Una de las medidas más importantes en la historia de la democratización Argentina. |
"Cuando fracasan
con una agresión económica a la Argentina, ahora preparan una agresión
política, como una emboscada a la compañera Cristina con la muerte del fiscal.
El imperio no perdona ni a Venezuela ni Argentina, y seguramente muchos países
estamos a la vista de ser agredidos”. Evo Morales, declaraciones a Telesur, el 27 de enero de 2015.
El
discurso de la Presidente (cuyo centro neurálgico es el anuncio de un proyecto
de Ley que disuelve la SIDE, crea una Agencia Federal de Inteligencia y saca
las escuchas judiciales de la órbita del Ejecutivo) vuelve hoy a ganar
todos los encabezados de los matutinos, aunque en una creciente polarización
que va llevando el país a una situación de imprevisibles consecuencias.
Los medios cercanos al oficialismo valoran el giro
en la política de Inteligencia, mientras los opositores centran en su descalificación
de la denuncia de Nisman, y la falta de “condolencias” a los familiares,
reduciendo la decisión histórica de la Presidenta a pequeños avances en sus
portadas.
Quienes
me conocen saben, y a veces se incomodan, que jamás fui un seguidor acrítico ni
de Néstor (con quien discutí en más de una oportunidad, con notable y
respetuosa receptividad de su parte) ni de Cristina Kirchner, con quien nunca logré
entrevistarme en estos años, aunque le envié, las haya recibido o no, múltiples
reflexiones y propuestas mediante la Secretaría General de la Presidencia.
Con esta
aclaración, quiero decir con toda firmeza, sin ninguna duda o vacilación, que
estamos ante la medida más importante que se recordará en la democratización
del país, luego del firme rumbo que este “modelo”, sí modelo no “relato”, impuso
de arriba hacia abajo (no conozco ninguna encuesta que lo haya planteado
siquiera entre los temas de interés de los argentinos) la decisión de retomar
la lucha contra la impunidad, por la verdad y la Justicia frente a los crímenes
del terrorismo de Estado.
También ante una de las más importantes
decisiones gubernamentales de estos años, en que se recuperó –al menos en
buena parte—la convicción del rol del Estado, y la política, en la dirección de
la economía, el impulso al mercado interno y a la producción nacional con valor
agregado como motor de su desarrollo, y el rescate de las paritarias, no solo
como un acto de justicia social, sino como expresión de competir en el mundo
con productos de alto valor agregado, que por la calificación de la mano de
obra, en capacitación y remuneración, exportan trabajo argentino al exterior.
¿Podría
haberse hecho antes, como afirma en sus trasnochadas críticas una
seudoizquierda que jamás le puso el cuerpo a una revolución, derrotada o no?,
¿Esa que repudia a Chávez, Correa, Evo, y saluda a Grecia, pero luego de
torpedear la coalición de izquierda Syriza, y a sus dirigentes hasta
hace pocos meses?
Claro
que podría haberse hecho antes. Mucho antes. En los 40, en los
50, los 60, 70, y así hasta este enero
de 2015, como lo reclamamos los luchadores de varias generaciones.
Quienes durante décadas sufrimos la persecución generada
en los prontuarios de los servicios de inteligencia, en particular la SIDE, los
compañeros expulsados de sus trabajos, los encarcelados, secuestrados y
asesinados, desde donde quiera que nos miren, no podemos menos que decir que
impulsaremos con toda decisión este proyecto de ley, aportemos lo que haya que
aportar, y lo defenderemos, a como dé lugar, de la brutal ofensiva del
privilegio, que redoblará las “operaciones” y la acción desestabilizadora
contra la Presidente.
¿O estos mamarrachos que hablan de “condolencias” o
autocríticas ausentes, ante una decisión de tamaña magnitud, creen que
quienes cometieron crímenes de lesa humanidad contra sus compatriotas dejaran
amablemente su poder, político y económico, su capacidad de extorsionar y
acorralar a los gobiernos democráticos, en tanto sean de sesgo nacional y
popular?
¿Qué más
dice la oposición?
Laura Alonso, no sorprende, es la derecha brutal y
descarada, sin los tartamudeos de Mauricio Macri: "Todavía no hubo
un pésame presidencial, qué se puede esperar. La insensibilidad es propia de la
esencia de los monstruos. Que no haya un mensaje de la presidenta a la
familia... Yo estuve repasando lo que dijo la jauría kirchnerista de Nisman y
me da vergüenza", afirmó en una entrevista con Radio Mitre. Monstruo, jauría, no hay duda
que están en un “estado policial”, vigilados por una “Gestapo”, salvo que debe
ser la de las escuchas por las que está procesado su jefe.
Ernesto Sanz afirma, al borde de la
angustia, que ni este ni ningún problema
(inflación, inseguridad, política exterior) se arreglan salvo con un “cambio
de gobierno”. Con él como Presidente, por supuesto. Nada para mejorar hasta
ese improbable futuro, ni siquiera el clima de zozobra que se ha sembrado
arteramente en la población.
A Binner y Solanas, como otros de los que supuestamente
pretenden diferenciarse por “izquierda”, les preocupa que la Procuradora General
sea Gils Carbó. Omiten la trascendencia del proyecto y que históricamente esta,
o cualquier otra, Procuradora es un episodio. Que lo que cuenta es meter mano
al pozo séptico de la SIDE, que institucionalmente las escuchas las lleve
adelante quien dirige a los fiscales, o sea las investigaciones. Precisamente
el Ministerio Público Fiscal, cualquier sea el gobierno. Patética postura para quien
se dice socialista; y para un ex peronista combativo, que en tanto no traicionó
su origen, fue víctima de esos mismos servicios.
El llamado “massismo” se define, entre mucha y muchísima
peligrosidad, según sea el “barón del conurbano” aspirante a gobernador, que
toma la posta en las declaraciones.
Ayer,
si alguien tenía dudas, quedó también patente la derechización de la dirigencia
institucional judía, de la AMIA y de la DAIA, que dejaron muy atrás
aquellos pioneros, humildes y luchadores, que crearon la primera para la
solidaridad y la ayuda mutua, y la segunda para enfrentar el racismo y la discriminación
en todas sus formas. Hace tiempo feudo de poderosos intereses ligados al
extranjero, su criminal ausencia ante la brutal persecución de los combatientes
judíos durante la dictadura, solo puede compararse con su papel de encubridores
objetivos, de impulsores de pistas falsas, con Rubén Beraja, ahora liberado,
pero condenado por falso testimonio en la causa AMIA y, además, asociación ilícita.
Declaran que el discurso presidencial fue “reduccionista”
e “inapropiado”. ¿Para quién, cabría preguntarse? No para los judíos argentinos
de a pie, o las 85 víctimas y sus familiares que –aún en medio de la confusión
de los medios, los partidos y su propia “dirigencia”— deben ir viendo la
voluntad férrea de este gobierno para ir a fondo.
¿Qué
puede concluirse de esta recorrida?
El
profundo deterioro de la dirigencia de los partidos políticos tradicionales, y
una parte de las organizaciones sociales. Deterioro que
contrasta con la –al menos por una parte de la militancia de la que yo formaba
parte— criticada dirigencia que fue protagonista del retorno a la democracia.
Aquella
no vaciló, ni un segundo, en responder en forma unida y sin fisuras, cuando se pretendió desestabilizar
a la democracia, abrir paso a nuevas aventuras golpistas.
Esta,
en abierta descomposición, ejerce la oposición sistemática, reniega de
enfrentar en común a los enemigos de TODOS los demócratas, y contribuyen a
polarizar con falsas antinomias a los argentinos, facilitando a los objetivos
desestabilizadores.
Esta es la hora de apoyar, perfeccionar,
impulsar y, sobre todo defender, este paso histórico para la democracia
argentina.
Quienes den vuelta la cara, y
aun los que miren para otro lado teniendo la responsabilidad de ser dirigentes,
tendrán que rendir cuentas ante el pueblo, tarde o temprano.
Más temprano que
tarde.
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