Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.Según los diccionarios, el calificativo se aplica “al invitado que permaneces silencioso durante una reunión social”. Alguien que, entre sorbos y bocados, no va mucho más allá del monosílabo.
Su origen se remonta a una vieja leyenda sevillana que inspiró dos obras teatrales de fama universal. El convidado de piedra, de Tirso de Molina, y Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. El convidado es don Gonzalo de Ulloa, comendador de la orden de Calatrava. Cuando Don Juan le pide la mano de su hija, lo rechaza airadamente. Sintiéndose insultado, el arrepentido libertino da muerte a quien quería por suegro y huye a Sevilla. Al regresar años después, visita el sepulcro del comendador y, como broma, de ultratumba, invita la estatua a cenar a su casa. El convidado de mármol comparece y ocupa el lugar que le han reservado en la mesa. Así nació el dicho que hoy se ha generalizado. Describe también la situación de cualquiera que en un grupo no tiene ni arte ni parte. Como si fuera el monumento al Invitado Sobrante.
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