Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.
Cuando una catástrofe amenaza a un grupo de personas que no hacen nada por impedirla, se dice a veces, en forma irónica, que se comportan como los músicos del Titanic.
La expresión evoca el hundimiento de esa gigantesca y lujosa nave de pasajeros, ocurrido en las primeras horas del 15 de abril de 1912. Proclamado por sus armadores como un barco que “ni el mismo Dios podría hundir”, el Titanic rozó un témpano y se fue a pique en poco tiempo. Mientras el pasaje trataba desesperadamente de encontrar lugar en los insuficientes botes salvavidas, la orquesta de a bordo continuó tocando como lo había hecho durante el baile previo al accidente. Y no paró de ejecutar música ligera hasta que el oleaje cubrió la cubierta.
La frase “actuar como los músicos del Titanic” ha quedado como metáfora para calificar la conducta heroica, pero obstinada y sin sentido, de quienes persisten en algo que es urgente abandonar. Señala, de paso, una actitud de caprichosa negación de la realidad: empeñarse en prologar la despreocupación o el pasatiempo mientras todo muestra a las claras que la situación es muy grave.
no es la única enseñanza. la mas valiosa, es que ellos hicieron hasta el final, lo que sabían hacer, quizás sabiendo que el fin era inevitable, fué lo mas heroico y el mejor aporte que podían dar, en medio de esa tragedia.
ResponderEliminarPero, quizás esperaban otro desenlace, quizás un cambio en el panorama, una acción divina, o un golpe del destino, que de pronto detuviese el hundimiento, y ellos se salvaban. Según la historia, le dieron prioridad a los de primera clase, luego mujeres y niños, ellos no podían hacer otra cosa que esperar.
Para mí, un mensaje inspirador, de entrega hasta el final. El destino no los favoreció, pero quedó su legado.
Hermoso legado