Más que interesante estudio de Edgardo Lander, sociólogo y profesor de la Universidad Central de
Venezuela, uno de los organizadores del Foro Social Mundial, realizado en
Caracas en 2006. Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Hemisférico del Foro
Social de las Américas. Extenso, pero imprescindible instrumento para analizar
el actual proceso en la patria de Bolívar y Hugo Chávez.
En los años del gobierno
bolivariano, en Venezuela, se han producido significativas transformaciones en
cultura política, en el tejido social y organizativo, así como en las
condiciones materiales de vida de los sectores populares anteriormente
excluidos. Mediante múltiples políticas sociales (las misiones) dirigidas a
diferentes sectores de la población, se han reducido muy significativamente los
niveles de pobreza y pobreza crítica. De acuerdo a la CEPAL, el país ha pasado
a ser, junto con Uruguay, uno de los dos países menos desiguales de toda
América Latina[1]. La población esté mejor alimentada[2]. Se realizaron efectivos programas de
alfabetización. Con apoyo cubano, la misión Barrio Adentro llevó
asistencia médica primaria a los sectores populares rurales y urbanos en todo
el país. Se produjo una ampliación masiva del régimen de pensiones públicas
incorporando a millones de personas de la tercera edad. Se llevó a cabo
igualmente una extraordinaria expansión de la matrícula universitaria. En los
últimos años se ha impulsado un programa de viviendas populares. Se han
mantenido bajos niveles de desempleo y se ha reducido el empleo informal
de 51% en el primer semestre del año 1999 a 41% en el primer semestre del año
2014.[3] Se estima que el monto dedicado a la
inversión social entre los años 1999 y 2013 fue de un total de unos 650 mil
millones de dólares.[4] De acuerdo al PNUD, el índice de
Desarrollo Humano del país se elevó de 0.662 en el año 2000 a 0.748 en el año
2012, pasando de un desarrollo humano “medio”, a un desarrollo humano “alto”.[5]
Ha sido en estos años amplia la dinámica organizativa y participativa en el
mundo popular: Mesas Técnicas y Consejos Comunitarios de Agua, Comités de
Salud, Comités de Tierras Urbanas, Consejos Comunales, Comunas... La mayor
parte de esta dinámica organizativa fue el resultado de políticas públicas
expresamente orientadas a promover estos procesos.
Ha sido igualmente importante el peso de la experiencia venezolana -en
particular su proceso constituyente- en el llamado desplazamiento progresista o
de izquierda que ha ocurrido en América Latina en estos años, así como en la
creación de diversos mecanismos de integración regional que han fortalecido la
autonomía regional de la dependencia histórica que la región ha tenido con
Estados Unidos: UNASUR, CELAC, Petrocaribe, ALBA.
Sin embargo, las transformaciones sociales que se han dado no han sido el
resultado de transformaciones en la estructura productiva del país. Por el
contrario, lo que ha ocurrido en estos tres lustros ha sido una profundización
del modelo rentista, incrementándose la dependencia de los ingresos
provenientes de las exportaciones petroleras. El petróleo, en el valor
total de las exportaciones, pasó de representar un 68,7% en el año 1998 a 96%
en los últimos años[6]. En términos absolutos se ha dado durante
estos años una reducción del valor de las exportaciones no petroleras y de las
exportaciones privadas.[7] La contribución de la industrial al
PIB bajó de 17% en el 2000 a 13% en el año 2013.[8]
Los avances importantes que han ocurrido en el área social son consecuencia de
un muy importante re-direccionamiento en el reparto de la renta petrolera en el
cual se le ha dado una clara prioridad a responder a carencias y demandas de
los sectores populares. Esto hace que estas políticas no solo sean
extraordinariamente vulnerables a las variaciones del ingreso petrolero, sino
que igualmente generan crecientes expectativas que solo sería posible
satisfacer sobre la base de ingresos petroleros en sostenido ascenso.
Estas políticas sociales y sucesivas alzas salariales han aumentado notablemente
la capacidad adquisitiva de la población, sin que este incremento sostenido de
la demanda estuviese acompañado por aumentos proporcionales de la producción
nacional, generando brechas sostenidas que tienen que ser satisfechas mediante
crecientes importaciones.
Durante estos años ha habido una severa carencia de un debate teórico sobre lo
que podría ser una sociedad post-capitalista en este siglo y sobre cómo podría
o deberían ser las relaciones entre Estado, mercado y sociedad
organizada, que incorpore tanto una evaluación crítica de las experiencias del
socialismo del siglo pasado. Igualmente ausente ha sido una lectura informada y
reflexiva sobre las potencialidades y limitaciones post-capitalistas de las
actuales transformaciones en marcha en China, Viet Nam y Cuba. Esto, por
supuesto no es un problema particular venezolano, es una expresión más de la
situación de la izquierda, que en todas partes del mundo, ha demostrado su
impotencia y falta de respuestas creíbles ante la actual crisis global y
la forma como ésta ha sido aprovechada para avanzar en la restricción de la
democracia y una aún mayor concentración del poder y de la riqueza.
En ausencia de reflexiones y búsquedas más sistemáticas o estratégicas sobre
las alternativas post-capitalistas, en estos años, desde el gobierno venezolano
han predominado dos tipos de propuestas. La primera consiste en el
automatismo que identifica socialismo con estatismo (propiedad estatal y/o
control estatal).[9] En el momento en que alguna empresa
es estatizada, pasa inmediatamente a ser denominada “empresa socialista”. La
segunda es la que identifica al post-capitalismo con el Estado comunal.
Buena parte de las empresas industriales y agrícolas que han pasado al control
estatal pasan a ser gestionadas con menor eficiencia y menores niveles de
producción. Esto ha sido el resultado de la expansión de la fuerza laboral,
burocratismo, continuos conflictos laborales, precios de venta de sus productos
que no corresponden a los costos de producción y falta de inversión, no solo
para mantenimiento, sino igualmente para actualización tecnológica de plantas
que -en casos como en la producción de acero y aluminio- presentan
extraordinarios niveles de deterioro y obsolescencia.[10] A todo esto se agrega la corrupción[11]. En consecuencia, una elevada proporción
de estas empresas está produciendo pérdidas y solo sobreviven gracias a la
inyección de recursos provenientes de la renta petrolera.
La noción de Estado comunal ha operado más en el ámbito discursivo y de
promoción de una amplia gama de modalidades de organización política
popular, que como una experiencia de transición hacia formas de organización de
la producción descentralizadas, como parte de procesos de autogobierno desde la
base de la sociedad. Las políticas públicas de fomento y financiamiento de
diversas modalidades de organizaciones de base, en especial de los Consejos
Comunales y las Comunas, han producido consecuencias contradictorias en estas
dinámicas organizativas. Por un lado ha impulsado niveles de organización
popular desconocidos en la historia del país y ha transferido enormes
cantidades de recursos a comunidades para abordar la solución de sus problemas:
vialidad, vivienda, actividades productivas, etc., contribuyendo igualmente al
fortalecimiento del tejido social de las comunidades. Sin embargo, la tendencia
dominante ha sido que, como resultado de la reafirmación de la histórica lógica
estatista centralizadora de la economía petrolera rentista, en la medida en que
las organizaciones populares tienden a depender directamente de transferencias
de recursos del Estado, se han limitado o simplemente frenado las posibilidades
de consolidación y autonomía de estas modalidades comunitarias de base como
alternativa a la estructura del Estado. Adicionalmente, la corrupción asociada
a las pugnas por el reparto de la renta ha llegado por esta vía también a la
base de la sociedad. El peso de la llamada economía social sigue siendo,
después de 15 años, insignificante.
A pesar de estos obstáculos, existen muchas experiencias de base que, si bien
son minoritarias, han logrado hacer propios estos impulsos organizativos y
financieros, pero sobre todo, se han nutrido de la politización y activismo que
ha atravesado a la sociedad venezolana en estos años, para llevar a cabo
procesos comunitarios de una extraordinariamente riqueza y autonomía. Son, en
este sentido, ejemplos vivientes de lo posible en el campo popular.
En el ámbito petrolero, contando el país con las mayores reservas petroleras
del planeta, durante estos años se han anunciado una y otra vez grandes planes
de expansión de la actividad, especialmente en la Faja del Orinoco. Para ello
se ha promovido una muy amplia participación de corporaciones internacionales
públicas y privadas, con un gran peso de corporaciones chinas. Igualmente
se han negociado créditos en gran escala (nuevamente especialmente de China)[12], tanto para sostener el gasto corriente
como para proyectos de infraestructura y de expansión de la actividad
petrolera. El Plan de la Patria, presentado originalmente por
Hugo Chávez en las elecciones del año 2012[13] y que ha sido aprobado formalmente
por la Asamblea Nacional como programa de gestión del presente gobierno,
contempla como una de sus metas la transformación de Venezuela en una Gran
Potencia energética y la duplicación de la producción petrolera hasta
llevarla a seis millones de barriles diarios en el año 2019[14]. Sin embargo, y afortunadamente
para el planeta, hoy, a pesar de esas extraordinarias inversiones
realizadas, la producción petrolera es algo menor que la del año 1998[15].
Uno de los problemas más severos que confronta la economía venezolana es la
continuidad de la sobre-valuación histórica de la moneda y la llamada enfermedad
holandesa. El componente importado de la economía es tan elevado que
devaluar la moneda hasta llevarla a una paridad más razonable inevitablemente
produciría un salto aún mayor en la inflación. En consecuencia en Venezuela,
prácticamente todo, menos el petróleo, es más barato importarlo que producirlo
en el país. Esto ha tenido y continúa produciendo severas consecuencias y
distorsiones. En primer lugar, socava los intentos de fomentar la producción
interna, sea esta pública, privada o de la economía social. Implica
igualmente una permanente e insostenible hemorragia de divisas altamente
subsidiadas, para alimentos y demás bienes de consumo básico, para insumos y bienes
intermedios, e incluso para la importación de bienes de lujo y turismo al
exterior. Los sucesivos instrumentos burocrático-administrativos creados para
controlar el uso de las divisas subsidiadas y los intentos de una sistemática
micro gestión de todas las esferas de la economía mediante las decisiones de
sobre el otorgamiento o no de las divisas altamente subsidiadas, han
conducido a severos cuellos de botella en las importaciones, con un
significativo impacto sobre los precios y la disponibilidad productos e
igualmente a niveles masivos de corrupción. De acuerdo a Edmeé Betancourt,
quien en ese momento presidía el Banco Central de Venezuela, del total de
$59.000 millones en divisas subsidiadas entregados en el año 2012, unos $20.000
millones dólares fueron entregados a “empresas de maletín”, una “demanda
artificial” “no asociada a actividades de producción”.[16]
Las amplias políticas sociales, el subsidio a los alimentos y su importación
intensiva por parte del Estado, el subsidio masivo a la gasolina[17], las transferencias de recursos a
empresas públicas que, en algunos casos, no producen ni para pagar sus
propias nóminas, el aumento sostenido del empleo en el sector público, así
como las exigencias de inversión de la industria petrolera, implican
una sostenida y siempre creciente presión sobre el gasto público y demanda
niveles cada vez mayores de divisas.
El creciente malestar entre amplios sectores
de la población
Son varios los motivos por los cuales se han venido gestando niveles crecientes
de malestar de amplios sectores de la población, sobre todo la parte de ésta
que se identifica con la oposición. La inflación ha deteriorado la capacidad
adquisitiva e incluso ha revertido parte de los avances en la capacidad de
consumo logrados en estos años.[18] La escasez generalizada de
productos de consumo cotidiano exige dedicarle muchas horas (y muchas colas) a
la búsqueda de estos bienes. A esto se agrega la permanente preocupación por el
tema de la inseguridad. De acuerdo a la Oficina de Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito, en el año 2012, la tasa de homicidios en Venezuela fue de
53,7 por 100.000 habitantes, la segunda más elevada del mundo después de
Honduras.[19]
Esta situación económica coincide en el tiempo con un conjunto de nuevas
condiciones en el terreno político.
El chavismo no ha sido capaz en estos largos años de extender su base de apoyo
electoral, por el contrario la ha ido perdiendo poco a poco con políticas y
discursos que han le han dado prioridad a la confrontación y la exclusión
político-ideológica (“los que no sean socialistas, favor abstenerse”) sobre el
diálogo y la inclusión. Con frecuencia desde el gobierno se ha denunciado
a la totalidad de la oposición como fascista y golpista. Esta lógica de amigo-enemigo
fue muy útil al chavismo en los primeros años ya le que permitió movilizar a
los sectores populares y crear y consolidar una base de apoyo sólida,
comprometida. Una identidad popular chavista. Sin embargo, ha contribuido
igualmente a conformar y consolidar un denso bloque de oposición, no solo al
gobierno, sino a la idea misma de socialismo. El proyecto de cambio no ha sido
capaz de tender puentes hacia otros sectores de la sociedad que de modo
alguno pueden ser considerados como oligarcas o fascistas. Difícilmente puede
avanzar y consolidarse en el tiempo un proceso de transformación profunda de la
sociedad si la mitad de ésta (tal como esta se expresa electoralmente), no solo
no comparte, sino que tiene con relación a este proyecto de cambio fuertes
desacuerdos y, por las razones que sea, profundos temores.
La muerte de Hugo Chávez dejó un gobierno debilitado y sin el extraordinario
carisma y capacidad de liderazgo que lo caracterizaron. El Presidente Maduro
fue electo por una diferencia de menos de 2%. En elecciones municipales
del año 2013, el gobierno ganó la mayoría de las alcaldías y ganó en la
votación popular, pero perdió en las principales ciudades del país, incluida el
área metropolitana de Caracas, ámbitos privilegiados de la política en el país.
Diferencias entre gobierno y oposición en los
procesos electorales del período 1998-2013
Elecciones
|
Brecha entre gobierno y oposición
|
Presidenciales 1998
|
16%
|
Parlamentarias 1998
|
14%
|
Presidenciales 2000
|
20%
|
Parlamentarias 2000
|
18%
|
Referéndum revocatorio
presidencial 2004
|
18,5%
|
Presidenciales 2006
|
25,6%
|
Referéndum reforma
constitucional 2007
|
(-2%)
|
Referéndum enmienda
constitucional 2009
|
10%
|
Parlamentarias 2010
|
(-3%)
|
Presidenciales 2012
|
10,76%
|
Presidenciales 2013
|
1,59%
|
Municipales 2013
|
7.91%
|
Datos del Consejo Nacional Electoral <http://www.cne.gob.ve/web/index.php>
La oposición venezolana siempre ha sido heterogénea. Durante los primeros años
del gobierno bolivariano, los sectores de la derecha más radical lograron -con
el apoyo del Departamento de Estado- imponer su hegemonía sobre el conjunto de
la oposición en su búsqueda de derrocar al gobierno por vías no electorales.
Quienes no compartían esta visión fueron chantajeados y acusados de colaborar
con y legitimar al “régimen dictatorial”. Condujeron al conjunto de la
oposición a sucesivos fracasos: el golpe de Estado de abril 2002, el paro
petrolero-lockout empresarial de 2002-2003 y la retirada a última hora de sus
candidatos en las elecciones parlamentarias, que buscando desprestigiar al
gobierno y demostrar su carácter autoritario, que lo que hizo fue entregarle la
Asamblea Nacional al chavismo. Cada una de estas derrotas de la oposición
fortaleció al gobierno y consolidó su apoyo entre los sectores populares que,
con su movilización y tenaz resistencia cotidiana, jugaron un papel principal
en la derrota tanto del golpe de Estado como del paro petrolero.
Esto comenzó a cambiar a partir del año 2006. Después de fuertes debates, poco
a poco, se fue imponiendo en la mayoría de la oposición el criterio de que era
necesario construir una base de apoyo política nacional con el propósito
de derrotar al gobierno por la vía electoral. Se acordó un candidato unitario
para las elecciones presidenciales de ese año, Manuel Rosales, que obtuvo 37%
de los votos. Finalmente se constituyó la MUD, Mesa de la Unidad Democrática, y
en un momento de máxima unidad de toda la oposición, se realizaron unas
elecciones primarias abiertas con un elevado nivel de participación[20] para escoger todos los candidatos
de la oposición a los cargos de presidente, integrantes de la Asamblea
Nacional, gobernadores y alcaldes.
Después de ser derrotado por un muy estrecho margen en las elecciones
presidenciales realizadas en el año 2013, y de no reconocer dichos
resultados, Henrique Capriles hizo un llamado a convertir las elecciones
municipales de ese mismo año en un referéndum de rechazo al Presidente
Maduro. El gobierno ganó el voto popular nacional por una diferencia de
8%.
A partir de esos resultados estallan públicamente las fuertes contradicciones
existentes al interior de la oposición.
Para los sectores de la oposición (especialmente los que representan Leopoldo
López y María Corina Machado) que siempre estuvieron en desacuerdo con las
opciones electorales y con el liderazgo de la Mesa de la Unidad, la victoria
del gobierno en el llamado referéndum los ratifica en su convencimiento de que
es muy poco probable que pudiesen en el corto y mediano plazo derrotar al
gobierno electoralmente. Vieron en la compleja coyuntura que vivía el país la
forma de matar dos pájaros con la misma piedra. Por un lado, aprovechar la
debilidad del gobierno y el malestar de la población por la escasez, la
inflación y la inseguridad para generar confrontaciones violentas
(necesariamente con muertos), para intentar crear un ambiente de
ingobernabilidad y para denunciar al gobierno como dictatorial y
represivo. Desde este cálculo político, las protestas debían ser tan violentas
y tan costosas políticamente para el gobierno como fuese posible. Esta parece
ser la razón fundamental por la cual estas acciones, desde su propio inicio,
tuvieron un componente minoritario pero bien organizado de carácter violento:
barricadas, bombas molotov, francotiradores, ataques a instalaciones públicas,
quema de vehículos de transporte público. La respuesta no se hizo esperar. Hubo
represión policial y militar, no generalizada, pero con frecuencia severa y
desproporcionada. Los medios corporativos globales construyeron -con el
uso fraudulento de fotografías correspondientes a situaciones de violencia y
represión de otros países- a la imagen que esta oposición buscaba: su
caracterización como víctimas indefensas de un gobierno represivo.
Al colocarse como cabeza de esta "valiente" y "combativa"
postura política de confrontación total con el gobierno, este sector de
la oposición buscaba disputarle el liderazgo a Capriles y la Mesa de la
Unidad.
Estas acciones violentas colocaron a los sectores menos radicales de la
oposición, y muy especialmente a Capriles, ante un difícil dilema. En la medida
en que las protestas se extendían y tenían más apoyo de la oposición, denunciar
su carácter violento ponía en riesgo su liderazgo. Pero igualmente, si no
se diferenciaban de los actos de violencia y éstos eran con el tiempo
derrotados, cargarían igualmente con el peso de esta derrota. Por eso, tanto
Capriles como otros dirigentes de la oposición mantuvieron posiciones ambiguas,
o en el caso de Acción democrática y Copei, de silencio o declaraciones
genéricas cuidadosamente diseñadas para evitar tomar posición.
Los sectores más radicales que apostaron a la violencia enunciaron expresamente
cuál era el objetivo de estas acciones: “la salida”. Esto es, el derrocamiento
del gobierno de Nicolás Maduro. Son precisamente los sectores que en estos años
han contado con el apoyo político y financiero más sistemático por parte del
Departamento de Estado, principal pero no solamente, a través de la USAID. Es
probable que estas acciones estuviesen pensadas en función de generar un
ambiente de “revolución naranja” tipo Ucrania para lo cual contaban, y
contaron, con el apoyo incondicional de los medios de comunicación corporativos
globales, especialmente los de los Estados Unidos, España y Colombia.
Dada la agresiva política del gobierno de los Estados Unidos en diferentes
partes del mundo, y la importancia que ha tenido el proceso bolivariano en los
desplazamientos geopolíticos de América Latina en estos últimos años,
especialmente en la creación de nuevos bloques de integración (especialmente
UNASUR y CELAC) no controlados por los Estados Unidos, es evidente que salir
del gobierno bolivariano continúa siendo una prioridad para cualquier intento
de recuperar la influencia perdida en este continente. Así, además del apoyo
continuado a los sectores más radicales de la oposición, durante esta crisis
hubo reiterados pronunciamientos y amenazas de sanciones por parte de
congresistas tanto republicanos como demócratas y del Secretario de Estado
Kerry.
La información sobre la dimensión militar de estos movimientos permanece bajo
una oscura sombra. El gobierno anunció la detención de tres generales de la
aviación, y luego de otros integrantes de las fuerzas armadas, acusados de
estar promoviendo un golpe de Estado, pero habiendo pasado varios meses, poco
más se ha dado a conocer.
En dos meses de barricadas callejeras, movilizaciones tanto pacíficas como
armadas y violentas confrontaciones con los cuerpos policiales y militares, se
produjeron 41 muertos, muchos heridos, centenares de detenidos y
millonarios daños materiales. Hubo muertos y heridos tanto entre activistas de
la oposición, integrantes de los cuerpos de seguridad del Estado, como de
ciudadanos ajenos a las confrontaciones. Resulta difícil determinar con algún
grado de precisión las responsabilidades relativas. Venezuela es hoy una
sociedad profundamente dividida. Los bloques de la población que se identifican
con el gobierno y con la oposición tienden a vivir en realidades paralelas. Las
fuentes de información son diferentes. Se reúnen y forman sus opiniones
conjuntamente con gente que piensa igual. Esto genera profundas
diferencias no solo en la interpretación de los hechos, sino igualmente
visiones que con frecuencia son absolutamente divergentes en torno a los hechos
mismos. La interpretación sobre los acontecimientos de esos meses que
aparecieron en los medios de la oposición y en los del gobierno difícilmente
podrían haber sido más discordantes. Para unos, se trató de
manifestaciones pacíficas de estudiantes y de la sociedad civil protestando por
los problemas de inseguridad, inflación y escasez que confronta el país y
exigiéndole al gobierno cambio en sus políticas. Estas manifestaciones
pacíficas habrían sido reprimidas brutalmente por un gobierno caracterizado
como autoritario y militarizado. Para otros, además de las
manifestaciones pacíficas y espontáneas que expresaban el malestar por las
dificultades económicas que enfrenta el país, hubo un plan sistemático y bien
organizado, con la participación de paramilitares, para generar el mayor
nivel de violencia posible, crear un clima de ingobernabilidad y presentarse
ante los medios internacionales como víctimas indefensas. Todo ello como
expresión de un golpe suave y continuado que con apoyo exterior estaría
destinado a derrocar al gobierno.
En este contexto se dio inicio a una ronda de diálogos del gobierno con la
oposición y con la cúpula empresarial con el fin de debatir tanto asuntos
referidos a la producción (asignación de divisas, control de precios, etc.),
como los asuntos políticos más candentes de la coyuntura, como lo fue la
exigencia por parte de la oposición de una ley general de amnistía, la
liberación de todos los detenidos y la creación de una Comisión Nacional de la
Verdad para investigar las responsabilidades en los hechos de violencia
ocurridos[21]. Lo más importante de estas
negociaciones fue que contribuyeron a disminuir los niveles de violencia, a
pesar del categórico desacuerdo con estas negociaciones que se expresó
públicamente de ambos lados. A pesar de estas tensiones, las encuestas indicaron
que la mayor parte del país apoyaba el diálogo. El hecho de que
institucionalmente la MUD dialogara con el gobierno produjo un cierto
aislamiento y deslegitimación de los sectores de la derecha más radicales y
violentos. El gobierno, por su parte, no lo tuvo fácil en esta dinámica de
diálogos. Por un lado, su capacidad de respuesta ante las dificultades
económicas estaba severamente limitada por las restricciones financieras que
confronta. Diversos grupos de activistas y militantes denunciaron abiertamente
estas negociaciones como una traición al legado de Chávez y exigieron una
salida a la presente crisis por la vía de la radicalización del proceso.
El presidente Maduro carece del liderazgo que le permitía a Chávez garantizar
la unidad cuando proponía políticas que generaban resistencia entre sus
seguidores. Está poco claro, por otra parte, en qué consistiría, en el contexto
actual de un gobierno debilitado y un movimiento popular chavista
desmovilizado, esta radicalización y este giro a la izquierda. Sobre
asuntos tan críticos y tan sensibles como los alarmantes niveles de corrupción
tanto entre civiles como entre militares, se hacen anuncios genéricos, pero son
prácticamente inexistentes las acciones que efectivamente se emprenden.
Oposición y gobierno después de la derrota de
“la salida”
Las confrontaciones violentas de febrero y marzo del 2014 terminaron
debilitando tanto a la oposición como al gobierno. El fracaso de “la
salida”, del intento de derrocar al gobierno, condujo a un quiebre profundo del
bloque político de la oposición. Todas las encuestas de opinión, aun las que
registraban altos niveles de apoyo a las protestas callejeras, encontraron un
muy mayoritario rechazo a las acciones violentas. Dejando a un lado la ambigüedad
con la cual habían reaccionado durante las semanas de las confrontaciones más
violentas, los sectores mayoritarios de la alianza opositora, especialmente
Acción Democrática, Primero Justicia y Copei se distanciaron pública y
reiteradamente de estas políticas, afirmando que la alternativa al gobierno de
Nicolás Maduro tenía que ser pacífica, electoral y constitucional.
Ante la imposibilidad de acordar posturas políticas compartidas, la Mesa de la
Unidad Democrática entró en crisis y su secretario general Ramón Guillermo
Aveledo renunció. Al momento de redactar el presente texto, continuaban
las negociaciones para reestructurar la alianza opositora. Los debates públicos
parecen apuntar hacia una alianza más débil, más como un lugar de encuentro y de
algunas coordinaciones, que como una organización capaz de articular
políticamente al conjunto de la oposición.
Tanto las encuestas de opinión, como la limitada respuesta de la población a
algunas iniciativas y convocatorias de la oposición en estos meses, sugieren
que, a pesar de que las razones del malestar, especialmente la escasez, la
inflación y la inseguridad, siguen presentes, esta nueva derrota política de la
oposición le ha restado mucha credibilidad entre quienes los apoyaban, y es
poca la capacidad que tiene en el presente para darle cauce a las extendidas
insatisfacciones de la población con la situación del país.
El gobierno, a pesar de haber derrotado a la llamada “salida” también salió
debilitado, Quizás su principal fortaleza en la actual coyuntura reside en la
debilidad y el fraccionamiento de la oposición.
Un sistema electoral confiable, no solo totalmente automatizado, sino
igualmente con múltiples mecanismos de auditoría, y las sucesivas
victorias electorales, contribuyeron a que, en años anteriores, el gobierno
venezolano contase con suficiente legitimidad internacional como para
protegerlo de las agresivas políticas desestabilizadoras del gobierno de los
Estados Unidos. Sin embargo, producto del frecuente uso arbitrario del poder y
de la interpretación elástica de la constitución, y un poder judicial que
carece de un mínimo de autonomía, ha perdido parte de esa legitimidad
internacional y le ha dado armas a quienes argumentan que la actual institucionalidad
no permite cambios por la vía electoral.[22] En estas condiciones, la ofensiva
de los medios corporativos globales se ha acentuado.
El gobierno carece tanto de los recursos políticos como económicos que hicieron
posible en el pasado responder a coyunturas críticas con nuevos programas o
misiones de alto impacto social. La ausencia de Hugo Chávez dejó tanto al
gobierno como su partido con fuertes tensiones internas, sin un liderazgo
suficientemente fuerte como para articular las diferentes fracciones en una
dirección común.
Existe mucho descontento en las bases chavistas.
La crisis económica se ha profundizado. Durante los años 2013-2014, la lógica
expansiva del gasto público con base rentista ha entrado en crisis con un
déficit fiscal, difícil de estimar sobre la base de las cifras oficiales, pero
estimado por algunos analistas en torno al 15% del producto. Se ha dado una
baja sostenida de las reservas internacionales, que para el primer semestre del
año 2014 habían descendido a $ 21.604 millones, menos de la mitad de las
reservas existentes en el primer semestre del año 2008.[23] Entre los años 2008 y 2013, la
deuda externa prácticamente se duplicó.[24] Solo de China se han obtenido
créditos por un monto total de $ 50.600 millones, buena parte de los éstos a
ser pagados con petróleo.[25] Para la obtención de créditos
externos el país encuentra condiciones crecientemente desfavorables, con tasas
de interés son cada vez mayores. Dado el elevado y sostenido ingreso de dividas
provenientes de la exportación petrolera, es poco probable que el país llegue
una situación de suspensión de pagos, pero todo apunta a que las dificultades
del sector externo tiendan a acentuarse. El incremento sostenido de la masa
monetaria sin un aumento correspondiente de la oferta de bienes y servicios
contribuye a acentuar las presiones inflacionarias. La muy elevada
inflación del año 2013 (56,2%)[26] no solo no se ha frenado en el año
2014, sino que se ha acelerado. La variación inter anual de precios entre
agosto 2013 y agosto 2014 fue de 63,4%.[27] Esta ha sido mayor en el caso de
los alimentos.
La escasez de divisas y las trabas y retardos burocráticos para su
tramitación, el retraso en el pago a los proveedores externos, el contrabando
de extracción, la venta en la economía informal -a precios muy superiores- de
los productos regulados que no se encuentran en los supermercados, el
acaparamiento y la especulación, se han combinado para crear un estado de
escasez sostenida de alimentos y demás productos básicos, productos de higiene
personal y del hogar y medicamentos. De acuerdo al Banco central de Venezuela,
la escasez promedio de productos básicos en el país fue de 29,4% en marzo de
2014. En ese mes, particularmente crítico como consecuencia de la violencia
callejera, en algunos rubros de como el aceite comestible, el azúcar, el café
molido, la leche en polvo entera, el papel higiénico y la harina de maíz
pre-cocida, la escasez fue de más de 85%.[28] La escasez de medicamentos y de
instrumental médico amenaza con generar una crisis de salud pública.
Ante esta situación el gobierno responde ante lo que considera que son los
componentes de la guerra económica (especulación,
acaparamiento, contrabando de extracción) con nuevas normas para la tramitación
de divisas, impone más controles como la inspección de depósitos y el
transporte de mercancías, el cierre de la frontera con Colombia y la
introducción de un mecanismo de capta huellas para impedir que cada individuo
compre más de un volumen determinado de productos subsidiados a la semana y
evitar así su reventa especulativa y el contrabando de extracción. No aparecen
en el horizonte, sin embargo, políticas concretas destinadas al aumento de la
producción y a limitar los múltiples cuellos de botella que la afectan.
Ante las crecientes dificultades económicas que confronta el país, es de
suponer que es necesario tomar medidas correctivas. Estas no tienen que
coincidir con las recetas del ajuste estructural neoliberales, pero mientras se
definen políticas de carácter estructural de más largo plazo, algunas
decisiones, como el ajuste en la paridad de la moneda para detener la
hemorragia de divisas, la restricción de la masa monetaria y en torno al precio
de la gasolina, parecen ser indispensables a corto plazo. En el calendario
político nacional, después de las tensiones de los meses de febrero y marzo, el
año 2014 aparecía como un año particularmente propicio para tomar algunas
medidas consideradas como necesarias, aunque pudiesen tener un costo político
electoral. En un país en que ha habido elecciones o referéndums prácticamente
todos los años, sobre-determinado en muchos sentidos la agenda política, había un
período inusualmente largo (dos años) entre las elecciones municipales del 2013
y las parlamentarias del 2015 sin la presión electoral. Sin embargo, el
gobierno parece paralizado. Ni en torno a la gasolina, cuyo precio es
considerado como absurdo por la mayor parte de la población, se atreve el
ejecutivo a tomar medidas.
Las políticas de transición
hacia un modelo social y productivo post-petrolero, post-rentista que no se
impulsaron en momentos de abundancia financiera y amplia legitimidad política,
difícilmente pueden impulsarse en las condiciones actuales.
En el contexto de esta crisis, el presidente Nicolás Maduro había anunciado un
gran “sacudón” de su gobierno para avanzar en la superación del Estado burgués
y renovar a los altos funcionarios de su gobierno para afrontar una nueva etapa
del proceso bolivariano. Cuando finalmente, a comienzos de septiembre los
cambios fueron anunciados, fue poco lo que efectivamente se alteró. Se creó un
nuevo organigrama reagrupando básicamente a los mismos ministerios existentes
bajo la coordinación de seis nuevas vice-presidencias por áreas (Economía
Productiva y Finanzas; Seguridad y Soberanía Alimentaria; Planificación y
Conocimiento: Desarrollo Social y de las Misiones; Soberanía Política;
Socialismo Territorial y el Ecosocialismo), y prácticamente todos los ministros
permanecieron en sus cargos o pasaron a dirigir otros ministerios. Lo más
problemático ha sido la eliminación del Ministerio del Ambiente (el primero de
América Latina) que pasó a formar parte del Ministerio de Vivienda, Hábitat y
Ecosocialismo.
Más allá del rentismo, más allá del
capitalismo
En el siglo XXI los retos de ir más allá del capitalismo no pueden separarse de
la exigencia igualmente crucial de desprenderse de los modos de producción,
distribución y consumo y de las modalidades hegemónicas de producción de
conocimiento de este orden social. Esto pasa necesariamente, entre otras cosas,
por el establecimiento de otras formas de relacionarse los seres humanos con el
resto de la naturaleza y la creación de otros patrones energéticos. El
surgimiento y primacía global del capitalismo industrial se sustentó en el
acceso a combustibles fósiles baratos y ampliamente accesibles. En dos siglos y
medio el capitalismo industrial logró transformar esos inmensos depósitos
-creados a lo largo de millones de años- en la energía que hizo posible tanto
el espectacular crecimiento económico de estos siglos, como la acelerada
destrucción de las condiciones que hacen posible la vida en este planeta. Este
patrón energético no es un componente secundario, sino una dimensión
constitutiva esencial de la forma como se desplegó históricamente este régimen
de producción y de vida.
Nadie pretende que el paso a una sociedad post-petrolera signifique que de un
día a otro se puedan cerrar todos los pozos petroleros. Es necesario sin
embargo, en forma urgente, dar pasos y formular las direccionalidades de esta
indispensable transición. Este imperativo está ausente en las políticas
públicas de prácticamente todos los gobiernos del mundo que siguen dándole
prioridad al crecimiento económico sobre las exigencias de la preservación de
la vida. De la misma manera, las políticas del Estado venezolano no solo no
contemplan la necesidad de esta transición, sino que por el contrario están
comprometiendo el futuro del país a largo plazo en una dirección opuesta.
La mayor parte de los principales objetivos de transformación de la sociedad
que han sido formulados en el proyecto bolivariano, en el texto constitucional,
y en los documentos y propuestas políticas hasta llegar al Plan de la
Patria, no son realizables sobre la base de la afirmación del modelo
de la monoproducción petrolera. Sin una transformación profunda de este patrón
productivo, si no se abandona el imaginario del crecimiento sin fin, si no se
reconocen los límites del planeta y la profunda crisis civilizatoria que
confronta la humanidad, si la transformación no tiene como eje medular la
transición hacia una sociedad post petrolera, como condición de la posibilidad
misma de una sociedad post capitalista, los objetivos principales del proceso
de cambio que han sido propuestos por el movimiento bolivariano no tienen
posibilidad alguna de realizarse.
Este proceso político está atravesado por profundas contradicciones entre sus
principales objetivos declarados por un lado, y el reforzamiento sistemático de
la lógica colonial del desarrollo y del rentismo petrolero. Objetivos tan
centrales en las formulaciones de este proyecto de transformación societal como
lo son la democracia participativa y el Estado comunal; la
soberanía nacional; la soberanía alimentaria; la pluriculturalidad,
y el reconocimiento de los derechos constitucionales de los pueblos
indígenas; y el objetivo quinto del Plan de la Patria,
“contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la
especie humana” no sólo presentan tensiones, sino que son estructuralmente
incompatibles con un petro-Estado, con una economía extractivista depredadora
cuyos ingresos estén, además, altamente concentrados en manos del poder
ejecutivo.
La participación democrática de base y el autogobierno comunal encuentran un
límite estructural en el hecho de que en esta economía petrolera, las
comunidades carecen de un piso productivo propio y dependen en una forma
permanente de las transferencias (“bajadas”) de recursos y líneas políticas
desde el ejecutivo y el partido de gobierno. Sin autonomía en relación tanto al
Estado como al mercado, no es posible la construcción de una genuina democracia
participativa. Por más organización y participación de base que se promueva, no
se puede hablar de democracia protagónica si las principales decisiones sobre
el rumbo del país son tomadas en el vértice de las estructuras políticas,
burocráticas y técnicas altamente centralizadas que caracterizan al
petro-Estado venezolano.
Caracas, septiembre, 2014
Post data:
Entre mediados de año y octubre
del año 2014 los precios promedio del petróleo venezolano bajaron de 100 dólares
el barril a 75 dólares por barril, esto es una reducción de 25%. Esto no puede
sino profundizar las dificultades económicas que han sido descritas en
este texto.
[2]. Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura, Oficina Regional de la FAO para América Latina y
el Caribe, “Reconocimiento de la FAO a Venezuela”, 26 de julio, 2013.
[http://www.rlc.fao.org/es/paises/venezuela/noticias/reconocimiento-de-la-fao-a-venezuela/
[3]. Instituto Nacional de Estadísticas. Fuerza de
Trabajo, “Población de 15 años y más ocupada, según sector formal e informal,
categoría ocupacional del sector informal y sexo”,
[http://www.ine.gov.ve/index.php?option=com_content&view=category&id=103&Itemid=40#]
[4]. Jorge A. Giordani, “Testimonio y responsabilidad
ante la historia”, Correo del Orinoco,Caracas, 18 de junio 2014.
[http://www.ine.gov.ve/documentos/Social/IndicedeDesarrolloHumano/pdf/Desarrollo_Humano.pdf].
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística de Venezuela, esta cifra es una
sub-estimación de la cifra efectiva que sería de 0,771 para dicho año.
[6]. Banco Central de Venezuela, Información
Estadística, Exportaciones e importaciones de bienes y servicios según
sectores, [http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp], Parte,
pero solo parte, de este incremento es consecuencia de la subida de los precios
del petróleo entre esos años.
[7]. Banco Central de Venezuela, Información
Estadística. Exportaciones e importaciones de bienes y servicios según sectores
[http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp]
[8]. Banco Central de Venezuela, Información
Estadística. Producto Interno Bruto por clase de actividad económica.
[http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp]
[9]. Entre el primer semestre del año 1999 y el primer
semestre del año 2014, la participación del sector público en el total de
ocupados pasó der 15,5% a 20,7%. Instituto Nacional de Estadísticas, Fuerza de
Trabajo, Población de 15 años y más ocupada, según sector empleador,
categoría ocupacional y sexo,
[http://www.ine.gov.ve/index.php?option=com_content&view=category&id=103&Itemid=40#]
[10]. De acuerdo a las últimas cifras del Índice de
Producción Física dadas a conocer por el Banco Central de Venezuela, el año
2011 la cifra de producción física de acero primario en el país representó el
74,92% del monto correspondiente para el año 1997, En el caso del aluminio, el
descenso fue aún mayor, siendo la cifra del año 2011 sólo el 52,31% de la
producción correspondiente al año 1977. Banco Central de Venezuela, Información
Estadística, Índice de producción física para algunas actividades económicas.
[http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp]
[11]. Al anunciar la decisión de intervenir la dirección
de PDVSA encargada de la distribución de combustible, el presidente Nicolás
Maduro afirmó que: "Hay indicios muy serios de la vinculación de grupos
mafiosos con algunas instancias de empresas del Estado, los vamos a perseguir y
los vamos a castigar con el doble de la severidad con que se castiga
normalmente", “Presidente Maduro ordena intervenir dirección de Pdvsa
encargada de distribución de combustible”, Aporrea, 11 de
septiembre 2014, [http://www.aporrea.org/contraloria/n257519.html]
[12]. The Economist, Chinese lending to
Latin America. Flexible friends, 12 de abril, 2014
[http://www.economist.com/node/21600686/print]
[14]. La mejor expresión del gran consenso petrolero
nacional existente en el país, es que el programa de gobierno presentado por el
Candidato de la oposición en esas elecciones, Henrique Capriles, ofrecía
llevar la producción exactamente a ese mismo nivel: seis millones de barriles
diarios.
[16]. “Presidenta del BCV: Parte de los $59.000
millones entregados en 2012 fueron a ‘empresas de maletín’”, Aporrea / AVN - www.aporrea.org, Caracas 25 de mayo
2013.
[17]. La gasolina en Venezuela se vende a $0.02 el
litro, pero en realidad es, literalmente, gratis. La empresa petrolera estatal
PDVSA no solo le entrega a las estaciones de servicio la gasolina sin costo
alguno, sino que además le suministra un subsidio adicional por cada litro de
gasolina con el fin de cubrir parte de los gastos operativos y el margen de
ganancia de éstas. Ello implica una muy elevada carga fiscal y opera igualmente
como un poderoso estímulo al consumo excesivo (derroche) y un masivo
contrabando de extracción. La diferencia en el precio de la gasolina
entre Venezuela y Colombia es de 1 a 78. Ver: Víctor Álvarez, El
debate para sincerar el precio de la gasolina en Venezuela y la toma de
conciencia para avanzar hacia un modelo post-extractivista, Caracas,
2013. El nuevo presidente de PDVSA Eulogio del Pino estima que unos 100.000
barriles de combustibles diarios están siendo sacados del país por
contrabandistas. “Estiman que cerca de 100.000 barriles de combustibles diarios
están siendo contrabandeados”, Agencia Venezolana de Noticias,
Caracas 13 de septiembre, 2014.
[18]. De acuerdo a las cifras del Banco Central de
Venezuela, entre el primer semestre del año 1999 (primer año de gobierno
de Hugo Chávez), y el primer semestre del año 2007, la pobreza en el país
-medida por nivel de ingreso- bajó de 50% a 33,1% de la población y la pobreza
crítica de 19,9% a 9,4%. Sin embargo a partir de ese año, las cifras se
estabilizaron y no se produjeron reducciones adicionales durante los siguientes
años. En el primer semestre del año 2013, consecuencia sin duda de la elevada
tasa de inflación, se registró un aumento de la pobreza crítica, llegando esta
cifra a 13.1%. (Instituto Nacional de Estadísticas, Pobreza por línea de
ingreso, 1er semestre 1997 - 2do semestre 2013,
[http://www.ine.gov.ve/index.php?option=com_content&view=category&id=104&Itemid=45#]
[20]. En estas elecciones primarias, realizadas con el
apoyo logístico del Consejo Nacional Electoral, participó 17% del registro
electoral nacional.
[21]. Una de los asuntos más notorios de estos procesos
de diálogo es el hecho de que todos los participantes lo hacen a partir de la
reivindicación expresa de la Constitución del año 1999, en claro contraste con
la postura de la oposición en relación a esta constitución durante el
golpe del año 2002.
[22]. Ejemplos estas arbitrariedades durante el año 2014
fue la decisión unipersonal del Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado
Cabello de sacar de la Asamblea Nacional a la parlamentaria María Corina
Machado, por considerar que su intento (fracasado) de dirigirse a la Asamblea
de la OEA desde la mesa de Panamá, significaba que ella había asumido un cargo
al servicio de un gobierno extranjero, incompatible con su función
parlamentaria. Igualmente importante es el hecho de que no se renueven los poderes
públicos cuyos períodos están ampliamente vencidos, sobre todo el del
Consejo Nacional Electoral, por no contar con la mayoría calificada en la
Asamblea que le permitió al chavismo anteriormente nombrarlos unilateralmente,
sin pasar por una negociación con la oposición. Igualmente, la decisión de la
Corte Suprema limitando inconstitucionalmente el derecho a la manifestación,
exigiendo quetoda acción de calle contase con un permiso previo de
las autoridades correspondientes.
[http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp]
[http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp]
[http://www.thedialogue.org/map_list];
Kevin P. Gallagher, Amos Irwin, Katherine Koleski, The New Banks
in Town: Chinese Finance in Latin America, Inter-American Dialogue,
Washington, 2012.
[26]. Banco Central de Venezuela, Instituto Nacional de
Estadísticas, Índice Nacional de Precios al Consumidor,
[http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp].
[27]. Banco Central de Venezuela, Instituto Nacional de
Estadísticas, Índice Nacional de Precios al Consumidor, Caracas, 9
de septiembre, 2014.
[http://www.bcv.org.ve/Upload/NotasPrensa/inpcago14.pdf]
[28]. “BCV reportó que en marzo la escasez se ubicó en
29,4%”, El Universal, Caracas 26 de abril, 2014. Para el mes de
septiembre, la disponibilidad, sin solucionarse, había mejorado
significativamente en muchos productos. Sin embargo las cifras oficiales
citadas eran para ese momento las más recientes.
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