domingo, 22 de mayo de 2011

Dormir la mona


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.

Hay incontables sinónimos para nombrar los efectos del exceso de alcohol. Y de quien cae vencido por el sueño etílico es común decir que “duerme la mona”. La expresión empezó a circular en los países de habla hispánica durante el siglo XIX, cuando muchos simios fueron llevados del Asia o del África a los circos y zoológicos europeos. Era habitual que la tripulación de los barcos que los transportaban les dieran a beber ron para divertirse así con el comportamiento pintoresco de esos animales. Muchos circos siguieron aquella práctica, ya sea para estimular a los chimpancés que a veces se resistían a realizar su número o bien para hacer reír al público con las monerías propias de la borrachera. Por ser muy sensibles a la bebida –en especial las hembras—, la pesada somnolencia que finalmente les sobrevenía dio lugar a la frase. Ésta se aplica a cualquiera que por empinar demasiado el codo acaba por roncar en el primer rincón que encuentra.

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