Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.
“Cuando una persona hace ostentación de algo o se da una importancia exagerada decimos que se da dique. La expresión nada tiene que ver con dique alguno (palabra que nos viene de Holanda, país experto en ponerle barreras al agua). El dique de nuestro dicho surgió por alteración y posterior inversión del término gitano diquelar –que la Academia registra--, la que, al igual dicar, en la jerga de los singaros quiere decir ver o darse cuenta. Diquelar fue mal interpretada por los porteños que la oyeron como diquedar. De diquedar a dar dique no había más que un paso que los habitantes dieron muy pronto. A fines del siglo pasado dar dique se aplicaba en lunfardo a una estafa que consistía en dejar ver un objeto en venta para cambiarlo rápidamente sin que el sujeto lo advirtiera. La idea de falsa apariencia dio lugar a la de exhibir, hacerse ver, que el dicho expresa hoy. Vanidad de vanidades. No existe obra hidráulica capaz de oponerse al afán de darse dique.
Muy rebuscada esta expresión. Más que interesante que el tipo de estafa haya sido tan común como para tener nombre.
ResponderEliminarPD. Al margen, alguna influencia habrá hecho que elijas acompañar el texto con una imagen bastante gótica, ¿no?. :)
Saludos!