María Eugenia Villalonga, me realizó esta entrevista para el diario Perfil, nota que fue publicada en la edición impresa del domingo 9 de diciembre de 2012, pero -sugestivamente- luego eliminada de su archivo y buscadores.
Apellido mítico en la historia del Partido Comunista argentino, su autor, Alberto Nadra, dirigente de la FJC y más tarde del Comité Central, cuenta en este libro las razones de su doloroso y definitivo alejamiento, las mismas que explican la implosión del mayor partido de izquierda de nuestro país y formador de varias generaciones de políticos. Militante desde la adolescencia y periodista de oficio, dirigió los periódicos de esa organización y como corresponsal de agencias extranjeras y Jefe de Redacción de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, mientras denunciaba las atrocidades que las dictaduras del Cono Sur cometían contra sus ciudadanos, fue el primero en publicar en el exterior la Carta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh y el responsable de difundir el último poema escrito por Víctor Jara. Una historia escrita con el cuerpo, con la pluma y la palabra.
Decís que este libro, a pesar de estar escrito
desde la conciencia y las vísceras, no es una autobiografía. ¿Cómo lo
definirías entonces?
Yo lo definiría como un libro que intenta aprender de las
propias derrotas para seguir siendo un militante, que es lo que fui toda mi
vida y es lo que voy a seguir siendo hasta el final.
En tu relato hay más recuerdos del edificio del
Comité Central del PC, en la Av. Entre Ríos que de las casas donde se fueron
mudando, por la militancia de tu padre. ¿Cómo fue la tarea de hacerse un lugar
en esa familia?
Se fue dando naturalmente, siendo una familia donde todos
fueron destacándose en los ámbitos en los que se movieron. Hay un momento en el
que les cuento a mis hermanos que escribí el libro, y de todo lo que sabíamos de
nosotros, que es mucho, nos faltaba casi la mitad. Todos habíamos tenido otra
vida, una parte secreta de nuestra militancia, que nunca fue revelada. En
algunos casos, yo controlaba operaciones que estaba haciendo mi hermano mayor,
como parte de la dirección del partido y no sabía que era mi hermano el que las
estaba haciendo. Y sí, fue mucho más nuestra casa el local de Entre Ríos que
las casas donde vivimos, que eran todas de paso. Muchas veces iba al colegio
con documentos fraguados. Mis amigos no podían venir a mi casa, mi familia
tampoco. Todo eso nos blindó frente al exterior, fue una consecuencia lógica.
El libro invita a una reescritura de la
historia de las organizaciones armadas en la Argentina, al demostrar que fue el
PC el organizador del primer grupo guerrillero que existió en nuestro país.
¿Qué otras omisiones encontrás en la historiografía política argentina?
Yo revelo que efectivamente el PC era una organización
político-militar y como tal tenía un trabajo hacia las FF.AA. El partido tenía
sus propios oficiales y suboficiales, por lo tanto, se trata de redefinir en
qué plano se dio el debate ideológico, político, de la lucha armada. Algunos
creen que se inició con los Uturuncos y la guerrilla rural, pero entre el 38 y
el 42 se desarrolla una potente guerrilla en el Chaco dirigida por los
comunistas, cuando el Chaco era territorio libre de las grandes empresas. Esto
no está registrado, es la primera vez que se publica. Otro punto esencial son
las acciones de sabotaje a los nazis durante la 2da. Guerra Mundial. Otro,
absolutamente desconocido, es cómo, entre los servicios de inteligencia de los
países socialistas, especialmente la ex Unión Soviética, los partidos
comunistas y algunas organizaciones revolucionarias se descubrió la existencia de
la “Operación Cóndor” y cómo se armó la contraofensiva ideológica para
denunciarla, de la que formé parte junto con otros periodistas
latinoamericanos.
Otro secreto bien guardado: el mítico aparato
financiero, del que tu familia fue víctima. ¿Qué diferencias hay entre este
libro y el trabajo de Gilbert, “El oro de Moscú”?
La diferencia esencial es que Gilbert hace la investigación
más documentada que existe sobre el tema, pero confía en las fuentes ligadas a
ese aparato financiero. Él tuvo la versión de los victimarios, no de las
víctimas. Es decir, de las cosas que hicieron algunos personajes, desde Gelbard
a Gold, cuya hija ahora factura 1200 millones de dólares por año. El banco
Credicoop, que creció por exigencia del mismo régimen que obligó a disolver las
cajas de crédito y convertirse en banco, y todos los que quedaron trabajando en
ese “frente” vivieron muy bien, con todas las comodidades, pero es un aspecto
menor. Yo hablo de un solo negocio que producía un millón y medio de dólares
por mes para sostener al PC, que fue boicoteado por el sector oficial, los que
aparecieron como los grandes benefactores, cuando en realidad, ellos, que eran
simples testaferros en sus orígenes, terminaron siendo los dueños. El famoso
“directorio”, cómo funcionaba y cómo estafó en el sentido de apropiarse de las
entregas voluntarias como la de mi padre y muchas otras, y mientras estas
personas se hicieron millonarias, los que entregaron sus bienes murieron en la
pobreza, y sobre todo, cómo esto ejerció una fuerza ideológica casi de
chantaje, en algunos casos forzando posiciones políticas.
Además de enterarse de la existencia de la
“Operación Cóndor”, se enteraron de que la cúpula del partido manejaba esta
información desde hacía dos años. ¿Fue ese el disparador de la lucha contra los
“dinosaurios”?
Lamentablemente fue el disparador de algunos de nosotros
solamente. El gran shock fue la derrota del peronismo en el 83 al que el
partido apoyó pese a que estaba impulsando el indulto, y frente a eso, hubo
mucha disconformidad. A pesar del papel heroico de muchos militantes y
dirigentes (hubo 1500 secuestrados, 500 desaparecidos, 120 de ellos que nunca
más aparecieron) la posición política pública era indigerible, lo que determinó
toda esta reacción a favor de la democratización, la desburocratización, que
fue traicionada por los líderes que elegimos en ese momento.
El capítulo donde denunciás con nombre y
apellido a los que, finalmente, se hicieron con el poder y llevaron al partido
al vaciamiento, ¿cuánto trabajo te llevó escribirlo?
El relato de la caída del partido me llevó buena parte del
trabajo, ya que la otra parte eran revelaciones de las acciones solidarias, que
fue absolutamente liberador. En cambio, esta parte tan mezquina, tan lamentable
de los que traicionaron dentro del círculo muy estrecho que nos planteamos
transformar el partido, me costó muchísimo.
La derrota del proyecto por el que trabajaste y
militaste no impidió que volvieras a apostar por una nueva construcción
política. ¿Cuál es ese proyecto?
Yo sigo siendo marxista, sigo creyendo que el mundo
necesita una sociedad poscapitalista, que no se base en los principios de
explotación y superganancia. Pero no opina así el mundo, aunque haya
indignados, ni opinan así los argentinos y ningún cambio se da si no es con el
acuerdo de la gente. Por el momento tenemos que elegir los mejores caminos
dentro de lo posible, y si este proceso encara el tema de los DDHH, el rol del
estado, paliar la extrema pobreza, re-estatizar sectores básicos para recuperar
cierta soberanía nacional, yo eso lo apoyo con todas mis críticas.
Recuadro con textuales del libro
“-Alberto, ¡volvieron los camaradas del primer
contingente! –anunció Patricio [Echegaray] exultante. Estábamos tomando mate en
su casa de Floresta cuando me anunció estas últimas nuevas sobre un grupo de
compañeros que había concurrido a combatir en Centroamérica contra las
persistentes zarpas de las dictaduras que aún se perpetuaban en algunos países.
-¿Los que estuvieron en el frente?- pregunté
con interés.
-Sí, pero más que eso- rectificó con una amplia
sonrisa mientras pensaba, quizás, que me revelaría “la mejor parte de la
noticia”.
-Ahora son expertos en interrogatorio “a
cuchillo” –aclaró.
Ya habíamos tenido cortocircuitos.
Al escucharlo hablar de ese modo me recorrió un
violento escalofrío. ¿En qué se estaba transformando uno de mis mejores amigos
en ese entonces?
Pensando a mayor escala, ¿En qué se estaba
transformando uno de los principales líderes del Partido, con una popularidad
creciente que, sin embargo, se extendía entre una de las peores partes de un PC
que se estaba fragmentando?
…
Lejos del resultado que él esperaba, estallé.
La indignación era casi incontenible y, desconcertado, Patricio balbuceó
algunas explicaciones para calmarme.
Pero no había vuelta atrás. Algo fundamental y
muy profundo, se acababa de romper definitivamente en nuestra relación.”
De Secretos en rojo, Corregidor, 2012, página
124.
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