domingo, 20 de febrero de 2011

Cantos de sirena


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

El halago movido por el interés, los discursos que prometen mucho con la idea de cumplir muy poco, las declaraciones engañosas de amistad o de amor, suelen ser calificados como “cantos de sirena”. Estas eran criaturas que la mitología griega describe con la mitad superior con forma de mujer y la inferior con apariencia de pez. Fascinaban a los marinos con la dulzura de su canto y de esa manera los hacían naufragar. En la Odisea, Homero relata que Ulises, advertido de ese peligro por la hechicera Circe, ordenó a su tripulación taparse los oídos con cera y el mismo, para poder escucharlas sin ceder, se hizo amarrar a un mástil de la nave. La moraleja es clara: precaverse contra las tentaciones de la seducción. Desoír los cantos de sirena del camelo. O, dicho en otros términos: cuando las vocecitas fallutas no pintan todo de color de rosa, atarse más fuerte que nunca al mástil de las propias convicciones.

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