Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.
"Al promediar el siglo XVII, y durante largo tiempo, la moda de lo turco se apoderó de buena parte de Europa. El café a la turca, los divanes (llamados otomanas en Occidente), las pinturas con sultanes y odaliscas invadieron los salones. Personajes de ese origen eran presencia habitual en las farsas, como ocurre en algunas de las que escribió Moliere. También los vieneses se dejaron ganar por esa influencia y crearon una masa cuya forma imita el símbolo de Turquía y que hasta hoy se llama medialuna (croissant, en francés); una manera algo burlona de celebrar un triunfo sobre los otomanos a las puertas de Viena (en la ilustración del post, escena de la batalla). La expresión “ser cabeza de turco” (servir de tête de turc) nació en Francia y pronto se difundió en España y América. Proviene de las ferias de diversiones y se debe a los juegos de tiro al muñeco. En ellos nunca faltaba alguna vestido de turco: quien lo descabezaba o le volteaba el fez rojo ganaba un premio. Hoy, hacer de alguien la cabeza de turco es endilgarle la culpa de otros. Una cabeza fácil de arrancar y que siempre viene bien para no perder la propia".
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