miércoles, 23 de enero de 2013

Crisis europea: la vieja receta burguesa

   La crisis que afecta a la eurozona es, en manos de las burguesías, la herramienta  que permitirá gerenciar la reconversión industrial, que se basará en la reducción de los salarios y en el fin del estado de bienestar. Ese es el precio que pagarán los pueblos para que las patronales recuperen la competitividad perdida.
    Desaparecido el comunismo hace más de veinte años, el estado de bienestar --creado para frenarlo-- es un lujo que resulta tan obsoleto como caro. Según el razonamiento de las burguesías Europa no puede seguir pagando --medidos en dólares-- salarios siete veces más caros que el promedio del Asia Pacífico y cuatro veces más que el promedio de los países emergentes. 

   Al suprimir el estado de bienestar los países europeos ahorrarán un tercio de sus gastos totales, incluidos los de defensa. Y al reducir los salarios aumentará la competitividad de sus precios, sus exportaciones y, consecuentemente, sus ganancias. Esta necesidad estructural del capitalismo europeo es lo que explica la presunta "traición" de la socialdemocracia, finalmente un partido patronal con antifaz progresista.

   Puesto que también han desaparecido los partidos comunistas, los trabajadores europeos se han quedado sin representación política, si se exceptúan algunas módicas izquierdas y movimientos incipientes del tipo de los "indignados" españoles. 

   Por ejemplo, cuando haya nuevamente elecciones nacionales en España, ¿a quién votará el ciudadano de a pie? Lo único que puede frenar la ejecución de este plan de las burguesías es una enorme movilización popular, pero eso no está a la vista, más allá de las previsibles huelgas de protesta, que los gobiernos pueden neutralizar sin mayores problemas. 

   Los casi seis millones de desocupados también son una palanca en manos del gobierno español, cuya economía muestra curiosos números en los últimos años. Desde 2009 las exportaciones crecieron 16 por ciento anual, y la productividad del trabajo aumentó cerca del 25 por ciento. Aquí ya se puede detectar una reducción del salario real del mismo porcentaje. 
   El euro es la llave que garantizará la continuidad de la crisis por varios años más (período necesario para completar el movimiento), porque en la práctica funciona como una convertibilidad. ¿Por qué Grecia, España, Italia, Portugal e Irlanda aceptan una moneda tan cara como el euro, cuya cotización respecto del dólar excede largamente las posibilidades de sus economías? Simplemente porque a sus respectivas burguesías les conviene (y porque es un atajo para alcanzar el objetivo).

   El plan de las burguesías cuenta con el apoyo del poder político, económico y mediático. Los trabajadores no tienen poder alguno y se ven obligados a vender su fuerza de trabajo (cuando logran hacerlo...) al precio que las patronales decidan pagarle.
    Así funciona el capitalismo, sólo que nos sorprende ver uno de sus rostros más desagradables en la vieja Europa, otrora aparente sinónimo de libertad, democracia y bienestar.

1 comentario:

  1. Definitivamente el derecho a la libertad encuentra su aplicación práctica en el derecho de la propiedad privada: “es, pues, el derecho a disfrutar de su patrimonio y a disponer de él arbitrariamente (…), sin atender a los demás hombres, independientemente de la sociedad, el derecho del interés personal. Aquella libertad individual, sí como esta aplicación de la misma, constituyen el fundamento de la sociedad burguesa, que hace que todo hombre encuentre en otros hombres no la realización sino, más bien, la limitación de su libertad.” (p. 191).

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