En el Senado, el 19/4: desprecio por los trabajadores despedidos en Radio Nacional |
Jorge Sigal, actual secretario de Medios de la
dupla Macri-Lombardi, fue funcionario pago del Partido Comunista desde los 13
años y decidió alejarse a mediados de la década del ’80, decisión respetable,
al menos para mí, que lo hice en 1990, aunque por razones muy distintas.
No es un renegado por irse del PC, lo es por
pasarse al campo de quienes siempre dijo combatir.
Fue mi amigo, y por mí se hizo periodista, con
lo que se ganó la vida en Gente, luego en ediciones del empresario Sigman,
propietario de un laboratorio multinacional y de Capital Intelectual, también con desprecio antikirchnerista y
supuesto republicanismo en Radio del
Plata, columnas en Perfil y, con
irritante precisión marcartista en Clarín,
la última para denostar por “estalinistas” a “un puñado de personas con las que compartí momentos de su infancia
comunista”, la que en realidad abarcó toda su adolescencia, hasta el filo
entre la juventud y la “madurez”,
cronológicamente hablando.
Para dejar las cosas claras, puesto que Sigal
no identifica a sus destinatarios pero miente sobre ellos, y luego en mensaje
privado pide que “no me escraches con esto”, no revelo ese intercambio con una
amiga entrañable, un respeto del que él ya carece hace tiempo, aunque lo
reclama.
En cambio, público para que consten en su efímera
biografía profesional y de funcionario, cuatro
post publicados en mi muro por Luis
Reinaudi y Kuki Randi, y dos que publiqué yo mismo.
1.-
PC: LUIS REINAUDI RESPONDE A JORGE SIGAL
Reinaudi: "Autocriticarse es bueno, saludable, digno. Renegar no". |
Personalmente, ya opiné acerca de Jorge Sigal –actual Secretario de Medios Públicos, mano derecha de Hernán Lombardi en despidos y persecución ideológica-- a quien Clarín otorga ayer, miércoles 21/4/2017, amplio espacio para denostar críticas de sus ex camaradas.
Mucho antes, en 2013,
no por casualidad también en Clarín,
con motivo de la muerte del genocida Jorge Videla, Jorge Sigal publicó un
extenso comentario, pero no para homenajear la lucha de aquellos años de sus ex
camaradas que lucharon contra la dictadura, sino para retomar el peor relato
acerca de la nefasta posición pública del PC, que coincide con los apologistas
del genocidio.
En ese momento le
respondió Luis Reinaudi, ya fallecido
para nuestro dolor, y secuestrado y torturado en La Perla en 1978, testigo en
el juicio que tuvo como principales acusados a los represores Jorge Rafael
Videla y Luciano Benjamín Menéndez por delitos de lesa humanidad, ya que fue
defensor de José Cristian Funes, asesinado en un falso intento de fuga el 30 de
junio de 1976.
Aquí el texto de Luis Reinaudi publicado como disimulada
“carta de lectores” un 22 de mayo de
2013:
Autocriticarse es bueno, saludable, digno. Renegar no. En
Clarín, edición del sábado 18, Jorge Sigal toma como pretexto la muerte de
Videla para continuar el ajuste de cuentas con su pasado como militante -y en
su momento destacado dirigente- del Partido Comunista. No escribo para
polemizar con él acerca de la posición del PC (al que también pertenecí) sobre
el golpe del 76 y la dictadura. Con toda seguridad él tenía un acceso más
directo a la cúpula partidaria.
Yo era por entonces militante sindical y profesional, como
abogado, en Córdoba. Recuerdo, sí, haber compartido con compañeros de actividad
una posición crítica sobre la falta de claridad y contundencia en las
posiciones públicas de la organización, pero tuve la suerte de no haber
recibido jamás un “informe” en el que se calificara al difunto presidiario como
democrático. No lo habría soportado.
Sigal se permite atribuir una imagen de ingenuidad, cuando
no de cobardía, a los militantes comunistas asesinados, quienes según su
calumniosa memoria, habrían muerto “… con la credencial de su partido en la
mano tratando de convencer a sus captores de que el PC no tenía nada que ver
con los grupos guerrilleros”.
No es ése mi recuerdo. Es cierto que, con genuino derecho,
nos permitíamos exponer públicamente nuestra discrepancia con quienes abrazaron
la vía armada. No lo es menos que quienes nos calificaban peyorativamente por
esa posición, llegado el momento sabían que los abogados comunistas defendíamos
a los presos políticos cualquiera fuese su ámbito de actuación.
Pero refulge dolorosamente en mi memoria la imagen de
aquellos a quienes no pudimos defender, y como solo, único y suficiente ejemplo
me basta el de David Colman, el Gordo, responsable de la autodefensa del PC
cordobés, quien resistió hasta la muerte el más siniestro chantaje físico y
moral sin suministrar una sola información a sus verdugos. Lo que digo no es
retórica: antes de ser asesinado y salvajemente torturado, debió asistir al
tormento y muerte de Eva y de Marina. Su mujer y su hija. No sé dónde estaba
Sigal entonces, pero cualquiera haya sido su heroico pasaje por ese momento, tengo
la certeza de que no legitima su liviano e irrespetuoso presente.
Luis Reinaudi
2.-
RESPUESTA DE KUKI RANDI (24/4/2017) A NOTA DE SIGAL PUBLICADA EN CLARÍN
El secretario de Medios
Públicos, Jorge "Bolita" Sigal (brazo derecho del repulsivo
funcionario macrista proto-fascista Hernán Lombardi) me respondió en el diario Clarín, en la sección Opinión, al relato que difundí por las
redes contando una experiencia sucedida durante la dictadura cívico-militar y
que nos involucró a ambos.
"Bolita"
Sigal -que trata de enterrar dicho seudónimo- tituló su nota "De tipos indeseables (y ciertas
patologías)". En la misma reconoce que compartió conmigo -y otros- su
infancia comunista (¿pecado de juventud?). Aclarando además que le he faltado
el respeto y he tratado de demostrar su pertenencia al averno...por lo cual se
lo debe lapidar.
Miente “Bolita” cuando
tergiversa las fechas de nuestra militancia compartida y desconoce el hecho de la
cita clandestina a la cual nunca concurrió ni avisó como correspondía a nuestra
disciplina militante. Su actitud pusilánime (cagazo), propia de un verdadero
traidor, me lleva a recordar a algunos de nuestros héroes como Inés Ollero,
Lautaro Hueravillo, Patricia Palacín, Roberto Toranzo entre tantos cientos de
comunistas que están clavados en nuestra memoria.
Para no volverme
reiterativo sobre el escrito que disparó la respuesta de “Bolita” en el diario
de Magneto le digo a este cobarde mercenario que mi límite es la verdad y la
justicia. Te sugiero que cambies tus adjetivos cuando planteás que para todo
hay un límite, y el mismo del cual no tenés retorno es la traición a los
intereses populares y a los 30.000 detenidos desaparecidos que dieron su vida por
una sociedad más justa y más humana. Traición ejercida por vos y que la
historia, la memoria, la verdad y la justicia reclamarán tu castigo.
Kuki Randi
3.-
DISCULPAS A MIS AMIGOS (muro de FCB 12/2/2017)
Nuevos, y adecuados amigos |
Pido disculpas a todos
los amigos, o conocidos, a quienes ante sus consultas sobre Jorge Luis Sigal me
empeñé en insistir en que era "una buena persona".
Lo hice contra la
corriente tanto cuando se alejó de la militancia como cuando cambió
radicalmente sus convicciones, pues jamás pensé que pensar como uno o de manera
diferente fuera razón suficiente para determinar la calidad de una persona.
Conozco grandes seres humanos en las antípodas de mi pensamiento y verdaderos
miserables que se llenan la boca acerca de lo "nacional y popular".
No dudé en ese aspecto
del Jorge, "Bolita", incluso después de ser nombrado Secretario de
Medios de Lombardi/Macri, y estuve convencido que no fue responsable directo
por las barbaridades sucedidas en los medios públicos, por lo cual no pocos de
mis conocidos me miraban como a un auténtico marciano.
Pues bien, ME
EQUIVOQUÈ. Y reitero mis disculpas, por lo menos a quienes pueda haber
confundido con mis afirmaciones (Aclaración:
este es el resultado de su agresiva e
histérica reacción, que a su vez provocó la mía, al preguntarle si estaba al tanto que el gran
periodista Norberto Colominas –que en su momento le dio trabajo—había sido
echado de Radio Nacional, sin explicación y mientras intentaba recuperarse de
un episodio cardio-respiratorio, intento en que –con profunda angustia—nos lo
arrebató la muerte).
Tal vez se explique
parcialmente porque lo conozco desde sus 13 años, en el colegio Mariano Moreno, de sus décadas como
funcionario pago de la FJC, y porque fui personalmente (pese a su resistencia),
quien lo acercó al periodismo, que inició en la revista Aquí y Ahora, que yo dirigía.
Los recuerdos, el
afecto surgido en tiempos difíciles, nos juegan malas pasadas.
Pero, ahora, dejo las cosas en claro.
Pero, ahora, dejo las cosas en claro.
Alberto Nadra
4.-
UNA MAS PARA JORGE
SIGAL
(muro de FCB el 26/4/2017).
Pese a los beneficios
-de la plata primero (obtenida trabajando por un generoso sueldo para los
proyectos editoriales de un ex testaferro del PC que se apropió de muchos,
muchísimos, millones de dólares) y del poder después (Secretario de Medios de
Lombardi Macri)- estoy convencido que NO es fácil convertirse en una basura
consciente.
Por eso Jorge Sigal
"mató" al padre, fallecido mucho antes, en su niñez, y un médico
entregado a la lucha y la militancia, en un libro donde su ombligo es el
protagonista de lo que parecen ser una serie de sesiones con su psicoanalista:
“EL
DÍA QUE MATÉ A MI PADRE”.
Toda una definición el
título. Pero no le alcanza...
La propia existencia de
quienes alguna vez luchamos juntos –ni que hablar que sigamos peleando por un
mundo mejor-- le resulta dolorosa.
Tiene un pasado que es
abismalmente mejor que su presente, y lo tortura.
Sin duda, sigamos o no en el PC, somos sal en esa herida autoinflingida. Ya es un cínico y mentiroso contumaz, pero todavía paga un precio.
Sin duda, sigamos o no en el PC, somos sal en esa herida autoinflingida. Ya es un cínico y mentiroso contumaz, pero todavía paga un precio.
Necesita auto
justificarse y lo viene haciendo en Radio
del Plata, Perfil, Clarín, donde esta semana publicó la
nota a la que se hizo mención más arriba.
Por eso anticipo, de hecho
lo está haciendo por entregas en esos grandes medios monopólicos, que debe
(necesita) dar forma escrita a sus nuevas sesiones con el psicoanalista: "EL DÍA QUE MATÉ A MIS
EX-CAMARADAS", a los que asesinaron y a los que todavía vivimos.
Alberto Nadra
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