miércoles, 13 de mayo de 2009

Krugman juega a las escondidas


Paul Krugman criticó la falta de agresividad de los planes de estímulo para la economía de su país y advirtió que, como Japón en los años 90, Estados Unidos podría sumergirse en una prolongada recesión después de décadas de fuerte crecimiento. El premio Nobel de Economía afirmó que Barak Obama se arriesga a propiciar una década perdida con retracción o estancamiento de la economía si no emprende medidas agresivas para estimular la actividad y sanear el sistema bancario. Es decir, keynesianismo puro y duro.,
"Estamos tomando iniciativas a medias que ayudan a que la economía se arrastre sin recuperarse, y estamos viendo medidas que ayudan a que los bancos sobrevivan sin expandirse", dijo Krugman.
No estoy de acuerdo con Krugman por una razón capital: ¿están el pueblo norteamericano y el Capitolio dispuestos a aceptar un déficit del doble del actual en el próximo lustro? Si fuera así --que lo dudo mucho-- la pregunta del millón es quién se haría responsable entonces por el valor del dólar ante la brutal emisión que haría falta. ¿Obama? ¿El Capitolio? ¿Wall Street?
Se me ocurre más útil recordar que el 80% del déficit público de EEUU lo generan el Pentágono y el aparato militar-industrial con sus políticas belicistas. Si eso no cambia no importará el color de piel del Presidente y dará lo mismo que gobierne George Bush o Barak Obama. En cambio, si eso se corrigiera se podría cambiar el déficit malo –provocado por el negocio de la guerra-- por el déficit bueno que se utilizaría para financiar una audaz política keynesiana.
"Estamos haciendo lo que hicieron los japoneses en los años noventa", dijo el Nobel ante un grupo de periodistas durante una visita a Pekín. "Lo que más me preocupa es que Estados Unidos y la zona del euro puedan tener décadas perdidas al estilo de lo ocurrido en Japón", añadió. Y a continuación sostuvo que preveía una expansión del empleo entre escasa y nula para este año y el próximo en Estados Unidos, donde la tasa de desocupación de abril fue de 8,9 por ciento, récord en los últimos 25 años.
"Cada vez es más claro que se torna urgente un segundo estímulo. Se necesita un estímulo muy, muy fuerte", dijo el economista, que se desempeña como profesor de la Universidad de Princeton y escribe en el diario The New York Times.
Krugman añadió que las pruebas de tensión realizadas sobre 19 bancos de Estados Unidos habían comprado tiempo a la administración del presidente Obama, pero que no habían respondido a la pregunta clave de si los bancos tienen suficiente capital para resistir la crisis.
Recordemos que 10 de esos 19 bancos no superaron aquella prueba porque sus carteras todavía están infectadas por un rojo de miles de millones de dólares (los denominados "activos tóxicos"). Esas pérdidas --calculadas de manera conservadora por el FMI en 2,8 billones de dólares para EEUU y en un total de 4,2 billones para EEUU y la zona del euro-- no podrán ser absorbidas por el Tesoro sino a riesgo de derrumbar la cotización del dólar por la brutal emisión que haría falta.
Si bien Krugman reconoció las medidas adoptadas por China para aplicar un vigoroso plan de estímulo económico, dijo que no había detectado ningún compromiso de parte de Pekín para impulsar la demanda interna con el fin de reducir su elevado ahorro.
"Es muy difícil ver en el mundo una recuperación completa si China sigue con superávit en cuenta corriente del 10 por ciento del PBI", sostuvo. "Si los grandes superávit externos de China persisten junto con un alto desempleo en Estados Unidos y un bajo crecimiento en Europa, habrá mayor tensión política", afirmó.
O sea: parte de la culpa la tiene China por producir mucho, consumir poco y exportar bastante. Aunque esto último es cierto, la imputación es falsa. Bastante contribuye el gobierno de Hu Yintao a la estabilidad de la economía estadounidense (y mundial) con mantener en cartera una enorme millonada de dólares en forma de bonos del Tesoro norteamericano. Si China los volcara al mercado el dólar caería en picada y ruido que haría Wall Street se escucharía hasta en la Patagonia.
Reclamarle a China que vuelque al consumo interno buena parte de las mercancías que ahora exporta (y alivie así el déficit norteamericano y en menor medida europeo) es pedirle que se auto flagele, y desde luego que no lo hará.
Lo previsible es que China aplique algo que conoce bien: políticas de dumping para sostener sus exportaciones y vender cada vez más barato, aún a riesgo de ganar poco o nada. Previsiblemente también volcará más recursos al área de investigación espacial y al desarrollo de nuevas armas estratégicas. Pero es difícil que pase de allí.
Obama tiene una buena opción: reducir a la mitad el presupuesto militar de su país y volcar esa enorme masa de dinero al estímulo de la economía mediante políticas keynesianas. Esa sería una gran noticia para la democracia en el mundo. Y para la paz. Y sería también una lúcida recomendación que podría hacerle Krugman a Obama. Y ya que está, contarnos después qué cara puso el Presidente (Norberto Colominas).

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