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martes, 1 de septiembre de 2020

Una propuesta frente a la desestabilización


Muy peligrosas definiciones del arco opositor
    La última semana de agosto, vigesimocuarta de pandemia, puso claramente de manifiesto las vigentes relaciones de poder y las alternativas que enfrenta la Argentina: el moderado progreso económico/social que impulsa el gobierno o la restauración conservadora que pretende la oposición.

    El Ejecutivo marcó agenda mediante tres decisiones que despertaron la ira de las corporaciones: 1) restableció mediante un decreto la condición de servicios esenciales y estratégicos de las tecnologías de la información y el conocimiento; 2) envió al Congreso un proyecto de ley que introduce reordenamientos parciales en la organización de la justicia; 3) hizo lo propio con el que impone un aporte “solidario”,  y por única vez, a 12.000 propietarios de grandes fortunas de entre 200 y 3.000 millones de pesos, apenas el equivalente a la renta extraordinaria de la que se apropiaron durante la pandemia.

    Si para estos días se anticipan nuevas medidas, la oposición económica, mediática y judicial se lanzó a bloquear las ya anunciadas, por lo que agudizó su ofensiva desestabilizadora, su presión para frenarlas y forzar retrocesos que aíslen al gobierno e, incluso, deteriore la base político y social que lo sostiene.

     Así, aparecen nuevas líneas de maceración ideológica por parte de los sicarios mediáticos, que a la vez amplifican las irresponsables y destituyentes definiciones del arco opositor.

    Agudización de la ofensiva desestabilizadora

    Esta semana, la artillería pesada la han descargado los múltiples pronunciamientos de entidades empresariales, agroindustriales, de la corporación mediática y judicial contra los proyectos gubernamentales. Obvio, detrás de las palabras rimbombantes confirman que apelarán a cualquier medo para defender sus privilegios.
   
    Como el 17 de agosto, pero ahora con la descarada convocatoria de Clarín anticipando que “Así será la marcha del 26A”), o de La Nación difundiendo con precisión “Los puntos de concentración para la marcha”, volvieron a salir a la calle los “antitodo”. Retornaron para pasear su odio y violar las medidas sanitarias, esta vez más que raquíticos en número, pero con redoblada violencia. Dejaron gravemente herido a un periodista, mientras en las redes se promovía una amenaza de muerte a la vicepresidenta y se divulgaban masivamente teléfonos, direcciones y domicilios de legisladores del Frente de Todos (FdT).
   
    Conviene no demorarse en el carácter delirante de algunas consignas enarboladas en gritos y pancartas, ya que predomina claramente un núcleo que reinstala las que históricamente esgrimió la reacción, tanto en golpes militares como para forzar la capitulación de gobiernos surgidos de las urnas: Libertad, Democracia, República, la Corrupción.
   
    Es el libreto con el que, malversando el sentido de las palabras, hundieron en la pobreza al pueblo y regaron con sangre las calles de la Patria.

    Gritando Libertad, encarcelaron, secuestraron y asesinaron a miles de argentinos. Con la bandera de la República voltearon gobiernos electos, arrasaron con la Constitución y las leyes. Para “restaurar” la Democracia y “protegerla” de peronistas y comunistas proscribieron partidos políticos y disolvieron el Congreso.

    El taparrabos de la corrupción fue uno de las excusas para derrocar a Yrigoyen en 1930, a Perón en 1955 y a Illia en 1966. También para acorralar a Raúl Alfonsín. En cambio, demolieron las instituciones, saquearon el bolsillo de los trabajadores, esquilmaron al Estado, y en sociedad con la “patria contratista” nos endeudaron en el exterior, a la vez que obligaron a todos los argentinos a pagar los créditos y autopréstamos de un puñado de grandes empresarios, que con el dinero público engrosaron sus fortunas personales.

    Ahora, sus sucesores, acompañados por muchos de los que callaron ante tantos atropellos, “Llaman libertad a la opresión y dictadura al cuidado de la vida”, como sintetiza la filosa pluma de Horacio González. 

    Nuevas líneas de maceración ideológica

    En el pasado, luego de la decisión estratégica de Cristina de proponer a Fernández a la presidencia, y acompañarlo como su vice, intentaron impedir el triunfo de la fórmula del FdT con acusaciones que fueron desde una caricaturización de la consigna de marzo de 1973 (“Cámpora al gobierno, Perón al poder”) hasta delirios como el de Elisa Carrió, quien no vaciló en vaticinar un magnicidio impulsado por la dos veces presidenta.
 
La campaña de los sicarios mediáticos del privilegio
 
   Tampoco falto la vieja receta del “Chirolita”, donde Alberto Fernández sería un títere en manos de Cristina, como en 2011 aseguraron que Cristina lo sería de Néstor Kirchner y, en 2003, el propio Néstor de Duhalde. Poco imaginativos, como se ve, pero siempre dañinos: conjeturan que “el público se renueva” y que el sector de la sociedad al que se dirigen antepone prejuicios a la propia experiencia.

    Posteriormente al triunfo electoral hubo varios cambios de libreto para colonizar la subjetividad de esa porción de la población, que por otra parte ofrece cada vez menor resistencia. Para los sicarios mediáticos del privilegio, el “chirolita” /títere se convirtió en “un moderado que puede frenar a Cristina”, pero más adelante sembraron temor ante “el asedio de Cristina al presidente” y finalmente se irritan pues, en realidad, “los dos son lo mismo”.

    El viernes 28 de agosto, ante las cámaras de América TV, Luis Novaresio mostró un impostado desencanto por las últimas decisiones del presidente.

Alberto Fernández ya no es el que dijo que era", se lamentó en una suerte de reedición del clásico tango de Celedonio Flores, “Ya no sos mi Margarita, ahora te llaman Margot”.

    El mismo día, en La Nación e inquieto por la suerte patrimonial de sus patrones, Carlos Pagni finge preocupación por el destino de Fernández. “El ‘vamos por todo’ de Cristina Kirchner ahora es contra el presidente”, garantiza con envidiable certeza, aunque apenas 48 horas después lo contradice desde el mismo matutino su colega Joaquín Morales Solá: “El Presidente ha hecho suyas todas las posiciones de su vicepresidenta y, a veces, va más allá de donde ella llega”.

    El domingo 30, en Perfil, Nélson Castro, en tono apocalíptico sentencia que “El curso que Alberto Fernández le imprime a su gestión no deja dudas: CFK se impone de manera paulatina e inexorable”. Le toca al el Editor General de Clarín, Ricardo Kirschbaum, completar la vuelta de argumentos que se diferencian, pero coinciden en dañar la imagen presidencial: “Fernández no es hoy el Fernández que sugirió ser. Cristina Kirchner le fija la agenda e impone el ritmo de cumplimiento. Nunca hubo en la historia un vicepresidente que tuviera ese poder, que exhibe sin pudicia”. “Lo aleja del centro, su atributo principal”, se lamenta, pero deja en claro a que le teme realmente.

    No faltan quienes -como Marcelo Longobardi o Sergio Berensztein, en Radio Mitre- exponen su propia fórmula para neutralizar a la vicepresidenta, y con ella al sector más dinámico del FdT.  A la vez, para preservar a Juntos por el Cambio como núcleo político que garantice la restauración conservadora, ponen distancia de su abierta prédica en favor de Mauricio Macri. Es “la hora de dar un paso al costado”, demandan, y no vacilan en “entregar” al ex presidente siempre y cuando logren apartar también a Cristina.

        Es un juego a dos bandas. Promueven y miden candidatos alternativos al deteriorado Macri, que ha perdido su confianza para liderar la derecha, pero de paso devuelven prudente aire -e ilusiones personales- a figuras que consideran “moderadas” dentro el FdT, las que no faltan, por cierto.

    Peligrosas definiciones del arco opositor, amplificadas por los medios

    Alguna vez advertimos que, una vez iniciada la actual gestión, los intentos de condicionar sus primeros pasos se convertirían en presión directa.
   
    Después de las PASO, y hasta el 10 de diciembre de 2019 tuvimos operaciones diarias sobre “el avance de La Cámpora” y “el kirchnerismo duro”, a la vez que se demonizó una supuesta “Conadep de periodistas” (apenas una ironía militante de Dady Brieva), la “reforma agraria” de Juan Grabois (recreación de una reivindicación de la burguesía francesa del siglo 18) o una tímida referencia de Felipe Solá a la disuelta Junta Nacional de Granos (instaurada por los propios conservadores de la tercera década del siglo pasado, para regular mínimamente el sector).
   
    En esos días, Eduardo Eurnekian, Paolo Rocca, Marcos Galperìn, la Sociedad Rural, entre otros, se apresuraron a pedir entrevistas y/o mandar “constructivos” mensajes al futuro presidente.

    Hoy, sin disimulo, los mensajes son advertencias y amenazas. La oposición y los medios boicotean abiertamente el funcionamiento del parlamento, convocan a un dialogo que no practican y reclaman un consenso al que entienden como la renuncia gubernamental a cumplir con el contrato electoral con sus votantes, a reemplazar su agenda por la de ellos.

    “A ocho meses de asumir le estamos soplando en la nuca al peronismo”, se autoexcita el ex senador Ernesto Sanz. Este radical alvearista no se priva de preguntar amenazante acerca de “¿Cuánto tiempo demora esto en explotar?”. Con los reflejos propios de su tan lejana como olvidada militancia peronista, Patricia Bullrich, actual presidenta del PRO, se apresura a completar la idea: “Ya estamos para gobernar”.

El "flash piscótico" de Duhalde se sumó al clima destituyente
    El “flash psicótico” de Eduardo Duhalde, quien alucinó con un golpe militar que impediría las elecciones de medio término, no fue otra cosa que un aporte más a este clima destituyente sembrado por la corporación política, mediática y judicial.
    Se explica, entonces, la fuerte reacción democrática al dislate del ex presidente interino, aún con su casi nula gravitación política actual, pero resulta incomprensible la total falta de reacción ante las graves afirmaciones del senador radical Luis Naidenoff durante el debate por la denominada “Reforma Judicial”.

     Ninguna figura del oficialismo, tampoco medio de prensa alguno, comentó, y menos condenó, su cuasigolpista cierre en nombre del bloque de Juntos por el Cambio, cuando Naidenoff reclamó abiertamente la intervención de la Corte Suprema si avanza el proyecto ya aprobado en la Cámara alta.

    El Ejecutivo, un poder electo en sufragio universal propone. Otro poder, también surgido de la voluntad popular, discute, propone y legisla. Ambos deciden un reordenamiento parcial del poder más elitista y objetado por la sociedad, el único que no es elegido ni revalidado por el sufragio. Y Naidenoff, como en las paginas mas oscuras de la historia argentina y de su propio partido, lo convoca para que anule la voluntad mayoritaria de los representantes del pueblo.

    A este amplio abanico, en sus distintas etapas, aplica a la austera definición de desestabilización: “Es la acción de debilitar las instituciones políticas de un Estado y de erosionar la autoridad de sus gobernantes, de modo que el sistema en su conjunto pierda seguridad y firmeza”.

     ¿Qué hacer?
        Un reconocido psicoanalista argentino, quien suele incursionar con agudeza en la reflexión política, transcurre estos caldeados tiempos con la convicción de que el reclamo de medidas progresivas desde la izquierda del FdT puede complicar la estabilidad del gobierno.

    En un mundo acechado por el poder de las corporaciones -alerta con respetable, aunque muy reiterado temor- los llamados al protagonismo y la movilización popular, incluso algún reparo dentro de la propia alianza gobernante, pueden contribuir a “a un humor social reactivo”, y encubrir “un intento de calmar las conciencias, que además desconocen que en el mundo entero se prepara la repetición, ahora como farsa, de los totalitarismos del siglo XX”.

    De tal manera, ante el poder del privilegio y su abierta presión sobre el gobierno, da a entender que al campo popular debe replegarse en lugar de enfrentarla construyendo una fuerza equivalente, y en lo posible superior.

    Lejos de disminuir, los peligros crecen si nos adaptamos a las relaciones de fuerza dadas, festejamos la inmovilidad y pasivamente confiamos la suerte del proceso a la capacidad de resistencia de la dirigencia. Aún si esa aptitud fuera firme, quienes deben decidir carecerían del pivote necesario desde el cual fundamentar, difundir y dar sustento a la aplicación de un contrato electoral escasamente ambicioso, pero aun así duramente resistido.

        Hemos dicho, repetimos y reiteraremos, que se impone institucionalizar el FdT ponerlo en funcionamiento, generar espacios de propuesta y decisión para los partidos que lo integran, sumando la participación activa de las organizaciones populares que acompañan.

    A la vez, ir hacia lo profundo de nuestro pueblo, arraigarlo a nivel sectorial y territorial, convertir el frente en un orientador, coordinador y organizador programático colectivo a lo largo y ancho del país.

    No se trata de convocatorias abstractas. Solo a modo de ejemplo, podemos ubicar la inminente discusión parlamentaria y luego la aplicación del aporte “solidario” de las grandes fortunas.

    Será necesario explicarlo y organizar su difusión, para defenderlo frente a la brutal reacción del poder real, sin dejar de lado la opinión de quienes entendemos que es necesaria una reforma tributaria integral, que realmente recaude en forma permanente, entre los que más tienen, los recursos para enfrentar la emergencia, resolver las necesidades sociales y recuperar el trabajo y la producción.

  
Construir poder popular en cada lugar de trabajo, estudio y vivienda
    La batalla de ideas debe ir acompañada con organización.

    Si el proyecto de ley dispone que el 20% de lo recaudado se destinará a la “compra y/o elaboración de equipamiento e insumos críticos para la emergencia sanitaria”, hay que clarificar el alcance de esta decisión y garantizar su cumplimiento mediante la estructura del FdT entre médicos, enfermeros y personal de salud, así como de los trabajadores de las ramas que proveerán el material. Si otro 20% fortalecerá las fuentes de trabajo y la remuneración de los trabajadores de micro y pequeñas empresas, y un 20% se aplicará a becas Progresar para estudiantes, el FdT debe explicar el significado de esta conquista y afirmar la presencia en cada uno de los lugares de trabajo y de estudio. El mismo saldo en la conciencia y la organización debe lograr el FdT con la aplicación del 15% en “los barrios populares en proceso de integración urbana”, o entre los trabajadores que velarán por el 25% destinado a los programas de exploración y desarrollo de gas natural a través de ENARSA, con la coordinación de YPF.

    Son formas concretas de entender de qué hablamos cuando proponemos y convocamos a la necesaria construcción de poder popular en cada uno de los lugares de trabajo, estudio y vivienda.

    Un llamado a dejar de lado la expectativa o la pasividad temerosa ante las presiones internas y los intentos desestabilizadores. A contraponerles movilización y protagonismo.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Perón, el PC y el Golpe de 1955



    En estos días debemos recordar aquel septiembre negro de 1955, cuando el golpe de la “fusiladora” derrocó el gobierno democráticamente elegido de Juan Perón a sangre y fuego, e inició 18 años de proscripción, asesinatos, cárcel y tortura a decenas de miles de ciudadanos.
    Hoy Macri miente alevosamente al hablar de “70 años de decadencia”, la que se habría iniciado, precisamente, en 1948, pues todavía el establishment no puede digerir los avances en justicia social, soberanía económica e independencia política, pero –por ignorancia, mala fe, o ambos- elude que se trató de una década en que el Producto Bruto Interno “per cápita” superaba ampliamente al de países como Francia, Alemania o Italia.
     "La realidad es otra: la decadencia comenzó con la ultima dictadura militar y el formidable negocio del endeudamiento externo, y de la mano de los gobiernos que prohijaron políticas neoliberales", desmiente el profesor emérito de la UBA, Mario Rapoport, a lo que podemos añadir que el "Clan Macri" fue beneficiario directo de esos períodos.
    La mentira, también fue un clásico en los arrolladores años ’60 y ’70, en ese caso de la mano de algunos seudohistoriadores que promovieron, y en casos “impusieron” como cierta la falsedad de un apoyo del Partido Comunista (PC) al golpe de 1955 y un posterior “asalto a los sindicatos”, cuando en realidad esa organización -que es cierto, y admitido, que cometió un error histórico al integrar la Unión Democrática en 1946- fue la única que reclamó “armar al pueblo” para resistir el intento.
    En esta página de homenaje, sin desconocer que Fernando Nadra renunció al PC en 1989, publicamos un breve fragmento de su libro “Conversaciones con Perón”, en el que relata la sexta de las entrevistas oficiales de los comunistas con el ex presidente  (en su caso también las hubo extraoficiales y bilaterales), realizada en abril de 1974, en el que se deja claro como personalmente planteó el tema:

    “…Hablando del movimiento obrero, surgió incidentalmente el asunto del golpe de Estado de 1955, y aprovechamos la oportunidad –la primera que habíamos tenido en casi veinte años—de defender nuestra verdadera posición, tergiversada por los ‘historiadores’ farsantes, el nacionalismo burgués, el peronismo de derecha y los escribas de los terratenientes e imperialistas.
    “Le recordé entonces al General que en 1955 habíamos sido los únicos que denunciamos el golpe de Estado gorila y llamamos a la clase obrera, al pueblo y al propio gobierno a combatirlo con las armas en las manos si fuera necesario. Que nuestros camaradas –entre ellos Rubens Iscaro y Vicente Marischi—recorrieron infructuosamente los locales de la CGT y del Justicialismo, sin poder localizar a nadie o sin encontrar eco a nuestro llamado; que nuestros compañeros de las fábricas estuvieron en  la Plaza de Mayo y en los demás lugares del país, siendo también víctimas del gorilaje y de la represión; que era totalmente falsa la canallesca afirmación de que luego asaltamos los sindicatos, cuando la verdad es que, junto a las masas peronistas, los defendimos contra las intervenciones represivas de los gorilas, y a veces contra los dirigentes peronistas desleales que se plegaron a los nuevos amos. Y todo esto –dije—lo sostuvo y realizó el Partido, cuando teníamos numerosos presos y a pocos meses de haber sido asesinado en Rosario por la policía, sometido a bárbaras torturas, nuestro destacado dirigente y querido camarada, el doctor Ingalinella.
    “Eso quedó claro, muy claro, por cierto. Perón se mostró sorprendido, guardó silencio y no dijo nada al respecto”.

martes, 21 de marzo de 2017

Todos los misterios de la Carta de Walsh


Impactante (e imprescindible) Iinvestigaciòn de Diego Igal en la revista Anfibia (Universidad Nacional de San Martín-UNSAM), con ilustraciones de Sebasatiàn Angresano y Julieta Marziani

Entre enero y marzo de 1977, Rodolfo Walsh escribe la “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar”. La firma en el primer aniversario del Golpe, alcanza a distribuir algunas copias y, horas después, es asesinado y luego desaparecido. Durante meses, y años, el texto prohibido circula de mano en mano y se transforma en canónico. ¿Quiénes reciben esas copias? ¿Quiénes las ponen a circular aquellos días aciagos del ’77? ¿Quién es el argentino que la publica completa, por primera vez, a más de 7 mil kilómetros de Buenos Aires? Con el pulso de un thriller, Diego Igal responde estas y otras preguntas sobre la famosa Carta y reconstruye los últimos días de la vida cotidiana y clandestina de su autor.
http://www.revistaanfibia.com/cronica/todos-los-misterios-la-carta-walsh/






jueves, 4 de agosto de 2016

Turquía: “Ni golpe, ni Erdogan, ni OTAN”



Esta nota  ofrece un  análisis del  Partido Comunista turco sobre el intento de golpe de Estado en esa nación. El documento resulta muy crítico para el gobierno de Erdogan como para  los promotores militares y civiles de la frustrada asonada.

En una nota al pie, elaborada por la redacción del periódico digital Gracus/Babeuf, http://www.gracus.com.ar, una breve  reseña sobre la compleja   historia republicana del PCT).    

El intento de golpe del 15 de Julio no fue una confrontación entre dos diferentes centros ideológicos, si no que se vieron involucrados como mínimo dos o más grupos estatales con una identidad de clase y una ideología idéntica. No es posible que estos grupos estuvieran completamente desinformados de los planes y acciones de otros grupos, de la misma manera que es imposible diferenciar entre un grupo y otro. Pero, el intento de golpe del 15 de julio tampoco fue un escenario sanguinario planeado por Erdoğan como algunos han señalado.

Este fue un verdadero intento de golpe de estado.

+  El proceso que llevo al golpe tuvo dos dimensiones. Primero está lo que podemos describir como una lucha de poder entre los seguidores de Erdoğan y el movimiento Gulen el cual ha adquirido una nueva dimensión con las grandes purgas de Gulenistas recientemente. Mientras el peso económico y político de esta lucha aumenta la lucha también tiene una dimensión internacional y los centros imperialistas están apoyando a estas facciones.

+  Es verdad que la mayoría de los oficiales que participaron en el intento de golpe son Gulenistas y que el movimiento Gulen tiene conexiones con EEUU. Hasta un cierto punto es correcto pensar que un golpe de estado no tomaría lugar en Turquía sin la aprobación de EEUU ya que Turquía es un aliado militar cercano y miembro de la OTAN. La principal razón para que la mayoría de los altos oficiales en las Fuerzas Armadas Turcas, frustrados con el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) no intentaran un golpe fue el apoyo brindado por parte de EEUU al AKP.

+  Este apoyo se ha reducido recientemente por varias razones. Algunos elementos con influencia en EEUU y en países europeos se han estado preparando para las purgas de Erdoğan. El levantamiento popular en 2013 con la participación de millones de personas, los daños a los intereses del sistema debido a la tensión creada por Erdoğan en grandes sectores de la sociedad y finalmente, el fracaso total de la política en Siria, afectaron profundamente las relaciones entre Erdoğan y algunos países imperialistas. No es posible analizar el intento de golpe del 15 de julio sin tomar en cuenta esta tensión.

+ . Que los golpistas tuvieran conexiones en el extranjero no hace que Erdoğan un patriota o anti-imperialista. Como político, Erdoğan ha servido a los intereses EEUU y los monopolios internacionales. Ahorita es un político que ha perdido apoyo entre las fuerzas que lo habían ayudado durante años, él está maniobrando, formando nuevas alianzas en un esfuerzo por salvarse a sí mismo. El hecho de que Erdoğan se acerca ahora a uno u otro eje internacional no cambia su carácter de clase o sus preferencias ideológicas. Erdoğan es un político burgués, es un enemigo de la clase obrera, es un contrarrevolucionario y no es diferente a los golpistas que querían derrocarlo.
Erdogan: "Un cómplice de los EEUU y la OTAN". Su gobierno
"siempre ha sido peligroso y  esta claro que  es aún
más peligroso hora".

 + El intento de golpe, los poderes detrás de él, los métodos utilizados y su base ideológica, no tiene nada que ver con los intereses del pueblo. La opinión de que el país habría visto mejores días si el golpe hubiera sido exitoso no tiene fundamento alguno. Es obvio lo que es un golpe pro-estadounidense y anti-popular significaría.

+ También es absurdo ver la supresión del golpe como una victoria para el pueblo y/o celebrarlo como la “fiesta de la democracia” con el AKP. Este enfoque no cuestiona la legitimidad del régimen del AKP e ignora los fundamentos de clase del país.

+ La tesis que afirma que Erdoğan ganó más poder después de este intento de golpe es cierta hasta un cierto punto. Sin duda, Erdoğan tuvo la oportunidad de infligir un duro golpe a la comunidad Gulen y de jugar a la víctima una vez más consolidado su base de masas y probado el poder de algunas organizaciones bajo su control. Sin embargo, él terminó con un aparato estatal seriamente dañado y también tiene que enfrentar el hecho de que ya no hay ninguna burocracia segura por las transiciones de los grupos que la conforman.

+ Bajo estas circunstancias, Erdoğan puede tratar de purgar no sólo de Gulenistas sino también a los elementos “Kemalistas” con los que tiene una alianza en las dos instituciones estatales más críticas, las Fuerzas Armadas Turcas (TSK) y el poder judicial y tendría confiar únicamente en sus propios recursos. Seria relativamente fácil lograr esto en diversos sectores de la burocracia, pero existen serios desafíos en tratar de depender en sus propios recursos dentro del ejército y el poder judicial. Erdoğan no puede hacer esto sin entrar en un enfrentamiento absoluto y definitivo en el plano social, lo que significaría esencialmente un intento de establecer un Estado Islámico. Por otra parte, Erdoğan no tiene otra opción para consolidar a sus propias masas bajo esta tensión.

+. También es posible que Erdoğan haga un esfuerzo por reparar las relaciones con EEUU y reducir la tensión interna después de un corto período de terror e intimidación y ya hay algunas señales que indican que se está preparando para tomar esas medidas. Además, las expectativas del CHP (Partido Republicano del Pueblo) y el HDP (Partido Democrático de los Pueblos) van también en esta dirección. Esta opción es difícil porque no es posible para Erdoğan el continuar sin una política de aumento de tensión, lo cual deja libre el campo para sus elementos radicales. De otra manera, la oposición en el parlamento no tiene realmente ningún problema con Erdoğan y su AKP.

+. En cualquier caso, hay una disolución y una crisis multidimensional con respecto a la hegemonía de la capital. Lo peligroso no es esta disolución si no el estado desorganizado de la clase obrera. Otro peligro es la creencia generalizada de que Erdoğan es invencible tras el golpe. Esta creencia se acompaña de escenarios de miedo que se propagan como un virus y de noticias e historias, una gran parte de los cuales no se basan en la verdad, esto crea un estado de pánico.

+   El gobierno del AKP siempre ha sido peligroso y está claro que son aún más peligrosos ahora. El ambiente de pánico está ayudando a legitimar la agresión del AKP. De hecho, ni el AKP ni Erdoğan son tan fuertes como se dice, ni Turquía es un país cuyo futuro puede ser lanzado en la oscuridad de un día a otro. Por ejemplo, en las llamadas “celebraciones” tras golpe, a pesar de todos los llamados el número de partidarios del AKP en las calles era muy limitado. La posición correcta es ser conscientes del peligro, pero no crear el pánico, por el contrario, tratar de utilizar esta disolución en beneficio de la clase obrera.
"Todos vimos cómo los golpistas no tenían límites en su crueldad.
Luego, fuimos testigos de la barbarie del gobierno"
.

+. La amenaza del AKP y del fundamentalismo NO debe ser subestimada en lo absoluto. Está claro que el período que se abrió con la afirmación de que “La laicidad no está bajo amenaza” llevó al país al borde del abismo. Sin embargo, una tarea más potente, mas “lista”, la tarea de organizar el movimiento popular para hacer frente a esta gran amenaza. Después de largos años de inactividad esta tarea no puede llevarse a cabo avivando el pánico. Es inaceptable que la oposición dentro del sistema está coronando su falta de acción con la creación de pánico.

+. En estas condiciones la principal fuente de poder para el AKP y Erdoğan sigue siendo la oposición en el sistema. La clase política basa todos sus planes en la normalización, la transformación y conseguir que el AKP caiga en línea. La actitud de algunos políticos que dicen ser representantes de “izquierda” en el parlamento es verdaderamente preocupante.

+ Las experiencias durante y después del 15 de julio demostraron que tan despiadadas las facciones dentro del estado pueden ser. Todos vimos cómo los golpistas no tenían límites en su crueldad. Luego, fuimos testigos de la barbarie del gobierno. Esto no pueden ser manejado con en un enfoque de “dejemos que se maten unos a otros”. Un número indeterminado de civiles han muerto y soldados rasos que no tenían idea de lo que estaba pasando fueron linchados. El pueblo eventualmente traerá ante la justicia a los perpetradores de todas estas acciones, linchamientos y la tortura contra los sospechosos y los soldados que se habían rendido y los gobernantes de estas dos facciones que habían cooperado juntas durante años, pero que ahora luchan entre sí, eventualmente ellos tendrán que enfrentarse a la justicia popular.

+. No es correcto reconocer estas crueldades como un símbolo de “poder”. Por el contrario, hay una disolución, miedo y confusión en el lado del gobierno. El temor generalizado sólo puede ser superado por movimientos fuertes, sólidos y coherentes, no por acciones absurdas y desorganizadas. Esta disolución se puede convertirse en una oportunidad para el pueblo.

+. Siempre hemos enfatizado que Turquía sólo puede ser liberada por una lucha unificada de la clase obrera contra la hegemonía de clase representada por estos poderes oscuros y no como resultado de enfrentamientos entre estas fuerzas oscuras. Nosotros rechazamos cualquier tipo de análisis y posiciones que ignoran esta realidad. Es obvio que los comunistas no darán crédito a la charlatanería de la “victoria de los poderes democráticos” y la “astucia” de los que llaman a unir a todos contra Erdoğan. Entre las personas que están pronunciando las palabras “la victoria del poder democrático” están algunos que están creando pánico con la retórica de “seguidores de la sharia va a cortar nuestras cabezas”, esto es un testimonio del nivel de confusión. Repetimos: Nosotros jamás cruzaremos caminos con los representantes de la clase capitalista, EEUU, OTAN y los seguidores de sus golpes o agentes de revoluciones de color. Esto no nos debilitaría. Los que nos debilitaría sería una clase obrera desorganizada que es atraído por soluciones falsas.

+ La escala del vacío entre las filas de las personas creada como resultado de la animosidad hacia la organización debe visible para todo el mundo, en un país donde el movimiento Gulen, bandas dentro el gobierno, grupos de interés, sicarios e incluso la mafia tiene la capacidad de actuar de manera “organizada”. Incluso podemos ir más allá y decir que todos los que que están a favor de una sociedad sin clases y libre explotación tiene que esforzarse y trabajar juntos por un estado de organización que es persistente, constante y tiene una mente colectiva. No embarcarse en esta tarea, legitimar la inercia y la indiferencia a este punto es equivalente a ser un enemigo del pueblo. Es una necesidad el fortalecer la organización de la clase, independiente de sectas religiosas, movimientos Gulen, capital y de los centros imperialistas. Aquellos que idolatraban a las reacciones populares apolíticas, las acciones espontáneas que no fueron organizadas, los que convirtieron la falta de propósito y la falta de un objetivo bajo la retórica de “pluralismo Gezi” debe tener que haber aprendieron la lección.

+  El único objetivo del Partido Comunista es convertirse en una organización revolucionaria independiente que puede cambiar el equilibrio de fuerzas en el país mediante las movilizaciones durante los golpes o las campañas reaccionarias. Para lograr este objetivo, llamamos a nuestro pueblo trabajador a movilizarse, confiando sólo en su propio poder y tomando la iniciativa en lugar de ver como esta pesadilla se desarrolla.

Comité Central del Partido Comunista de Turquìa


Nota de la Redacción. En Turquía existen varias organizaciones con similar denominación. En este caso se trata del PCT histórico al que perteneció el escritor y poeta Nazin Hikmet (que padeció cárcel durante   15 años)  Los siguientes datos son de Wikipedia.
El TKP (PCT) fue fundado el 10 de septiembre de 1920 en Bakú, la capital de Azerbaiyán. Inspirado en la cercana Revolución Rusa, sus fundadores, Mustafa Suphi (1881-1921) y 14 militantes más, fueron asesinados en enero de 1921 por orden del presidente Atatürk, quien gradualmente eliminó a todos sus opositores políticos y se hizo el liderazgo del movimiento nacionalista turco.
Durante los años 20 y los años 30, el TKP siguió funcionando en la clandestinidad. Esto no impidió que numerosos intelectuales, incluyendo al poeta Nazım Hikmet, se unieran al Partido y realizaran importantes contribuciones al renacimiento del movimiento comunista turco en las décadas siguientes.

Durante el periodo de la Guerra Fría continuó siendo perseguido por los distintos regímenes militares que hubo en el país. Su trabajo se centró en el acercamiento y la colaboración con otros partidos comunistas de Europa también clandestinos (como los de España y Portugal, por ejemplo), con el fin de crear un movimiento de masas de carácter revolucionario. El golpe de Estado de 1980 y la caída de la URSS supusieron un duro golpe para el TKP y sus organizaciones afines, que entraron en la década de los 90 muy debilitadas.