El 3 de julio, en la Cámara Alta, se impidió
el tratamiento por una cuestión de imprecisión/cambio del texto en Diputados,
pero ese no es el problema ni los que les preocupa: estos señores van por la
limitación de la ley, para ocultar su propia vergüenza en esos años, y su
todavía improbable reconocimiento tras 30 años de democracia.
Desde ahora hasta el 31 de julio, cuando se
volverá a tratar la media sanción de Diputados intentarán modificar el texto
original, o finalmente cambiarlo, cuando en realidad deberían ampliarlo,
incorporando, como en la ley promovida por el ex diputado del FPV, Dante
Dovena, todos los casos comprobados de Terrorismo de Estado, aún los cometidos
en democracia, que no fueron pocos.
¿No hubo terrorismo de Estado en el
bombardeo de 1955 a Plaza de Mayo, como antes en la Semana Trágica o la
Patagonia Rebelde, durante el Plan CONINTES, Trelew o en la misma masacre de Ezeiza, para
citar casos paradigmáticos?
Informamos a los legisladores, tanto a
los liberales conservadores, que no quisieron ni quieren ninguna reparación,
como a los que se autodefinen como peronistas y coinciden con la indignación
del diario de los Mitre, o La Nueva Provincia, que durante la gestión de Isabel Martínez,
sobre todo luego de la muerte de Juan Perón, HUBO TERRORISMO DE ESTADO, mucho
antes aún que el 6 de noviembre de 1974.
En realidad,
una ley de este tipo debería abarcar como mínmo los casos concretos en
que las bandas de López Rega, Osinde o Norma Kennedy, junto a las fuerzas
policiales, como el ejecutado jefe de Policía Alberto Villar, ejercieron el
TERRORISMO DE ESTADO durante un gobierno surgido de elecciones. Entre Ezeiza y
la muerte de Perón, el 1 de julio de 1974, las “Proto AAA” (Alianza
Anticomunista Argentina) impusieron un ritmo de un asesinato diario en
promedio, odiosa palabra para enmarcar la dimensión de la masacre.
Hector
Solasso, poeta y escritor cordobes, comenta que de
la lectura del libro-crónica de Andrew Graham Yool , De Perón a Videla, surge un cuadro impresionante del año 1975, a lo
largo del cual se contabiliza un promedio aproximado de cinco muertos diarios,
entre operativos de la Triple A y, en menor medida,
asesinatos de policías y atentados de las organizaciones armadas. Es una
falacia de la derecha peronista pretender que la investigación y
esclarecimiento de ese nefasto período histórico pueda asociarse con el
antiperonismo, cuando las víctimas del fascismo __porque esa es la definición
exácta del accionar de las bandas armadas promovidas y amparadas desde el
Ministerio de Bienestar Social y otros estamentos del estado__ fueron,
mayoritariamente, jóvenes de la JP y dirigentes políticos y sindicales de larga
y digna militancia peronista. Sucede que del avance de la reconstrucción
histórica, surgirán indudablemente datos comprometedores sobre muchos
políticos, gremialistas y periodistas al servicio de la corporación mediática,
disfrazados hoy de paladines del republicanismo y la institucionalidad.
Varios investigadores
evalúan en que en ese período tendríamos un total identificado de 1035
ejecuciones sumarias extrajudiciales (brutales asesinatos), 752 compañeros que
fueron secuestrados y continúan desaparecidos, y 54 compañeros que fueron
secuestrados y liberados. Y a ello se debe sumar unos 2800 presos que
permanecieron un tiempo prolongado a disposición del Poder Ejecutivo Nacional,
puesto que muchos de ellos siguieron presos hasta la guerra de Malvinas en 1982
y los miles de atentados que sufrieron locales sindicales, partidarios y las
propias casas donde habitaban los militantes que la Triple A perseguía en un
número que nos lleva a no menos de 7.000 acciones represivas en unos veinte
meses, 350 por mes, más de diez por día.
Anoche, me comenta en una nota Alejandro
Ángel Salvagno Olmedo, en el salón Azul del Senado “estuve
con los Cumpas que vinieron por segunda vez de muchas provincias y se fueron
con una profunda amargura”, pero
prometiendo regresar, otra vez, pero ya
advertidos, el 31 de julio.
¡Que no
presionen (y que no se dejan presionar aquellos a quienes confiamos nuestro
voto) diputados y senadores para –nuevamente, pues no es la primera vez—volver
a imponer una falsa línea divisoria para el inicio de acciones de Terrorismo de
Estado, y se repare a las víctimas sin discriminaciones impuestas por quienes
protagonizaron, apoyaron o reivindican esos períodos!
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