Comparto, amigos del blog, algo personal. Pero que, creo, nos pertenece a todos los que luchamos y seguiremos luchando por un mundo mejor. La respuesta, suelta --en post de Facebook--, de mi hermano Rodolfo a una declaración de LA CHE (agrupación a la que pertenezco) acerca de los crímenes en Ledesma . Le digo desde este, mi lugar, como le dije en ese diálogo público, que "me toca el alma". Que "Sé de tus preocupaciones por este proyecto por el que --otra vez, que le vamos a hacer, nos lo enseñó el viejo-- me juego entero a esta altura de mi vida, pero también de tu brillante sensibilidad, la mortífera certeza de tus palabras". Un abrazo como antes, como en esta vieja foto, como siempre.
Es verdad lo que dicen todos, comenzando por el valiente pronunciamiento de “La Che” e incluyendo las salvedades que aporta Oscar acerca de la comunicación y las actitudes defensivas del Gobierno Nacional. Cada cual debe y puede defender sus creencias. Pero yo tengo la certeza de que se quedan cortos. La cuestión es más sencilla e infinitamente más compleja a la vez. No se equivoca Cirielli hoy, en la nota de “Tiempo Argentino” que cita Alberto en su Face. “La historia misma de la injusticia social se puso de manifiesto a sangre y fuego en un recodo del país”, escribió. Y así es. Me gustaría que en la edición de mañana desarrollara mucho más esa estremecedora frase. Amigos, compañeros, camaradas, vecinos, usuarios de Face: lo que irrumpió ayer como una bofetada artera en la escena política del país, y que despertó tanto el vergonzoso y rápido oportunismo patético de la oposición (a derecha y a “izquierda”) para condenar la represión del “kirchnerismo”, como el silencio o las explicaciones balbuceantes del oficialismo (nacional y de Jujuy) fue una (solo una) de las expresiones de la brutalidad del DUEÑO y a la vez ENEMIGO jurado la Argentina. Lo peor, lo máximo de la oligarquía gorila antipopular. La que jamás muestra el rostro pero cuyas garras atrapan e inficionan todo el cuerpo político, moral y económico social de la Argentina. Un poder que viene desde la colonia y se emparenta con lo peor y más sangriento de la historia pasada y presente: familia Blaquier y el estandarte de su imperio oligárquico financiero, la empresa Ledesma. Los que han participado desde siempre de todas las masacres antipopulares y de todos los golpes de Estado. En sus oficinas (o en las alturas, en sus aviones, o en el mar en sus barcos) se planeó el onganiato y la destrucción de la industria azucarera tucumana, un verdadero genocidio. También fue Ledesma la casa conspirativa que hospedó a los genocidas civico-militares del 76 al 83. Muy bien cita el documento de “La Ché” el poderío que tienen en Jujuy. Son los dueños de la provincia y más. A ellos pertenecen la policía y los jueces. Los legisladores y políticos, de todo color (menos la CCC, por supuesto) se le reportan. Son dueños de vidas y haciendas en la provincia y albaceas de la más siniestra oligarquía del país, los gorilas de pelo largo y paladar negro. Sobrevuelan vigilantes los destinos de la Nación para intervenir, convocar y liderar a sus pares y corregir el curso, con el terror y la sangre si es necesario, cuando peligran sus intereses. Su cara real no es la que de vez en cuando ilustran las revistas frívolas, o bien citan con reverencial respeto y temor los medios “serios”. El rostro impiadoso y salvaje es el que vimos estos días, es la represión, la cotideanidad de los jujeños humildes, de los trabajadores rurales y de los ingenios, que sufren virtual esclavitud y condiciones de labor como hace 200 años. Su vida y la de sus hijos pertenece al patrón que, muy orondo, entra cada verano a instalarse en el puerto de Punta del Este con su flota de seis barcos; una ciudad para el alojamiento, divertimento y descanso él y de sus huéspedes. Amigos, compañeros, Carlos Pedro Blaquier es el padre de Octavio en “El elegido”, si cabe una comparación (23:00 hs, Telefé). No es la Sociedad Rural, Biolcatti, Magnetto o la UIA. Es mucho, pero muchísimo más que eso. Es el líder. En términos religiosos, si estos son horribles pecadores, aquél es el mismísimo Diablo, la quintaesencia del ENEMIGO, su versión más acendrada, arrogante y, lo que es peor, FEROZ. A eso nos enfrentamos, y a eso se enfrenta este gobierno y este proyecto, con sus virtudes y defectos. El anuncio del mandatario jujeño de que va a expropiar las tierras en cuestión, si se concreta, será la mejor noticia que podremos escuchar. No es poco. Difícilmente veamos a Cristina enfrentarse abiertamente con ese poder (tampoco podía hacerlo Néstor, Oscar), simplemente porque ella está en mejores condiciones que nosotros de medir, evaluar racionalmente, la correlación de fuerzas; lo que se gana y lo que se pierde. En todo caso, ayudémosla. Denunciando a los medios concentrados que comen de la mano de Blaquier y le prestan a voluntad sus trastes, difundiendo, gritando las verdades irreversibles de la denuncia de “La Ché”. Pujando para que la prensa que acompaña profundice y no se quede en extramuros de la verdad. Al pan, pan, y al vino vino. El país, el proyecto nacional y popular necesita de nuestra militancia en esta hora. Hoy no se define la guerra, pero no podemos pelear esta batalla mordiéndonos la cola y garroneando entre nosotros (más allá de las buenas intenciones de cada cual, que se descartan). Nuestro testimonio, nuestra palabra y su comunicación, valen. O por lo menos despiertan para este lado y lastiman del lado de enfrente.
Con tamaños precedentes, cabe ampliar la mira y poner en cuestión no sólo a los policías. También debe escudriñarse la responsabilidad política y moral de los civiles que les dan órdenes, conociendo (debiendo conocer) sus endémicas limitaciones. Los fiscales, jueces o funcionarios que deciden operativos como el de ayer tienen el deber de saber a quién delegan esas tareas. Y de hacerse cargo. En política todos son responsables por las consecuencias de sus actos o de los de aquellos a quienes derivan responsabilidad.
ResponderEliminarEl comisario jujeño Hugo Sosa dijo que sus agentes no utilizaron balas de plomo sino sólo “munición antitumulto” y acusó a los manifestantes de haber tirado bombas molotov. Mosquera aseguró: “Sólo teníamos piedras”. Al ser consultado por este diario también dijo que el jefe de seguridad privada de Ledesma “estaba entre la policía, participando del operativo”. La empresa emitió un comunicado donde dice que “lamenta profundamente” los “graves acontecimientos de violencia” y dijo que espera el esclarecimiento de lo sucedido.
ResponderEliminar"...la mortifera certeza de tus palabras". Dos pura sangre.
ResponderEliminarSanti.
Orgulloso Hijo y Sobrino.
Muy muy de acuerdo. Y justamente por eso me dolió tanto verlo al cerdo de Blaquier halagando a la presidenta en el oligarca La Nación, nomás días antes de la represión jujeña.
ResponderEliminarVer http://www.lanacion.com.ar/1287761-en-este-pais-a-todo-el-que-tiene-guita-lo-ataca-la-zurda aunque hay que taparse la ñata.