Víctor García Costa, histórico dirigente del socialismo argentino,
ensayista e historiador --con numerosos trabajos publicados y traducidos a varios
idiomas-- da su opinión sobre “Secretos en Rojo. Un militante entre dos siglos”,
recientemente publicado por Ediciones Corregidor. En algunos casos con su
nombre y apellido, en otros con su conocido “seudónimo” del “Vizconde del
Pulgar”, apareció en el mítico El Tábano, los barriales y locales La Palabra de Ezeiza, ABC
Almagro, Boedo, Caballito, Agora 21, Democracia, entre otros. Impactante e
inédita revelación: la destrucción de la obra de Rubens Iscaro y Fernando Nadra.
Estamos en presencia de un libro dolorosamente
autobiográfico. Es el libro de Alberto Nadra, un joven viejo militante,
ahora ex militante, primero de la famosa
“Fede”, Federación Juvenil Comunista, y del Partido Comunista Argentino, cuyo
Comité Central integró.En alguna medida es el libro autobiográfico de una
familia: la familia Nadra, todos militantes de ese Partido. La cabeza visible,
fue el doctor Fernando Nadra, abogado, escritor y poeta, padre de Alberto,
también destacado dirigente del Partido, al más alto nivel. Todos ellos han
sido (Fernando, ya fallecido) y son, mis amigos y en buena medida compañeros de
lucha por un mundo sin explotadores y explotados -por mi parte desde el
Socialismo Argentino- en una etapa muy difícil de la vida Argentina. Con
Fernando Nadra fuimos, además, compañeros de lucha en la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos durante la dictadura, en épocas dificilísimas en que
cualquier error podía significar la desaparición y la pérdida de la vida.
Los Nadra, como tantos otros abnegados
militantes, entraron en conflicto con la dirigencia partidaria, al punto de
haber sufrido una verdadera persecución, de lo que da cuenta con detalle el
libro de Alberto Nadra, que saca a la luz cuestiones absolutamente desconocidas
hasta por quienes podrían jactarse de un amplio conocimiento sobre la vida
interna de los Partidos,
A nuestro juicio, el
Partido Comunista de Argentina fue excesivamente dependiente del Partido
Comunista de la Unión Soviética,
lo que, repetimos, a nuestro juicio, afectó las posiciones políticas y la vida
interna de ese Partido a lo largo de su historia. De ninguna manera, lo que
decimos va en desmedro ni de las formidables realizaciones de la Unión Soviética desde la Revolución de 1917, ni
de la lucha sacrificada y heroica de los militantes comunistas argentinos,
muchos de ellos asesinados, secuestrados y desaparecidos.
Ya algunos dirigentes
destacados habían recorrido ese duro camino de enfrentamientos internos en
distintas coyunturas políticas; Juan José Real, Rodolfo Puiggros, Ernesto
Giúdice y otros que marcharon por una suerte de cornisa, como el destacado
intelectual Héctor P. Agosti a quien sorprendió la muerte antes que se agravara
el conflicto con él. En su ceguera, frente a la discrepancia interna, la
dirección partidaria llegó a destrozar y vender por papel gran parte de la
importante obra escrita de los dirigentes desplazados, entre ella la de Rubens
Iscaro y de Fernando Nadra, parte de la cual, aunque rota, pude recuperar en la
papelera en que había sido vendida. Una verdadera salvajada.
El libro de Nadra
sirve, también para conocer el proceso político argentino de los últimos 40
años, lo que incluye la dictadura que asoló Argentina desde 1976 hasta 1983. Es
un libro valiente con el que, al escribirlo,
debe haber sufrido el profundo
dolor de un verdadero desgarramiento, tanto mayor cuanto mayor ha sido la
entrega.
Vizconde del Pulgar