domingo, 30 de enero de 2011

El abogado del diablo


Seguimos con nuestra selección dominical de Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato, de Héctor Zimmerman, Editorial Aguilar.


Hacia el año 1500, los obispos locales acordaban sin mayor trámite el título de santos o de beatos a quienes habían muerto como mártires o se habían destacado por sus milagros y obras de fe. Tantos fueron los designados, que el Papa Urbano VIII instituyó, en 1643, un juicio de canonización muy estricto, que, con ligeras modificaciones, sigue aún en vigencia. En él se nombra a un prelado con la misión de refutar cuanto se alega en defensa del candidato. A ese funcionario, el derecho canónico lo denomina abogado del Diablo en contraposición con el abogado de Dios, encargado de exponer las pruebas a favor. La expresión “abogado del Diablo” es hoy de uso común para referirse-casi siempre con ironía- a quien sistemáticamente impugna las buenas causas. Como si el demonio lo hubiera nombrado su letrado terrenal.

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