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Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.
La idea de volver a alzar vuelo después de una gran crisis suele ser alegóricamente expresada mediante la antiquísima leyenda egipcia del Fénix. Un pájaro fabuloso de brillante plumaje dorado y escarlata que emitía un canto muy melodioso y cuya vida se extendía –las versiones difieren– entre los cinco y los once siglos.
Antes de morir, el Fénix –del que existía un único ejemplar– se preparaba un nido hecho con ramas de árboles raros y hierbas aromáticas al que se prendía fuego, y el ave se extinguía entre sus llamas.
Resucitaba muy pronto de las cenizas, intacta y rejuvenecida, para vivir otra vez por siglos.
La creencia –que evoca la muerte diaria del sol y los otros fuegos de un nuevo amancer– dio lugar al dicho “renacer de las cenizas” y a su equivalente “ser como el ave Fénix”.
Una metáfora que condensa el destino de aquellos que, tras un fracaso que se creyó definitivo, retornan con el fervor y la fortuna que suponían para siempre incinerados.
El nombre del ave también se aplica a quien, por sus cualidades, excede la comprensión humana.
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