domingo, 3 de julio de 2011

El Muro de los Lamentos


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

La persona a quien todos acudimos para que escuche nuestros pesares suele ser cariñosamente comparado con “el muro de los lamentos”. El muro que menciona la frase se encuentra en el sitio donde, según la tradición bíblica , se alzó el espléndido templo del rey Salomón. Cuando Nabuconodosor obligó a los judíos a exiliarse en Babilonia, la construcción fue reducida a piedra y cenizas. En ese estado permaneció hasta el siglo VI a. C., cuando otro rey, el persa Ciro, edificó allí el llamado Segundo Templo. Pero también esa obra fue destruida, esta vez por los romanos, en al año 70 de nuestra era. De tales devastaciones solo quedo en pie la parte occidental del muro que circundaba el templo. Convertido en lugar de plegarias, debe su nombre al llanto que allí derraman los peregrinos de todo el mundo. Hoy, con tantos conflictos y reclamos que la vida nos impone, ese muro puede adoptar de un modo figurado las más diversas formas. Desde el confesor y el psicoanalista, hasta el ombudsman y el amigo del alma, todos se prestan parara escuchar las cuitas y los percances del afligido prójimo.

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