Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.
Esta expresión, que traduce la idea de retirarse de un sitio repentina o bruscamente, hace juego “con dar el olivo”, despedir a alguno, por lo general de su trabajo. La frase carece de explicación para quien no es español ni está familiarizado con las corridas de toros. Olivo, en el lenguaje taurino, es, según el diccionario, la barrera que sirve de refugio a los toreros cuando están en situación comprometida.
“Tomarse el Olivo” proviene del sitio en el que se crían los toros de lidia, las dehesas. Estas se hallan rodeadas por olivares. Y nada mejor que subirse a uno de sus árboles para esquivar la cornamenta cuando un animal de ésos se viene encima.
“Dar el olivo”, en cambio, es de invención argentina. Aunque deriva de la anterior, ni la persona despedida, ni quien la echa abruptamente piensa, al aplicarla, en toros o aceitunas. Y mucho menos recuerda que las ramas del olivo simbolizan la paz.
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