sábado, 23 de marzo de 2013

A MIS CAMARADAS


A ellos, a mis camaradas y amigos para siempre, pues murieron por los objetivos de una Patria Socialista del partido político --el Comunista--  al que pertenecí hasta 1990, mi eterno homenaje junto a los 30.000 COMPAÑEROS que nos arrancaron la Triple A, los grupos parapoliciales, y finalmente  la dictadura civico-militar, que masacró una generación para segar por siempre su lucha. No lo lograron. Y aquí están, y nosotros tras ellos.

Walter ZAPORTA, 03/05/1973
Salvador VERON e/ 1974 y 1976
Germán J. GIMENEZ 17/05/1974
Rubén POGGIONI 02/06/1974
Tita Clelia HIDALGO 10/74
Norberto COWES 1975
Alberto POJOMVSKY 1975
David CILLERUELO 03/04/1975
Ismael Norberto LOMES 16/04/1975
Manuel ARABENA 19/04/1975
Diego FERNANDEZ 12/05/1975
Roberto Andrés DE la PEÑA 19/05/1975
Juan Ramón ZARAGOZA 09/06/1975
Rubén ZARAGOZA 09/06/1975
Carlos Alberto BANILYS 10/06/1975
José FIORENZA 10/06/1975
Graciela C. PANNE de GARCIA 03/10/1975
Juan Carlos BUSTAMANTE 02/12/1975
José Blas VEGA 02/12/1975
Alberto CAFFARATTI 12/02/1976
Roberto Alejandro WILSON 14/02/1976
Susana BERMEJILLO 22/03/1976
Mario Aníbal CASTRO 22/03/1976
Salvador BERON 23/03/1976
René RUSSO 24/03/1976
Santiago RYAN 07/04/1976
Amalia N. INSAURRALDE 09/04/1976
Floreal Edgardo AVELLANEDA 15/04/1976
Roberto COHELO 16/04/1976
Raúl Luis CALDERON 28/04/1976
Luis Alberto PENDER 10/05/1976
Miguel Angel RUSSEAUX 12/05/1976
Hernán Andrés VIVES 04/06/1976
Héctor MÜLLER 05/06/1976
Gabriel BRAUSTEIN 10/06/1976
Rodolfo César GORDILLO 10/06/1976
Víctor VAZQUEZ 10/06/1976
Segundo AUDER 14/06/1976
Antino SILVA 16/06/1976
María Cristina COURNU 21/06/1976
Raúl Horacio TRIGO 23/06/1976
María Rosa CLEMENTE de CANCERE 03/08/1976
Luis Pablo STEIMBERG 10/08/1976
Luis Daniel GARCIA 12/08/1976
Reina LEGUIZAMON de NISELSKI 12/08/1976
Jorge Néstor MORAL 18/08/1976
Angel Enrique ARRIETA 25/08/1976
Carlos Oscar TRUJILLO 25/08/1976
Néstor Gilberto LELLIN 06/09/1976
Marcelo ABREGU 07/09/1976
David Oscar ZARCO PEREZ 17/09/1976
Humberto Carlos ZENON 19/09/1976
Rubén GOLDMAN 20/09/1976
Eber Pablo Antonio GRILLI 20/09/197
6 David COLMAN 21/09/1976
Eva WAINSTEIN de COLMAN 21/09/1976
Marina COLMAN 21/09/1976
Enrique Daniel GUILLEN 21/09/1976
Mónica PROTTI de GUILLEN 21/09/1976
Juan Carlos PELLITA 21/09/1976
Hugo Alberto KOGAN 22/09/1976
Jorge Daniel COLLADO 23/09/1976
Alba Luz COSENTINO 23/09/1976
Humberto CORDERO 24/09/1976
Angel Adolfo MEDINA 27/09/1976
Ana Teresa DIEGO 30/09/1976
Elías Juan TOCONAS 30/09/1976
Héctor Nicolás BRIZUELA 18/10/1976
Antonio GARCIA 18/10/1976
Crecente GALEAN 19/10/1976
Paulino Prudencio GALEAN 19/10/1976
Rosalino RIOS 20/10/1976
Manuel Ismael VIVAS 20/10/1976
Martiniano MAMANI 23/10/1976
Baldomero Juan VALERA 03/11/1976
Angel Elbio BEL 05/11/1976
Ramón Lucio PEREZ 09/11/1976
Damián Alfredo SOTO 13/11/1976
Rubén Alonso ESTEBAN 23/11/1976
Carlos Eulogio VILLADA 23/11/1976
Juan Miguel DIAZ 29/11/1976
Héctor Alberto PEREZ 29/11/1976
Horacio Luis LALA 12/12/1976
Vicente COSENTINI 15/12/1976
Patricio ZALARRIAGA 1977
Armando Jorge FERRARO 03/01/1977
Carlos Alberto RAMIREZ 18/01/1977
Jorge Lucio REBORI 01/02/1977
Carlos ESTEBAN 02/02/1977
Antonio Alberto GARBARINO 19/02/1977
Ana María AGUIRRE 23/02/1977
Teresa Alicia ISRAEL 08/03/1977
Domingo SANCHEZ 20/03/1977
Víctor Nicolás MINSBURG 21/03/1977
Alicia Elena PALANCO de GOLDRING 22/03/1977
Fabio Fernando GOLDRING 22/03/1977
Mabel CARRANZA 30/03/1977
Oscar PEREZ 10/04/1977
Rubén Darío RODRIGUEZ 11/04/1977
Juan HIDALGO 12/04/1977
Elba FRESNO de HIDALGO 19/04/1977
Mario César CLAR 17/05/1977
Sergio Andrés CLAR 17/05/1977
Majer LEDER 17/05/1977
Mauricio LEDER 17/05/1977
María Isabel NAVARRETE 17/05/1977
Andrés DELLAPENA 19/05/1977
Mirta Mónica ALONSO de HUERAVILLO 19/05/1977
Oscar Lautaro HUERAVILLO 19/05/1977
Juan Cesáreo ARANO BASTERRA 20/05/1977
Luis Justo Agustín CERVERA NOVO 20/05/1977
Ricardo Isidro GOMEZ 20/05/1977
Carmen Candelaria ROMAN 20/05/1977
Antonio Gerardo LUCENTE 23/05/1977
Rodolfo Alberto SANCHEZ 23/05/1977
Julio César MERCADO 25/05/1977
Alejandro Antonio BLASCO 01/06/1977
Roberto LESTA 01/06/1977
Graciela Esther NICOLIA 03/06/1977
Hernán ROJAS FAJARDO 07/06/1977
Luis DIMATTIA 09/06/1977
Juan José RIQUEZA 09/06/1977
José Luis SUAREZ 09/06/1977
Néstor ZARAGOZA 09/06/1977
Héctor Oscar MANAZZI 15/06/1977
Rodolfo Emilio PETTINA 15/06/1977
Gabriel Marcelo RUBIO 15/06/1977
Ricardo Antonio SANGLA 15/06/1977
Ana Patricia STEIMBERG 16/06/1977
Alicia Raquel BURDISIO 21/06/1977
Oscar BUCCELLINI 30/06/1977
Miguel Angel HORTON 30/06/1977
Luis Saúl KIPER 30/06/1977
Mario RINALDI 30/06/1977
Walter Héctor CARRIZO 01/07/1977
Hernán ENRIQUEZ 07/77
María Elena SAN MARTIN de VALLETTI 01/07/1977
Roberto Claudio VALLETTI 01/07/1977
Claudio Alejandro OSTREJ 16/07/1977
Inés OLLERO 19/07/1977
Osvaldo Domingo BRINGAS 22/07/1977
Carlos CHARINO 04/08/1977
Julio DUARTE 04/08/1977
Fortunato GOMEZ 15/08/1977
Ernesto OTAHAL 17/08/1977
Alberto CARVAJAL 18/08/1977
Rubén Fernando Oscar Tito MESSIEZ 22/08/1977
María Elena IANOTTI de GAMBERO 14/09/1977
Juan Gualberto ARELLANO 11/10/1977
Luis Raúl BONANO 11/10/1977
Agustín José PERALTA 12/10/1977
Ramón Aldo CANTERO 17/10/1977
Ramiro Sergio BUSTILLO 18/10/1977
Juan Carlos NAVARRO 18/10/1977
Oscar Omar REYES 18/10/1977
José Nicolás BRIZUELA 24/10/1977
Pablo Horacio GALARCEP 26/10/1977
Pedro JUAREZ 26/10/1977
Hernán Gerardo NUGUER 27/10/1977
Pantaleón BARRIENTOS 01/11/1977
Jorge Rosario INFANTINO 22/11/1977
María Eugenia PONCE de BIANCO 08/12/1977
María Cristina GUERRA 24/01/1978
Patricia Dina PALACIN de TORANZO 05/04/1978
Roberto TORANZO 05/04/1978
Hugo Julián LUNA 17/06/1978
Alberto Rodolfo VEAUTE 15/09/1978
Estanislao José TRASKA 24/12/1978
Mario el Paraguayo MARRERO 20/04/1979
Román Javier MENTABERRY 28/11/1979


ACLARACIÓN

En la lucha de los comunistas y otras organizaciones revolucionarias por los objetivos de la construcción de la nueva sociedad hubo caídos antes y después de la noche oscura de la dictadura. Estos nombres son un punto de referencia que los abarca a todos. Asimismo, hacemos la salvedad que en función de que las fuentes se están ampliando de manera permanente, puede haber nombres no incluidos en esta lista. Personalente, trataré de completar muchas verdades que revelé en mi libro SECRETOS EN ROJO, los nombres de lo que SI TUVIERON JUSTICIA, con mayúsculas, aunque la justicia, con minúscula, no haya llegado a sus asesinos.

viernes, 8 de marzo de 2013

Las mujeres de mi generación


Las mujeres de mi generación abrieron sus pétalos rebeldes
de rosas, camelias, orquídeas u otras yerbas, de saloncitos tristes, de casitas burguesas, de costumbres añejas,
Sino de yuyos peregrinos entre vientos.
Porque las mujeres de mi generación florecieron en las calles,
en las fábricas se hicieron hilanderas de sueños,
en el sindicato organizaron el amor según sus sabios criterios

Es decir, dijeron las mujeres de mi generación, a cada cual según su necesidad y capacidad de respuesta,
como en la lucha golpe a golpe en el amor beso a beso.

Y en las aulas argentinas, chilenas o uruguayas
supieron lo que tenían que saber para el saber glorioso
de las mujeres de mi generación.

Minifalderas en flor de los setenta,
las mujeres de mi generación no ocultaron ni las sombras
de sus muslos que fueron los de Tania. Erotizando con el mayor de los calibres
los caminos duros de la cita con la muerte.

Porque las mujeres de mi generación
bebieron con ganas del vino de los vivos
acudieron a todas las llamadas
y fueron dignidad en la derrota.

En los cuarteles les llamaron putas y no las ofendieron
porque venían de un bosque de sinónimos alegres:
Minas, Grelas, Percantas, Cabritas, Minones, Gurisas, Garotas,
Zipotas, Viejas, Chavalas, Señoritas Hasta que ellas mismas escribieron la palabra Compañera
en todas las espaldas y en los muros de todos los hoteles. Porque las mujeres de mi generación
nos marcaron con el fuego indeleble de sus uñas
la verdad universal de sus derechos.

Conocieron la cárcel y los golpes
Habitaron en mil patrias y en ninguna
Lloraron a sus muertos y a los míos como suyos
Dieron calor al frío y al cansancio deseos
Al agua sabor y al fuego lo orientaron por un rumbo cierto. Las mujeres de mi generación parieron hijos eternos,
cantando Summertime les dieron teta,
fumaron marihuana en los descansos,
danzaron lo mejor del vino y bebieron las mejores melodías Porque las mujeres de mi generación
nos enseñaron que la vida no se ofrece a sorbos compañeros,
sino de golpe y hasta el fondo de las consecuencias.

Fueron estudiantes, mineras, sindicalistas, obreras
artesanas, actrices, guerrilleras, hasta madres y parejas
en los ratos libres de la Resistencia Porque las mujeres de mi generación sólo respetaron los límites que superaban todas las fronteras.

Internacionalistas del cariño, brigadistas del amor,
comisarias del decir te quiero, milicianas de la caricia.

Entre batalla y batalla
las mujeres de mi generación lo dieron todo
Y dijeron que apenas eso era suficiente
Las declararon viudas en Córdoba y en Tlatelolco
Las vistieron de negro en Puerto Montt y Sao Paulo
Y en Santiago, Buenos Aires o Montevideo
fueron las únicas estrellas de la larga noche clandestina. Sus canas no son canas
sino una forma de ser para el qué hacer que les espera.

Las arrugas que asoman en sus rostros
dicen he reído y he llorado y volvería a hacerlo.

Las mujeres de mi generación
han ganado algunos kilos de razones que se pegan a sus cuerpos,
se mueven algo más lentas cansadas de esperarnos en las metas.

Escriben cartas que incendian las memorias.
Recuerdan aromas proscritos y los cantan.
Inventan cada día las palabras y con ellas nos empujan
Nombran las cosas y nos amueblan el mundo
Escriben verdades en la arena y las ofrendan al mar
Nos convocan y nos paren sobre la mesa dispuesta.

Ellas dicen pan, trabajo, justicia, libertad
Y la prudencia se transforma en vergüenza.

Las mujeres de mi generación son como las barricadas:
Protegen y animan, dan confianza y suavizan el filo de la ira. Las mujeres de mi generación son como un puño cerrado
que resguarda con violencia la ternura del mundo.

Las mujeres de mi generación no gritan porque ellas derrotaron al silencio.

Si algo nos marca, son ellas.

La identidad del siglo son ellas.
Ellas: la fe devuelta, el valor oculto en un panfleto
el beso clandestino, el retorno a todos los derechos

Un tango en la serena soledad de un aeropuerto,
un poema de Gelman escrito en una servilleta
Benedetti compartido en el planeta de un paraguas,
los nombres de los amigos guardados con ramitas de lavanda

Las cartas que hacen besar al cartero
Las manos que sostienen los retratos de mis muertos
Los elementos simples de los días que aterran al tirano
La compleja arquitectura de los sueños de tus nietos.
Lo son todo y todo lo sostienen
Porque todo viene con sus pasos y nos llega y nos sorprende. No hay soledad donde ellas miren
Ni olvido mientras ellas canten.
Intelectuales del instinto, instinto de la razón
Prueba de fuerza para el fuerte y amorosa vitamina del débil.

Así son ellas, las únicas, irrepetibles, imprescindibles
sufridas, golpeadas , negadas pero invictas
mujeres de mi generación
 
Santiago de Chile, 1999
 

martes, 5 de marzo de 2013

Mariano Moreno y el Plan de Operaciones


A fines del siglo XIX un ingeniero e investigador argentino, Eduardo Madero, quien estudiaba en el Archivo de Indias en Sevilla la historia del puerto de Buenos Aires, encontró por casualidad un documento que cambiaría la mirada sobre la Revolución de Mayo, su carácter y su significación más profunda. Ello habría de modificar sustancialmente la opinión sobre el pensamiento y la influencia de  uno de nuestros héroes mayores: Mariano Moreno. Dicho documento se denominaba "Plano que manifiesta el método de las operaciones que el nuevo gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata deve poner en práctica hasta consolidar el grande sistema de la obra de nuestra livertad e independencia" (1)

El ejemplar hallado era una copia manuscrita del original redactado en 1810 por Moreno, por encargo de la Primera Junta de gobierno, que en sesión secreta del 15 de julio de 1810 había aprobado un pedido del general Manuel Belgrano para preparar un plano (plan) de operaciones que hiciera frente a la grave situación que se cernía sobre la  Revolución. El 27 de junio el diario "La Gazeta" había reclamado acciones punitivas para desbaratar la contrarrevolución que se reagrupaba en Córdoba, bajo el mando de Santiago de Liniers, a la espera de refuerzos realistas que debían llegar desde el Alto Perú.

Moreno vivió apenas 33 años, actuó públicamente sólo siete meses y brilló en la historia americana como pocos. Había nacido en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778.

El 28 de julio Moreno firmó la orden de fusilar a Liniers y demás cabecillas de la sedición "allí donde se los encontrase". El 26 de agosto Domingo French fusiló a Liniers por orden personal de Castelli. Luego del pedido de Belgrano la Junta encargó a su secretario de Guerra, Mariano Moreno, la redacción del plan. El 30 de agosto Moreno finalizó su redacción y el plan fue aprobado por unanimidad de la Junta en sesión secreta una semana después.

El 12 de septiembre Moreno impartió las órdenes secretas a Castelli para que se hiciera cargo del Ejército del Norte, arrestara y fusilara a los contrarrevolucionarios de Potosí y el Alto Perú, y marchara hasta Lima. El 7 de noviembre el plan comienza a dar frutos y las fuerzas patriotas derrotan a los realistas en Suipacha. El 15 de diciembre Balcarce, cumpliendo las órdenes de Castelli y Moreno, fusila a Nieto, De Paula Sanz y Córdoba, jefes de la represión a los levantamientos alto peruanos de 1809 y brutales esclavistas de indios. Pero el 18 de diciembre el Jefe de la Primera Junta, el terrateniente, encomendero y propietario de minas de Potosí, Cornelio de Saavedra, logra derrocar a Moreno, quien será envenenado en alta mar cuatro meses después, en marzo de 1811, mientras surcaba el Atlántico en viaje oficial a Londres. Saavedra lo había mandado a la muerte.

El secreto mejor guardado.

Sabedor de la importancia que poseía el documento hallado, Madero lo envió al general Mitre, quien por entonces se hallaba escribiendo sobre Moreno. La existencia de dicho plan --hasta entonces minuciosamente ocultado por Mitre, Vicente Fidel López y el Deán Funes-- trastocaba toda la ideología escrita como historia argentina por los vencedores de Caseros y particularmente por los de Pavón. El contenido del plan negaba toda la construcción teórica realizada por el genocida del pueblo paraguayo y de los paisanos federales. Negaba todo sentido a la línea Mayo-Caseros urdida por Mitre y Sarmiento y destruía un falso icono de la historiografía de los vencedores de la nación federal.

Por el contrario, el plan vinculaba mucho más a la Revolución de Mayo con el accionar de San Martín en Mendoza, en Chile y en el Perú y especialmente con el gobierno de Juan Manuel de Rosas, al punto que dos de los más estrechos colaboradores de Moreno, su hermano Manuel y el general Tomás Guido (éste, después, secretario privado del general San Martín) serían a su vez estrechos colaboradores de Rosas durante todo su gobierno. Hablamos de Rosas, a quien San Martín le obsequiara su sable antes de partir definitivamente a Francia. Estos datos decisivos son sistemáticamente ocultados por la historiografía liberal.

El plan negaba de cuajo el anatema colonial  de 'civilización o barbarie' inventado por Sarmiento, el primer Alberdi, Echeverría y los asesinos de Dorrego. Por el contrario, ubicaba a Moreno como un claro antiliberal y un americanista convencido, y por ello antibritánico, proteccionista, popular e indigenista. El mismo Moreno que proponía sumar a la revolución a José Gervasio de Artigas (jefe de los gauchos e indios orientales) y a los guaraníes, era partidario de utilizar el rigor revolucionario para enfrentar al terror contrarrevolucionario. Terror del que Moreno había sido testigo cuando la brutal represión que siguió al levantamiento del inca Túpac Amaru, continuado luego con la represión a Túpac Katari y por la forma terrible con que el virrey Abascal había aplastado la Revolución de La Paz de 1809. Conocedor entonces de la barbarie imperial española, Moreno respondía con el rigor revolucionario al mejor estilo de Cronwell y Robespierre.

El 'extravío' de Don Bartolo

La aparición del plan revolucionario de Moreno trastocaba toda la construcción ideológica de Mitre. El general --uno de los pocos vencedores-historiadores, que dejara un diario, "La Nación", para cuidar el futuro de sus ideas-- no era partidario de los discursos apologéticos, irracionales y falsos al estilo de Sarmiento, quien inventaba defectos inexistentes en sus enemigos. Tampoco utilizaba el sistema de Vicente Fidel López, que hallaba oportunos documentos para justificar sus ideas a veces elitistas y a veces simplemente portuarias, pero siempre reaccionarias. El general Mitre quería ser más serio y si bien sostenía suelto de cuerpo ideas tales como que la "raza criolla en la América del Sud, elástica, asimilable y asimiladora, es un vástago robusto del tronco de la raza civilizatoria índico-europea a la que está reservado el gobierno del mundo." (2), no estaba en condiciones de negar la autenticidad del documento. Por haber sido el vencedor de la larga guerra civil iniciada luego del derrocamiento de Moreno, dispuso seguramente de mucha documentación --negada a la posteridad-- que probaba la existencia de dicho plan. Obró entonces de la manera elegante que le era característica. Simplemente 'extravió' el manuscrito y por ende no pudo citarlo ni opinar sobre él.

No sería la única vez que el astuto Don Bartolo extraviara documentación importante. Cuando muerto San Martín, su yerno, Mariano Balcarce, enviara a Mitre un baúl con todos los documentos que el Libertador dejara sobre su relación con Bolívar, su gobierno del Perú y la histórica entrevista de Guayaquil, con expreso pedido de que se publicara después de su muerte, el general Mitre también 'extravió' esa información tan valiosa. Dichos papeles fueron reconstruidos en parte por los historiadores a partir de la correspondencia entre los Libertadores, las opiniones de Bolívar, de Monteagudo y particularmente las del general Guido, quien se carteó de manera  regular con San Martín durante casi treinta años. 

Esa documentación negaba de cabo a rabo las tesis de Mitre y su Historia de San Martín, a quien retrata como un prócer local que llevó la revolución 'argentina y porteña'  al resto de la América 'bárbara'. San Martín decía seguramente lo que siempre había dicho y lo que en verdad había ocurrido: su partida del Perú y la necesidad de entregar su ejército a Simón Bolívar se debió principalmente a la traición de Buenos Aires (es decir, del partido directorial-rivadaviano), opuesto a su expedición al Perú y particularmente a conformar la columna que, al mando del general Güemes, debía atacar por el Alto Perú en simultáneo con el desembarco del Libertador en el puerto peruano de El Callao. Eso hubiera permitido liquidar de un golpe la guerra de la Independencia en el corazón del poder español en América y recuperar para el Río de la  Plata las provincias alto peruanas, por entonces sometidas al genocidio realista. Ese era el inicio del gran estado americano con base en el antiguo Incario, el plan maestro de la Revolución de Mayo.

El plan también desmentía que la revolución fuera porteña, “civilizada” o ”argentina”, como sostenía Mitre, sino americanista, mestiza y continental. Al igual que en el caso de Moreno, los papeles de San Martín sostenían que ninguno de nuestros próceres fundadores pensó jamás en las patrias chicas, esas que los agentes del imperialismo británico tales como Rivadavia, Manuel J. García, Mitre y Sarmiento construyeron sobre las ruinas de la patria grande americana, concebida en el plan continental de Miranda e impulsada a partir de la Revolución de Mayo por Moreno, Belgrano, Castelli, San Martín, Bolívar, Monteagudo, Artigas, Güemes, Morelos, Hidalgo, Dorrego y Rosas. El plan de Moreno y el recorrido militar de San Martín marcaban una línea revolucionaria profunda, no reformista, y no sólo diferente sino opuesta a la que llevaría adelante el partido pro británico y unitario en sus versiones rivadaviana, mitrista o roquista.

Moreno sigue allí

El conocimiento de ese documento fue negado por la historiografía liberal, llegando al paroxismo con Ricardo Levene, en su momento presidente de la Academia Nacional de la Historia, quien ordenara realizar un estudio grafológico --¡¡ de una copia manuscrita !! -- para demostrar lo que ya había anticipado el propio Madero: que el documento encontrado por él era una copia y que por lo tanto no había sido realizada por mano de Moreno. Posteriormente, el hallazgo fue corroborado por copias similares halladas en los EEUU y en Río de Janeiro, así como por múltiples referencias a él que figuran en casi toda la correspondencia que mantuvieron entre ellos los miembros de la Primera Junta y de la logia revolucionaria. El propio Alberdi señalaría que "el Plan de Moreno es un aporte de Buenos Aires a la revolución americana" (3).

Estas circunstancias obligaron a la historiografía liberal a aceptar su existencia. Pero lo hicieron a regañadientes, de modo que en la enseñanza oficial no se lo menciona o bien se lo hace incidentalmente, sin profundizar en la importancia de su contenido. Al punto que los manuales de historia aún señalan que la pelea de Moreno contra Saavedra, el Deán Funes y Rivadavia se debía al carácter apasionado del secretario de guerra y no a los proyectos políticos contrapuestos que estaban en juego y que el plan del secretario de la Primera Junta había puesto negro sobre blanco.

El plan proponía desde el vamos la construcción de una gran nación -toda la América Española, desde el sur del Mississippi hasta el Cabo de Hornos, tomando como base los casi mil años del Incario, las ricas historias de mayas y aztecas y la cultura común o asimilable de la mayoría de los pueblos americanos, con la inclusión de Brasil, previo levantamiento de sus esclavos y sus criollos revolucionarios. Era el diseño de una nación poderosa, moderna, industrial, con la tierra repartida democráticamente entre sus habitantes y con la explícita dignificación de las masas indias y negras. El plan propiciaba la eliminación de todas las formas de esclavización de los indígenas, tales como la encomienda, la mita y los obrajes, devolviéndoles a los pueblos originarios sus derechos y tierras. Su propuesta de nueva nación americana emancipada no dejaba duda alguna acerca de la decisión irrevocable de romper con España, ya que la invocación a 'La máscara de Fernando' es un mero ardid para no enfrentar abiertamente al poder español hasta poder elegir el momento y el lugar más conveniente para hacerlo.

La propuesta incluía a negros, indios, mulatos, mestizos, gauchos y criollos por igual. Y en eso Moreno se instala en la vanguardia de su tiempo y del mundo de entonces, apartándose incluso de la calificación de jacobino que recibe de algunos de sus bien intencionados defensores. Moreno y nuestros criollos porteños de la Logia Lautaro (Belgrano, Castelli, Monteagudo, Rodríguez Peña, French, Guido y Manuel Moreno), incluyendo al montevideano Artigas, proponían, inspirados en Túpac Amaru, la igualdad de todos los americanos. Contemporáneamente, la revolución norteamericana había garantizado los goces de la libertad a todos los ciudadanos, excepto a los negros esclavos y a los indios, quienes no poseían derechos. La revolución francesa obró de igual modo. Los derechos eran para los ciudadanos franceses -los patricios, los propietarios- pero no para los pobres y mucho menos para los esclavos de las colonias, lo que dejó sembrada la semilla para las nuevas revoluciones que se producirían durante los siglos XIX y XX. Moreno y nuestros próceres americanos proponían la igualdad real, partiendo de la base material que la haría posible: la propiedad comunitaria de la tierra.

En una sociedad agraria como era entonces América del Sud, la única igualdad posible debía basarse en la distribución de la tierra entre los ciudadanos. La burguesía comercial porteña, aliada con los ganaderos bonaerenses, impediría una y otra vez, a lo largo de nuestra historia, cualquier forma de distribución democrática del suelo. Se apropiaría ilegítimamente de la mayoría absoluta de las tierras de la nación, cerrando el camino al gran país pensado por Moreno. A 195 años del plan, con el 50% de la tierra en manos de siete mil (7.000) familias y empresas, y 20 millones de hectáreas en manos extranjeras, la Argentina sólo tiene menos de 40 millones de habitantes. Los EEUU, si bien distribuyeron sólo entre los blancos la tierra que era de los indios, lo hicieron de forma mucho democrática, y hoy se aproxima a los 300 millones de habitantes. Moreno sabía lo que decía. 
La nación de Moreno

El plan proponía un estado nacional poderoso que abarcara desde el Sur de los EEUU hasta la Tierra del Fuego, enorme extensión que Francisco de Miranda llamara Colombiae. Proponía expropiar las 150 principales fortunas mineras -entre ellas las de ricos encomenderos y mineros como Cornelio Saavedra- de Potosí y de todo el Virreinato para "industrializar la nación". Proponía sublevar a los esclavos de Brasil, anexando su territorio casi en su totalidad. A esta nación republicana, libertaria y seguramente federal --si bien en el plan no figura esa expresión-- Moreno proponía sumar, en plano de igualdad, tanto a los gauchos de Artigas como al pueblo guaraní.

A los primeros les encomendará la sublevación de la Banda Oriental, por entonces en manos realistas. Cuestión ésta la de Artigas y sus gauchos a la que siempre se negaron los elitistas y racistas porteños, que proponían, por el contrario, "no ahorrar sangre de gauchos". De haberse llevado a cabo el levantamiento del actual Uruguay cuando Moreno lo propuso, en agosto de 1810, seguramente hubiera ayudado a resolver en  favor de las fuerzas patriotas la campaña militar de Castelli en el Alto Perú.

El plan proponía establecer una política proteccionista y "vivir con lo nuestro" en el plano económico. En noviembre de 1810 se prohibió la salida de oro y plata del Río de la Plata con destino a Londres. Esto, sumado a la expropiación de las grandes fortunas permitiría la creación de un estado nacional poderoso para desarrollar la economía. En palabras del prócer: "las medidas a adoptar consistían en expropiar quinientos o seiscientos millones de pesos en poder de cinco o seis mil individuos, expropiación que beneficiaría a ochenta o cien mil habitantes"Esa enorme suma de dinero en manos de una minoría "no puede dar el fruto ni fomento de un estado, que sí lo darían puestos a facilitar fábricas, ingenios, aumento de la  agricultura, etcétera (...) En esta virtud, luego de hacerse entender más claramente mi proyecto, se verá que una cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos, puestos en el centro del estado para la fomentación de las artes, agricultura, navegación, etc., producirá en pocos años un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la conservación de sus habitantes, no hablando de aquellas manufacturas que siendo como un vicio corrompido, son de un lujo excesivo e inútil, que deben evitarse principalmente porque son extranjeras y se venden a más oro de lo que pesan”

Moreno encara el problema central de la Revolución: poner en movimiento y transformar en generadoras de trabajo, bienestar y riqueza colectiva las cuantiosas fortunas atesoradas por la minoría de monopolistas, esclavistas y usureros. De este modo la agricultura, la manufactura y la navegación podrían desarrollarse y el país se independizaría del comercio extranjero (5). Moreno fue derrocado apenas decretó la prohibición de salida de metálico con destino a Londres por los intereses pro británicos expresados por saavedristas y rivadavianos.
Si bien alentaban buenas relaciones con Gran Bretaña, los revolucionarios, que estaban obligados a aceptar el dominio británico sobre los mares y el comercio mundial porque necesitaban su apoyo para enfrentar a España, recomendaban cuidarse de la ambición inglesa y tomar en cuenta su apetencia de dominio. Con una claridad que aún sorprende, Moreno estampó en el Plan el siguiente comentario acerca de Inglaterra: "reconocemos en dicha nación, en primer lugar, ser una de las más intrigantes por los respetos del señorío de los mares, y lo segundo por regirse siempre todas sus relaciones bajo el principio de la extensión de miras mercantiles, cuya ambición no ha podido nunca disimular su carácter" (8).

Ejemplifica los peligros de dichas relaciones con la situación de Portugal respecto de Inglaterra, la cual tiene a aquella "sometida a una vergonzosa e ignominiosa esclavitud (...) que sus fines no son sino chupar la sangre de su estado,  extenuándolo de tal suerte que tal vez sus colonias americanas se conviertan en inglesas algún día (...) Portugal se desengañará a costa de su sangre y destruirá su despotismo, regenerando sus corrompidas costumbres y conocerá los derechos de la santa libertad de la naturaleza" (8). El Gobierno de Buenos Aires debía impedir que Portugal conquistara "la América del Brasil o la parte de ella que más convenga", y para ello proponía "emprender la conquista de la campaña del Río Grande del Sur, por medio de la insurrección, y los intereses que sacrificaremos con el propósito de proteger la independencia y los derechos de su libertad" (8)Castelli ejecuta el plan 

El plan es la base de la campaña militar de Juan José Castelli al Alto Perú y su extraordinaria acción de gobierno desde La Paz y las provincias alto peruanas. Tal vez junto al de Artigas, los más avanzados que hayan habido en América, y más ambiciosos aún que la revolución mexicana, el peronismo, la Guatemala de Arbenz, la Revolución Cubana o el Chile de Allende. Castelli dispuso la liberación de los indios, el reparto de tierras, el cierre de los obrajes, la eliminación de la mita y la encomienda; mandó ejecutar a los contrarrevolucionarios y explotadores, confiscó los bienes de los 'godos' y promovió el rescate de las culturas originales. Su proyecto era derrotar a las fuerzas realistas en el Perú y tomar Lima para llegar a Caracas, donde entonces luchaba Francisco de Miranda a la cabeza de la revolución venezolana. Esa intención (concretada años después por Bolívar tras recibir el ejército de San Martín en Guayaquil) señala fuera de toda duda cual era el plan continental y maestro de la emancipación americana, que sostenían Castelli, su primo Belgrano, y Moreno. El primero y el último habían sido compañeros en Chuquisaca cuando defendían a indios pobres y esclavizados en el estudio jurídico de otro gran americanista, Esteban Agustín Gascón. Juntos visitaban en dicha ciudad a otros dos célebres americanos: Manuel Ascencio Padilla y su esposa, Juana Azurduy.

Castelli mostró una ejemplar tenacidad para enfrentar a los enemigos internos de la revolución como Saavedra, el Deán Funes y los rivadavianos. Y tuvo la astucia política que le faltó a Moreno para sumarse a Castelli en el ejército del Norte, tras su derrocamiento, y destruir desde allí el poder contrarrevolucionario instalado en Buenos Aires. La tenacidad e insistencia de Castelli, así como la acción política y militar del general  Belgrano --su defensa del norte del territorio del contragolpe español, su propuesta del Rey Inca en el Congreso de Tucumán-- señalan que el plan era el proyecto de la nación americana, explicitado por la Logia de Buenos Aires pero inspirada en la línea mirandiana, tal como se lo trasmitiera Castelli en el Alto Perú a su colaborador Monteagudo y que luego éste discutiera en detalle con el general San Martín. Decía entonces Castelli, al mando del ejército que estaba pronto a marchar sobre Lima, en cumplimiento de las órdenes de Moreno y pese a la oposición de Saavedra: "Toda la América española no formará en adelante sino una numerosa familia que por medios de la fraternidad pueda igualar a las respetadas naciones del mundo antiguo (...) Preveo que allanado el camino de Lima, no hay motivo para que todo el Santa Fe de la Bogotá (las actuales Colombia, Venezuela y Ecuador) no se una y pretenda que con los tres, y Chile, formar una asociación y cortes generales para forjar las normas de su gobierno". (6)
Luego del asesinato de Moreno y la detención y muerte de Castelli, el Plan sería abandonado por un tiempo. Lo retomaría  después la Logia Lautaro, a partir de octubre de 1812, tras la llegada del Libertador al país. Antes, Tomás Guido y Manuel Moreno habían recibido a San Martín en Londres, procedente de España, en la casa de Francisco de Miranda, donde se hospedaran luego del asesinato de Mariano durante el viaje hacia la capital británica. Mientras tanto, a los sesenta años de edad, el gran Miranda estaba dirigiendo la revolución en Caracas.

Derrocado Moreno y con Castelli vencido en Huaqui, gracias al desvergonzado boicot de Saavedra y Viamonte --que mantenían correspondencia con los jefes realistas, a quienes comunicaban los planes de Castelli--, con Belgrano de campaña en el Paraguay (otro error de Moreno, que envió al principal cuadro político-militar fuera de Buenos Aires a enfrentar los justos reclamos localistas de Asunción), en Buenos Aires gobernaba la contrarrevolución, primero saavedrista y luego rivadaviana. A poco estuvo la revolución de ser destruida totalmente, de no ser por la desobediencia de Belgrano a las órdenes liquidacionistas de Rivadavia, quien lo intimó a bajar hasta Córdoba y así dejar libre el Norte a las tropas de Abascal, que era exactamente lo que el Virrey del Perú reclamaba. Planes que había conocido Belgrano en documentos secretos capturados al enemigo y que lo decidieron a dar batalla en Tucumán y Salta, donde se impusieron las armas patriotas, desobedeciendo las órdenes del gobierno porteño.

Los héroes que vos matáis...

En orden a los ocultamientos y distorsiones de la historiografía liberal, mencionemos a tres personalidades determinantes en el curso de la independencia americana. El general Tomás Guido, que será la mano derecha de San Martín durante toda la Guerra de la Independencia, su principal consejero y lo que hoy llamaríamos "principal operador político". Después, tras el autoexilio del Libertador, Guido se convertirá en uno de los más sólidos pilares del gobierno de Rosas.
El otro gran continuador del plan --miembro prominente de la Logia Lautaro creada por Miranda-- será Bernardo de Monteagudo, segundo de Castelli en el Alto Perú hasta su detención por la contrarrevolución saavedrista. Liberado de la cárcel realista, en Chuquisaca, en 1809, por el ejército de Castelli, se convertirá junto a Guido, a partir de 1812, en uno de los colaboradores políticos más estrechos de San Martín, primero, y de Bolívar después, en el Perú. Será Monteagudo el redactor de las resoluciones de la Asamblea del año XIII y de las actas del Congreso de Tucumán, tres años después. De su puño y letra se escribirá que nuestra Declaración de la Independencia se hizo a nombre de las Provincias Unidas en Sud América y no del Río de La Plata, como la tergiversará el mitrismo. De la misma manera Monteagudo, San Martín, Belgrano, Bolívar --entonces desde Jamaica--  Guido, Manuel Moreno, Martín Güemes y Pueyrredón serán quienes exijan que los Directores Supremos elegidos desde 1816 se denominen Directores de las Provincias Unidas de Sud América y no del Río de la Plata, como esgrimen falsamente Mitre, Paul Groussac, Vicente Fidel López y Sarmiento. 

Monteagudo será asesinado en una calle de Lima por los intereses reaccionarios que se daban por satisfechos con haberse desembarazado de la tutela española y no querían profundizar ninguna revolución, y mucho menos una que incluyera gauchos, indios, negros y mestizos. En una célebre proclama, y para el caso de que no alcanzaran los uniformes para vestir a toda la tropa que se preparaba para cruzar Los Andes, el mestizo San Martín propuso hacer la guerra "en pelota, como nuestros paisanos los indios; seamos libres, lo demás nada importa"

El tercer entenado de la historiografía liberal, el más conocido de los tres y al mismo tiempo el más desconocido) es Castelli, quien junto con Moreno y Belgrano integró el núcleo duro de la Revolución de Mayo. Entre otras muchas cosas, fue también su primer jefe militar y “el más peligroso tupamaro independentista",  según lo calificaba la policía secreta española ya en 1803 (4). A casi dos siglos de su muerte, el escritor Andrés Rivera le rindió cumplido homenaje en su novela "La revolución es un sueño eterno".
Norberto Colominas

Referencias
1)  Moreno, Mariano. El Plan Revolucionario de Operaciones. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires, 1993
2)  Mitre, Bartolomé.  Historia de San Martín y la Emancipación Americana, 1887, capítulos 1 y 11.
3)  Citado por Shumway, Nicolás. La Invención de la Argentina. Emecé, 1993
4)  Pigna, Felipe. Los mitos de la historia argentina. Norma, 2004.
5)  Chumbita Hugo. Curso de Historia Argentina, Universidad Nacional de la Matanza, 2004, página 76.
6)  Pigna, Felipe, ob. cit. Pág. 297
7)  Roca, Deodoro, Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria. Córdoba, 1918.
8)  Chumbita Hugo, óp. cit. Pág. 37