miércoles, 31 de agosto de 2011

CHE


Che Guevara ya existía antes de haber nacido
No importa que retrato. Uno cualquiera: serio, sonriendo, arma en mano, con Fidel o sin Fidel, diciendo un discurso en las Naciones Unidas, o muerto, con el torso desnudo y ojos entreabiertos, como si del otro lado de la vida todavía quisiera acompañar el rastro del mundo que tuvo que dejar, como si no se resignase a ignorar para siempre los caminos de las infinitas criaturas que estaban por nacer. Sobre cada una de estas imágenes se podría reflexionar profusamente, de un modo lírico o de un modo dramático, con la objetividad prosaica del historiador o simplemente coma quien se dispone a hablar del amigo que descubre haber perdido porque no lo llegó a conocer...
Al Portugal infeliz y amordazado de Salazar y de Caetano llegó un día el retrato clandestino de Ernesto Che Guevara, el más célebre de todos, aquel hecho con manchas fuertes de negro y rojo, que se convirtió en la imagen universal de los sueños revolucionarios del mundo, promesa de victorias a tal punto fértiles que nunca habrían de degenerar en rutinas ni en escepticismos, antes darían lugar a otros muchos triunfos, el del bien sobre el mal, el de lo justo sobre lo inicuo, el de la libertad sobre la Necesidad. Enmarcado o fijo a la pared por medios precarios, ese retrato estuvo presente en debates políticos apasionados en la tierra portuguesa, exaltó argumentos, atenuó desánimos, arrulló esperanzas. Fue visto como un Cristo que hubiese descendido de la cruz para descrucificar a la humanidad, como un ser dotado de poderes absolutos que fuera capaz de extraer de una piedra con que se mataría toda la sed, y de transformar esa misma agua en el vino con que se bebería el esplendor de la vida. Y todo esto era cierto porque el retrato de Che Guevara fue, a los ojos de millones de personas, el retrato de la dignidad suprema del ser humano.
Pero fue también usado como adorno incongruente en muchas casas de la pequeña y de la media burguesía intelectual portuguesa, para cuyos integrantes las ideologías políticas de afirmación socialista no pasaban de un mero capricho coyuntural, forma supuestamente arriesgada de ocupar ocios mentales, frivolidad mundana que no pudo resistir al primer choque de la realidad, cuando los hechos vinieron a exigir el cumplimiento de las palabras. Entonces, el retrato del Che Guevara, testimonio, primero, de tantos inflamados anuncios de compromiso y de acción futura, juez, ahora, del miedo encubierto, de la renuncia cobarde o de la traición abierta, fue retirado de las paredes, escondido, en a mejor hipótesis, en el fondo de un armario, o radicalmente destruido, como se quisiera hacer con algo que hubiese sido motivo de vergüenza.
Una de las lecciones políticas más instructivas, en los tiempos de hoy, sería saber lo que piensan de sí mismos esos millares y millares de hombres y mujeres que en todo el mundo tuvieron algún día el retrato de Che Guevara a la cabecera de la cama, o enfrente de la mesa de trabajo, o en la sala donde recibían a los amigos, y que ahora sonríen por haber creído o fingido creer. Algunos dirían que la vida cambió, que Che Guevara, al perder su guerra, nos hizo perder la nuestra, y por tanto era inútil echarse a llorar, como un niño a quien se le ha derramado la leche. Otros confesarían que se dejaron envolver por una moda del tiempo, la misma que hizo crecer barbas y alargar las melenas, como si la revolución fuera una cuestión de peluqueros. Los más honestos reconocerían que el corazón les duele, que sienten en el movimiento perpetuo de un remordimiento, como si su verdadera vida hubiese suspendido el curso y ahora les preguntase, obsesivamente, adonde piensan ir sin ideales ni esperanza, sin una idea de futuro que de algún sentido al presente.
Che Guevara, si tal se puede decir, ya existía antes de haber nacido, Che Guevara, si tal se puede afirmar, continúa existiendo después de haber muerto. Porque Che Guevara es sólo el otro nombre de lo que hay de más justo y digno en el espíritu humano. Lo que tantas veces vive adormecido dentro de nosotros. Lo que debemos despertar para conocer y conocemos, para agregar el paso humilde de cada uno al camino de todos.

José Saramago

lunes, 29 de agosto de 2011

El largo camino de un artista que traza todo el dolor y las esperanzas


En coincidencia con el 40º aniversario de su primera muestra individual, se inauguró en el Museo Quinquela Martín de La Boca la nueva exposición antológica del gran plástico santacruceño Aníbal Cedrón, compañero y amigo del alma, comentada aquí por Lidia Fagale, en Tiempo Argentino.

"Mis cuadros miran a la cara. Estoy cautivo de emoción en ellos como un animal. Soy militante de la liberación social. Para la libertad, mis ojos y mi vida, este lugar donde me pongo el pantalón, en donde me quito la camisa en alta voz, y donde tengo suelo, un alma, un mapa de mi Argentina y el mundo.” Es Aníbal Cedrón quien habla, escribe y pinta y quien, tras 40 años de plástica, apostó a mirarnos otra vez con su obra en el Museo de Bellas Artes Quinquela Martín.

Luis Felipe Noé, su colega y amigo en las artes, considera un privilegio hablar no sólo sobre el plástico sino también de un Aníbal Cedrón que “se atreve a encarar las dos escrituras, la de la palabra escrita y el dibujo, en igual paridad y con la mayor solvencia en ambos casos” para decir, luego, desde el tuteo de la confianza, la admiración y el conocimiento: “Sos tanto del lenguaje de las artes visuales como del de las palabras. Esas palabras que te cuesta comunicar oralmente porque la emoción se atraganta y te embarga y se emocionan. Pero cuando las escribís, motorizan la emoción, y cuando pintás o dibujás se transforman con la exactitud de un cirujano en la vibración del alma dolorida…ciertamente no hay retórica en lo tuyo. Hay toda la sensibilidad en el medio que empleás. Sí es cierto, hay memoria también.”

Pero para la periodista y escritora, María Seoane, Cedrón “insiste en que esta aldea que pinta en su miserias y en sus utopías es una Humanidad en tránsito hacia la nada o, en todo caso, hacia un lugar aún desconocido pero añorado y que, tal vez, queda más cerca de lo que suponemos. A la vuelta de la esquina. Pero que, al mismo tiempo, queda tan lejos, en territorios que abarcan el planeta, el universo Fatalmente Global, nos dice Cedrón porque son mundos, países, abarcados, sometidos a los experimentos más crueles en los cuerpos de su gente.” Palabras que dichas en el pasado, en oportunidad de la muestra La Nación Inconclusa de 2004, vuelven a interpretar el sentido del arte de Cedrón, su decir, en este presente. Y así la obras del artista miraron a sus invitados, los interpelaron desde la historia, sumando al turbador frío de ese mediodía, el estremecimiento que produce conjugar todos los verbos en un solo tiempo.

Como señala Cedrón: “Cada mañana es la batalla por el hoy, entre el pasado y el futuro. No me rindo. En tiempos de cultura de anomia y mentalidad sepulturera, que proclaman el fin de la historia y eternidad capitalista, mi obra es tan realista como surrealista, tan llena de metáforas y poesía (…)”.

Y el viento frío que acompañó la inauguración de la muestra artística venía del río, del mismo río que recibió en sus aguas impunes decenas de cuerpos de desaparecidos, a los que Cedrón pinta, les escribe porque insiste, él tiene otros vientos, “vientos de historia.”

Y sobre “el sospechador de universos”, dice el pampeano Miguel Ángel Rodríguez, también prologuista del hermoso catálogo que recorre la obra: “El ojo de Aníbal Cedrón está simétricamente cruzado por el nosotros. Es evidente en su poética abierta a las gestas populares, se observa en trabajos como el homenaje al Cordobazo en La mar estaba serena..., de 1999, Donde ardía la marea de 2002, El vuelo de las cacerolas y Bombardeo a Plaza de Mayo de 1955, creado en 2006. Son su vida, que insistentemente se ubica por delante de su estética, y la intransigente reflexión sobre la realidad, las fuentes de donde brota la sensibilidad que le caracteriza.” Expresiones todas ellas, que lo pintan al artista que nos mira desde su obra, o como señala uno de los dibujantes más importantes de la Argentina, Eduardo Stupía: “Cedrón respira aire puro del dibujo que, distraído, habla con fruición de sí mismo, mientras la escena que tan fastuosamente ha constituido también nos habla, pero de otras preocupaciones, denuncian tragedias.” Hasta el 18 de septiembre la muestra espera mirarnos, desde casi el borde del río en la Ciudad de la Boca, donde él y su familia desembarcaron después de un viaje desde la provincia de Santa Cruz para desembocar en los primeros trazos de su obra, de su vida, de nuestra historia. Así como lo viene haciendo desde hace 40 años

domingo, 28 de agosto de 2011

El Dinero no Tiene Olor


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

Cuando alguien quiere justificar ganancias obtenidas de manera poco honrosa, suele alegare que el dinero no huele. El dicho –non olet, en su forma original—proviene de Vespasiano, emperador romano que en el siglo I de nuestra era. Vespasiano, que recibió de Nerón las arcas agotadas del Estado, necesitaba sumas enormes para costear sus guerras y obras monumentales como el Coliseo. Para ello echó mano a os impuestos más insólitos y llegó a gravar e uso de los mingitorios públicos imponiendo un tasa sobre la orina. Cuando su hijo Tulio tachó de inmunda la medida, Vespasiano ordenó traer una fuerte suma. “Aquí tienes”, le dijo, “dime como huele”, Cómo Tulio no percibiera nada particular, su padre le informó que provenía del impuesto a la orina. “Ya ves”, agregó, “no tiene olor”. Venga de donde viniere no necesita desodorantes para ser muy bien recibido en todas partes. (NR: interesante información, pésima conclusión).

jueves, 25 de agosto de 2011

100 años de lucha de Võ Nguyên Giáp


Hoy cumplió 100 años Võ Nguyên Giáp, el genio militar y estratega de la resistencia vitnamita a la ocupación francesa, la que expulsó bajo la dirección política del Frente Nacional de Liberacion y el PC, dirigido por Ho Chi Minn. El que echó a las tropas yanquis de su país, propinàndole la primera derrota històrica al imperialismo estadounidense, a sus tropas de elite con su más brutal salvajismo, en su momento de mayor poderío. La tapa de Time, en medio del desconcierto del complejo militar-industrial, da cuenta de la Gran Ofensiva del Vietcong,que selló la suerte de la guerra de liberación. Salud camarada!!!!

miércoles, 24 de agosto de 2011

Del Mayo Francés al Agosto Chileno

La lucha en Chile  alcanza hoy un nuevo escalón con el paro y movilización convocado por la Central Única de Trabajadores (CUT) y un amplio abanico de organizaciones sociales.
Abundan las semejanzas entre aquel formidable movimiento social y político que fue el Mayo francés y lo que está ocurriendo en Chile, aunque también son notorias las diferencias. Como entonces en la capital de Francia, en Santiago la revuelta la empezaron los estudiantes, después se sumaron los trabajadores y finalmente todas las fuerzas de la oposición. Hoy como ayer se enfrentan a los gobiernos, a la policía brava y a la mayoría de los medios. Los franceses decían que ser realistas era pedir lo imposible; los chilenos parece que también, ya que no se ve cómo una burguesía tan avara y egoísta como la trasandina habrá de conceder la educación gratuita, origen y núcleo del reclamo. Los estudiantes parisinos consagraron una consigna maravillosa: "Debajo de los adoquines está la playa", frase que cualquiera que alguna vez haya levantado un adoquín de la calle para arrojárselo a los esbirros de la dictadura comprende muy bien, ya que debajo de todos los adoquines del mundo hay arena. Hace 42 años y 3 meses los franceses se levantaron contra el unicato representado por el general Charles De Gaulle, héroe de guerra y héroe de Francia, mentor de "la grandeur" y heredero cultural de Napoleón, de la Enciclopedia y de los Curie. En Chile gobierna un módico multimillonario que ha podido subirse al poder tras el fracaso de la socialdemocracia chilena, capítulo latinoamericano del fracaso mundial del puño y la rosa. Los chilenos empezaron por la educación y encendieron la chispa. Ahora la mayoría de los chilenos piden, además, trabajo, integración social, igualdad, dignidad. Son realistas y piden, por eso, lo imposible, ya que pedirle eso a la burguesía chilena es casi una ingenuidad. Ayer los franceses reclaman participación, integración de los inmigrantes, igualdad, dignidad. A su manera también eran realistas, o ingenuos, según se mire. Más allá de la similitud de los reclamos y de la enorme diferencia de estatura entre Charles De Gaulle y Salvador Piñera, queda lo sustantivo: un pueblo sometido a una injusticia histórica, otrora cuna del partido Comunista más fuerte de la región, donde militó Pablo Neruda, y de una socialdemocracia que alguna vez encabezó Salvador Allende, ve que ya no tiene una conducción política que los guíe hacia objetivos comunes y compartidos. Los franceses tampoco la tenían, porque su PC era eurocomunista y su socialismo estaba a tantos miles de kilómetros del socialismo chileno de los 70' como Piñera de De Gaulle. ¿Podrá la revuelta chilena encontrar una conducción política a su medida? La misma pregunta deben estar haciéndose los indignados de España, de Libia, de Siria, de Egipto y de todos los pueblos que luchan por sus derechos. Si son realistas continuarán pidiendo lo imposible.

martes, 23 de agosto de 2011

¿Cómo Respaldar a Cristina?


Como bastantes amigos sabrán integro la agrupación LA CHE, en cuya página de FCB, una compañera, a la que no logro ubicar la frase o post que la molestó, escribió hace unas horas que “si se meten con Cristina, me borro del grupo”. Como uno de sus iniciadores, y siendo un tema recurrente en lo que se ha dado en llamar “redes sociales” y la militancia territorial o sectorial, quisiera aprovechar para aclarar algunos puntos. En este caso PERSONALMENTE, pues no quiero comprometer en un TODO a LA CHE, donde no hay pensamiento único, sino valores y convicciones compartidas, con los matices de cada compañero, sobre la base de la convocatoria que figura en la composición del grupo, y publicada en este blog.

En esa convocatoria hay tres puntos básicos: 1) nuestro apoyo militante al proceso iniciado en 2003 por Néstor , y AHORA PARTICULARMENTE NUESTRO APOYO A CRISTINA 2) que ese apoyo lo hacemos desde una utopía que simboliza el CHE, si se quiere desde una izquierda nacional, popular y latinoamericanista; 3) que nuestro apoyo es sin vacilaciones, pero no implica callar los aspectos que no compartimos, sino ayudar decididamente a corregirlos y profundizar todos los importantísimos pasos dados por esta gestión.

Tenemos los pies muy firmes sobre esta realidad, pero al mismo tiempo no olvidamos nunca que nuestro sueño apunta más allá, cerca del horizonte. Nuestra utopía es una sociedad donde el hombre no nazca para ser esclavo de otros hombres, una sociedad que supere este capitalismo que desde hace mucho más de 200 años no ha resuelto uno solo de los problemas de la humanidad. La producción social de la riqueza y su apropiación privada, por un puñado de dueños del poder, ha generado la sociedad más injusta que ha conocido el hombre. La que más riquezas produce y la que más injustamente las distribuye, con 2/3 de la humanidad en la miseria en pleno siglo XXI, sin salud, sin vivienda, sin servicios sanitarios básicos, con millones de niños muriendo diariamente por causas evitables. Este sistema que no vacila en invadir países y exterminar pueblos para apropiarse de sus riquezas, como estamos viendo en estas horas en toda su crueldad e hipocresía. Póngale a nuestro sueño el nombre que quiera, suponga que falta mucho para ella, que tal vez no la vivamos, pero no es esta sociedad capitalista.

Pues bien, esos principios, pueden encararse con más detalle. ¿Qué significa HOY apoyar a Cristina y el proceso de cambios iniciado en 2003? Precisamente con Néstor Kirchner me tocó hablar, personalmente, con toda franqueza , acerca de la necesidad de conformar una fuerzas político social de apoyo, que necesariamente debería exceder el peronismo, incorporar otras culturas –entre ellas la izquierda de la que yo me siento parte-- que históricamente conformaron el movimiento nacional y popular en Argentina, muchas veces trágicamente divididas, y siempre pagando con su libertad y su sangre la voluntad de cambio por el bienestar de nuestro pueblo. De esa manera, seguramente con el aporte de muchos, el “flaco” me sorprendió por primera –aunque no por última-- vez, y de la inspiración de Néstor nació la “transversalidad” como un intento, que mucho tuvo que batallar con la incomprensión de muchos supuestos “paladines” del rumbo, agitando tan fanática como falsamente, las figuras del entonces Presidente de los argentinos, para impulsar todo lo contario a lo que se proponía: la pejotizaciòn. Muchos de ellos saltaron la tranquera durante el conflicto con la patronal rural, otros quedaron a resguardo pero manteniendo su política de “pelear desde adentro” para frustrar el proyecto popular y volver a su manía hegemónica y reaccionaria.

Compañera, ¿cómo cree usted que se defiende a Cristina? ¿agitando su retrato?, ¿subrayando sus inocultables virtudes con frases a las que no acompaña la acción concreta? Pues es una forma, respetable por cierto, pero no la nuestra, pues la consideramos, como menos insuficiente.

Nosotros, muchos de los cuales no somos peronistas, venimos a poner el cuerpo, pues SOMOS PARTE de este proceso desde su inicio, porque estamos más cerca de nuestros compañeros del peronismo combativo que de cierta izquierda irracional y mesiánica, para no hablar de la reformista, que oculta su conservadorismo bajo rosas rojas sin perfume y marchitas de ideología. A muchos peronistas, a su manera, les pasa lo mismo. Por eso trabajamos codo a codo. ¿Por qué cree Ud. compañera que Cristina llama incansablemente a todos los sectores que quieran empujar este modelo “sin preguntarle partido ni ideología”? ¿Por qué cree que Cristina llama, una y otra veza, a sólo preguntar si están de acuerdo con la Asignación Universal por Hijo, con la Verdad, la memoria y la Justicia; con la pluralidad de voces que impulsa la nueva ley de Medios; con privilegiar el mercado interno y el consumo de los argentinos como motor del desarrollo; con romper los vínculos de la dependencia con los organismos internacionales; con reivindicar el papel regulador –y protector de los más humildes—del Estado?

Ahora bien compañera, hay cosas que Cristina no puede hacer sola, quizá siquiera llevar la iniciativa. Es la presidente de todos los argentinos, debe respetar determinadas relaciones de fuerza. La dirigencia y la militancia estamos para eso: para ayudarla a que se apoye en nosotros para que los Blaquier no sigan eludiendo la responsabilidad en el Terrorismo de Estado, la masacre de sus propios trabajadores de Ledesma; para que los Biolcatti no quieran negociar a costa de los pequeños productores y los obreros rurales; para que los grandes pulpos de la economía no se enriquezcan, aún más, manejando la cadena de formación de precios, y se opongan a cualquier control popular de precios, y encima consideren “exorbitantes” los aumentos salariales que solo compensan la pérdida de valor de compra del salario.

Compañera, creo con franqueza y fraternalmente que usted se equivoca si cree que defender a Cristina es callar que las fabulosas renta financiera, pesquera, petrolera y minera, con una rapiña descomunal sobre nuestras riquezas y envenenando a nuestros compatriotas, están intocadas, o apenas rozadas, con recursos que necesitamos vitalmente para más salud, más educación, más vivienda. Compañera nosotros no hacemos política, ni nos jugamos el todo por el todo por este proyecto, silenciando la corrupción y la complicidad en el delito de droga, prostitución o juego, de tantos supuestos “peronistas”, como tantos otros que no lo son, del conurbano y del país. Nosotros no trenzamos con quienes tienen una historia negra contra el pueblo y ahora pretenden defender a Cristina SIN Cristina, pues acumulan para su proyecto, que no es el suyo, empapelando los barrios con declamada lealtad a la Presidenta. Nosotros, insisto, apoyamos a Cristina construyendo la fuerza político social que este a su disposición para defenderla del ataque de sus adversarios, y mucho más de los enemigos, que enfrente la presión del insaciable capital rentístico y especulativo local e internacional, la acciòn de los intereses afectados por cada medida –tomada y por tomar-- favorable al campo popular, al ciudadano humilde y desprotegido. Nosotros con estas banderas, con estas convicciones, sin especulaciones electorales pues no integramos ninguna lista, estamos junto a Cristina, LUCHAREMOS POR REVENTAR LAS URNAS el próximo octubre, y seguiremos apoyando, defendiendo, contribuyendo a corregir y profundizar este modelo, con las fuerzas que sepamos conseguir.

Fraternalmente.

Alberto Nadra

domingo, 21 de agosto de 2011

Echar el Sambenito


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

La acción de desacreditar a alguien por un hecho que no ha cometido se expresa con esta locución, tan antigua como el Santo Oficio (la Inquisición). Su equivalente más próximo es “echar el fardo”. El sambenito es un escapulario, una tela de color amarillo intenso con agujero para pasar la cabeza, de modo que queden dos paños cubriendo la parte superior del pecho y la espalda. Era el distintivo que la Inquisición imponía a los penitentes como muestra de contrición. Para hacerlo más llamativo, llevaba pintada una gran cruz rodeada por negras lenguas de fuego. El sambenito cumplía así la doble misión de humillar al arrepentido y mostrar los graves riesgos que amenazaban a los grandes pecadores: las llamas de la hoguera en esta vida y las del Infiero en la otra. Aunque algunos consideran que el nombre es contracción de San Benito, lo común es derivarlo de saco bendito por el ritual que lo precedía. Hoy, la mala fe y el error lo sustituyen. Y en lugar de las lenguas de fuego estampadas en la tela, son las malas lenguas de la gente las que toman a su cargo la tarea de “quemar” al inculpado.

lunes, 15 de agosto de 2011

La Percepción de lo Real


Elecciones y medios en la palabra de Norberto Colominas, dirigente de LA CHE
Cuando el gobernador electo de Córdoba, José Manuel De la Sota sugirió a los peronistas de su provincia que votaran por uno de los tres representantes del movimiento creado por Juan Domingo Perón (Cristina Fernández de Kirchner, Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saá) estaba llamando, quizá sin saberlo, a dirimir una interna, a elegir al candidato que representará al todo el peronismo en las elecciones del 23 de octubre. Por eso el resultado de las primarias de ayer obliga a una primera confirmación: expresa claramente la realidad política, económica y social del país. Y a una segunda, no por conocida menos vigente: la única verdad es la realidad.
Esta es la lección que deberían sacar los medios hegemónicos, cuya tarea en los últimos años --y en particular en los últimos tiempos-- dejó de lado el abc de la objetividad periodística, que se basa, si no en lo verdadero, al menos en lo verosímil. Sus coberturas parecieron encaminadas a reemplazar la realidad de todos por una realidad alternativa, sólo deseada por algunos. El resultado electoral puso negro sobre blanco una tercera verdad: el sol no es verde, sino del color que lo ve la gente. Y una cuarta, aunque no menos importante: por más poderosos que sean, los medios no pueden ganar elecciones; no pueden reemplazar a los partidos políticos, ni a la Justicia ni al Parlamento, porque su tarea es informar, no cogobernar.
Estas verdades de perogrullo parecen revelaciones si se juzga la actuación de los medios y sus frustrados esfuerzos por torcer la voluntad mayoritaria. El viejo general ya sabía de qué se trataba. "Cuando teníamos todos los medios a favor, nos derrocaron" -dijo en una oportunidad. "Y hoy quer tenemos todos los medios en contra, volvimos a ser gobierno". Ahora los medios son mucho más poderosos de lo que eran en vida de Perón, pero igual les caben las generales de la ley: no pueden convertir a la democracia en un rehén; no pueden teledirigir a los ciudadanos a la hora de votar.
Si cabía alguna duda, allí está el redondo 50 por ciento que obtuvo la fórmula Fernández de Kirchner-Boudou. Y no obstante ese demoledor resultado, la presidente, lejos de la soberbia, pidió humildad, convocó al diálogo, habló de la necesaria unidad nacional para enfrentar una realidad conmocionada por la crisis económica mundial. Esa es la diferencia que hay entre un estadista y un dirigente. El estadista piensa en todos; el dirigente sólo en los propios.
Los medios también pensaron para sí, subordinando el bien común a la defensa de sus intereses corporativos. Y les fue muy mal. Quizá sea una buena oportunidad para que reflexionen sobre los límites de la comunicación social, materia que los publicistas conocen al dedillo. Ellos dicen, por ejemplo, que la realidad se puede exagerar, pero lo que no se puede es mentir. Se puede decir que acaban de pasar 490 caballos ó 510, pero no se puede decir que pasaron 500 ovejas, a riesgo de perder toda credibilidad. Lo creíble va de la mano con lo verosímil, y la mentira con lo increíble.
Tres muestras de patetismo que los medios hegemónicos apenas sobrevolaron. La primera es la gran metida de pata de Alfonsín, que privilegió un acuerdo de derecha con De Narváez y González Fraga, despreciando el campo propicio de un entendimiento con Binner, con Stolbizer y eventualmente con Pino Solanas. Ese espacio puede crecer; el otro no. Ocurre que la derecha radical es mayoritariamente balbinista, unionista (por la Unión Democrática de 1946). Así lo atestiguan Cobos, Sánz y Aguad, entre otros. Y este fracaso electoral es el resultado de leer la realidad política con anteojeras reaccionarias. La segunda es la estrepitosa caída de Carrió, que ni siquiera tuvo el gesto de dar la cara tras la derrtota. El tercer acto patético fue protagonizado por Duhalde, quien denunció un presunto fraude cuando los votos a favor de Cristina ya habían sepultado sus esperanzas. Tres botones de muestra para un abrigo a la medida de la oposición.

domingo, 14 de agosto de 2011

El Sexo de los Ángeles


C on F irmeza y K onvicción, en este día trascendente, seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

De la Edad Media, las disputas sobre teología y metafísica arrojaron luz sobre importantes puntos de doctrina. Pero no faltaron amantes de la retórica que se ocuparon de asuntos triviales y disparatados. Fueron famosas, por ejemplo, las largas controversias acerca de cuántos granos forman un montón (¿cuatro, diez, una bolsa entera?). Los pseudosfilósofos de aquella época se empeñaron también en dilucidar a partir de qué número de pelos un hombre llega a ser calvo. Tampoco las mujeres escaparon a esas batallas: mientras algunos sostenían que Dios no les había concedido alma, otros abogaban por que se les reconociera una… pero chiquitita. Entre tanto absurdo, el sexo que poseen los ángeles motivó escritos y debates. ¿Se los debía concebir como masculinos o asexuados, hermafroditas o inmateriales? Hoy el asunto ha quedado de lado. “El sexo de los ángeles” se refiere a cualquier derroche de sutileza con patente de erudición. En palabras más simples: un divague “al cohete”.

viernes, 5 de agosto de 2011

El héroe de Lorraine


Para los memoriosos, para los nostálgicos, para los que no lo conocieron. Una joya de Hugo Caligaris, en matutino porteño, con ilustraación --mía, 1967, que tantos momentos atesoro de sus butacas, el café posterior, algún amor temprano, nacido en el fragor del debate.

Hubo un tiempo en que los porteños no eran cinéfilos. No descubrían a ningún director ni les rendían culto a las películas. Tanto las de Eisenstein como las de Bergman duraban apenas una semana en cartel y después marchaban al oscuro depósito. Todo el mundo sabía que el protagonista de La diligencia era John Wayne, pero de John Ford, el realizador, no había ni noticia. Esto duró hasta 1956, cuando un muchacho de 23 años que hasta entonces ni siquiera era un aficionado al cine salvó de la quiebra el viejo Lorraine de la avenida Corrientes ofreciendo un "producto" que encontró muy pronto su público: el cine de autor.

"Yo entré de casualidad al cine. Llegué a estudiar abogacía, pero dejé porque tenía una gran vocación por el canto. Estudiaba muy severamente. Si no hubiera aparecido el Lorraine en mi vida, me habría ido a Europa a desarrollar una carrera como tenor. Era una cuestión de familila: mi padre era primo del gran bajo ucraniano Alexander Kipnis, que triunfó en Estados Unidos", dice Alberto Kipnis, el héroe del Lorraine, que hoy tiene 78 y que concierta esta entrevista "para bien entrada la tarde" porque antes tiene que ver las tres películas que componen su dieta básica de todos los días.

Un libro impresionaba mucho a Kipnis cuando tenía 20 años: El hombre mediocre, de José Ingenieros. Él no quería ser un tipo del montón: por eso había renunciado a su puestito en la gran tienda Gath&Chaves. "Me preguntaba qué porvenir tendría allí. Llegar a jefe hubiera sido lo máximo. Al año me fui porque no soportaba ser uno más de la máquina." La trituradora lo amenazó otra vez, después del servicio militar: había que comer, y entró a trabajar en un banco. Tampoco le gustó, y de allí pasó a la recepción del hotel Monumental. De su destino de hotelero lo salvó el peronismo: lo denunciaron en aquellas tensiones sociales del 55 por no estar afiliado ni al sindicato ni al partido. Obligaron al dueño a despedirlo. Para no dejarlo en la calle, aquel buen hombre se lo llevó de boletero suplente a su cine: el viejo Lorraine. Era un salvavidas de plomo, porque el viejo Lorraine estaba arruinado y cerca de cambiar de rubro.

"La programación daba vergüenza. Cuando yo entré, daban El trueno entre las hojas, con Isabel Sarli, películas con peleas de Kid Gavilán y del campeonato sudamericano de fútbol. El cine no caminaba y el dueño había decidido transformarlo en pizzería. Le dije que me dejara intentar algo diferente y que si no andaba hiciera nomás la pizzería", cuenta Kipnis, que a partir de ese momento fue herido por el rayo de las películas. La prueba que intentó fue un miniciclo Eisenstein: El acorazado Potemkin, Alejandro Nevsky, Iván el Terrible. "Esas películas las distribuía Argentino Vainikoff. Entonces lo llamábamos Lamas, para protegerlo, porque era del Partido Comunista. Me hice muy amigo de él. Todos los días iba a verlo para conversar. Era un placer: uno de mis personajes inolvidables." Las obras de Eisenstein ya se habían pasado en Buenos Aires, "en un cine de la calle Esmeralda", pero la gente no había ido a verlas. Cuando las proyectó Kipnis, "comenzaron a andar como un bombazo". Y así el Lorraine se salvó de vender fugazzeta.

Enseguida Kipnis introdujo otros cambios, cosméticos algunos, otros de fondo. Reemplazó acomodadores por acomodadoras, transformó en estrellas a los directores y diagramó en persona los programas, que tenían una frase destacada sobre la película, la ficha técnica completa y fragmentos de críticas que ayudaban a desentrañar el secreto de films tan impenetrables como los de la trilogía de Michelangelo Antonioni: La noche, La aventura, El eclipse.

"En 1957 preparé el primer ciclo de Bergman. Fue un éxito descomunal. El Lorraine tenía capacidad para 345 personas en cada función, y metíamos 1800 personas todos los días. Trabajábamos a sala llena desde la matiné hasta la segunda de la noche. Desde la mañana había gente en la calle haciendo cola, y eran jóvenes, en un 80 por ciento. Hoy son todos viejos, como yo, que ya llevo 56 años en este gremio."

Pronto el Lorraine, con lo modesto que era, pasó a ser la columna vertebral de la avenida Corrientes de los años 60. Ir al Lorraine era una cuestión de resistencia intelectual... y física, porque el confort estaba, de raíz, proscripto. En verano la sala se refrigeraba con ventiladores y en invierno se calentaba con sobretodos y bufandas. "Si hubiera sido moderno y lujoso, la gente no habría ido. Los cuadros de Castagnino en las paredes, el ambiente, fueron parte del éxito de ese cine. Era una cuestión de militancia. Pasábamos Los compañeros, de Monicelli, y la gente aplaudía cuando Marcello Mastroianni daba su discurso. Una tarde llovía y aparecieron goteras en el techo. La gente abrió los paraguas y siguió viendo la película como si nada. Calculo que si hoy pasara algo así incendiarían la boletería con el boletero adentro..."

Después del Lorraine vino el Loire. Hubo un concurso para bautizar el nuevo cine, con la condición de que el nombre empezara con la sílaba "lo", para que las dos salas quedaran agrupadas en las carteleras de los diarios. El ganador obtuvo pase gratis por un año. Kipnis quería inaugurar el Loire, que era muchísimo más elegante, con El romance del Aniceto y la Francisca, de Leonardo Favio. "Los distribuidores no quisieron dármela. La estrenaron en el Paramount y en el Libertador, pero como pusieron sólo 4000 personas en la semana del estreno, salió de cartel rápidamente. Después me vino a ver el distribuidor, Bernardo Zupnik, y me pidió por favor que pasara la película. En la primera semana, llevé 8000 personas a mi pequeña sala. Fue una locura. Duró meses en cartel y Favio estaba contentísimo."

Kipnis ya había dejado de ser un empleado. Con sus socios, construyó un pequeño imperio. Después del Loire apareció el Losuar, casi en la esquina de Corrientes y Callao. "La gente creía que Losuar era el nombre de una abadía francesa, pero era un nombre inventado por mí, con las primeras sílabas de la frase 'lo supremo en arte'. Arrancamos con La danza de los vampiros, de Roman Polansky. Ya la habían dado en el Metro y sólo habían ido a verla 200 personas. Ganó la fama de la que todavía goza entre los cinéfilos porteños en el Losuar, donde se agotaban las entradas."

El último "lo" fue el Lorange, en la galería de Corrientes y Uruguay. El Lorca se les coló en las carteleras, pero era de otro propietario. En los años 60 y 70, el Cine Arte, de Diagonal y Corrientes, le presentó batalla a Kipnis. "Apuntábamos a un público parecido. Hubo una guerra y yo comencé a poner en mis programas una cosa antipática: 'El Lorraine crea, no imita'", recuerda.

El ocaso del Lorraine llegó con el proceso militar, pero de un modo u otro Kipnis siguió adelante. Desde hace diez años es director artístico y programador de los cines Plex, del productor y amigo Marcelo Morales. Kipnis elige las películas y sigue, como siempre, diseñando a mano los programas. Lamentablemente, el primer cine de esta cadena, el Dúplex, de Caballito, está cerrado por un problema de alquileres. "Los vecinos se han movido mucho para reabrirlo. Juntaron miles de firmas. Ojalá lo podamos reabrir", dice. Quedan otros tres: el Arteplex de Villa del Parque, el de Belgrano y el del Centro, que ocupa el predio que en los días de la guerra de los cines pertenecía al Cine Arte, sin "plex".

"¿No vio Le quattro volte, de Michelangelo Frammantino? Es una maravilla, sin palabras. La gente venía y pedía 'una entrada para la muda'. ¿Quién se hubiera animado a estrenar esa película si no hubiéramos estado nosotros? En las funciones privadas en las que vi Las alas del deseo, El baile y la reciente Katyn, de Wajda, los exhibidores se iban. Quedaba yo solito, un solo interesado. Hoy en día hay un montón de grandes películas que no llegan. Es muy difícil encontrar salas. Pero yo sigo siendo optimista. Como decía André Malraux, todos los días se vaticina la desaparición del cine artístico, pero el cine, lo mismo que el sol, siempre vuelve a salir al día siguiente."