Seguimos con nuestra selección dominical de Tres
mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor
Zimmerman, Editorial Aguilar.
A pesar de Gutenberg, el papel ha tenido siempre muy mala prensa.
Sobre todo por su fragilidad: lo ataca la polilla; el tiempo lo
amarillea y lo vuelve quebradizo; no soporta temperaturas que vayan algo más
allá de los 200º C…
Tal idea de inconsistencia está presente en la frase que nos vino
de China.
La dijo por primera vez –al menos para oídos occidentales– el
presidente Mao Tse Tung, durante una entrevista concedida el 14 de agosto de 1946 a Anne Louise Strong,
corresponsal de una publicación estadounidense.
“El imperialismo es un tigre de papel”, afirmó entonces Mao. Y
poco después, reiteró la frase durante una conferencia de prensa: “¿No fue
Hitler un tigre de papel? ¿Y acaso no fue derribado? El zar de Rusia, el
emperador de China y el imperialismo japonés fueron tigres de papel”.
La frase ingresó al repertorio internacional como una acertada
metáfora aplicable a quien amenaza para ocultar su debilidad.
Un felino que ruge, y muestra garras y colmillos, pero que,
llegado el momento de actuar, no resulta más que… un micifuz de cartulina.
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