martes, 22 de diciembre de 2020

Aborto e Iglesia: una doctrina contradictoria y cambiante

 

El próximo 29 de diciembre, el Senado tiene la responsabilidad de aprobar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, ya con media sanción en Diputados, y comenzar a solucionar el grave problema de salud pública que supone la criminalización y el encarcelamiento de quienes abortan. La aprobación de la ley también contribuiría a garantizar la gratuidad de los procedimientos de interrupción del embarazo y, de ese modo, una mayor seguridad para las miles que hoy mueren o sufren severos daños en los procedimientos clandestinos.

El proyecto de ley ha dado lugar a un debate que está presente en numerosas instancias (pública, privada, parlamentaria) y desde diferentes enfoques, que en algunos casos reflejan posiciones claramente medievales, incluidas las de algunos miembros de la cúpula eclesiástica.

En este sentido, se destaca el pensamiento del arzobispo “emérito” de La Plata, Héctor Aguer, al condenar tanto la Educación Sexual Integral (ESI) como la “cultura fornicaria” que impera en nuestra sociedad, rigor que no ejerció ni ejerce sobre los casos de los sacerdotes que abusan de niños.

Lo extremo de la posición de Aguer queda resaltado con los datos de la Segunda Encuesta Nacional de Creencias y Actitudes Religiosas de la Argentina, del Conicet, de acuerdo con la cual la mayoría de quienes se consideran católicos está de acuerdo con la interrupción del embarazo en algunas circunstancias (57,7%) o en todas (23,3%).

Aguer se arroga la suma del saber filosófico en una violenta crítica al presidente Alberto Fernández por su referencia a los cambios que, a lo largo del tiempo, tuvo la iglesia en relación al aborto (El Dia de La Plata, 21/12/2020). Le molesta que -afirma- Fernández muestre “su hilacha neoperonoide”, pero él apenas nos ofrece la fe y el dogma de la escolástica medioeval.

 

Entre la Biblia y la Ciencia

Pese a que monseñor lo niega –como niega “el mito de los 30.0000 desaparecidos” por la dictadura genocida– las posiciones de la Iglesia distan mucho de ser pacíficas y, de hecho, las actuales difieren en mucho de las que existían en los inicios de la cristiandad.

En el caso del aborto, las posturas han involucionado. En otras cuestiones, hubo una adaptación a los tiempos y al avance de la ciencia. Si mencionamos la creación de la tierra en siete días, su ubicación como centro del universo, a Eva y la manzana, a Noé y el Arca, o la inexistencia del alma en los esclavos o los pueblos originarios, nos encontramos ante temas en los que la Iglesia lentamente viró de la tortura y la hoguera para los herejes a dejar de requerir la Inquisición y explicar que, en realidad, la Biblia describe con “poéticas metáforas” lo mismo que la ciencia aborda con otros términos.

Tampoco es pacifica la dimensión política del cristianismo, que nace como religión de los oprimidos, de los esclavos y los libertos de Roma, pasa a ser fundamento teológico del esclavismo, el feudalismo y el capitalismo y más tarde encara valientes, pero todavía limitados, intentos de regreso a sus orígenes de la mano de la Opción Preferencial por los Pobres, las Comunidades de Base o los sacerdotes que impulsaron la Teología de la Liberación.

La tradición eclesiástica, así como las Escrituras, es reinterpretada por cada generación para imponer sus propias opiniones morales, pero también para defender sus intereses políticos y económicos, como la prohibición del sacerdocio a las mujeres, hijas de María, “Madre de Dios y de la Iglesia” (aunque, en sus comienzos, las tuvo como las primeras en ejercerlo) o el celibato, un mandato que jamás ejerció San Pedro –felizmente casado– y que poco tiene que ver con la pureza y la consagración exclusiva al Reino de los Cielos.

El celibato recién se instauró en el siglo XI, pero no para favorecer una dedicación plena “a las cosas del Señor”, sino para 1) evitar el riesgo de fragmentación permanente que sufrían los incipientes estados nacionales de Europa; 2) garantizar la permanencia de las propiedades en manos de la iglesia, que ya no debía disputarlas con las viudas o los hijos de los sacerdotes.

 

San Agustín y el alma del embrión

Aguer clama por ejemplos y citas que avalen la afirmación de Fernández, quien sostuvo que, para Aristóteles y Aquino, el feto solo se convertía en persona con la animación, ya avanzada la gestación. “No cita ningún texto en apoyo de su tesis” desafía, para preguntarse con irónica soberbia: “¿Qué texto habrá consultado?”.

Para ayudarlo a disipar su interrogante, y de paso responder a su temeraria afirmación de que “La enseñanza de la Iglesia ha sido invariable desde el siglo I”, comenzamos por recordar que las menciones al tema en el Antiguo y el Nuevo Testamento distan de ser claras.

Luego, precisamente durante el aludido primer siglo de la cristiandad, la iglesia católica comenzó a discutir acerca de si el feto tenía alma desde el momento de la concepción o llegaba a convertirse en un ser humano en el transcurso de su desarrollo. En este debate, no dudó en condenar el aborto, pero no por considerarlo un homicidio, sino porque solía usarse para ocultar “pecados sexuales”, como el adulterio y la fornicación.

Ya en el siglo III, hace más de 1.700 años, el Concilio de Elvira sancionaba al aborto si era realizado con motivo de un adulterio, pero dejaba sin castigo al aborto realizado dentro del matrimonio. Claro, la herencia estaba garantizada, mientras el goce y el placer del hombre no merecían condena alguna.

Por esos mismos años, San Agustín (354-430 de nuestra era), el máximo pensador del primer milenio del cristianismo, consideraba que el embrión no tenía alma hasta el día 45 después de la concepción. Por eso, distinguía entre el aborto realizado sobre un feto animado (que equiparaba al homicidio) y el aborto practicado sobre un "informe" sin alma humana, al que también repudiaba, pero consideraba merecedor de una pena menor.

En palabras del propio San Agustín: “La pregunta sobre el alma no se decide apresuradamente con juicios no discutidos ni opiniones temerarias; según la ley, el acto del aborto no se considera homicidio porque aún no se puede decir que haya un alma viva en un cuerpo que carece de sensación ya que todavía no se ha formado la carne y no está dotada de sentidos”.

 

Tomas de Aquino y el Juicio Final

Casi un milenio más tarde, Santo Tomás De Aquino (1225-1274), otro de los teólogos más importantes del cristianismo – y a quien, Aguer nos informa, “estudio desde mi adolescencia”–, consideraba al aborto como un pecado, pero contra el matrimonio. A la vez, en Suma teológica, era enfático sobre la cuestión de que "el alma no es infundida antes de la formación del cuerpo". Para él, el alma humana llegaba junto con la forma humana, por lo que un embrión no tenía alma hasta después de varias semanas de embarazo, cuando el feto comenzaba a adquirir la forma humana, y se percibía su movimiento.

Para esclarecer a los nuevos cruzados por el alma de los embriones, cabe rescatar un comentario de Umberto Eco (El comienzo de la vida, para La Nación, 30/03/2005), acerca de que Tomás de Aquino ofrecía una visión muy biológica de la formación del feto, según la cual Dios introducía el alma al cuerpo gradualmente. Así, el feto primero adquiría, primero, el alma vegetativa y, a continuación, el alma sensitiva y solo entonces, en un cuerpo ya formado, se creaba el alma racional (Suma teológica, I, 90). El embrión solo tenía alma sensitiva (Suma teológica, I, 72, 3 y I, 118, 2).

En la Suma contra los gentiles (II, 89) Aquino describe a la generación como un proceso gradual, “a causa de las formas intermedias de las que el feto está dotado desde el principio hasta su forma final”.

Por eso, en el Suplemento a la Suma teológica (80, 4), se lee esta afirmación que hoy suena revolucionaria, a juicio del filósofo y semiólogo italiano:  “Tras el Juicio Universal, cuando los cuerpos de los muertos resuciten para que nuestra carne participe de la gloria celestial (momento en que ya, también según San Agustín, volverán a vivir en la plenitud de una belleza y una integridad adulta no solo los que nacieron muertos sino también, en forma humanamente perfecta, los engendros de la naturaleza, los mutilados, los concebidos sin brazos o sin ojos), pues bien, en esa  ‘resurrección de la carne’ no participarán los embriones, al no habérseles infundido todavía el alma racional y, por lo tanto, no ser  ‘seres humanos’”.

La posición actual de la iglesia en torno al aborto comenzó a surgir en 1588, cuando el  228vo Papa, Sixto V, preocupado por la prostitución en Roma, consideró que, si se aplicaban penas severas y rígidas para el aborto disminuiría la incidencia de este pecado sexual y publicó  la bula Effraenatum, según la cual el aborto y la anticoncepción eran homicidios en cualquier período del embarazo – independientemente de la animación– y, por lo tanto, también eran tanto pecados mortales como crímenes civiles.

Como en general no se lograron los objetivos esperados, a fines del siglo XVII, el Pontífice Gregorio XIV adoptó nuevamente el criterio de la animación y el alma. Sin embargo, en 1869, el Papa Pío IX, volvió a suprimir la distinción entre el aborto en la primera fase del desarrollo del embrión y el realizado después y promulgó la excomunión automática para toda mujer que abortara voluntariamente, que es el criterio que se extiende hasta nuestros días.

 

La moral es histórico-concreta y las políticas públicas no se definen desde la metafísica

La arrogancia de Aguer llega al punto de pretender conocer cuál sería hoy la posición de Aquino: con los conocimientos científicos actuales, dice con seguridad, “Tomas hubiera renunciado a la teoría de una animación retardada”.

Lo cierto es que Aquino sí sostenía la teoría de la animación retardada y nunca renunció a ella, pero, aparentemente, para el arzobispo, la filosofía es sierva de la teología y la salud pública, de la metafísica.

Aguer considera que el origen de la moral se sitúa fuera de la historia, que deriva de Dios y es inmutable, lo cual es absolutamente respetable como creencia, pero tambièn refutable. Si consideramos que los principios y las normas morales surgen de una potencia suprahumana, los estamos situando por fuera del hombre real, que es un ser histórico. De esta manera, es fácil caer en el contrabando ideológico que disfraza de verdades morales universales lo que son intereses particulares de clase.

La moral es un aspecto de la realidad humana y, como tal, un fenómeno histórico que muta con el paso del tiempo. Por lo tanto, no es lógico concebir a la ética, en tanto ciencia de la moral, como algo dado de una vez y para siempre.

El filósofo estadounidense James Rachels, autor de Introducción a la filosofía moral, expresa un argumento similar en los siguientes términos: “lo correcto y lo incorrecto no deben definirse en términos de la voluntad de Dios; la moral es cuestión de razón y de conciencia, no de fe religiosa y, en todo caso, las consideraciones religiosas no dan soluciones definitivas a los problemas morales específicos que confrontamos".

La pretensión de Aguer de imponer su noción de moral como un sistema normativo único, valido para todos los tiempos y todos los hombres, ni siquiera pudo concretarla la iglesia a través de su historia, y en la actualidad es especialmente grave pretender que las políticas públicas impongan dogmas religiosos.

El ala más reaccionaria de la Iglesia, a la que pertenece Aguer, ha buscado imponer estas consideraciones frente a la sanción de leyes como las de divorcio y matrimonio igualitario y ahora también en relación con el aborto legal, seguro, y gratuito, incluso pese a que estas leyes reconocen derechos, pero no obligan a adoptar conductas concretas (ni a divorciarse, ni a casarse con alguien del mismo sexo ni a abortar).

En este sentido, para evitar que el Senado transforme en ley el texto aprobado por Diputados, estos sectores despliegan un virulento lobby que incluye visitas a los despachos de los senadores que tienen que votar, mientras grupos ultraconservadores difunden sus números de teléfonos y promueven cadenas de Twitter para intimidar a sus familias.

No se defiende la vida meramente proclamando esta defensa mientras, a la vez, se afectan el presupuesto y la calidad de la salud pública e hipócritamente se avalan la muerte y las lesiones permanentes producidas por los abortos clandestinos.

sábado, 12 de diciembre de 2020

“Secretos” a 18 voces

Se cumplen cinco años de la segunda reedición de mi libro "Secretos en Rojo. Un militante entre dos siglos", y mientras se anuncia su publicación en formato digital comparto estas reflexiones inéditas en este blog de mujeres y hombres que valoro y respeto,  y algunos que he perdido en estos tiempos ingratos. Se unen a otros ya compartidos con todos: Elsa Osorio, Cristina Civale, Víctor García Costa, Hugo Barcia, Liria Evangelista, entre otros tantos que me honraron con sus opiniones.


Un libro relevante para la militancia nacional y popular

Querido amigo:

Lamento no poder acompañarte en la nueva presentación de tu libro “Secretos en Rojo” como hubiera sido mi deseo.

Aprovecho estas líneas entonces para manifestarte que tu obra merece ocupar un espacio relevante en la biblioteca de quienes militamos en el campo popular. Ello es así no solo porque ilustra acerca de hechos y personajes, muchas veces poco conocidos en la memoria histórica sino, fundamentalmente, por tu aporte a una lectura de los hechos donde las a lecciones del pasado, con sus contradicciones, si son dialécticamente analizadas, constituyen siempre un aporte invalorable a la hora de construir el futuro.

En esa tarea, como ayer y ahora, estaremos hombro a hombro contigo.

Solo me resta felicitarte por tu valioso esfuerzo militante y desearte éxito en esta nueva edición de tu obra. Te mando un fuerte abrazo,

Mercedes Marco del Pont. Economista y docente. Directora de FIDE. Ex presidenta del Banco Nación y del BCRA.


Memoria no es recuerdo

Tener memoria no es tener recuerdos. Mientras los recuerdos son legajos muertos de una historia pasada, la memoria es la recopilación ordenada y selectiva de una experiencia histórica que nos constituye como sujetos históricos y como clase social. “Tenemos” recuerdos, pero “somos” memoria”.

El raro ejercicio de volcar en papel la memoria de los derrotados implica el doble esfuerzo de evitar le tentación de “matar” esa memoria para convertirla en recuerdo y el aún más peligroso intento de suplantar el contexto por el texto que nos entrega un relato, pero sepulta todo sentido y significado.

El trabajo de Alberto Nadra no es un libro, es un testimonio de aquello que fue con el objetivo de que siga siendo, en una línea de ruptura, no de continuidad. No es una resucitación del pasado para fines culturales, sino una convocatoria urgente para encontrar en el pasado respuestas a las necesidades del presente. Porque las respuestas de lo que seremos se encuentran en los interrogantes de lo que fuimos ya que la memoria de que pudimos ser libres amenaza de muerte toda estrategia de dominación.

Si carecemos de esa urgencia no habrá memoria sino cultura, ese horrible instrumento mediante el cual las clases dominantes de todo el mundo y de todos los tiempos nos enseñan que la verdad es resultado de la inteligencia y no de la acción, de la contemplación y no del deseo.

Norberto Emmerich, Doctor en Ciencia Política. Investigador invitado por el Conacyt (México) en el Posgrado en Estudios Sociales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UNAM). Presidente Ciudadanos Del Mundo.

 

Hay gente, años y vida aquí…

En este libro volví a encontrar una literatura vivencial –política, en el mejor sentido- que hace tiempo que no se produce en el mundo (o al menos, de la que no dan cuenta las revistas y suplementos dominicales que hoy se editan). Si tuviera que ubicar el volumen de Secretos en Rojo en una biblioteca, sin duda estaría junto a Gente, Años, Vida, del recordado Ilya Ehrenbug. Se trata de libros abiertos, escritos desde una experiencia que nunca fue individual ni solitaria; libros en los que aparecen muchas voces; memorias que resultan inagotables porque cada momento de la Historia que reflejan puede volver a ser leído, iluminado, enriquecido por la mirada de otro lector, de otro compañero, de otro camarada. Alberto nos propone desde estas páginas que nos sentemos a hablar de ciertos temas que todavía tienen que ser hablados. Porque hay gente, años y vida aquí. Y porque el último lector -o lectora- para quien se ha escrito este libro, todavía no ha nacido.
Oscar Taffetani, Periodista y Escritor. Editor de DDHH en la Agencia Télam

 

Una mirada valiosa

La lectura de este material me movilizó mucho desde el costado afectivo. Me remitió a mi inicio en las lides militantes; a los vínculos personales y hasta a mi comienzo en el teatro.

Claro, sin dejar de lado el análisis del devenir del Partido Comunista en ese período histórico que, en lo personal y como sugiere este libro, merece un debate amplio y riguroso.

Sin duda, se trata de una mirada valiosa, que permite también reflexionar sobre nosotros mismos.

Raúl Rizzo, actor. Martin Fierro mejor actor, 2000

 

La refundación de las Juventudes Políticas en la dictadura 

Me impactaron las revelaciones de Secretos en Rojo. No dudo que quedaron “en el tintero” algunos, por los que espero. Compartí con Alberto la lucha clandestina para la refundación y consolidación de las Juventudes Políticas Argentinas durante la dictadura de Videla y quisiera aportar un pequeño relato sobre una faceta de su personalidad. Las actividades políticas estaban “suspendidas” y las reuniones había que hacerlas en los bares. Era común en ese clima represivo, bajo el estado de sitio, que la policía detectara cualquier reunión de jóvenes y se acercara para someterlos a interrogatorio. Para sortear la situación había que coordinar previamente las respuestas. Estábamos con Alberto debatiendo amablemente cuestiones organizativas de las Juventudes Políticas cuando fuimos interrumpidos por dos uniformados que nos pidieron documentos y nos preguntaron de donde nos conocíamos. Nuestros DNI estaban en regla y Alberto rápidamente contestó “del colegio, con Adrián fuimos compañeros de colegio”, obviamente no era cierto, los policías se fueron y continuamos nuestra reunión. A veces en la militancia caminábamos por el filo de la navaja y Alberto demostró todo su temple ese día.

Adrián Camps, socialista, diputado de la Ciudad MC 2009 -2013 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires

 

Sumar a la historia social

La historia social de la liberación de los pueblos no son senderos lineales. Se van construyendo, muchas veces, con las mismas piedras que lanzaron los enemigos de la liberación; los monopolizadores de los poderes fácticos. Alberto Nadra nos convoca al entrecruzamiento de la trayectoria biográfica y la Historia Social. Tanto él como nosotros --sus lectores-- hemos sido testigos y participes de grandes o diminutas porciones de esa biografía emancipadora, asentada en el cono sur del continente americano. Sin embargo, todo el aliento del libro nos traslada al debate, aun necesario, de qué hacer, con quién y cuándo.  

Frente a estas preguntas se puede caer en la tentación "liberal" de competir por quien estuvo más cerca de liderar epopeyas revolucionarias. Se puede caer, también, en la puja de legitimidades revolucionarias o en los debates sinsentido acerca de quién fue más valiente o quien tenía la "línea" más acertada. Sin embargo, Nadra nos convoca --en base a sus experiencias previas-- a entender los procesos históricos en clave de "oleadas convergentes", en donde cada actor colectivo permite sumar para el horizonte común emancipatorio. Secretos en rojo transita por los mismos caminos que Agustín Tosco. Supone a cada organización como parte de un flujo confluyente de horizonte común revolucionario: no compite por la legitimidad única, no se rasga las vestiduras ni se arroga la sapiencia trascendental. Solo muestra los aportes de una biografía que todo Proyecto futuro debe recuperar.  

No se trata de hacer "tabla rasa" de lo que sucedió. Y menos aun cuando apenas se conocen los aportes de seres casi anónimos que contribuyeron a las oleadas setentistas.  No se trata de borrar de un plumazo las heroicidades por más pequeñas que sean. Se trata, sobre todo, de sumar a la Historia Social, las biografías que intentaron ser barridas del mapa, pero que todavía laten, con presencia iluminadora, al costado izquierdo de nuestra memoria. Juntas, confluyentes y --sobre todo-- impulsoras de todo lo que falta. 

Jorge Elbaum, Sociólogo, docente.

 

Libro de consulta obligada 

Alberto Nadra ya no milita en el PC, pero el ideario comunista está en su ADN y en este espacio y tiempo, lanza el guante revelando historias que nos ponen frente a un entramado político-partidario que sigue despertando interrogantes y polémicas no resueltas dentro y fuera de la más grande organización política que tuvo la izquierda argentina. Lo leí “de un tirón” y no dudo que, Secretos en Rojo, será un libro de consulta obligada cuando se escriba la historia del comunismo y los comunistas argentinos, historia indispensable para entender la política en la Argentina del siglo XX, y para lo cual será fundamental, si realmente queremos conocerla a fondo, desterrar simplismos y prejuicios. Concretamente, el pensamiento único.

Enrique Llopis, cantautor. Invierno, 2014

 

Cinco ejes para interpretar una obra clave

Secretos en Rojo nos lleva, inmediatamente y como primera reflexión, a recordar aquella frase de Antonio Gramsci respecto de que "... Del modo de escribir la historia de un partido deriva el concepto que se tiene de lo que un partido es y debe ser. El sectario se exaltará frente a los pequeños actos internos que tendrán para él un significado esotérico y lo llenarán de místico entusiasmo. El historiador, aun dando a cada cosa la importancia que tiene en el cuadro general, pondrá el acento sobre todo en la eficiencia real del partido, en su fuerza determinante, positiva y negativa, en haber contribuido a crear un acontecimiento y también en haber impedido que otros se produjesen”.

En tal sentido, entendemos que Secretos en Rojo nos permite interpretarlo en, por lo menos, 5 aspectos clave:

Primero, como un aporte para la reconstrucción de la historia del movimiento popular desde la perspectiva de uno de sus protagonistas (que representa, a la vez, la voz de muchos otros). En ese punto, la historia no se refiere a datos meramente anecdóticos del pasado sino a una herramienta para conocer el presente que pretendemos transformar desde un determinado posicionamiento político.

Segundo, como un trabajo que viene a cubrir las ausencias historiográficas sobre el Partido Comunista, una de las culturas fundamentales de la política argentina contemporánea. En este punto, asume y explicita ausencias temáticas abordadas por la historiografía militante y la historiografía académica.

Tercero, como un aporte para superar de lado la reconstrucción artesanal de la historia que tantos militantes y ex militantes tuvimos que protagonizar para tratar de encontrar respuestas sobre el pasado que pervivía en el presente de la cultura comunista y del movimiento popular.

Cuarto, como una obra en construcción que, por consiguiente, supone proyectos de trabajo futuro sobre variados ejes de investigación, entre otros: El PC como Organización Político Militar; –La guerrilla chaqueña en los años 30; –La relación entre el PC y la guerrilla del Che; –Las tareas de inteligencia contra el Plan Cóndor (Córdoba 651 11E); –La solidaridad internacionalista de los militantes comunistas.

Quinto, como lugar de memoria, en el que se reconstruye los verdaderos sujetos de la política: los hombres y mujeres que dan carnadura a la militancia, como un espacio de transmisión de la memoria de los que pelearon para que los oprimidos se liberen. Y esto nos parece fundamental ya que, el legado del pasado es un espacio de disputa que “está en peligro” de ser olvidado o desconocido, porque, como bien nos aclaraba Walter Benjamin "Sólo aquel historiador que esté firmemente convencido de que hasta los muertos no estarán a salvo si el enemigo gana, tendrán el don de alimentar la chispa de esperanza en el pueblo”.

Pablo Leoncini, docente e historiador. Córdoba, junio 2014.

 

La política en los genes

Conocer a don Fernando Nadra, aun en escenarios de duros reclamos por parte de mi jefe, Raúl Alfonsín, fue una clase de excelencia, con todos los masters posibles, sobre la amistad verdadera.

Desde luego, desde mi lado, el catedrático era Raúl Alfonsín y su amigo a pesar de todos los vientos, don Fernando. Esa amistad resistió todos los embates, soportó las discusiones, donde aun gritando, se escuchaban discusiones que sumaban, aunque circunstancialmente alejaran. Porque nunca faltó lealtad, hablar de frente (el dialogo, no la violencia). Luego, los dos en el llano, Fernando partió, tras muchas amarguras y seguramente renuncios de gente muy cercana a él, casi imperdonables. Pero es algo que les pasa a todos los que participan y lideran.

Allí estaba su amigo Raúl que tomó la posta del otro Nadra, el que siguió: su hijo Alberto, también con su militancia, su familia y su amistad imperecedera con el ex presidente radical. Hubo tiempos duros, cuándo no, de idas y venidas, pero las normales de la lección largamente aprendida, seguro que, por parte de los dos, pese a la diferencia generacional, ya que la humildad de Alfonsín no le impedían confesar que seguía aprendiendo, hasta el final. Las tenidas eran enriquecedoras, de gran respeto. Finalmente se fueron espaciando, porque Raúl preparaba su "campaña" final, larga, sin retorno físico. Seguimos recordando a los hacedores de nuestra política, que sufrieron el facto, que reclamaron a viva voz, con todos los riesgos, que escucharon sin dudas el reproche de ausencias de sus familias, con todo y errores, nos seguimos sintiendo cada día más ajenos, como decía mi madre cuando se sentía incómoda: "no sabemos dónde ponernos"  frente a una realidad que muchas veces nos sorprende mal, la mayoría de las veces, en la política mundial, ni hablar de la próxima. Seguramente Alberto la debe entender, casi diría, por genética. Su libro es la prueba fehaciente. Yo no, porque solo conocí la del ex presidente. Y no hubo ninguna más que usara ese tipo de palabra: "de códigos" como se dice ahora, como si se hablara de los números de ingreso a una caja fuerte donde están las reglas mínimas de solidaridad, algún secreto que subraye que la política es para servir, no para servirse…en fin...con excepciones….que son las que nos salvan.

Margarita Ronco, Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Ex asistente del presidente Raúl Alfonsín.


Un libro atrapante

Excelente y atrapante libro ha escrito Alberto Nadra. Excelente porque desmenuza con fluidez y profundidad 50 años de historia de la izquierda argentina y en particular del Partido Comunista. Atrapante porque, con sus relatos y sabrosas anécdotas, es imposible no leerlo de un tirón.

Como antiguo militante de izquierda que soy, he conocido en vivo y en directo una parte no menor de esa historia que Secretos en Rojo describe. Me ha tocado ser parte incluso de situaciones que allí se relatan. Aun así, todavía estoy sorprendido de tantas cosas -algunas geniales- que por Alberto me he enterado. También le agradezco que me haya ayudado con sus análisis e interpretaciones a entender mucho más mi propia experiencia política.

Dejo para el final de estas líneas mi reconocimiento a los Nadra. En esas páginas está condensado el compromiso de esta familia con su país y con su pueblo: esfuerzo, sacrificios, sufrimientos, persecuciones, derrotas, desencantos, nada les impidió pelear por sus ideales. Vaya mi homenaje a todos ellos.

Humberto Tumini, ex miembro del ERP, fundó Patria Libre y hoy es secretario general de Libres del Sur.

 

¿Qué nos depara Secretos en Rojo?

El relato de vida de una familia comprometida y militantes del PCA y que desde las vivencias de Alberto y a través suyo la de su familia toda una vida comprometida por la causa de los trabajadores.

Nos hace recorrer muchos años de lucha, en diferentes frentes, de generaciones entregados a la justa lucha por la liberación de nuestros pueblos y enfrentados a momentos difíciles por la represión de las dictaduras militares en los años 70.

No solo de aquellos que son nombrados si no de los miles que abnegadamente aportaron al proceso de lucha a nivel nacional sino además de aquellos que como Alberto tomaron las banderas del internacionalismo en diferentes partes de nuestro continente e inclusive más allá del atlántico.

Nos devela aspectos, desconocidos para muchos, del trabajo Político Militar y el financiero del PCA pero que transciende a otras organizaciones revolucionarios de cómo abordar y desarrollar las políticas en estas áreas.    Las situaciones políticas actuales, en diferentes países, nos dan señales de la necesidad de contar, por parte de las organizaciones populares de definiciones en estas cuestiones, además conocidas y asumidas por el conjunto de la militancia.

Y nos da la posibilidad de repensar el quehacer político en estos tiempos, el carácter de la militancia, la política de alianzas y como trazar el camino para la construcción de una sociedad más justa, por la conquista del socialismo.

Y por último, Alberto nos demuestra que a pesar de todo lo vivido, los ideales siguen inclaudicables, el compromiso por las justas causas de nuestros pueblos  están intactas, que a pesar de los años cronológicos sigue con ese impulso juvenil de esos años en que tuve el honor de conocerlo. Cuando queríamos alcanzar el mundo con nuestras manos tal como aun queremos hacerlo hoy.

Darío Croutchet González (“Luba), Integrante en 2013 del Comando de Independientes por la diputación de Camila Vallejo, y ahora del movimiento ciudadano Todas Las Manos, La Florida, Chile.

 

Aporte a la recuperación de la Memoria popular

Secretos en Rojo ofrece la posibilidad de conocer aspectos de la lucha interna del Partido Comunista que no trascendieron a pesar de que las numerosas fracturas sufridas por el PC.  Especialmente porque se trata del relato de una persona que por razones políticas y personales tuvo acceso a los primeros niveles de la organización.

Ya no existen las razones que impedían la divulgación de los secretos. Quienes los ignoran son aquellos para quienes el conocimiento de los hechos puede contribuir a la comprensión y valoración de un proceso de extraordinaria movilización y combatividad obrera y popular y para contribuir a la elaboración de una autocrítica de los errores cometidos.

La tarea de develar los secretos es un importante aporte al proceso de recuperación de la memoria popular.

La tarea de reconstrucción histórica de las luchas populares es parte de las disputas por la imposición de una interpretación de los hechos que conmovieron nuestro pasado reciente. A esa empresa se suma Secretos en Rojo.

Marcelo Langieri, Sociólogo, docente, ex miembro de Montoneros.

 

Historia, Verdad y Militancia

Es cierto que la política es economía concentrada; en este libro Alberto Nadra nos ofrece pruebas irrefutables de la certeza de aquella máxima leninista. Los oscuros vínculos político-económicos del PC Argentino con Moscú, en tiempos de la dictadura; los seguidismos a que obligaban, y que se sintetizaron para la historia en aquella frase según la cual Pinochet era un dictador sanguinario y Videla, en cambio, solo un militar autoritario.

Estas y otras historias (la paternidad “boliviana” del Che; la estructura militar del PCA, entre otras) son descritas con el desapego que dan una íntima familiaridad con esos temas, a la que se sumó --creemos-- el infinito hartazgo que debió provocar en los militantes más honestos el viejo vicio cupular de barrer la tierra política debajo de la alfombra partidaria.

No es este un libro de añoranzas, aunque la pasión agita sus páginas. No es este un libro de denuncias, pero sí de revelaciones. Es un libro para leer y para pensar, en el que pueden calmar su sed de verdad los militantes desengañados de cualquier ideología, porque los militantes, más allá de los desaguisados de las dirigencias, expresan el punto más alto que puede alcanzar el compromiso del hombre con sus semejantes. Este libro es también un homenaje a los mejores entre ellos.

Norberto Colominas, ex Jefe de Redacción de “El Periodista” y Télam. Columnista de Radio Nacional.


Aquel partido, ya no existe

A la historia de las luchas revolucionarias le cuesta hacer oír esa mezcla de empírico e imaginario que constituye la base del relato histórico. No solo se la oculta y se la niega, sino que se la tergiversa. El libro de Alberto es una invocación de momentos sublimes del partido más importante de la izquierda argentina del siglo XX: el Partido Comunista.

 Me interesa resaltar aquí la clara traición al viraje propuesto por el 16 Congreso celebrado en 1986. Efectivamente, entre 1983 y 1994 se jugó la posibilidad de transformar al partido en el más eficaz instrumento para unir a la militancia popular frente al capitalismo neoliberal. Pero el viraje fue derrotado y el partido no existe más. Alberto, un integrante del núcleo impulsor del viraje, es testigo directo del pacto que el máximo referente del mismo concretó con el aparato y con quienes se oponían a las transformaciones. Se llamó entonces "viraje en unidad”. Para 1991 la mayoría absoluta de los impulsores de los cambios había abandonado el partido. Seguimos algunos, en su mayoría secretarios del interior y los nuevos dirigentes de la Fede.  Nos dejaron escribir la Tesis del 17 Congreso desarrollando la importancia de los movimientos de base como metodología de participación y unidad popular. La elaboramos en conjunto con el MNL Tupamaros, quienes crearon el MPP. Por eso cuando "Chacho" Álvarez planteó la creación del partido Frente Grande, a nosotros nos pareció una formalidad ingenua que no ponía en riesgo la existencia del partido. Como Movimiento de Participación Entrerriana no solo derrotamos al macartismo, sino que encabezamos las listas de diputados provinciales y nacionales obteniendo esas bancas. A la vez seguíamos funcionado como PC. El fraude en el CC que para rechazar esta política alteró el resultado de la votación, impidió que la izquierda jugara un papel orgánico y protagónico en la historia y la crisis frentista. Fue el final.

Federico Soñez, Ex miembro del ERP,preso político y en democracia del CC y de la Comisión Política del PC electo en el XVII Congreso. Ex Diputado provincial y nacional del Frepaso.

 

Apasionante

El jueves fui a la presentación de un libro, Secretos en Rojo, de Alberto Nadra. Fue un gran placer escuchar a los panelistas y encontrarme con queridos compañeros que ya no son tan juveniles como en los viejos tiempos. Pero la reunión tuvo su costo, porque volví a casa, me puse a leerlo y no pude parar hasta las dos de la mañana. Al día siguiente continué hasta que me tuve que poner a trabajar. Ayer sábado lo terminé. Se trata de la historia de un militante y dirigente del PC argentino que describe los sacrificios, las penurias, los aciertos y desaciertos, la bronca por las traiciones y la renuncia definitiva. Muchas cosas las conocía de lejos, porque siempre trabajé en otra fuerza y cuando nos juntábamos era en las juventudes políticas o en su versión universitaria. Otros hechos ni los imaginaba. Todo me resultó apasionante, una reivindicación de la militancia, una apuesta a que los fracasos son para aprender y seguir adelante, no importa cuál sea el partido o el movimiento.

Rubén Levenberg, Periodista. Profesor de grado y postgrado en Ciencias de la Comunicación de la UBA.  Ex representante por el Socialismo Auténtico en la mesa de Juventudes Políticas durante la dictadura.

 

Un retazo del alma

Páginas reveladoras no sólo de eventos y realidades políticas que sorprenderán a más de uno. También, de una persona extraordinaria. Un individuo profundamente sensible y conmovido por el prójimo, cuyos ideales lo condujeron a protagonizar una vida intensa y comprometida. Luego, la lealtad a esas banderas del alma que había sostenido hasta entonces lo condujo nuevamente a ser protagonista. Sólo que, en esta ocasión, del derrumbe de una de las bases fundamentales de la primera parte de su vida; del principal espacio en torno al cual esa existencia se había desarrollado.
¿Qué sucedió con ese individuo, con esa existencia? Ayer, en la presentación del libro –cada uno con su estilo, pero los dos en frases claras, sucintas y excelentemente combinadas– Héctor Valle y Osvaldo Nemirovsci expresaron su admiración y su contento por el logro que, desde lo emocional, implica este libro para mi padre: una evidencia, entre tantas otras, de su particular manera de repensar sus bases teóricas, de reconstruirse como militante y –desde ese nuevo lugar, como siempre– seguir luchando por la realización de sus ideales. Como señaló Héctor, Alberto decidió reconstruirse. Nuevamente por esos sueños que siempre lo habían guiado, que siguieron haciéndolo; por sus pasiones; por su denodada lucha por el prójimo; por su padre, su madre, sus hermanos. Y, como él repite, por nosotros: por Leonor, compañera y madre; por Yamilé y Giselle, sus hijas. Les recomiendo esta lectura, amigos y conocidos. No sólo desde mi lugar de hija orgullosa de un papá y un maestro maravilloso; de una hija feliz de ver, por fin con formato de libro, esa evidencia de reconstrucción personal y política.  Les recomiendo esta lectura porque está llena de verdades que vale la pena conocer. Porque leyéndolo encontrarán esas verdades transmitidas con una perspectiva única, y con el objetivo de ser advertidas y entendidas por todos. Porque leyéndolo tendrán una oportunidad única de conocer fragmentos de la vida interior de un político al que muchos creen conocer, pero del que sólo alcanzan a vislumbrar la superficie.

Yamilé Nadra, abogada y ensayista, autora junto Giselle Nadra, politóloga, de Montoneros. Ideología y Política en El Descamisado.

 

Canto a la militancia visceral

Casi todos los relatos que llegarán ahora a Uds. han sido ignorados por la historia oficial, o son inéditas, nunca comentadas. La memoria histórica es un valor esencial de la vida social, para ello es esencial en primer lugar conocerla.
Por ello también este libro es un canto a la militancia visceral. Prolifera el amor incondicional a un partido al que toda su familia le dio todo, incluida su fortuna personal, y que en realidad detrás de ese gran velo, el partido, se esconden individuos y personalidades concretas que con sus pequeñas o grandes miserias que todo lo destruye. Por eso escribe desde el dolor, en una etapa de un gran duelo personal y que aún no está superada. Pero también hay atisbos que muestra el desamparo, la soledad intelectual y la sensación de fracaso de más de una generación a un proyecto por la caída de lo que llamaron “socialismo real”. Sin embargo, su trayectoria marxista lo impulsa hacia adelante a la búsqueda de un nuevo aporte desde la izquierda.
Este libro, como valor histórico tiene una suma importancia, pues como relato historiográfico se encuentra en un marco apropiado, justo y oportuno, para sopesar algunas verdades no dichas, que jamás hubieran quedado plasmadas y establecidas, sino fuera por la pluma de Alberto Nadra. Se hubieran perdido en el espacio vacío del tiempo. Por cierto, la escritura es muy simple y directa, se nota la profesión de periodista al plasmar en exactas pinceladas los párrafos más complejos.
Carlos Ponce de León, Filósofo, docente de la Universidad Nacional del Comahue, fragmentos de sus reflexiones en Neuquén, kürüf puken (viento de invierno).

 

El Reparador de Sueños

Leí ayer en el día "Secretos en rojo", no pude parar hasta terminarlo.

No puedo evaluarlo políticamente, porque lo sentí profundamente afectivo, lo que creo que aumenta su valor; no puedo tampoco dejar de pensar, como buena feminista que " lo personal es político", así que ahí queda incluido el valor político del libro. Está demás decirte que conozco a tod@s y cada un@ de las personas que nombrás en tu libro, hemos recorrido caminos paralelos y comunes en nuestras vidas que fueron son y serán siempre vidas militantes. Milité con la madre de Marcelo Feito (la camarada Mery), con Iris Avellaneda (madre del Negrito) y fui compañera y amiga íntima de Hernán Nuguer (estudiábamos juntos en Exactas, antes de su pase a Arquitectura y del mío a Psico).

Me emocionó el valor y el afecto intrínseco de la familia Nadra (“los” Nadra), eso implica lo difícil que debe haber sido poner blanco sobre negro, los sentimientos y los hechos que relatás.

Críticas tengo, tal vez por la parte donde nuestras militancias eran paralelas, pero creo que no es pertinente mencionarlas ahora.

(…)

… dado que ese mundo mejor no llegó voy ahora a vivir hasta los 100 para poder incidir en ese cambio, pero sé que si bien no le dejo un mundo mejor a mis hijas (por ahora), le dejo al mundo hijas que van a continuar la tarea de cambiarlo". En lugar del feliz cumpleaños, los que allí estaban cantaron La Internacional. Por eso pienso que este libro está escrito por quien, como much@s nunca abandonaremos el sueño de la Revolución que como marxistas tenemos impreso a fuego en nuestra piel y en el alma.

Silvio Rodríguez escribió " El reparador de sueños", vos sos uno de ellos, por eso, por los sueños que recupera el libro, para vos "Chapeau" Alberto.

Adriana Litwin, Psicóloga. Referente del movimiento feminista y de derechos humanos.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Relaciones de Fuerza, Protagonismo y Poder Popular

 

Este viernes, a raíz de la emergencia sanitaria y económica agravada por la pandemia, el Congreso convirtió en ley un modesto gravamen que se aplicará por única vez a 12.000 multimillonarios en dólares, en un país de 45 millones de habitantes, de los cuales casi la mitad son pobres.

Como anticipamos, junto al desenmascaramiento de las hipócritas mentiras del establishment hay que advertir que la aprobación legislativa no impedirá los intentos de frenarlo, que los multiplicará mediante sus empleados políticos y mediáticos, mientras alistan un ejército de tributaristas y abogados para enterrarlo con la ayuda de una justicia adicta.

Entonces, cabe preguntarse si el gobierno cree que, con la búsqueda de acuerdos superestructurales, en las cámaras legislativas o con las corporaciones, alcanza para imponer este tipo de decisiones, mejorar la actual relación de fuerzas y asegurar un rumbo de recuperación y transformación.

El interrogante se extiende al conjunto del movimiento nacional y popular, donde conviven expectativas y posturas diferenciadas:

1) quienes creen que el triunfo electoral de diciembre de 2019 emparejó la ventaja del bloque dominante, pero ante las abrumadores dificultades heredadas y presentes es desaconsejable y hasta peligroso intentar revertirla. No hay que reclamar, menos cuestionar, y esperar pasivamente la sabia decisión de quienes comandan el barco, o -tal vez- confiar en que mágicamente predominen los que consideran “buenos”, mejores, o menos malos.

2) quienes entendemos que la ventaja del poder real se mantiene e incluso se afirma y envalentona ante cada retroceso o vacilación que logran con su presión a un gobierno insuficientemente rodeado del reclamo y la movilización popular.

Con el sujeto pueblo ausente de las ecuaciones oficiales, todo indica que es el primer sector el que va imponiendo su peligrosa cautela, incluso cuando avanzan decisiones valiosas, pero cuya suerte hipotecan a la mayor o menor capacidad de sus operadores políticos, al “toma y daca” en un juego de intereses ocultos para los más.


¿Hay otro camino para impulsar un programa de medidas favorables a las grandes mayorías?

En el caso del gravamen a las grandes fortunas, como en tantos otros temas pendientes y acuciantes, proponemos iniciar un ejercicio colectivo de reflexión, abierto y entendemos necesario.

El debate, las negociaciones y la participación para enfrentar la furiosa reacción del privilegio ¿podría -y debería- ser encarado de otra manera antes, ahora y en el futuro?

Hablamos de impulsar con la fuerza organizada del pueblo otros proyectos positivos como el que penaliza la quema de campos o las restricciones al endeudamiento externo, ferozmente resistidos con gran prensa y difusión de falseadas y mentiras.

Es una metodología de demolición, probada y que usaran ante cualquier interno de una recomposición masiva de salarios, de reforma financiera o tributaria progresiva, sin los cuales no hay financiamiento para la recuperación ni dinamización del mercado interno para desarrollar del país.

Hablamos también, de confrontar con la poderos maquinaria corporativa agroindustrial y financiera, mediática y judicial, que impuso su poder para torcer el brazo al gobierno en la estratégica expropiación a los estafadores de Vicentin, la indignante permanencia de presos políticos, o al reducir el dramático tema de la tierra y la vivienda a un violento desalojo en Guernica.

El gobierno reduce su apuesta a los acuerdos superestructurales, a la ilusoria buena voluntad de banqueros, “unicornios”, grandes exportadores e industriales, cancha en la que siempre juega de visitante, con las reglas del local y sin pueblo en las tribunas.

No cuenta ni parece interesarle la presencia de las organizaciones populares para inclinar la balanza, al menos equilibrando fuerzas para, si de acordar se tratara, hacerlo en mejores condiciones para la inmensa mayoría de los argentinos, con la mira en un país inclusivo, productivo y en desarrollo.

Se repite con razón, pero con escaso o nulo eco entre importantes figuras del actual elenco gobernante, que las crisis deben pagarlas quienes las provocaron y se beneficiaron con ellas.

Los hay que consideran natural y “sustentable” que el pueblo vuelva a cargar con lo principal del sacrificio, para no irritar a los dueños de poder.

Por ahora prevalecen los que apuestan a la comprensión y buena voluntad de adversarios y enemigos, los que consideran desaconsejable inquietarlos con un programa estratégico, y aún menos con la convocatoria al protagonismo y organización del pueblo en defensa de sus derechos y la demanda un modelo de país realmente inclusivo.

Hablamos, finalmente, de una práctica política movilizadora y organizativa, una práctica que se aleje del castrador papel de espectadores pasivos al que nos reducen adversarios y no pocos compañeros de ruta en una más que heterogénea alianza electoral.

 

El Protagonismo Popular no es una consigna decorativa y vacía

Cuando decimos protagonismo y núcleos de poder popular no enarbolamos consignas vacías de mandato práctico, tampoco expresan un voluntarismo descolgado del nivel de conciencia y las dramáticas necesidades de nuestro pueblo.

Partimos de este presente, tal cual es, pero con un norte de construcción superadora de los obstáculos que nos limitan. Desde la unidad y diversidad del frente, pero con una firme disputa ideológica y política. Coordinando acciones sin el sectarismo de creernos depositarios de recetas infalibles, pero sin renunciar a dar batalla para imponer las ideas que consideramos más justas.

En temas como el gravamen a las grandes fortunas es necesario transitar una práctica política distinta, heredera de las mejores tradiciones de los años 60 y 70, aprendiendo de sus errores, pero lejos de las caricaturas de quienes pretenden demonizarlas para borrar de la memoria histórica ricas experiencias organizativas, con capacidad de movilizar a cientos de miles.

Es claro que no es tarea fácil, y lo evidencian las carencias manifestadas entre el anuncio y sanción del “aporte solitario”: una abrumadora hegemonía publica de las minorías que lo atacaron y una casi nula participación consciente y organizada de las estructuras políticas y sociales que serían sus beneficiarias.

En este y otros temas vitales que enfrentamos y enfrentaremos, ¿cómo sería esa otra práctica? ¿de qué manera facilitaría su tratamiento, aprobación e implementación?

¿Es posible promover núcleos que ensayen caminos de construcción de poder político alternativo al establishment? ¿Es viable desde ahí reducir los márgenes para la vacilación y los retrocesos, haciendo pesar sus reclamos y convicciones en la disputa de cada uno de las medidas que favorezcan, o afecten, los intereses populares?

 

¿Cómo se impulsa el Protagonismo y se construyen núcleos de Poder Popular?

Un paso ineludible es convocar a todas las organizaciones que integran y apoyan al Frente de Todos a institucionalizarlo, a debatir un programa a corto, mediano y largo plazo, a constituir miles de comités básicos a lo largo y ancho del país, tejer una red que los arraigue en los territorios y barriadas, lugares de estudio, trabajo y creación cultural, desde donde se organice y movilice sumando los objetivos propios de cada lugar.

En ese programa como orientación estratégica, en ese comando político para dirigir la acción y en esos comités concebidos como núcleos de poder popular en todo el territorio y todos los sectores, está la base para la participación consciente y el protagonismo.

Protagonismo y núcleos de poder popular no son formulaciones temerarias, mucho menos abstractas. Es un necesario camino de construcción colectiva para cambiar el rumbo y avanzar hacia una Patria para todos.

¿Podemos pensar este enfoque en concreto, por ejemplo, en relación al caso en particular del “aporte solidario”? Sí, como podríamos hacerlo con cada tema en disputa, con cada punto de un programa de recuperación y transformación.

Desde abril, cuando se planteó por primera la posibilidad de gravar a menos 12 mil supermillonarios locales, se inició una larga negociación superestructural: sectorial, parlamentaria e incluso al interior de la misma coalición de gobierno, donde también hubo quienes la frenaron e incluso resistieron.

No se trata de subestimar negociaciones necesarias, pero subrayamos aquello que no estuvo presente, ni siquiera insinuado: la necesidad de que nuestras propuestas se hagan carne en cada sector potencialmente beneficiado; de transformarlas en reclamo consciente que permita movilizar y organizar; tanto por este objetivo concreto como por el programa del FdT, cuya ausencia como rumbo estratégico es casi imperdonable.

En la práctica, si un 20% de lo recaudado con el gravamen a las megafortunas se destinará a la compra o elaboración de equipo, insumos y vacunas para el sistema sanitario, las fuerzas políticas del frente deben coordinar su acción unificadora y organizativa entre médicos, enfermeras, personal administrativo, entre trabajadores y empresarios del sector, y dentro de cada entidad que los agrupa.

A la vez, el frentismo debe convocar, organizar y movilizar a trabajadores y empresarios de las Pymes, donde se invertirá el 20% destinado a “sostener el empleo y las remuneraciones”, y hacer lo propio entre los actores de los ámbitos de exploración y desarrollo de la producción de gas natural, a donde se destinará otro 25%.

El mismo enfoque militante vale para la comunidad educativa, a cuyas becas Progresar irá un 20% de los fondos, o entre las organizaciones territoriales y vecinales de barrios populares, donde el 15% restante servirá para emplear y mejorar la vida de sus habitantes.

Todos deben aportar su movilización, tanto para enfrentar la resistencia como para aprobar las partidas y luego garantizar que lleguen a cada lugar en tiempo y forma.

Muy distinto hubiera sido el clima y desarrollo de las sesiones en Diputados y Senadores, distinto el impacto de la campaña de terror desatada para proteger la miserable actitud de un puñado de habitantes ante la crisis más dramática de nuestra historia, si la escasa movilizaciones que las rodearon hubieran sido masivas, y resultado de la acumulación de protagonismo popular organizado.

Y aún mayor sería la capacidad de concretar cada iniciativa si ese protagonismo fuese producto de la participación de las fuerzas que integran el FdT, de la acción de miles de comités básicos a lo largo y ancho del país, en cada lugar y ámbito de trabajo, estudio o creación.

Estaríamos, finalmente, haciendo valer la construcción de núcleos de poder popular para cambiar favorablemente la relación de fuerzas en nuestra patria. Un rumbo que despierta la ira de quienes verían peligrar sus privilegios, pero tambièn de muchos de sus empleados en la oposición, y algunos que en el propio FdT recelan menos de ellos, de su capacidad de daño, que de la potencia transformadora de un pueblo protagonista.