jueves, 16 de julio de 2020

Cacho Antinori, uno de los imprescindibles

Antinori, en el círculo, junto al CHE y Alberto Granado, durante un "picado"
en Cuba.



    Cacho Antinori, “Aníbal” su nombre de guerra, fue uno de esos héroes anónimos que dio el Partido Comunista a nuestro país y la patria latinoamericana, aunque el anonimato fue su propia decisión ante una indicación partidaria para encubrir sus tareas.

    Néstor Kohan acaba de recordarlo en este relato, donde cuenta algunos (sólo algunos) de los muchos hechos memorables que protagonizó, en ocasiones junto al oficial médico del frente militar del PC Abram Kohan, en apariencia “solo” el jefe del Servicio de Hemoterapia del Hospital Clínicas (UBA), acerca del que una vez escribí y volveré a hacerlo en breve.

    Este es el texto de Néstor, académico marxista e hijo de Abram:

    Nació y murió el mismo día, quizás para no dejar pistas [12 de julio de 1917- 12 de julio de 2005]: Oscar Antinori, conocido por sus amigos como “Cacho”, alias “Aníbal”.
    Militante revolucionario argentino.

    No figura en las historias oficiales.

    Siempre borró sus pasos y sus huellas.

    Aníbal era un personaje no sólo entrañable, sino que tranquilamente podría haber protagonizado una película de “Misión Imposible”. Pero no era yanqui ni universitario. Tampoco vivía rodeado de la super-tecnología. Simplemente era un obrero con conciencia de clase. Con mucha humildad, habitualmente repetía “yo solamente terminé séptimo grado de la escuela primaria”.
  
    Comenzó su militancia en el anarquismo revolucionario del grupo «Espartaco». A los 19 años participó activamente de la huelga general de 1936 incendiando carros y haciendo sabotajes contra los patrones. Más tarde se integró al comunismo. Como militante comunista, con 47 años, dirigió en 1964 un grupo de más de 100 combatientes de Argentina que se fueron a entrenar a Cuba. Allí el Che Guevara lo intentó reclutar para la estrategia guevarista de alcance continental. Cada noche el Che Guevara lo sacaba del campamento para hablar personalmente. Aníbal le respondió “yo simplemente soy un combatiente. Eso no me lo tenés que plantear a mí, sino al Comité Central. Si el partido me da la orden, pasamos todos a la lucha armada”.

   
Antinori, de lentes, junto a Fernando Nadra en Varsovia, 1950,
durante el Primer Congreso Mundial por la Paz. Mas a la
izquierda, Alekséi Marésiev, cuya historia fue inmortalizada
por Boris Polevoi en la novela “Un hombre de Verdad”.
Ya asesinado el Che en Bolivia, el 26 de junio de 1969 Aníbal participó de los incendios de los supermercados «Minimax», cadena de empresas pertenecientes al millonario norteamericano David Rockefeller. Más tarde, en las navidades de 1975, a través del contacto con Benito Urteaga, Aníbal (junto a mi padre) trató de socorrer a los heridos y sobrevivientes del ataque al cuartel militar de Monte Chingolo, por parte del PRT-ERP. Hizo también otras cosas y recibió otros entrenamientos. Sospechaba que los servicios secretos checos le venderían información suya a la CIA.
   
Lo conocí en su vejez. Casi siempre lo veía junto a mi padre (años después de la muerte de ambos me enteré porqué andaban juntos). Aníbal me regaló las Obras Completas de Lenin. ¡El mejor regalo! Viejito y con bastón, pero fuerte como un roble, recordaba con cariño, amor y admiración al Che Guevara. También me contó la cantidad de veces que la policía argentina lo había picaneado (tortura con electricidad).

Antinori, en los años '80.
    En sus últimos años seguía discutiendo con su viejo vecino y camarada Enrique Israel sobre la herencia de Lenin y Trotsky y las polémicas de la revolución bolchevique. Entre algunas de las infinitas anécdotas que me contó, recuerdo que cuando era niño, junto con su madre, Aníbal había llegado a conocer a la gente del grupo anarquista revolucionario de Severino Di Giovanni.
    En silencio, Aníbal, internacionalista convencido, constituye un pedazo de la historia argentina desconocida.
    Un compañero formidable.

   ¡Hasta la victoria siempre, querido Aníbal!

PD: El texto homenaje de Kohan a Cacho Antinori ratifica, entre otras,  dos cuestiones que me gustaría subrayar.
1) La voladura de 13 supermercados Minimax, en junio de 1969, que varios se AUTOADJUDICARON al amparo del secretismo del Partido Comunista, que se mantiene hasta hoy, fue realizada conjuntamente por el frente militar el PC y la FJC, dentro de los cuales hubo ALGUNOS que LUEGO emigraron a otras organizaciones armadas.

2) El sector médico-militar del PC (Kohan/Antinori, en coordinación con Urteaga por el ERP) fue fundamental para salvar la vida de los pocos sobrevivientes del ataque al cuartel de Monte Chingolo, en diciembre de 1975. Una cosa era condenar políticamente la acción y otra dejar que el Ejercito masacrara a quienes ya estaban indefensos.


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