Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.
Ese grito sirvió de consigna a la revolución que, en 1820, exigió en Cádiz el establecimiento de la constitución dictada ocho años antes, mientras Fernando VII se hallaba en Francia como prisionero de Napoleón.
Al poco tiempo de reasumir el trono, Fernando la abolió con la más severa prohibición de que se la mencionara en público.
Los liberales apelaron entonces a una treta. Como la constitución de 1812 había sido jurada el 19 de mayo, día de San José, cambiaron José por Pepe y bautizaron “Pepa” a la Constitución. Al grito de “¡Viva la Pepa!” se enfrentaron con las tropas, sin darles así razón para que los reprimieran.
La frase, que hoy ha perdido su sentido político, significa hoy algo muy distinto. Celebra cualquier oportunidad de hacer lo que a uno se le antoje. Vivando a la Pepa nos damos ánimos. E invitamos alegremente al despiporre general.
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