Seguimos con nuestra selección dominical de Tres
mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor
Zimmerman, Editorial Aguilar.
Una jornada llena de contratiempos y encontronazos, en que nada
sale bien, suele ser calificada como “un día de perros”.
La frase no tiene que ver con ladridos ni mordiscos. Se remonta a
los tiempos de Julio César, y está relacionada con Sirio, también llamada estrella
del Perro (o del Can) por pertenecer a esta constelación.
En cierta época del año –que siglos atrás coincidía con la
culminación del verano en el hemisferio Norte– Sirio aparecía al mismo tiempo
que el Sol.
Ese fenómeno hizo creer a los romanos que los intensos calores
propios de julio y comienzos de agosto se debían a que al calor del Sol se
sumaba el que irradiaba la estrella del Perro. Por ello, a esta temporada tan
difícil de soportar la llamaban días del
Perro, expresión que con el tiempo tomó la forma actual.
Hoy nadie piensa en Sirio ni en su constelación para echarles la culpa
de sus contratiempos y rabietas. Cualquier día, por templado que sea, puede
hacernos sentir que nos acosa una jauría.
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