad. Puede ser un animal de competencia pero también un animal altruista, interesado en la acción colectiva, capaz de encarnar ideales, puede ser un enamorado o un científico desinteresado. Saber qué aspecto del ser humano alentamos es una decisión fundamental.

-En el seno de los sistemas políticos occidentales hay algo que se degradó profundamente en el último cuarto de siglo. Esa evolución drástica está perfectamente retratada en dos libros suyos: El Primer Manifiesto por la filosofía, de los años ‘80, y el Segundo Manifiesto, publicado el año pasado.
-El Primer Manifiesto recoge las últimas esperanzas del mundo de antes. Pero en los últimos veinte años hubo cosas esenciales que cambiaron, entre ellas, la hegemonía del capitalismo liberal competitivo y violento. Intervino también otra cosa: una suerte de clara complicidad con ese sistema por parte de los intelectuales, incluidos los franceses. Ha sido una forma de decir que no se puede hacer ni esperar otra cosa, que el mundo natural es así. Esto se aceleró con la desaparición de la Unión Soviética y de los Estados Socialistas. En mi opinión éstos ya se habían muerto desde hacía mucho. Su experiencia ya no tenía más fuerza, ya no proponía nada nuevo a la humanidad. Lo cierto es que la desaparición completa de todo eso fue vivida por el capitalismo liberal como una victoria que le abría el espacio del mundo entero para desplegarse. Las formas de violencia y de complicidad intelectual con esa violencia se desarrollaron mucho. Creo que esto se inició a finales de los años ‘70. La nueva figura fundamental es que la opinión, en vez de estar drásticamente dividida, es masivamente consensual. Este resultado cambia el horizonte, la perspectiva, de un filósofo. El filósofo es aquel que siempre lucha contra las opiniones dominantes, es decir, las opiniones del poder. Hoy el combate es mucho más complejo y singular que el de los años ‘60. En esos años los filósofos críticos y comprometidos políticamente dominaban el escenario intelectual. Eso se dio vuelta. Hoy son los perros guardianes de quienes mandan. Hemos estado, con los años Bush, en una combinación extraordinaria de violencia y de mentiras. En el fondo, los occidentales, la población incluida, fueron culpables porque aceptaron todo eso. Hay que salir de todo esto. La humanidad no podrá continuar en este camino, si no irá hacia su eliminación. Se trata de reconstruir una visión del mundo y de la acción alejada de este horror.

La ilusión tecnológica

-La tecnología forma parte también de esta sociedad, de esta violencia. Las nuevas tecnologías instauraron una suerte de ilusión igualitaria, que es muy molesta, que parece decir en filigrana: puesto que estamos conectados, todos somos iguales. Ahora bien, no hay nada más virtual que esa igualdad. La realidad está presente, las diferenciaciones son patentes, el pensamiento tecnológico contaminó el pensamiento humano.
-La tecnología es la realización de una ideología que existía antes. Creo que es la ideología la que crea la tecnología, y no al revés. Esta falsa concepción de la igualdad es muy antigua. La desigualdad actual considera de forma abstracta que los diferentes individuos son iguales. Se pretende creer que los individuos tienen a su alcance el mismo sistema de posibilidades. La gente no tiene la misma realidad, pero se argumenta que cuenta con las mismas posibilidades. Es la mitología con la cual se decía que en Estados Unidos el vendedor de diarios puede convertirse en millonario y, por consiguiente, es igual a cualquier millonario. Con ese argumento, la única diferencia radica en que uno realizó la posibilidad de ser millonario y el otro no. Hay entonces una concepción tradicional y falaz de la igualdad propia al mundo burgués y competitivo. ¡Todos podemos competir! Esa es la igualdad competitiva. Pero pienso que la tecnología de Internet y la conexión universal son la realización material y tecnológica de esa ilusión igualitaria. Esa ilusión está muy ligada al materialismo democrático porque incluye la idea de que todas las opiniones valen y son iguales. ¡Estamos conectados y lo que yo digo vale tanto como lo que dice otro! Con tal de que las cosas circulen, tienen valor. Eso es falso. Lo real sigue siendo violentamente desigual, competitivo, brutal, indolente. No basta con tener una máquina en la que podamos decir lo que pensamos para acceder a la igualdad. En realidad, cuanto más se expande ese tipo de igualdad ilusoria, menos poder tiene la gente. Observe la crisis que vivimos: estábamos todos conectados y de pronto irrumpió la realidad para decirnos: ¡Atención, de pronto todo se puede derrumbar! La crisis vino a recordar que esta suerte de euforia igualitaria en la cual estábamos era artificial. En el mundo competitivo la igualdad es siempre artificial. Y esa igualdad artificial puede ser una igualdad tecnológica justamente porque la tecnología es un artificio.

La reinvención del amor

-Usted es uno de los pocos filósofos contemporáneos que ha introducido en su reflexión algo único, es decir, el amor. Usted repite a menudo que es preciso reinventar el amor. ¿Cómo se hace eso?
-El amor es un gesto muy fuerte porque significa que hay que aceptar que la existencia de otra persona se convierta en nuestra preocupación. Mi idea sobre la reinvención del amor quiere decir lo siguiente: puesto que el amor se refiere a esa parte de la humanidad que no está entregada a la competencia, al salvajismo; puesto que, en su intimidad más poderosa, el amor exige una suerte de confianza absoluta en el otro; puesto que vamos a aceptar que ese otro esté totalmente presente en nuestra propia vida, que nuestra vida esté ligada de manera interna a ese otro, pues bien, ya que todo esto es posible ello nos prueba que no es verdad que la competitividad, el odio, la violencia, la rivalidad y la separación sean la ley del mundo. El amor está amenazado por la sociedad contemporánea. Esa sociedad bien quisiera sustituir el amor por una suerte de régimen comercial de pura satisfacción sexual, erótica, etc. Entonces, el amor debe ser reinventado para defenderlo. El amor debe reafirmar su valor de ruptura, su valor de casi locura, su valor revolucionario como nunca lo hizo antes. No hay que dejar que el amor sea domesticado por la sociedad actual -que siempre busca domesticarlo-. En otros tiempos, las sociedades clericales y tradicionales buscaron domesticarlo por el matrimonio y la familia. Hoy se busca domesticar al amor con una mezcla de pornografía libre y de contrato financiero. Pero debemos preservar la potencia subversiva del amor y apartarlo de esas amenazas. Y ello es extensivo a otras cosas: el arte debe también apartarse de la potencia del mercado, la ciencia igualmente. Allí donde hay un pensamiento humano activo y desinteresado hay un combate para liberarlo de los intereses.

-Usted también dice que el amor es un proceso de verdad.
-El amor saca a la luz lo que es una diferencia. En el amor aceptamos ponernos de a dos para explorar no ya lo que creían los románticos, es decir, la fusión, sino lo que es aceptar la diferencia del otro, aceptarla apasionadamente. El amor es todo lo contrario del individualismo que nos proponen. Se nos propone una soberanía del individuo, pero en realidad el individuo sólo es soberano de sus propios intereses. En cuanto hacemos algo interesante dejamos de ser soberanos. Si realizamos una demostración matemática los otros matemáticos vendrán a verificar que es cierta, dependemos de ellos. En el amor ocurre lo mismo. La soberanía es compartida con la presencia del otro. La idea de la soberanía individual es pobre porque excluye las actividades interesantes de la vida humana. El individuo se vuelve creador cuando acepta dejar de ser soberano.

-¿Qué le queda a una pareja enamorada en un mundo como éste? ¿La revuelta, la música, la poesía, el sexo, la indiferencia, la violencia, la sabiduría? ¿Cuáles son los ejes de una emancipación positiva frente a esta máquina infernal que es el mundo?
-En la situación de crisis y de desorientación actual lo más importante es guardar las manos sobre el timón de la experiencia que estamos llevando a cabo, sea en el amor, en el arte, en la organización colectiva, en el combate político. Hoy, lo más importante es la fidelidad: en un punto, aunque sea en uno solo, hay que tratar de no ceder. Y para no ceder debemos ser fieles a lo que pasó, al acontecimiento. En el amor hay que ser fiel al encuentro con el otro porque vamos a crear un mundo a partir de ese encuentro. Claro, el mundo ejerce una presión contraria y nos dice “cuidado, defiéndase, no se deje abusar por el otro”. Con eso se nos está diciendo “vuelvan al comercio ordinario”. Entonces, como esa presión es muy fuerte, el hecho de mantener el timón hacia el rumbo, de mantener vivo un elemento de excepción, es ya extraordinario. Hay que pelear por conservar lo excepcional que nos ocurre. Después veremos. De esa forma salvaremos la idea y sabremos qué es exactamente la felicidad. No soy un asceta. No estoy por el sacrificio. Estoy convencido de que si logramos organizar una reunión con obreros y ponemos en marcha una dinámica, si podemos superar una dificultad en el amor y nos reencontramos con la persona que amamos, si hacemos un descubrimiento científico, ahí empezamos a comprender qué es la felicidad. La felicidad es una idea fundamental.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Chaucha y palito


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.


“Esta frase nacida en el campo argentino traduce el escaso beneficio económico producido por una actividad cualquiera. El palito es el que viene con la yerba. Un desperdicio, un estorbo para sacar del mate todo el sabor esperable. ‘¿Ande yerba ‘e puro palo’,se pregunta el criollo. O sea: ¿qué se puede aguardar de alguien o de algo en lo que hay poco que valga y donde casi todo está de más? También la chaucha sobrelleva un historial de descrédito. Poco tenida en cuenta como alimento, la ‘judía verde’, como la llaman en España, nunca gozó de buena prensa. En tiempos de la Colonia se dio el sobrenombre de chaucha a una moneda de poco valor (de allí nos quedó aquello de ‘comprar por unas chauchas’). Como vegetal, ningún chef de categoría la incluye entre sus mejores platos. Y al individuo con fama de bobo e inservible se lo trata de chauchón. ‘Chaucha y palito’ es la suma de dos pequeñeces. Algo así como poco y nada. Frase humildemente quejosa, para pronunciar a media voz. La más tímida descalificación de un ingreso pobretón. Algo tan insípido cómo una chaucha sin condimento. Y con tanto gusto a poco como un ‘amargo’ con más palo que yerba”.

sábado, 6 de noviembre de 2010

EE.UU: lo que conviene saber acerca de las Legislativas


Sólido y argumentado análisis de las elecciones legislativas en Estados Unidos, por el amigo Norberto Emmerich, docente universitario, licenciado en Relaciones Internacionales y doctorado en Ciencia Polítca.

El martes 2 de noviembre fueron las elecciones legislativas de medio término en Estados Unidos. La derrota demócrata estaba preanunciada en todos los medios de comunicación y la jornada electoral terminó confirmando esos pronósticos.

En el primer año de gobierno el índice de popularidad del presidente Obama había caído de un máximo de 75% a un 45%.

En estas elecciones se elegía a la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes (Diputados), 435 diputados, 37 de los 100 miembros de la Cámara de Senadores y a 37 gobernadores. Además se realizaba una gran cantidad de elecciones locales y territoriales, como la legalización de la marihuana en California, que finalmente no fue aprobada.

Los resultados fueron una fuerte victoria republicana en la Cámara de Representantes, una victoria pírrica de los demócratas en el Senado y una derrota estrepitosa de los candidatos del Tea Party. En la Cámara de Representantes el Partido Republicano tendrá 240 bancas (que incluyen las del Tea Party, aunque no sean la misma cosa), contra 184 bancas del Partido Demócrata. En el Senado, el Partido Demócrata tendrá 52 bancas contra 46 del Partido Republicano.

Las causas de la derrota demócrata no solo pueden atribuirse genéricamente a la magnitud de la crisis económica mundial. Como la crisis mundial en Estados Unidos es una crisis nacional, por la incapacidad de Estados Unidos de exportar su crisis hacia su periferia, en gran parte debido a los signos de independencia de esa periferia (Sudamérica, China) surgen entonces razones internas para explicar el resultado.

Todavía no se sabe si la derrota de Obama es resultado de las limitaciones de su gestión o de la violenta reacción que despertaron sus aciertos. Es muy probable que sea por las dos cosas: una reforma tímida y una reacción violenta. Los demócratas desilusionados le critican su timidez, los republicanos iracundos le critican su virulencia.

Los republicanos fueron más eficientes en volcar la frustración de la población por la crisis económica en contra de la figura de Obama de lo que éste lo fue en generar una expectativa de cumplimiento de las promesas de campaña. Si en la campaña electoral que llevó a la presidencia a Barack Obama primaba la vitalidad de las organizaciones de base que buscaban un cambio por izquierda ahora esos movimientos de base buscan alternativas de ultraderecha.

En realidad ninguno de los partidos ofrece un verdadero cambio estructural. El sistema de partidos amenaza romperse y la elección sacó a luz la podredumbre que aqueja a la democracia norteamericana, esa alternancia indiferenciada entre republicanos y demócratas que ha demostrado ser incapaz de resolver la crisis económica. Aunque el Tea Party amenaza tanto a republicanos como a demócratas, no se organizó en la forma de “tercer partido” sino que irrumpió en la interna republicana. Con esto sacudió la rutina burocrática republicana y al mismo tiempo se autoencerró en el ejercicio del mismo poder que denuncia en sus consignas. La organización cuya mística es la destrucción de la hipocresía política se encarga de salvar al sistema político, al transformar la genérica denuncia contra “todos” en la específica denuncia contra Obama. Aunque se parece al “que se vayan todos” de la Argentina, es algo distinto. En Argentina los grupos movilizados tras esa consigna nunca politizaron su consigna, en Estados Unidos es lo único que hicieron. Es un voto de última confianza en un sistema que amenaza romperse por todos lados.

Los sectores empobrecidos, políticamente independientes pero ideológicamente conservadores, se volcaron ahora por los republicanos y se entusiasmaron por las ideas y consignas inconducentes e impresentables del Tea Party. Son los “white trash”, los obreros blancos explotados o desempleados, a los que tan bien describe Joe Bageant en “Crónicas de la América profunda”.

Las promesas republicanas para esta campaña legislativa han sido promover la reversión de la reforma del sistema de salud y la continuidad de las exenciones impositivas impuestas por Bush que vencen a fin de año y que Obama amenaza con no renovar[1].

El nuevo presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, es un buen ejemplo de esta oleada de hipocresía conservadora: lleva 18 años viviendo en Washington como diputado, es el jefe de la bancada republicana y ha votado e impulsado el voto de todas las iniciativas legislativas que marcan la política norteamericana de las últimas décadas, que llevaron a Estados Unidos a la crisis actual.

Por supuesto, las dos guerras en las que está embarcado (y perdiendo) Estados Unidos, no fueron tema de campaña, es un tema en que ambos partidos están de acuerdo. Por otro lado el foco de atención quedó concentrado en el alto desempleo y la inseguridad económica. Estados Unidos ha perdido 5.000 soldados en los 9 años de guerra y 35 mil soldados gravemente heridos. Pero a diferencia de la guerra de Vietnam cuando millones de ciudadanos fueron reclutados para pelear en la guerra, y terminaron protagonizando inmensas protestas públicas, ahora se trata de menos de un 1% de la población, en su mayoría gente de la clase trabajadora mediocremente educada, de pequeñas localidades del interior de Estados Unidos.

Estados Unidos imitó el modelo imperial de Gran Bretaña con pequeños ejércitos, compuestos de voluntarios, combatiendo en guerras coloniales remotas e ignoradas por la metrópoli. Se trata de guerras imperiales, no guerras nacionales.

Si la guerra fuera un emprendimiento nacional la población norteamericana debería involucrarse en ella y pagar directamente los gastos de guerra como hizo en la segunda guerra mundial y en la guerra de Vietnam, mediante impuestos especiales. Habría que ver cómo reaccionan los republicanos cuando se les pida que paguen por las guerras que apoyan tan apasionadamente. Si los norteamericanos tuvieron que pagar por esas guerras, éstas terminarían inmediatamente. Bush y Obama financiaron sus guerras ocultando los gastos al público, apelando al milagro del crédito.

Esta campaña fue la más cara de la historia de Estados Unidos con un total 4 mil millones de dólares. Los fondos fueron canalizados a través del Partido Republicano, del Tea Party y de organizaciones que se presentan como independientes y en razón de ello no deben revelar la totalidad de sus miembros ni el origen de sus fondos.

El acto de cierre de campaña del partido Demócrata se realizó en Ohio, en el campus de la Cleveland State University. El lugar disponía de 13 mil ubicaciones y apenas 8 mil de ellas estaban ocupadas.

En realidad gran parte de la elección del martes 2 de noviembre ya estaba realizada, porque la mitad de los votantes había emitido su voto por correo en las cuatro semanas anteriores.

Obama no cuenta con el apoyo de todos los sectores del Partido Demócrata. Miembros del propio bloque demócrata se opusieron a investigar las violaciones a los derechos humanos del gobierno anterior, le impidieron cerrar la base de Guantánamo y licuaron las reformas de la ley de salud. El Partido Demócrata tiene varias facciones, como cualquier gran partido político y Obama debe arbitrar entre ellas. Eso implica que los sectores más liberales (equivalente en Estados Unidos a “izquierda” o “progresista”) lo critiquen por ser demasiado tímido. Este sector, el Progressive Caucus, cuenta con 78 diputados en la Cámara de Representantes sobre un total de 255 legisladores demócratas. Este grupo le pide a Obama que se apoye en ellos para encarar el programa de gobierno. Pero otros dos sectores, los Blue Dogs y los New Democrats, los moderados y los centristas, acumulan 105 escaños y tienen la mayoría del bloque. Según una reciente encuesta de Gallup, el 42% de los ciudadanos norteamericanos se dice “conservador”, un 35% se dice “moderado” y solo un 20% se reivindica “liberal”.

El Tea Party

Alrededor del partido Republicano nació el Tea Party (partido del Te, en recuerdo del Tea Party de Boston de 1773, que inició el proceso de independencia norteamericano)[2]. El Tea Party y el Partido Republicano no son la misma cosa, aunque convivan en un espacio político incómodo para ambos.

¿Por qué el Tea Party se acopla a la estructura del Partido Republicano? Porque en las 16 elecciones presidenciales que se realizaron en Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial solo en 1992 hubo un tercer candidato, Ross Perot, que en ningún momento fue alternativa para conquistar la presidencia.

Es un movimiento con valores ultraconservadores, xenófobo e islamofóbico, enemigo de toda noción de Estado. Aunque tenga un perfil ideológico muy elevado, el Tea Party carece de estructura, de programa, de dirección centralizada y de conducción. Está lleno de contradicciones y en síntesis expresa la fuerte tendencia anti-política del electorado norteamericano. El propio director de Asuntos Hispánicos del Partido Republicano, Robert de Posa, llamó a los electores hispanos de Nevada a no presentarse a votar en estas elecciones.

En un país donde el 25% de la población cree que Obama es musulmán, los excesos de los candidatos y partidarios del Tea Party motivaron a dos cómicos de la televisión a organizar el “Acto para restaurar la cordura” en Washington, donde asistieron entre 150 mil y 200 mil personas. Obama tuvo que cancelar una visita programada para diciembre al Templo Dorado de Amritsar, en el Punjab indio, donde obligatoriamente debía utilizar turbante, para no parecer musulmán. Lo llamativo es que el Templo Dorado de Amritsar no es musulmán, ni siquiera hindú, sino de la religión sikh, mayoritaria en el Punjab y minoritaria en la India.

Sarah Palin, la ex candidata a la vicepresidencia en la fórmula con John McCain, también ex gobernadora de Alaska, un Estado cuya economía está subsidiada en un 40% por el gobierno federal, se convirtió en la propagandista del movimiento. No era candidata a ningún cargo en estas elecciones, pero se ha convertido en una gran figura nacional gracias a este movimiento y aspira a llegar a la Casa Blanca. Pero las elecciones del Tea Party no fueron lo que parecía. El candidato de Sarah Palin en Alaska, Joe Miller, un candidato que no contesta preguntas en los reportajes, es probable que pierda a manos de la republicana moderada Lisa Murkowski, que había perdido la interna y se presentó como independiente. Como los electores deben escribir el nombre del candidato a mano, pasarán varios días hasta que se conozca el resultado. Nuevamente Bristol, la hija de Sarah Palin, le hizo una mala jugada al declarar por televisión que se había olvidado de votar.

Una de las figuras más peculiares del Tea Party fue Christine O’Donnell, de Delaware, completamente desconocida e ignorante de cuestiones políticas. A pesar de ello, logró derrotar en la interna partidaria a Michael Castle, un veterano ex gobernador del Estado y diputado desde 1991. En total 138 candidatos del Tea Party lograron imponerse en las internas republicanas.

El rasgo común de los miembros del Tea Party es la protesta contra el Estado federal y contra la carga impositiva que implica cualquier obra o política pública con efectos redistributivos o inclusivos. El Plan de Salud, la construcción de un túnel entre New Jersey y New York, la educación pública, la legalización de los inmigrantes indocumentados, la extensión del seguro de desempleo en época de crisis, el paquete de estímulo para reactivar la economía, terminar con las exenciones impositivas de Bush.

Todo esfuerzo para hacer más igualitaria la sociedad implica el riesgo de cercenar algún grado de libertad económica y ese es el comienzo del totalitarismo. Este anarco-liberalismo forma parte de una corriente de pensamiento muy fuerte en el conservadurismo norteamericano, que defiende la “pureza” de la mano invisible del mercado y sostiene un modelo de ajuste automático de la economía. Por ahora, tras este fracaso electoral, será más difícil que el gobierno pueda lanzar una segunda ronda de estímulos fiscales para sacar a la economía de la recesión.

Aunque los legisladores electos por el Tea Party son formalmente candidatos del Partido Republicano, las agendas de ambos grupos son diferentes. Mientras los candidatos del Tea Party responden solo a sí mismos, el Partido Republicano y su líder en el Congreso, John Boehner responden a una estructura política centralizada, con objetivos nacionales.

Todo indica que el presidente Obama enfrentará un legislativo al mismo fragmentado (al interior de la Cámara de Representantes – entre republicanos, demócratas y Tea Party) y dividido (mayoría en el Senado, minoría en Diputados), con el cual será difícil y quizás innecesario negociar, acentuando el presidencialismo del régimen republicano norteamericano. A no ser que los miembros del Tea Party abandonen sus consignas fundamentalistas y se adapten a la maquinaria burocrática del régimen parlamentario, con lo cual el tono populista de su discurso político perderá sustancia. Muchos de sus candidatos han conseguido bancas en el Congreso y se desconoce el grado de fidelidad al Partido Republicano, no se sabe si votarán orgánicamente o intentarán liderar un movimiento principista contra Obama. Por ahora el gobierno solo negociará con la bancada republicana moderada que dirige John Bohener. Los legisladores del Tea Party que se nieguen a acordar podrían descubrir que carecen de importancia.

Nació encabezando un movimiento de protesta y ahora debe acostumbrarse a ejercer el poder en el Capitolio. La pantalla en blanco donde se proyectaban todo tipo de frustraciones y odios no siempre compatibles y realistas, intentará transformarse en una fuerza política ordenada. Un movimiento que expresa el odio a la política, comienza a hacer política.

Los indicadores

  1. Cuando Obama era senador en el año 2007 el índice de desempleo era del 6%, ahora es del 10%, tras tres años consecutivos de estancamiento y recesión. Esto quiere decir que 26.8 millones de ciudadanos norteamericanos está sin trabajo o subempleados, una tasa que es superior a los 14.8 millones de desempleados “oficiales”. A estos hay que sumarles 9.5 millones de personas que trabajan a tiempo parcial y 2.5 millones de personas que han dejado de buscar trabajo. Entre los trabajadores afroamericanos la tasa del desempleo es del 16.1%.
  2. Estados Unidos está teniendo la tasa de pobreza más alta desde hace 51 años, un 14.3%, 43.6 millones de pobres. Entre los niños, la tasa de pobreza llega al 20%. Sin embargo la riqueza de las 400 personas más ricas de los Estados Unidos creció un 6% en el último año. Estados Unidos ocupa el puesto 45 en el ranking mundial de desigualdad social.
  3. En Estados Unidos hay 50 millones de personas sin seguro médico. 49 millones de personas comen exclusivamente con vales de comida otorgados por el gobierno.
  4. Bill Clinton perdió las legislativas de 1994. En esa ocasión el Partido Demócrata perdió 54 bancas y por primera vez cedía el control de la Cámara de Representantes desde la segunda guerra mundial. Newt Gingrich lideró la bancada republicana, partido que perdió las presidenciales de 1996. Bill Clinton no solo obtuvo su reelección sino que se convirtió en el político más popular de Estados Unidos. Desde 1992 hubo gobierno dividido en todas las elecciones legislativas, excepto en 1996 y 2004. Es necesario comprender que los partidos no están llamados a cambiar el sistema, sino a confirmarlo, sobretodo en Estados Unidos donde la memoria histórica es muy escasa.
  5. El Partido demócrata ganó la gobernación de California, donde la candidata de Schwarzenegger, Meg Whitman, perdía frente a Jerry Brown. Pero perdía la gobernación de Ohio, muy importante para la elección presidencial. El Tea Party ganaba también en Carolina del Sur.
  6. En Delaware el candidato republicano tenía asegurada su ventaja hace unos meses hasta que Christine O’Donnell, la candidata del Tea Party, le ganó la candidatura. En sus presentaciones públicas O’Donnell comenzó oponiéndose a la masturbación y terminó oponiéndose a toda forma de relación sexual. Finalmente el candidato demócrata Chris Coons ganó por 20 puntos de ventaja.
  7. En Florida, un Estado con 12% de desocupación, el gobernador republicano moderado Charlie Christ perdió su candidatura interna en manos del ultraconservador Marco Rubio. A pesar de ser hijo de inmigrantes cubanos apoya la ley anti-inmigratoria de Arizona y propone una legislación todavía más dura[3] con los inmigrantes ilegales. Los demócratas, para ayudar al republicano Christ, retiraron a su candidato a fin de sumar votos contra Rubio. La maniobra no resultó y Rubio ganó con el 50% de los votos. Una experiencia útil para evaluar las propuestas de alianza entre el PRD y el PAN en México.

Consecuencias para América Latina

  1. Tradicionalmente los republicanos estuvieron despreocupados de América Latina, y bajo la presidencia de Bush no pudieron impedir la unidad sudamericana. La derrota del proyecto del ALCA en el año 2005 fue el golpe más fuerte sufrido por Estados Unidos en América Latina en todo el siglo XX, y no produjo graves consecuencias.
  2. Pero los republicanos ganaron elecciones legislativas, todavía gobierna un presidente demócrata, acosado por una oposición salvaje. Tradicionalmente los gobiernos demócratas se mostraron abiertamente imperialistas y Obama ha avanzado mucho más que su antecesor en América Latina aunque el fracaso de golpe en Ecuador y la imposibilidad de la guerra entre Colombia y Venezuela le ha hecho modificar sus planes (al impedir la triple reelección de Uribe) y ha frenado sus primeros grandes avances. Los republicanos presionarán para que Honduras reingrese a la OEA, pero el golpe fue promovido y tolerado por el presidente demócrata. Lo único que puede esperar América Latina tras esta derrota electoral demócrata es una mayor presión republicana por la adopción de una política exterior más agresiva hacia América Latina. Esta ofensiva se notará en las Comisiones legislativas de la Cámara de Representantes, que estarán todas presididas por republicanos.

Conclusiones

Para Estados Unidos el principal problema del planteo del Tea Party y del Partido Republicano es que sus propuestas profundizan la recesión. Si hay que dejar de gastar para reactivar la economía para ponerse a pagar las deudas, como quiere el Tea Party, la economía mundial se desploma, tal como sucedió con los planes de ajuste que el FMI implementó en la economía latinoamericana durante la década del 90.

Con un gasto privado que está deprimido por la crisis económica, el Estado necesariamente debe gastar más, no menos. El Tea Party inició una cruzada moralizadora, los votantes se convencen de que lo que se necesita no es más estímulo fiscal sino más castigo a los deudores. La ironía es que en su determinación de castigar a los votantes que no lo merecen, se castigan a sí mismos, perpetuando el desempleo.

La victoria republicana es un programa de ajuste, un problema para Estados Unidos no para América Latina. Pero sí es cierto que la reforma migratoria y la política hacia Cuba, quedarán congeladas.

[1] La propuesta de Obama es reponer las cargas fiscales para las familias con ingresos superiores a u$s 250 mil anuales y eliminarlas para quienes tengan menores ingresos. Si la propuesta republicana termina imponiéndose el fisco tendrá menores ingresos y se reforzará la debilidad presidencial.

[2] En 1773 los patriotas norteamericanos arrojaron el te al mar en el puerto de Boston en protesta por lo que consideraban una excesiva carga impositiva de la corona británica.

[3] Rubio propone la negativa a dar beneficios sociales a los indocumentados y negar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes ilegales nacidos en Estados Unidos.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Que merezcan parecerse a nuestros pueblos


Nuevamente el invalorable aporte de Oscar
Hay una sentencia que viene atravesando los siglos, infaltablemente en boca de políticos conservadores: “Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”. En el siglo diecinueve la escribió Joseph de Maistre (quien, paradójicamente, proponía como mejor forma de gobierno la monarquía hereditaria); a principios del siglo veinte, poco después de mandar a reprimir a sangre y fuego un levantamiento anarquista en Barcelona, la pronunció Antonio Maura, ministro de la monarquía borbónica; en octubre de este año, durante una entrevista concedida en Caracas, la volvió a echar al aire el flamante premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
A nuestro juicio, la frase contiene un prejuicio elitista y antidemocrático. Es la idea de que los pueblos -o las mayorías electorales- a menudo “se equivocan” y que hay intelectos privilegiados llamados a hacer “revoluciones desde arriba” (así las llamaba el citado Maura) para que luego desciendan cual maná celestial, cambiando el estado de las cosas.
André Malraux, ex comunista francés que llegó a ser ministro de De Gaulle en los ’50 y ‘60, supo darle un giro elegante a la frase y escribió que “los pueblos tienen gobiernos que se les parecen”. Cristina Fernández de Kirchner citó implícitamente a Malraux cuando dijo en su discurso ante la asamblea de la ONU en Nueva York (22/9/2008) que “en América del Sur comienzan a surgir gobiernos donde sus gobernantes se parecen cada vez más a sus pueblos".
Compartimos el concepto de Malraux y también la cita de Cristina, aunque aclaramos que lo importante no es el parecido físico que Cristina, Lula, Evo Morales, Rafael Correa, Fernando Lugo y Hugo Chávez -por nombrar algunos- tengan con sus pueblos y con las respectivas historias de sus pueblos, sino el parecido moral y espiritual.

Importancia del día después
Hechos esperados y otros inesperados, en la política de los países americanos, dieron especial intensidad a las últimas semanas. Entre los esperados se cuentan la derrota del presidente Obama en las legislativas de mitad de mandato y el arrollador triunfo de Vilma Rousseff, una mujer, en las presidenciales brasileñas. Entre los inesperados, elegimos el accidente y rescate de los mineros de Copiapó en Chile y el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner, que enlutó a nuestro país. En todos estos hechos hubo un día después, y creemos que es allí donde deben encontrarse los signos, visibles o invisibles, de los cambios.
La Presidenta de la Nación, en su primer mensaje al país después de los funerales de su esposo, habló del dolor, del profundo dolor, como una sensación nueva instalada en su vida; agradeció las condolencias y mensajes de apoyo recibidos y anunció la voluntad de continuar en el rumbo político que hasta el pasado miércoles 27 de octubre compartía con su marido y compañero. En ese compromiso y ese gesto -para usar la metáfora- Cristina se parece a su pueblo.
El rescate exitoso de los mineros atrapados en Copiapó, televisado y relatado en directo a todo el mundo en septiembre y octubre pasados, fue la coyuntura inesperada que le reveló al pueblo chileno la capacidad de gestión y los buenos reflejos del flamante presidente neocon, Sebastián Piñera. Y aunque después del carnaval de fotos y abrazos Chile haya vuelto a su realidad de fragmentación y lucha de clases, podría decirse que en la coyuntura hubo un puñado de “héroes” (empezando por los mismos mineros) que se parecieron a su pueblo.
En Brasil, un presidente que se parecía muchísimo a su pueblo (ya que de tornero mecánico y delegado sindical en el cordón industrial de San Pablo llegó hasta la primera magistratura y se mantuvo con altísima popularidad a lo largo de ocho años) delegará este primero de enero de 2011 el mando en una mujer militante, de bajo perfil y de su mismo partido, que obtuvo el domingo pasado la mayor cantidad de votos que haya tenido presidente alguno del Brasil, en toda su historia.
Hija de un comunista exiliado y militante de izquierda ella misma, encarcelada y torturada en tiempos dictatoriales, Dilma Roussef es un exponente de los nuevos cuadros políticos de la región sudamericana y un anuncio de la nueva dirigencia que se está formando, tanto dentro como fuera del Estado. A su modo, Dilma también se parece a su pueblo.
Finalmente, el gobierno de Barack Obama -primer presidente negro de los Estados Unidos- enfrentó este martes la dura prueba de las elecciones legislativas de mitad de mandato y su partido, el Demócrata, debió conceder al Republicano más de 60 bancas que antes tenía en la Cámara de Representantes (equivalente a Diputados), lo mismo que algunas gobernaciones de distritos netamente industriales.
El Partido Republicano usó con astucia la emergencia de un movimiento nostálgico y racista denominado Tea Society, que agitó los fantasmas de “pérdida de la identidad” en el pueblo norteamericano a causa de la inmigración masiva y descontrolada. Este revés electoral impulsó al presidente Obama a renovar su oferta de trabajo conjunto a las bancadas opositoras (ya que las diferencias, como todos sabemos, son sólo de matices).
No importa el color o el acento de sus presidentes, un hecho innegable del último medio siglo norteamericano es el ascenso social y político de las minorías negras e hispanas, ocupando lugares de creciente responsabilidad en la administración federal y en la de los Estados. No es aventurado decir que también en los Estados Unidos, centro generador del capitalismo mundial, los gobernantes son cada vez más parecidos a su pueblo.

La justicia, en lista de espera
Sugerimos al comenzar esta nota que los gobernantes de nuestra región -como los del resto del mundo contemporáneo- se parecen cada vez más a sus pueblos. Lo reiteramos aquí: se parecen. Pero la semejanza no es coincidencia. Y acaso no haya nunca coincidencia, puesto que las formas republicanas aceptadas para el gobierno de una sociedad de masas exigen delegación y representación de la voluntad popular. Y puesto que el capitalismo y el poder económico concentrado, en los distintos países, ha desarrollado distintas formas de burlar el mandato de las bases (y por eso hay travestismo político, y cooptación de dirigentes, y corrupción). A la vez, el ascenso de las organizaciones sociales y de las nuevas organizaciones sindicales y políticas, nos habla de la aparición de un auténtico cuarto poder, que balancea la influencia de los lobbies mediáticos y que impulsa y sostiene el proceso de reforma de las viejas instituciones.
En el “día después” que debe afrontar Cristina, como en el de Sebastián Piñera, el de Dilma y el de Barack Obama, aparece la gran deuda de justicia, una deuda que no ha sido debidamente escrita ni formulada en los programas. Es la deuda con los niños y los viejos. Con los postergados de los sucesivos modelos. Con los indocumentados, los tercerizados, los inmigrantes esclavizados. Con todos aquellos que permanecen relegados en la cara oscura, invisible salvo excepciones, del sistema. En el compromiso real para cambiar y para seguir cambiando el estado de las cosas, hacia un renovado horizonte de justicia e igualdad, veremos si los actuales gobernantes se parecen más, se parecen menos o siquiera son dignos de parecerse, moral y espiritualmente, a nuestros pueblos.