Con la conducción de Angela Merkel Alemania fue consolidando
su hegemonía en Europa, particularmente en el siglo 21. La primer ministro
tiene una idea clara: a la salida de la crisis económica continental su país
debe asegurar por muchos años el dominio en la eurozona, en alianza con
Francia, la socia menor.
El euro le permitió a la dupla franco-alemana controlar el
mercado de capitales, viga maestra para consolidar (desde 1980) la preeminencia de la renta
financiera. Así logró subordinar a países con monedas de menor valor
como Italia (lira), España (peseta), Grecia (dracma) y Portugal (escudo). A partir de 1991 el
euro impuso sus condiciones. De hecho, actuó como una suerte de convertibilidad
restrictiva.
Entre los grandes del continente sólo Inglaterra se mantuvo
fuera de la moneda común. El tiempo le dio la razón porque conservó la
independencia monetaria y ahora puede devaluar, imprimir billetes, administrar el tipo
de cambio. No depende de las decisiones de Berlín.
La industria alemana sigue siendo la rectora de la actividad
fabril europea, la que más y mejor produce y la que más exporta. Con un
producto que es mayor que la suma de los PBI de España, Italia y Portugal, y que dobla al francés, la posición de Alemania
le permite dictar los cambios y ajustes necesarios para sostener su posición no obstante la crisis
económica, en alianza tácita con el Fondo Monetario Internacional, es decir con
Estados Unidos.
La salida de la crisis no hará más fuertes a las industrias
de los países de Europa del sur, sino que consolidará la posición de las
plantas germanas y asegurará las ganancias de sus bancos. La concentración que
sigue a toda crisis favorecerá al capitalismo alemán y en menor medida al
francés.
Con Japón fuera del podio, la otra potencia que asoma en el
horizonte, China, sólo compite con Alemania en la producción industrial basada en la mano de obra intensiva, no en la tecnología de
punta.
Sólo la carencia de petróleo y gas en su territorio le impide
a Alemania sacar más ventaja porque la obliga a expandir el uso de energía
nuclear, con el peligro que conlleva. Norberto Colominas.
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