Macri demuestra día a día su desprecio por
los “vecinos”, ya no digamos a los “ciudadanos”, para decirlo con propiedad
republicana de la que carece. Por el pueblo,
sencillamente, para nosotros.
Sólo la omisión
quirúrgica de toda denuncia en contra
del Jefe de Gobierno por parte de los grandes grupos corporativos de
medios –gráfica, radio, televisión—con la exigua resistencia que ofrecen los
denominados medios “oficialistas”, permite explicar que aquí se discutan el
“autoritarismo” de la Presidente, las retenciones a la soja o supuestas bóvedas
en Santa Cruz, y hasta se preparen para
un “8 A”, mientras una banda siniestra barre día a día con las conquistas del
pueblo porteño, baja a niveles inéditos su calidad de vida, y comete delitos
que siguen en la impunidad.
Políticamente,
algo que pretende disimular tras una supuesta vocación de servicio, Macri representa
el saqueo al Estado por parte de sus empresas, contratistas, sobrefacturando
permanentemente sus presupuestos; luego comprando por monedas las mismas empresas
que vació; para finalmente –luego de estrujarlas al límite, arrojárselas
nuevamente sobre el Estado, completamente endeudadas y en quiebra, como fue el
caso del Correo Argentino, que sólo se recuperó con la capacidad y la gestión
de hombres como Eduardo Di Cola, su primer titular estatal.
Penalmente,
Macri fue procesado por contrabando de autos –rama de sus negocios que no puede
aducir que desconocía—y como funcionario es, en principio, un delincuente
procesado por espionaje a políticos, dirigentes gremiales y sociales,
empresarios.
¿A los porteños
que pretenden apoyar a Michetti y el
archireaccionario rabino Bergman, no les
preocupa avalar estos hechos con su voto? ¿No les duelen los enfermos mentales
o marginados echados a la calle al cerrar centros de salud y refugios, además
de condicionar los que permanecen abiertos hasta hacerlos inhabitables?
¿La brutal
represión en el Hospital Borda, a médicos y enfermos indefensos no les
preocupa?
Es claro que no
sienten en carne propia el drama de los villeros, a los que con sonriente “guasón”
Rodríguez Larreta, con Bergman y
Michetti les arrebataron cinco millones de pesos ya otorgados en el
Presupuesto, como ya lo hicieron años tras año con hospitales, escuelas,
colegios o vivienda social.
Pero charlemos.
Aún con una visión más egoísta, o si se quiere más de autodefensa individual y
familiar. Tratemos de dialogar y debatir con algunos de aquellos que con sus
votos, sus marchas catárticas contribuyen a destruir la Ciudad y hundirnos como
porteños cada día más.
¿Nada tienen que
decir, salvo murmurar en voz baja acerca
del arrollador avance de los negocios inmobiliarios, que saturando barrios y
calles los despoja (sí, los despoja a ellos mismos), total o parcialmente de
agua y electricidad, mientras se postergan las obras pública que paliarían las
inundaciones que destruyen viviendas, negocios y mercaderías?
¿Ninguna
protesta concreta ante la irracional reformulación del tránsito, de la
liquidación de patrimonio urbano, que es de todos, como el querido paisaje de
la Avenida 9 de Julio, ahora, desde el aire, una suerte de cadena de tiendas
separadas por bocacalles? ¿O de esos reclamos deben hacerse cargo los “zurdos”
y los “kirchneristas”, aunque luego
ellos gocen sus beneficios si se logra detener un atropello o lograr alguna conquista?
Es posible que
su manipulada oposición al proyecto nacional les impida ver la destrucción y
el nauseabundo olor que despide nuestra Buenos Aires, y NO SOLO por
la pésima –o en realidad muy eficaz, para los negocios-- gestión con los residuos.
A los de buena
voluntad, que no dudamos los hay, porque no puede haber un 40% de
cretinos, desde LA CHE los llamamos a
reflexionar.
A nuestros
militantes, y los amigos que nos acompañan en este espacio a dar el debate a
fondo en estos días en aulas, lugares de trabajo, en el inundado subte o el
próspero supermercado que todo los días les incrementa un poco más los precios,
con la complicidad de los verdaderos “amigos” de Macri, Michetti, Bergman o
Pinedo: los grandes grupos económicos que manejan las cadenas de valor.
Para el final,
el horror.
Macri, Rodríguez
Larreta y esa banda sonríe “amistosa” con globos y coloridos afiches, mientras en
plena democracia en esta ciudad tenemos “desaparecidos” y “NN”: familias que no
encuentran a sus seres queridos fallecidos que ingresaron a las morgues las que,
según el Juzgado porteño de Primera Instancia Nº 2, son “depósitos de cadáveres
que se encuentran en condiciones peores a las de un basural”; registros que no
existen o son llevados en forma irregular, que “computan numerosos cuerpos que
faltan frente a otros que sobran”; y “numerosos cadáveres en avanzado estado de
putrefacción”, mezclados unos con otros.
“El horror, el
horror”, al decir de la inmortal novela de Joseph Conrad, “El Corazón de las
tinieblas”.
El horror en una boleta, de un inocente amarillo, con los
rostros amables de Michetti y Bergman. La de Unión-PRO, con Santilli, Pinedo,
Alonso y Sturzenegger.
No podemos perder un minuto hasta el domingo.
muy buen análisis, abrazo
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