martes, 30 de marzo de 2010

Cuba: bienvenido el debate


Pedro Campos Santos, 1949, nacido en Holguín, es Licenciado en Historia, ex-Diplomático cubano, con misiones en México y ante la CDH en Ginebra. Vive y escribe en La Habana y esta nota merece ser leída y analizada sin prejuicios, reflexivamente.

Las políticas y acciones desplegadas por la dirección histórica después del reconocimiento por Fidel en el 2005 de la posible reversión de la revolución, no han estado dando los resultados que ella esperaba: los mercados agropecuarios siguen deprimidos, los mercados de las tiendas por divisa también han declinado sustancialmente, el transporte por ómnibus inter provincial y en Ciudad de La Habana se deteriora aceleradamente, La Habana se sigue cayendo a pedazos, el salario real sigue perdiendo valor, continúa la corrupción galopante, no se han levantado las absurdas prohibiciones burocráticas que siguen convirtiendo en un calvario la vida del ciudadano común, los controles estatales siguen atenazando el desarrollo de las fuerzas productivas en la agricultura, la industria y los servicios, la salud confronta trágicos déficits ylas decisiones arbitrarias en la Educación Media están afectando a cientos de miles de jóvenes que no pueden estudiar lo que desean.

Si el Cerro Pelado ancló su valiente y decidida carga deportiva frente a Puerto Rico para exigir la participación cubana en los Juegos Centroamericano, hoy voluntariamente no vamos a competir en esa tierra hermana, la otra ala, por temor a no se sabe cuantas amenazas.

Por otra parte, los órganos de Poder Popular siguen sin jugar un papel determinante en la control y fiscalización de los presupuestos y sin poder real alguno para resolver los problemas de la población, la burocracia estatal concentra más el poder económico y político, los métodos autoritarios se imponen sobre los democráticos en toda la superestructura, la juventud comparte cada vez menos los paradigmas que pretende este “no-socialismo” y los derechos civiles y políticos siguen regalados a la oposición.

En el periódico se mencionan ideas que promueven “cooperativas” en servicios menores, sin ideas precisas sobre el contenido del sistema cooperativista de trabajo, sin abordar su dependencia absoluta de estructuras, regulaciones y mecanismos estatales y sin una discusión en el Parlamento sobre una nueva ley de cooperativas que recoja las experiencias nacionales e internacionales en la materia.

¿Qué lo explica? ¿La crisis del capitalismo internacional, la agresión y el bloqueo imperialista? ¿La ausencia de los cambios de fondos que las mayorías esperan? ¿La imposición definitiva del Campamento a la República?

Las claves que pudieran explicar la acentuación de la crisis general que vivimos, parecen encontrarse en el discurso del Presidente Raúl Castro el 20 de diciembre pasado ante la Asamblea Nacional, cuando expresó:

“Tengo conciencia de las expectativas y honestas preocupaciones expresadas por los diputados y los ciudadanos en cuanto a la velocidad y profundización de los cambios que tenemos que introducir en el funcionamiento de la economía en aras del fortalecimiento de nuestra sociedad socialista.

En este sentido me limito, por ahora, a expresar que en la actualización del modelo económico cubano, cuestión en la que se avanza con un enfoque integral no puede haber espacio a los riesgos de improvisación y el apresuramiento. Es preciso caminar hacia el futuro con paso firme y seguro, porque sencillamente no tenemosderecho a equivocarnos”.

Pero para no “interpretar” al Presidente se necesitan respuestas a las siguientes interrogantes:

1-¿Se trata de la continuación del viejo esquema del centralismo burocrático fracasado: los de arriba consultan a las bases para luego decidir ellos qué hacer, cómo hacerlo y en que plazos?

2-¿Quién establece la línea general, la dirección o el partido todo?

3-¿Los cambios serían solo para “actualizar” el modelo económico tradicional sustentado en la concentración de la propiedad y las decisiones en el estado y el trabajo asalariado como forma de organización de la producción, o se procurará cambiarlo en dirección a la socialización de la propiedad, al predominio de las relaciones de producción “libremente asociadas” de tipo cooperativo-autogestionario, genéricas del socialismo?

4-¿No se propone la dirección realizar ningún cambio en el sistema político?

5-¿Dónde quedan el partido más democrático y el reconocimiento de la diversidad en la unidad, a los que ha hecho referencia el nuevo Presidente?

6-¿Cómo serían posibles las transformaciones económicas, sociales y políticas que precisa la sociedad cubana y demandan los trabajadores y el pueblo, sin cambios democráticos en el sistema político actual, donde el Poder Popular es solo una ironía?

7-¿Fue “elegido” este gobierno por la Asamblea Nacional del Poder Popular para llevar adelante el mandato del pueblo o para hacer lo que él estime conveniente, en los plazos que él considere?

8-¿Puede equivocarse un gobierno que asuma consecuentemente el mandato de las mayorías revolucionarias que han opinado?

9-¿Pudiera afirmarse que ha existido un verdadero debate de ideas, un diálogo, una confrontación sana y constructiva entre las diversas visiones de cómo hacer el socialismo, o qué sociedad desarrollar?

10-¿Se consultaron las bases para recibir verticalmente información de lo que piensan los revolucionarios y luego actuar, no con ellos sino sobre ellos?

11-¿Qué relación existe entre esa búsqueda de opiniones y el actual proceso de depuración del partido, donde se indaga no sobre lealtades ideológicas, sino sobre fidelidades a personas?

12-¿Por qué Granma no publica artículos de fondo sobre posiciones socialistas diferentes al insostenible estatismo tradicional y se limita a la publicación de cartas, que en su mayoría parecen tratar de orientar la opinión publica en la dirección estatalista?

13-¿Tampoco se percata el gobierno de que la desesperanza que crea la incertidumbre promovida por sus indefiniciones y los múltiples errores por acción u omisión en diversos campos de la política concreta y de las relaciones del estado con la población, están fortaleciendo las posiciones de la oposición?

14-¿No se da cuenta el gobierno que está entregando todo el espacio del diálogo, de la tolerancia, de posibles cambios de fondo, y el de la defensa de los derechos civiles y políticos a la oposición?

15-¿Cómo alcanzar la libertad, la justicia y la felicidad todas del pueblo, si solo un pequeñísimo grupo, siempre el mismo, de personas toma las decisiones que afectan a todos?

16-Si el gobierno no cambia la filosofía económica y política de 50 años, “Cambiar todo lo que debe ser cambiado”, ¿no incluye cambiar al sujeto del cambio?

Al parecer no se ha dado cuenta el gobierno de que una gran mayoría del pueblo cubano no quiere regresar al pasado oprobioso,pero tampoco desea continuar con este “no-socialismo”; ni tampoco parece entender que en ausencia de los cambios necesarios, habrá que cambia al actual sujeto del cambio, el gobierno y su sistema, por el autogobierno del pueblo, que sean los colectivos laborales y sociales, ellos mimos, los que determinen los cambios.

El gobierno está cediendo a la oposición espacios que debieran ser suyos y está perdiendo la iniciativa política. De continuar esta situación, las posibilidades para cualquier movimiento futuro del proceso cubano hacia la izquierda se irán irremediablemente cerrando. El péndulo amenaza con irse totalmente a la derecha en las conciencias de las gentes por rechazo al esquema de “socialismo” fracasado, sin perspectivas económicas, sin libertades, ni democracia verdaderas.

No podemos seguir impávidos los revolucionarios, socialistas y comunistas que estamos viendo como la Revolución está perdiendo terreno por la indecisión de la dirección a propiciar los cambios necesarios, con la profundidad, la agilidad que la situación demanda y la falta de transparencia y consenso con que se está haciendo todo desde el estado. ¿Habrá que repetir que la revolución no es el gobierno, el partido o sus dirigentes, sino el proceso de cambios hacia la socialización/democratización, del poder político y económico?

Contrariamente al lenguaje tolerante y de diálogo utilizado también en 1991 por Raúl Castro, muchos de los que hemos estado promoviendo ideas de cómo llevar adelante un socialismo más participativo y democrático, hemos sido represaliados directa o indirectamente, en forma velada o abierta, al igual que entonces.

¿Somos ilusos que caímos en la misma trampa o somos consecuentes revolucionarios dispuestos a correr, a sabiendas, los riesgos necesarios por contribuir a salvar la patria, la revolución, y el socialismo?

Dada la propia dinámica de las acciones represivas que se han realizado contra algunos de nuestros compañeros, estamos consientes de que la continuación de nuestras actividades podrían convertir las acciones veladas en más directas y podríamos ser acusados de cualquiera de los clásicos falsos y vulgares expedientes del estalinismo.

Y se sabe: este “estado socialista” ha trastocado tanto el derecho que para condenar no necesita probar la culpabilidad, sino el acusado su inocencia y basta con la necesidad de defender la “seguridad del estado” que aquí, como en todas partes, representa a la clase dueña del poder real, el económico, los medios de producción que, en Cuba, no son de los trabajadores sino del estado y su alta burocracia.

¿No se percata la dirección histórica que la falta de diálogo, su intolerancia, sus represiones, la falta de transparencia en su actuación y su obstinación en continuar el camino del desastre, no dejan otra alternativa a la amplia izquierda anti burocrática interesada en echar adelante la revolución socialista, que replantearse su apoyo crítico al gobierno que francamente ha asumido algunas políticas de derecha?

No sería nuevo en la historia del movimiento revolucionario internacional, ni tampoco en la de esta revolución: el mundo está lleno de partidarios del socialismo en desacuerdo con gobiernos que dicen representarlo. Ojala y no nos impongan una abierta escisión, con sus acciones, que parece propiciada y deseada absurdamente desde el poder. Estamos tratando de evitarlo. Pero, por favor, por el bien del proceso revolucionario, paren la represión y la violencia innecesarias, el extremismo, las campañitas maniqueas y comiencen de una vez el proceso de democratización/socialización que las mayorías demandan.

Los únicos responsables de lo que ocurra, serán los sectarios intolerantes que rechazan el dialogo con los propios compañeros de lucha, mientras buscan “conversar” con el enemigo histórico.

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