jueves, 4 de octubre de 2012

Ella, los guerreros y después...

 Imperdible nota --poniendole historia, humanidad e ironía a la paradoja de la batalla cotidiana en nuestra profesión-- de Armando Vidal, decano del los periodistas paralmentarios, gran pluma y mejor amigo, con quien la vida nos juntó, uniendo culturas tan diferentes.

Estuvieron juntos y ahora están separados, lucharon sin divisiones contra dictaduras y a casi treinta años de democracia, entre aciertos y errores del Gobierno y campañas de los medios, están en bandos enfrentados. Son los periodistas políticos veteranos, gente de talento y pelea.

   El interesante debate entre periodistas políticos con historia, cuyo eje es el gobierno de Cristina, crece día a día por ser una gestión más peronista que la de Néstor y porque ella parece complacerse en dar de comer a las fieras. Cuando estaba enojado, Perón, desde el balcón, hacía  lo mismo..

   Periodistas como Jorge Lanata o los jóvenes de Clarín, Página /12 o Tiempo Argentino, por citar algunos, son una parte diferenciada de la misma pelea pero en otra categoría. Ellos son las plumas de la democracia, los nacidos al oficio después del 83, a diferencia de esos veteranos de mil batallas, dichas en un sentido figurado y, en algunos casos, en el otro sentido, también.

   No vamos hacer nombres de esos compañeros, nombres todos conocidos por las viejas y nuevas generaciones, muchos de ellos amigos hoy alejados entre sí pero que guardan lazos inalterables del pasado y no sólo por los años de Videla, sino también por los de Onganía y más lejos aún. Hasta podría decirse que todos son hijos del ´55.

   No hace tanto un cumpleaños de un querido y respetado periodista reflejado en otro lugar de esta misma página con el cariño que se merece, reunió a buena parte de colegas, hijos del mismo partido que trascendió al muro pero que ahora están tan divididos que no pudieron compartir en plena libertad interior la alegría del encuentro. Se reconocieron, se saludaron pero se ubicaron en sus respectivos bandos, lo cual obligó al homenajeado a repartir su atención entre los unos y los otros. Unos están con el gobierno y otros en contra, igual que en el ´46.

   El domingo 30 de septiembre, Orlando Barone –el vete de 6,7,8- invitaba a encontrar una explicación acerca del cambio de periodistas progres que hoy aparecen en la vereda de enfrente, honesto planteo que lo incluía a él por haber realizado la misma parábola en sentido contrario, si bien su cambio fue dejando sus pistas con anterioridad a su irrupción en las pantallas de Canal 7. Lo prueba su paso como columnista por el programa radial matutino de Víctor Hugo Morales, el oriental argentinizado de ineludible mención en este partido en el que él está jugando muy bien de defensor. Y por amor a la camiseta, la contraria de Clarín, diario que no lee pero que le quita el sueño. Primero fue Barone, después, con la ley de Medios, fue Morales.

   Las plumas de Clarín vienen de lejos, son muy profesionales y siempre procurarán en el Gobierno el corte que permita despellejarlo. No fue así en otros tiempos, con Néstor, sin ir más lejos; es así con Cristina y por la ley de medios. Y más si les dejan la pelota picando en el área a quienes, al margen de Héctor Magnetto, no creen realmente en la honestidad en todo sentido del kirchnerismo.

   El último domingo, uno de esos grandes guerreros recibió del frente contrario una mención de tono intimista y con un afecto implícito acerca de un dardo de su autoría que había hecho blanco en Cristina al concederle a sus dichos comparativos en Harvard como propios “de una señora gorda”. Y como contó alguna vez Ramón La Cruz que luego de sus inolvidables peleas con Abel Cachazú en los siempre colmados Luna Park de la época “nos bañábamos juntos y nos íbamos a comer”, aquí el viejo guerrero y más influyente aliado de Cristina le habló al otro como “mi viejo compañero en la guerrilla peronista”.

   Los periodistas de la generación de los setenta están discutiendo por Cristina y por lo que viene después, especialmente después de ciertas agitaciones cuarteleras. Unos y otros saben que Perón fue más Perón después del ´55. Y que a cada gobierno peronista sucedió el desastre. Lo novedoso de esa discusión es que por primera vez está como parte y no como relato el propio diario de Noble, nacido en 1945, igual que el peronismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario