Poema de Pablo Cingolani, poeta y militante argentino que hace años trabaja con Evo Morales en Bolivia. Como me escribiera Hugo, uno de esos amigos, bellísimo y simple, porque la belleza es simple.
No somos más que dos o tres… Apollinaire: Lazos (1918)
Tengo un amigo que se volvió ladrón,
Y hay otro, que dejo de serlo
Tengo un amigo borracho a morir
Y uno, que no conoce ni agua
Tengo amigos que siguen creyendo
Y hay los que ya ni me creen
Tengo amigos que son como búfalos,
están siempre a punto de embestirte
Tengo amigos que son como pétalos
Y vuelan como si el aire fuera gratis
Tengo amigos de la vida y de los caminos,
Que son lo mismo
Tengo amigos del tumulto y de la soledad,
Que no es igual
Tengo amigos como estrellas
Y se encienden cada noche
Tengo amigos como pájaros
Cantando cada amanecer
Tengo amigos que son lo poco
Que tengo: con ellos, sueño
¿Qué más puedo pedirle a la vida
Que tenerlos como amigos?
¿Qué más puedo temerle a la vida
Que no tenerlos?
Con mis amigos, armo una fiesta
Invencible, siempre
Sin mis amigos, me apagaría
Irremediable, definitivamente
Siento al mundo sin mis amigos
Y me da terror, lo muero
Siento al mundo con mis amigos
Y es bello y grato vivirlo
Mis amigos son la mejor cosecha
La única recompensa, el halago
De vivir la vida, sentirla
Y caminarla de pie
No se qué haría sin mis amigos,
Me perdería tal vez en la distancia
Los recuerdos o el olvido
La furia o ese no saber de nada
Pero si incluso así fuera
Si los ríos subiesen por sus cauces
Si el verano se tornase invierno
Y el vergel, desierto y tumba
Si no escuchase más
El nombre de los mártires
Si no tuviese siquiera
Un compañero
Si la vida se tornase hostil
Por las máquinas y el hastío
Si todo se sometiese
Y no se rebelase
Si se acabase el mundo
Y no quisiera volver
Allí, en el último lugar
En la última hora
Del último abismo
Y la esperanza, también la última
Allí, mi dios, yo se, los encontraré
Porque son mis amigos
Son los vientos que me guían…
Son las palabras que me curan…
Son los ojos que me miran siempre…
Las brújulas podrán oxidarse
Y el mundo, lo mismo
Pero los amigos,
Mis amigos, nunca, jamás
Pablo Cingolani
Río Abajo, 26 de abril de 2010
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