En
estos días debemos recordar aquel septiembre
negro de 1955, cuando el golpe de la “fusiladora” derrocó el gobierno democráticamente
elegido de Juan Perón a sangre y fuego, e inició 18 años de proscripción,
asesinatos, cárcel y tortura a decenas de miles de ciudadanos.
Hoy Macri miente alevosamente al hablar de “70
años de decadencia”, la que se habría iniciado, precisamente, en 1948, pues
todavía el establishment no puede digerir los avances en justicia social,
soberanía económica e independencia política, pero –por ignorancia, mala fe, o
ambos- elude que se trató de una década en que el Producto Bruto Interno “per cápita”
superaba ampliamente al de países como Francia, Alemania o Italia.
"La realidad es otra: la decadencia comenzó con la ultima dictadura militar y el formidable negocio del endeudamiento externo, y de la mano de los gobiernos que prohijaron políticas neoliberales", desmiente el profesor emérito de la UBA, Mario Rapoport, a lo que podemos añadir que el "Clan Macri" fue beneficiario directo de esos períodos.
La mentira, también fue un clásico en los
arrolladores años ’60 y ’70, en ese caso de la mano de algunos
seudohistoriadores que promovieron, y en casos “impusieron” como cierta la
falsedad de un apoyo del Partido Comunista (PC) al golpe de 1955 y un posterior
“asalto a los sindicatos”, cuando en realidad esa organización -que es
cierto, y admitido, que cometió un error histórico al integrar la Unión
Democrática en 1946- fue la única que reclamó “armar al pueblo” para resistir
el intento.
En
esta página de homenaje, sin desconocer que Fernando Nadra renunció al PC en
1989, publicamos un breve fragmento de su libro “Conversaciones con Perón”,
en el que relata la sexta de las entrevistas oficiales de los comunistas con el
ex presidente (en su caso también las hubo
extraoficiales y bilaterales), realizada en abril de 1974, en el que se deja
claro como personalmente planteó el tema:
“…Hablando del movimiento obrero, surgió
incidentalmente el asunto del golpe de Estado de 1955, y aprovechamos la
oportunidad –la primera que habíamos tenido en casi veinte años—de defender
nuestra verdadera posición, tergiversada por los ‘historiadores’ farsantes, el
nacionalismo burgués, el peronismo de derecha y los escribas de los
terratenientes e imperialistas.
“Le recordé entonces al General que en 1955
habíamos sido los únicos que denunciamos el golpe de Estado gorila y llamamos a
la clase obrera, al pueblo y al propio gobierno a combatirlo con las armas en
las manos si fuera necesario. Que nuestros camaradas –entre ellos Rubens Iscaro
y Vicente Marischi—recorrieron infructuosamente los locales de la CGT y del
Justicialismo, sin poder localizar a nadie o sin encontrar eco a nuestro
llamado; que nuestros compañeros de las fábricas estuvieron en la Plaza de Mayo y en los demás lugares del
país, siendo también víctimas del gorilaje y de la represión; que era
totalmente falsa la canallesca afirmación de que luego asaltamos los
sindicatos, cuando la verdad es que, junto a las masas peronistas, los
defendimos contra las intervenciones represivas de los gorilas, y a veces
contra los dirigentes peronistas desleales que se plegaron a los nuevos amos. Y
todo esto –dije—lo sostuvo y realizó el Partido, cuando teníamos numerosos
presos y a pocos meses de haber sido asesinado en Rosario por la policía, sometido
a bárbaras torturas, nuestro destacado dirigente y querido camarada, el doctor
Ingalinella.
“Eso quedó claro, muy claro, por cierto.
Perón se mostró sorprendido, guardó silencio y no dijo nada al respecto”.